Solo te diré…

Era una tarde fría y lluviosa en Mobius, muy diferente a los demás días llenos de vida, los arboles y las flores estaban empapadas de gotas de lluvia pero no solo las plantas estaban empapadas de lluvia, una eriza rosa corría sin importarle lo que sucediera, ya había resbalado y caído un par de veces en su huida pero se levantaba y seguía corriendo, solo quería alejarse de ese lugar.

Siempre odio los engaños, los insultos, su vida, todo lo odiaba, odiaba a sus padres, su hogar, su escuela, su trabajo, por dondequiera que fuera siempre habían burlas, burlas que a ella se le quedaban grabadas en la mente, pero no se daba cuenta de una cosa, en cada lugar al que iba la insultaban, pero no un erizo de tonos azules que solo quería ayudarla, pero por algunas razones no podía y le dolía en el alma verla tan destrozada.

Se maldijo así misma, de nuevo volvió a caer, ya no tenía ganas de levantarse, de correr, estaba cansada ya no le importaba nada en lo absoluto, solo se quedo hincada cubriendo su rostro con sus manos y llorando en silencio dejando que la lluvia la dejara mojada, parecía que tenía una conexión con el clima, cuanto más lloraba… mas lluvia caía.

-Oye… ¿estas… estas bien? – Escucho hablar a alguien frente a ella, pero no quería ver a nadie, no en ese momento, la voz que le hablaba se oía cálida, pero no quería ser engañada otra vez., así que no respondió.

Sintió como esa presencia se sentaba justo frente a ella y el sonido de una sombrilla se hacía presente al mismo tiempo en que la lluvia cesaba pero el frio seguía ahí, no quería saber que era lo que pasaba, solo quería estar sola.

-¿Tienes… tienes frio? – Se volvió a oír aquella voz.

Se oía muy tímido y amable a la vez, pero como dice el dicho, no se puede confiar en lo que oyes, y esa regla la seguía ella muy bien. De la nada sintió un calor abrazador sobre su espalda y brazos, sin querer alzo un poco la mirada algo sorprendida y lo primero que observo fueron unos ojos color verde esmeralda casi como los de ella, la diferencia que veía, era que esos ojos desprendían vida, paz y alegría, y los de ella tristeza y humillación.

-¿Por qué lloras? – Pregunto aquel joven con una sonrisa cálida en su rostro, el mismo erizo azul que odiaba que la molestaran, que siempre estaba presente cada vez que la herían y le dolía en el alma no poder hacer algo.

-¿Para que saberlo? se que vas a hacer lo mismo que los demás – Quería irse corriendo, pero ya no podía, estaba muy cansada y su garganta le comenzaba a arder por el por tanto que lloro y respiro fuertemente.

-No soy como los demás, yo no heriría a una persona tan especial como tu – Intento animarla, pero ella no parecía responder.

-Así empiezan todos… por favor vete, pierdes tu tiempo – Volvió a ocultar su rostro con sus manos, sentía como las lagrimas volvían a salir y como esa presencia se levantaba, era de esperarse, se iría y la dejaría sola como los demás pero sin esperárselo volvió a sentir aquella presencia cálida ahora junto a ella.

-No puedo dejarte aquí, hace mucho frio y está lloviendo, podrías enfermar gravemente, venga, te llevo a casa – Volvió a intentar animarla con una voz cálida y protectora.

-No quiero volver a ese lugar ni a ningún otro… a nadie le importo donde sea que este – Le respondió.

-Es porque no me vez – Se rio un poco casi murmurando, ella se sorprendió, la dejo confundida.

-¿Qué? – Al fin pregunto.

-Donde sea que estés estoy ahí, siempre te eh observado de lejos, no soy acosador ni nada por el estilo así que no temas hehe – Ella sonrió levemente, le causo gracia, pero odiaba sonreír, nunca lo hizo y era una sensación extraña e indiferente.

-Pero… tu vez como…

-Si lo veo… - Ella comenzó a sentirse mal, sentía de nuevo las lagrimas salir. –…y no sabes que tan doloroso es verlo y no poder hacer nada para detenerlos.- Se volvió a sorprender, ¿que era lo que le estaba diciendo?

-¿Cómo?

-Así es… no es digno que lo diga… pero me gustaría romperles la cara a esos infelices cada vez que te lastiman – Sonrió y rio levemente – seria macabro eso, ¿no crees?

-…eso creo…

-Mira, ¿quieres hacer un trato? – La miro a los ojos y ella hizo lo mismo.

-¿Trato…?

-Si, así es, un trato, te acompaño a tu casa, pero yo entro contigo para que no te pase nada malo – Propuso felizmente

-¿Enserio? – Pregunto confusa y algo feliz por dentro.

- Pero a cambio… - Se volvió a decepcionar –… nos tendremos que divertir mucho juntos ¿te parece?

-¿Pero de que está hablando…? – Pensó aquella eriza.

-Vamos, no soy malo, te lo puedo jurar, anda vamos a tu casa, se está poniendo más frio aquí – Dijo abrazándose así mismo intentando hacer calor pero ella no sentía frio, ¿Por qué?

La eriza, confusa, volteo un poco y vio una chamarra de lana sobre ella, la razón por la cual el frio se fue, tal vez era de aquel chico sentado junto a ella sosteniendo una sombrilla amarilla sobre ellos, vestido con una playera blanca con mangas cortas y un pantalón de mezclilla azul además traía una mochila consigo. Volvió a sorprenderse al sentir como aquel erizo la abrazaba con su brazo libre.

-¿Que dices? ¿Vamos? – Insistió.

-…está bien… - Acepto por fin, no tenía muchas ganas de escuchar gritos ni insultos, pero tal vez si valla alguien con ella no los escuchara.

-Por cierto, no me eh presentado, que torpe de mi parte hehe – Dijo algo avergonzado mientras se levantaba intentando no quitar la sombrilla para que ella no se mojara.-… me llamo Sonic, mucho gusto – Sonrió mientras le daba la mano a su compañera para levantarse la cual acepto y se incorporo.

-Hola… yo… soy Amy… Rose – De igual forma se presento.

-Lo sé – Le respondió felizmente - Ven, vamos a tu casa.- Dijo acomodándole la chamarra para cubrirla bien y luego ofreciéndole el brazo para llevarla quien acepto sin más.

-¿Qué quiso decir con, "lo sé"? – Pensaba mientras caminaban hacia su hogar el cual no estaba muy lejos de donde estaban, pero no se daba cuenta que el que guiaba era él y no ella como debería ser.

-Oye, cuando lleguemos ¿que quieres hacer? – Pregunto mirándola a los ojos sacándola de sus pensamientos.

-No lo sé… no hago mucho en todo el día… - Respondió apartando la mirada.

-Está bien, no te preocupes lo decidiremos… oh mira llegamos, que rapidez ha ha – Comenzó a reírse como si le hubieran contando un gran chiste pero ella no se reía, solo se hacía preguntas que surgían mientras estaba con él.

-¿Sabes donde vivo? – Le pregunto mientras miraba el suelo.

-Pues claro Amy ¿si no como te vigilaría? – Le respondió mientras subían los escalones hacia la entrada principal de la casa.

Amy ya estaba de mas confundida, ¿Quién era él? ¿Cómo sabia su nombre? ¿Cómo sabia donde vivía? ¿Por qué dice que la vigilaba? y ahora surgía una pregunta más… ¿Por qué él es quien abre la puerta de su casa?

-Listo, vamos Amy pasa, después de todo es tu casa hehe.- Cerro la sombrilla y la dejo a un lado de la puerta haciendo pasar a Amy quien ya estaba segura de lo que pasaría en cuanto entrara.

Seguramente su padre se estaría emborrachando mientras le gritaba a su madre quien fumaba mientras discutía con él y en cuanto la vieran le echarían la culpa a ella, eso es lo que siempre pasaba, y ese día no sería la excepción.

-¡YA TE DIJE QUE NO TENGO DINERO, MALDITA SEA!-Gritaba su padre totalmente borracho sosteniendo una botella de cerveza.

-¡SIEMPRE ME DICES ESA ESCUSA, ESTOY ARTA, ARTA, ¿ME OYES?-Seguía la discusión su madre mientras encendía otro cigarrillo, Amy comenzaba a sentirse mal, pensó que si llevaba a alguien no pasaría. Sonic observo como Amy bajaba la cabeza al ver tal escena.

-Vamos Amy no te pongas así, venga vamos a divertirnos como te lo prometí – Era cierto, no le habían hecho nada, una nueva pregunta surgió… ¿Por qué no los escuchaban?

-Está bien…-Respondió sintiendo como una mano tomaba la suya y subían las escaleras.

-¡Con su permiso señor y señora Rose!-Grito Sonic con una voz calmada pero ellos no lo escuchaban… ¿Por qué?

Al llegar a la puerta de su habitación Amy recordó en que condiciones estaba y se puso frente a la puerta para evitar que el la abriera.

-¿Qué sucede, Amy? - Pregunto consternado.

-Mejor no entremos – Sugirió.

-¿Por qué? vamos no te preocupes, si te molesta tanto te ayudare a cambiarlo – La tomo del brazo retirándola levemente de la puerta abriéndola y entrando a la habitación junto a ella cerrando la puerta después de entrar.

Era un cuarto común de tonos fiusha con rosa encima pero las paredes estaban arañadas y tenían algunos golpes, la cama estaba des tendida y había unas gotas de sangre en las sabanas, sus cosas estaban tiradas por toda la habitación, sus estantes estaban casi vacios ya que todo estaba en el suelo, Amy no sabía que decir al respecto.

-Ok Amy, vamos a acomodar esto.-Dijo dejando su mochila al lado de la puerta.

-¿Qué? – Pronuncio muy sorprendida – ¿No te avergüenzas de mí?

-Vamos Amy claro que no, ¿como me podría avergonzar de ti? – Dijo hincado tomando un peluche del suelo el cual sacudió y posteriormente lo acomodo en uno de sus estantes.- Así está mucho mejor.- Dijo regalándole una sonrisa a Amy quien por primera vez en su vida se sintió… feliz.

Amy sonrió levemente y ayudo a Sonic a acomodar gran parte de sus cosas en los estantes vacios, peluches que tenia, algunos libros y cuentos, uno que otro objeto de decoración, todo lo acomodaron hasta que terminaron para continuar con la cama, cambiaron las sabanas que tenían algunas gotas de sangre.

-Hay Amy deberías dejar de hacerlo – Comento Sonic al retirar una de la sabanas, ¿Acaso el sabía que Amy… se cortaba?

Pasaron 3 hrs arreglando su cuarto, comentaban cosas divertidas y hablaban de algunas cosas mientras arreglaban, la mayoría de las veces Sonic era el que comenzaba los comentarios graciosos, Amy solo se limitaba a sonreír y en uno de esos comentarios rio un poco más fuerte, al fin se sentía feliz, ¿Por qué? Después de terminar Sonic saco de su mochila un ajedrez para jugar.

-¿Quieres jugar? – Le pregunto a Amy.

-Pero… yo… no te vayas a reír…- Respondió Amy.

-¿Por qué?

-Es que… - Comenzó a hablar – No… no se jugar eso…-Espero una burla, aunque sea una pequeña risa, pero no, no escucho nada de parte del erizo, no hizo ningún gesto de burla ni nada, solo la observaba con una sonrisa.

-¿Y? no te preocupes, si quieres yo te enseño – Amy sorprendida acepto que le enseñara y así comenzaron a jugar varias veces.

Se sintió feliz, por primera vez, se sentía muy bien, no se sentía mal, ni triste, se estaba divirtiendo.

-¡JAQUE MATE! por fin te gane Amy, eres buena en esto, haz ganado 4 de 5 jaja – Comento Sonic muy alegre.

-Oye… ¿Te puedo preguntar algo? – Pregunto Amy algo seria.

-Oh, claro lo que sea, dime

-¿Cómo sabes tanto de mi?... ¿Por qué me ayudas? – Sonic se acerco más a ella.

-Solo te diré… que nunca me gusto verte tan infeliz… solo te diré… que una chica tan hermosa como tú no debe pasar por esto… y también solo te diré… que soy solo tu amigo, no soy amigo de nadie más que tu… solo te diré eso… Amy – Le guiño el ojo con otra de sus sonrisas.