Las doncellas de un Rey

Advertencia: Esta historia es una compilación de muchas historias, que por varios motivos no incluí en Historia de un Rey. Todo esto está lleno de zukhulencia y zabroshura, así que están advertidos. No apto para menores de dieciocho años.

Resumen: Jenny Realight siempre ha sido una chica alegre y de trato fácil; le gusta salir y pasársela bien. Es la modelo estrella de la Wekly Sorcerer Magazine y la maga más fuerte de Blue Pegasus, como tal ha conocido todo tipo de gente. Bella, fuerte y con un cuerpo despampanante; le gusta divertirse y pasarla bien. Su gusto es selecto para cualquier cosa, incluso para los hombres. Hace algún tiempo puso sus ojos en Natsu, pero la densidad del pelirrosa le impidió hacer un avance. Ahora que él ha cambiado, ¿caerá ante sus encantos o ella volverá a probar la derrota?

Disclaimer: Fairy Tail pertenece a Hiro Mashima. Escribo sin lucro alguno. El concepto de 'Rey de Espadas' es de mi invención al igual que las situaciones en que ponga a los personajes.

Reviews: ¡Comenten, que en el siguiente capítulo responderé!

"Pensamientos"

—Diálogos.

«Técnica, titulo»

-aclaraciones-

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1: Montando a la pegaso

Malva - 11:50 AM

Bob estaba entretenido hojeando una revista para damas cuando Jenny despertó. Él estaba sentado a un par de pasos de la cama donde descansaba la rubia después de quedar inconsciente en plena batalla por defender Malva.

—Buen dí~a, querida~ —saludó con un tono afable y dulce. Él estaba usando un vestido corinto que lo hacía parecer un embutido.

Jenny bostezó quedamente mientras se frotaba los ojos. Ella tenía la misma ropa del día anterior. —Buen día, maestro.

—¿Un buen descanso?

—Sí, fue reparador —su rostro se coloreo al recordar los sueños que tuvo—, y muy estimulante. —Segundos después recordó lo sucedido hace unas horas, o eran días—. ¿Eh? ¿Y la batalla? ¿Ganamos? ¿Qué día estamos?

Bob sonrió. —Vaya, vaya, que haré contigo chica boba. La batalla terminó ayer. Y si, ganamos. Aunque lo correcto sería decir que Natsu y Mikumo ganaron —el hombre de brazos gruesos y sonrisa cálida relató lo que él pudo ver de la lucha unilateral de Natsu contra la horda de monstruos, después contra Lullaby, la posterior reparación de la ciudad y otros detallitos sin importancia. Sonrió como niña de quince años al ver el rostro de la rubia: rebosante de admiración y deseo—. Ay niña, quien te viera creería que te has enamorado pero te conozco bien como para saber que sólo es un flechazo y ganas de llevártelo a la cama. Sólo ten cuidado, ese chico tiene muuucha experiencia. Ya vistes a las chiquillas que mantiene a su lado,

Jenny sonrió como una chiquilla traviesa. —Oki doki~. Tendré mucho cuidado, y yo también tengo experiencia, además esta será mi revancha.

—¿Revancha? —El travesti escuchó con atención el relato de la rubia, después comenzó la lluvia de ideas atrevidas que la rubia pondría en práctica—. Vaya, vaya. Pero que cambio el del joven Natsu; de un denso, casi asexual, a toda un conquistador. Fufufufu~ cuando lo tengas en tus manos, pregúntale si le gustaría una dama de huesos anchos.

Jenny sonrió con complicidad, el gremio de Blue Pegasus era de mente abierta y más el maestro Bob. —Ay, maestro picarón, claro que le preguntaré. Aunque no garantizo nada —entre risas de señoritas, la rubia se desperezo por completó y para eso fue necesaria una ducha.

La rubia se comenzó a cambiar bajo la mirada desinteresada de Bob; ella aún recordaba el día en el que se unió al gremio y de haber pensado que el Maestro Bob utilizaba esa estrategia para acercarse a las mujeres y así poder llevárselas a la cama, pero se equivocó. "Sólo es una mujer que nació con el cuerpo incorrecto". Jenny se puso un pantalón negro pegado a su cuerpo, una playera holgada con estampado de Nirvana, zapatos deportivos y antes de salir se aplicó maquillaje suave.

—¿Maestro, qué quieres de desayunar?

—Jejejeje, niña boba. La hora del desayuno hace tiempo que pasó, pero para almorzar me gustaría un jovenzuelo mozo de piel morena y ojos profundo. Cabello azabache y algo de cordero en salsa. El cordero en salsa lo podes mandar con el mozo.

Ella se acercó al maestro y le besó la frente. —Gracias por los consejos, intentaré mandarte a algún mozo con el cordero en salsa, pero sino, tendrá que conformarse con lo que haya.

Para cuando la rubia salió, Bob ya estaba quitándose algo de bigote. «Las damas siempre deben estar presentables en cualquier momento» es lo que él decía.

—Natsu, Natsu, Natsu~ esta noche serás mío. —canturreó Jenny con una vocecita suave y traviesa. Sonrió internamente, a su paso por el comedor, no hubo hombre que no se volteara para mirarla y eso incrementaba su confianza. "Pero ninguno de ellos vale la pena —ordenó un almuerzo ligero e hizo el pedido para Bob—. Sólo Natsu con su porte varonil, su sonrisa lobuna y su mirada profunda. Ah~, él se ha puesto más caliente que la última vez". Se lamió los labios en un gesto, sin intención, coqueto.

—Lo quiero y ahora —musitó. El mesero que la atendió se sonrojó ante el aura erótica que emanaba la chica—. Bien, lleva eso a mi cuarto. Si lo haces bien, tendrás una recompensa.

El tono seductor y el gesto coqueto hizo que el mesero no viera la trampa en las palabras de la rubia.

"Espero que el maestro quede satisfecho". Almorzó pollo frito, con ensalada verde y una soda dietética.

—El postre lo pongo yo —un Natsu sonriente se sentó en el otro extremo de la mesa—. ¿Qué te gustaría?

Ella le sonrió de vuelta. "A ti —lo escaneó con la mirada y sin querer se relamió los labios— ente~rito. Ahorita, pero él maestro ha de estar ocupado". —Una porción de pastel de limón. ¿Y a ti?

Natsu le brindó una mirada candente que implicaba muchas cosas. —Quiero algo dulce, un poco de jalea me caería bien… pero, qué te parece si después damos una vuelta por la ciudad. A pesar de todo, no he visto nada de Malva.

Jenny sonrió ampliamente, la invitación le caía de maravilla. "¡Está noche estarás en mi cama! —Se hizo a una lado el cabello rubio y le permitió que él viera una porción de su hombro izquierdo—. Fufufufu~". —Claro que me gustaría ser tu guía, te enseñare los lugares más interesantes de la ciudad.

"Los juegos de seducción no han cambiado mucho después de mil años". Sí algo había aprendido Natsu al estar con tantas mujeres era poder identificar las señales sutiles y los juegos de seducción que ellas empleaban para llamar su atención. Decidió jugar. Ya no era el Natsu denso y que en ocasiones se hacia el desentendido ante las mujeres, aquel que albergaba su amor para sólo una. No, ahora si la oportunidad se le presentaba, ¿porque no tomarla? Pero, en algún lugar recóndito de su mente, sabía que si Mirajane se lo pedía, entonces él la complacería y dejaría la vida de mujeriego que estaba llevando.

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Malva - 14:00 AM

Natsu tenía el brazo derecho entre los pechos de Jenny, la sensación de la suavidad y esponjosidad sólo podía ser comparada con el paraíso, pero él ya estaba acostumbrado a la situación. "Superan a los de Meredy pero no los de Lissana". Esos pensamientos eran privados y así seguirían si no quería enfrentarse a la furia de sus chicas.

Como una pareja se pasearon por las calles de Malva. En cada ocasión, ella aprovechaba la mínima oportunidad para dejarle entrever sus encantos femeninos. Por ejemplo: cuando comieron helado, ella, con el índice, le quitó los restos de una mejilla y lo lamió de manera erótica. También, cuando ella compró un frankfurt se lo engulló de manera muy sugerente, lamiendo la mayonesa y mordisqueando la punta; subiendo y bajando su lengua por lo largo de la salchicha. O, se agachaba a recoger alguno que otro objeto, y brevemente sacudía sus glúteos. Cualquier cosa que hiciera la mujer estaba impreso con erotismo y sensualidad, no hace falta decir que todos los hombres presentes tuvieron una erección y que si no fuera por una mirada de Natsu se lanzarían a cortejarla.

Ella sonreía gustosa, estaba sumamente cómoda con él. "¡Es tan diferente!" pensó alegremente. Este Natsu respondía a sus insinuaciones, la quemaba con la mirada y sus dedos rozaban alguna parte de su exuberante anatomía. Sutilmente, cuando decía quitar una mota de polvo, acariciaba su cuello, sus manos, sus brazos. Ella tenía experiencia con muchos hombres, con un vistazo podía decir que personalidad tenían, como eran realmente, y cuáles eran sus intenciones. Pero con él nunca pudo, ni antes ni ahora. "Por lo que he visto, él ya es todo un hombre. Seguramente tendremos una noche salvaje —sintió un hormigueo en el nacimiento de su vientre—. Cálmate, mantén la calma, ya habrá tiempo". Sólo le faltaba descubrir quién era realmente Natsu Dragneel. Si era un chico tonto y bobalicón o el hombre que se convertiría en el centro del mundo… y, eventualmente, en su centro.

Malva estaba de fiesta, para Jenny no pasaba desapercibido el ambiente animoso de la ciudad. Y, al igual que muchos, no pudo evitar admirar a la maga más fuerte del continente. "Sólo ella puede embrujar una ciudad entera". Los dos llegaron a un local dedicado a juegos de tiro. Donde había muchos premios, principalmente para mujeres, peluches de animales fantásticos y obsequios novedosos, maquillaje y detallitos para lucir en la mesa.

—Quiero ese peluche —dijo ella viendo el de un pegaso blanco—. Y ese otro. —Añadió al ver un dragón negro.

Natsu recordó la primera vez que llevó a una mujer a este tipo de juegos, Erza fue un problema, pero le brindó una gran experiencia. Sonrió ampliamente. Su plan ya no era el de lucirse frente a la dama. No, ahora era más complaciente. Pagó lo del juego y recibió un fusil. —¿Sabes tirar?

—No sé cómo —ella le dio una expresión que indicaba no comprender lo que quería el hombre. Jenny esperaba que él se ofreciera a darle lo que ella pedía, que mostrara su lado caballeresco y su espíritu viril… comprendió a donde iba todo esto. Sonrió—. ¿Y tú?

Él se jactó. —Ajá, no es tan difícil.

Ella coquetamente rozó el tórax con su dedo índice, llevándoselo después a la boca y deleitando -acompañado de un suave gemido- el sabor del hombre. "Sudor de hombre". Lo miró expectante. —¿Me enseñarías?

Natsu sonrió con suficiencia, le dio la vuelta y la apoyo contra la barra del juego. Sus cuerpos se pegaron. —Claro —rozó los glúteos con las yemas de sus dedos—. Párate fuerte. —La obligó a que doblara el cuerpo y que sus pechos se presionaran contra la madera—. Agárralo fuerte y con firmeza, con cuidado de no hacerte daño.

Jenny suspiró cuando él la rodeó con el cuerpo, presionándola contra la madera del local. —Ah~ —dejó que un gemidito escapara de sus labios cuando él presionó cierta-cosa-dura contra su trasero—. Grande~. —Fue un susurró para sí, que no escapó del oído del dragón.

—Y aún no está del todo despierto.

—Enserio —ella apretó sus nalgas—. Vaya~.

—Sí. ¿Lista?

Frente a ellos comenzó a correr una serie de objetivos, unas especies de conejos con cuernos y pequeñísimos gallos de un ojo. Volaron en diferentes direcciones e imposibles de predecir para alguien normal. La meta era golpear diez conejos con cuernos y quince gallos de un ojo para obtener el premio más codiciado del juego. Natsu sonrió frente al reto y ayudó a Jenny, los dos se sumieron en un trance que no tenía nada de sexual. Ambos eran magos, aventureros y jóvenes, y conforme los minutos avanzaban. Olvidaron porque estaban haciendo esto. Finalmente se terminó el tiempo límite y aunque no completaron el reto, ambos mantenían una sonrisa.

El operador sudaba nervioso, al principio miraba con envidia al hombre, pero luego de que empezó el juego comenzó a preocuparse. Con cada tiro que acertaban se ponía blanco, no tenía modo alguno de cumplir con el premio que ofrecía su juego, pero eso nadie lo sabía. Recurrió a trucos sucios con tal de no perder y cuando el arma se quedó sin munición, dio gracias a quien sea que estuviera en el cielo porque ellos fallaron. Recompuso la sonrisa.

—¡Fe-felicidades! ¡Son los primeros en llegar tan lejos! ¡Tomen los peluches que desean! —Se vio obligado a felicitarlos ya que el público, que se reunió para ver si completaban el juego, silbó de emoción y aplaudió. Las personas se miraban animadas, y algunos ya hacían fila para superar la marca de la pareja. Jenny tomó los peluches que quería, un pegaso y un dragón. Le entregó el pegaso mientras hacía gala de una sonrisa hermosa y radiante.

Natsu la abrazó, como se abraza a una mujer. Ella se ruborizó cuando las tornas se voltearon, por primera vez se encontró con un depredador. Sus manos delinearon la cintura hecha por los dioses, mientras sus labios se encontraban por primera vez. Suave. La mujer respondió el gesto, los brazos delgados rodearon la nuca mientras entreabría sus labios para darle un mejor acceso.

"Que caliente~" pensó ella cuando sus lenguas se tocaron y danzaron, lentamente, conociéndose perfectamente. Natsu chupó su lengua, haciéndola gemir. Se separaron y se volvieron a besar; la electricidad y el placer corrían por su cuerpo con cada segundo que pasaba.

Cuando finalmente se separaron Jenny tenía un aspecto erótico: sus mejillas estaban sonrojadas, respiraba con pesadez haciendo que su pecho voluminoso se hiciera notar más, sus labios entreabiertos brillaban y lo miraba expectante. —Aquí no —le dijo ya estando consciente de que eran el centro de atención de todos—. Sigamos en un lugar más privado.

Natsu la volvió a jalar contra sí. —De acuerdo —nuevamente la volvió a besar y para el asombro de todos, la pareja se hundió en la sombra del pelirrosa. La magia que Igneel le dio, y que este tomó prestada (robada) de Skydrum le permitía generar un espacio en su sombra. Desde hace tiempo que Natsu experimentó con su sombra y creó un espacio para su comodidad, donde almacenaba armas y otras cosas. El piso del lugar era de sombra y una lámpara del tipo araña pendía del techo; en el centro estaba una cama con dosel rojo y tan grande como para darle cabida a cinco personas; a la izquierda estaban apiladas armas normales mientras a la izquierda estaba la Youtou: Tenbuhourin. Por lo demás, todo estaba hecho de sombras.

—Ah~ ah~ ah~ —la respiración de Jenny era errática y pesada; aún permanecían abrazados—. Eres bueno~ —Jenny lo empujó y se deshizo de la camisa y marcó el cuerpo del hombre con chupetazos carmesíes hasta llegar al pantalón. Besó el bulto y le sonrió seductoramente—. Oh~ pobrecito, está todo apretado y sin lugar a donde ir ¿quieres que le dé un poco de aire? —Natsu cabeceó y ella removió, sin ninguna dificultad, los últimos trapos y quedó sumamente sorprendida—. ¡¿Enserio?! ¡¿Cómo diablos haces para esconderlo entre tus pantalones?! ¡¿Por eso es que te dicen dragón?! ¡¿Entonces esta es la razón por la cual tienes a muchas detrás de ti?!

Natsu encontró divertida la situación y respondió a todas las preguntas. —Sí. Magia. No, según recuerdo Igneel no tenía algo semejante. No, para nada. Todo se debe a mi encanto, y no, no están detrás de mí. Ellas están a mi lado —Erza, que de todas las mujeres que tenía a su lado, se lo comentó alguna vez. «Es grande, mucho más grande que el de Siegran. Sólo en las novelas leí sobre algo semejante, en vez de Dragón Slayer, eres un Pussy Slayer». Su sonrisa cambió a maliciosa—. ¿Te acobardaste?

"¡Esto va arruinarme!". Después sacudió la cabeza en un gesto negativo. —Es que nunca había visto uno ta~n grande —gesticuló con asombro y después se relamió los labios, el hambre sexual la asaltó—. Ahh~… Mnh~… Nhn~… Guuhu~…

Jenny empezó con un beso profundo, tragando todo lo que podía mientras su lengua acariciaba la punta y saboreaba el líquido preseminal. Su mano derecha se dedicaba a masturbarlo mientras la izquierda se ocupaba de acariciarle los testículos. Después, lentamente descendió por toda la envergadura, palpando con su lengua cada vena a su paso. Subió y bajó con toda la parsimonia posible; repartió lengüetazos por todos lados y engulló cada bola por separado. Volvió a engullirlo y cuando la punta tocó el fondo de su garganta, lo soltó; nuevamente se lo metió en la boca, sólo que esta vez aflojó toda la mandíbula y guio el miembro hasta que su nariz rozó el vello púbico del hombre.

—Ohh~ joder sí que eres buena Jen~ —Natsu disfrutaba de la situación, y quien no, nuevamente tenía a una belleza entre las piernas; le acarició la cabellera rubia y después profundizo la felación, para su sorpresa, la mujer aceptó el trato y se convirtió en una delicia de blowjob—. Jen~ ya casi.

Jenny sintió las palpitaciones en su boca y garganta, así que redobló esfuerzos: masajeó los testículos y aprovechó a dar una bocanada de aire antes de que él liberara chorro y chorro de espeso semen en su garganta. "¡Es demasiado!". Durante un tiempo la mujer tragó cada gota hasta que fue incapaz de soportarlo y una gran parte roció su cara y manchó su blusa. —Mm~… Ah~… Delis~… —ella soltaba gemiditos gustosos cada vez que chupaba los restos—. ¡Wow~ eres impresionante~!

—Waa~ —Natsu liberó un suspiro largo y profundo, tenía la sabana fuertemente agarrada y la frente llena de sudor. Natsu tenía experiencia con mujeres, pero todas ellas, exceptuando a Erza, llegaron vírgenes a sus manos e inexpertas; en cambio Jenny, ella sí que tenía experiencia: cada movimiento de lengua, cada roce de la yema de sus dedos, incluso el movimiento rítmico de los malvaviscos de carne alrededor de su virilidad lo volvían loco de placer—. ¡Joder, que buena eres!

Jenny sonrió con suficiencia, ella se dio cuenta que lo tenía en la palma de la mano y no desaprovecharía esa oportunidad. Se quitó la playera y dejó que el pene viscoso perforara, desde debajo, el espacio entre sus pechos. Con sus brazos apretó las tetas y los bajó y subió a un ritmo cadencioso. —Vaya~ y aun así no es suficiente. Chuu~ —lo que sus pechos no podían cubrir, lo comió y dejó que su lengua degustara los restos de semen. "Si esto sigue así, me volveré adicta a chupársela"—. Mmm~ quhe~ shico~.

—¡Oh, Jen~! —Natsu apretó los dientes. Notó que los pezones se notaban a través de la tela satén y los apretó con vehemencia; obteniendo así un gemido profundo de la rubia. Con el índice y el pulgar de ambas manos jaló y retorció los botones; los uso como agarraderas e incrementó el ritmo de las estocadas—. ¡Qué buena eres Jen~!

—She gushta~

—Sí

—¿Ashí?

Natsu asintió y como sintió que estaba por correrse, tomó la cabeza de Jenny y comenzó a follarla con penetraciones rápidas y fuertes. —Ohh~ trágalo todo.

El tono imperioso de Natsu funcionó y se tragó todo la leche caliente y espesa. "Este hombre se corre como caballo. ¡Y aún sigue corriéndose!". Otra vez, su rostro y pechos, incluso su cabello rubio, fueron rociados con esperma. —Que caliente~ —canturreó mientras abría la boca y dejaba que más semen bañara su lengua—. Mmm~ Ah~ Yumi~.

Natsu sonrió ante el espectáculo de Jenny: ella se limpiaba los restos de semilla mientras gemía al saborear cada pedazo. Ella no se quedó conforme hasta dejar limpio y brilloso el pedazo de carne.

—No crees que es algo injusto que sólo tú te estés divirtiendo —se puso de pie y se comenzó a quitar el pantalón.

—Por lo que he visto, tú eres la más contenta con todo esto. Me di cuenta que te encanta chupármela —Natsu rozó la intimidad húmeda de la rubia.

Jenny se mordió un dedo y así evitó gemir. —Hmph. No te creas ta~nto.

Natsu la abrazó y mientras la besaba, acarició el trasero prieto de la rubia. La acostó en la cama y la siguió besando mientras rozaba su virilidad contra la feminidad anhelante de la mujer. —Ves —le enseñó el miembro bañado en jugos femeninos—. Estás ansiosa de tenerme, pero tendrás que esperar. —La besó antes de que ella replicará, después dejó un sendero de besos desde la mandíbula, siguiendo el cuello, hasta el nacimiento de sus senos. Tiró del sostén y las D rebotaron eróticamente; la aureola era de un rosa suave y los pezones de un rosa más suave.

—Ah~ ¡Na~tsu! —Jenny arqueó la espalda cuando Natsu se prendió del pecho izquierdo mientras el pezón derecho era acariciado por el pulgar e índice y su intimidad era delineada por el palo de carne dura. Ella lo atrajo más contra sus pechos y comenzó a acariciarle la cabellera rosa, incitándolo a que continuará mamando de sus senos—. Ah~ Sí~ ahí~.

Natsu intercaló entre el derecho y el izquierdo, dejándolos brillosos de saliva y colorados por la fuerza de la succión. —Je —los estrujó y estiró haciendo que ella gimiera—, quiero seguir jugando un poco más, pero es hora del platillo principal.

Cuando Natsu llegó hasta la zona baja, él silbó de asombro; la intimidad de Jenny se miraba a través de las bragas de satén y no era necesario más esfuerzo para tenerla lista, pero aun así era el menester del caballero darle placer a la dama. Olfateó la zona dejando que la esencia nublará sus sentidos y cuando mordió con malicia el bulbo negro la mujer chilló de placer mientras se venía en su cara.

—¡Nats~uuu! —Jenny cerró con fuerza sus piernas al mismo tiempo en que sus manos se cernía sobre la melena rosa; lo invitó a que profundizará la felación y él estuvo feliz de complacerla—. ¡Nats~uuu! ¡Ah~! ¡Ah~! ¡Oh sí~!

Natsu mordió con vehemencia el bulbo rosa, después enrolló su lengua y lo chupó como si fuera un dulce. Él sabía que esto volvía loca a cualquier mujer y Jenny no era la excepción, en cuestión de segundos ya estaba bebiendo ávidamente la miel amorosa de la rubia. Besó los muslos internos y dejó marcas rojas a su paso; separó los carnosos labios y mordisqueó cada labio por separado. Los dulces gemidos de la chica eran música para sus oídos y que lo llamará con una voz tan deseosa lo estaba volviendo loco. Dejó que una vaharada de aliento cálido entrara en la intimidad y al instante ella se arqueó acompañada de un grito extasiado.

Natsu no le dio oportunidad de oponerse y con un movimiento profesional la puso en cuatro. Se inclinó sobre ella y le murmuró al oído lo que ella quería escuchar. —Te voy a follar hasta que olvides quien eres —la empaló de un golpe, sin misericordia alguna—. ¡OHH~! ¡Que prieta!

Jenny abrió los ojos enormemente mientras su intimidad se expandía como nunca antes. "¡Que grande! —Pensó con la mente casi en blanco—. ¡Dios, que rico!". La mujer perdió la capacidad de hablar y sólo balbuceó cosas ininteligibles cada vez que sus nalgas eran azotadas. Apretó con fervor las sabanas y dejó que Natsu se cerniera sobre ella, permitiéndole que hiciera con ella lo que a él le placiera. —¡Huuh~! ¡Fwuaa~! ¡Nhhh~!

Natsu le agarró el cabello y lo usó como asidero; con la otra mano la empezó a azotar hasta que las nalgas se colorearon de un carmín intenso. —Ohh, que buena estás. ¡Qué fuerte aprietas!.

La cama chirreaba amenazando con derrumbarse en cualquier momento y talvez cedería ya que la sinfonía de gemidos, choque de carnes y alaridos apenas si había comenzado.

—¡Nat~shu! ¡Nat~shu! ¡Nat~shu! —Gemía Jenny cada vez que recibía una nalgada o la virilidad tocaba su entrada uterina—. ¡Ahí~! ¡Sí~! ¡Ah~! ¡Ah~! ¡Ughhh~hh! ¡Me corro~! ¡Me corro~ooo!

Natsu apretó los dientes ya que ella lo apretaba con fiereza casi como si quisiera estrangularlo. —¡¿Dónde lo quieres?!

Jenny volteó para verlo y sólo movió los labios: «A-den-tro». Sus lenguas danzaron antes de que Natsu soltara un rugido gutural y vaciará todo; chorro y chorro llenaron la intimidad hasta el tope. Natsu se hizo a un lado dejando que la mujer disfrutará del éxtasis; ella nunca antes lo había hecho de tal manera y ahora estaba casi inconsciente, desparramada sobre la cama mientras escurría semen y jugos de amor de su intimidad abusada.

—¡Jajajajajaja! —Natsu soltó una carcajada fuerte y gutural. De un salto se volvió a poner de pie y se masturbó un par de veces hasta vaciar los restos de semen sobre la espalda de la rubia—. Bien, es hora de continuar.

La declaración sorprendió a Jenny; apenas si se estaba recuperando del mejor orgasmo de su vida y él ya estaba listo para continuar. Él le dio la vuelta y ella abrió bien las piernas para facilitarle el acceso. —Eres un animaaaallll ah~ ah~ ah~ ah~.

Natsu la agarró de la cintura y aumentó el ritmo de los golpes; fue cuestión de segundos para que estuviera martilleando la entrada uterina y haciéndola gritar y suplicar por más. —Vamos Jen~, esto apenas es el comienzo y tú ya estás así de descompuesta —le pasó la lengua por todo el cuello haciendo que ella temblará y se retorciera de placer—. ¿Cuántas veces te has corrido?

Jenny tenía las piernas a cada lado de la cara mientras sus brazos se encargaban de que siguiera así; el continuo chapoteo de su intimidad era tan obsceno que la calentaba a alturas inimaginables. Natsu la besó luego le chupó la lengua, minando cada defensa que tuviera aunque ella no tenía la intención de resistirse. —¡Muchas~! ¡Muchas~! ¡Muchas~! ¡Tu gruesa verga~! ¡Tan rica~!

Natsu sonrió con soberbia cuando se le ocurrió una estupenda idea, al oído le preguntó:

—¿Alguna vez te han penetrado el útero? —Ella lo apretó tan fuerte que él sintió el ansia y el deseo—. Bien, enrolla tus piernas y prepárate para el mejor creampie de tu vida.

"¿El mejor? —Pensó con la mente navegando en un mar de lujuria—. Lo quiero, lo quiero, lo quiero". Hizo tal como le ordenaron y segundos después perdió toda su existencia en una niebla densa de placer que se olvidó de sí misma.

Natsu la agarró con firmeza y de un solo golpe rompió la última barrera y le dio el golpe de gracia materializado en chorro y chorro, tras chorro de esperma caliente, abundante y espesa. La expresión de la chica era la de una mujer plena que alcanzó el máximo placer sexual y que la mente se le hizo papilla en el proceso; Natsu le chupó la lengua y siguió moviéndose hasta estar satisfecho.

—Vaya, al final ella no aguantó mucho —dijo para sí mismo; se dio la vuelta con todo y la chica, dejando que ella se recuperará del todo. Mientras tanto, masajeó las nalgas carnosas y firmes; a la vez suaves y moldeables—. Umu, ya sé cual será el siguiente agujero. Lo tienes muy prieto Jen~, 'acaso nunca lo has hecho por ahí?

Natsu siguió divagando y conversando consigo mismo hasta que se comenzó a quejar porque ella aún no despertaba; su diatriba duro casi media hora al igual que su erección.

—Lo siento —dijo Jenny—. Es mi primera vez.

—Mentirosa —masculló enfurruñado.

—Es verdad —se relamió los labios y se agachó para chupársela—. Es mi primera vez con una verga de tan alto calibre; todas las anteriores palidecen comparadas con la tuya. Es obvio que no estaba preparada y ahora comprendo porque tienes un harén, ninguna puede sola contigo.

Natsu quiso replicar pero recordó a cada chica y ellas siempre desfallecían antes de que él pudiera saciar su lujuria. Le acarició la cabellera rubia ya que otra vez la tenía entre las piernas; la lengua se movía por toda su virilidad, de arriba para abajo, de abajo para arriba, chupándole las bolas, mordisqueándolo levemente y lamiendo cada parte. —Oh~ Jen~ te perdono.

—Vesh, eresh unn bushen shico.

Ella no tardó en comenzar a bombear su cabeza engulléndolo por completo; el pene martilleó el fondo de su garganta mientras ella trataba de reprimir las arcadas naturales. Poco a poco su expresión le añadió más picante a la situación. Natsu se inclinó sobre ella y comenzó a jugar con el otro agujero; primero metió un dedo y empezó a dilatar la entrada estrecha; después fue fácil meter dos dedos y pasados unos minutos ya entraban y salían fácilmente tres dedos. No dejó desatendida la intimidad que goteaba jugos de amor como si fueran lágrimas de felicidad.

—Mmm~ N~n jumm~ Ah~ ¡Nat~shu! ¡Shi~! ¡A~h! ¡A~h! ¡Shi~! ¡Ashi~! ¡Ah~! ¡AAAAHHH~!

Natsu cambió las posiciones y la puso al borde de la cama. —Abre bien las nalgas —ordenó y ella solo esperó ansiosa lo que estaba por venir.

—Es mi primera vez, se cuidadoso —imploró.

—Tranquila cariño, ya comenzarás a pedirme que te más duro. Pero seré cuidadoso —besó la nuca y la espalda mientras empujaba la punta por el orificio estrecho—. Ohh~ que apretada.

Jenny se mordió el labio mientras, poco a poco su ano se expandía hasta recibirlo. "¡No va a entrar!" quiso gritarle pero ya era demasiado tarde, además él la estaba acariciando para relajarla. —Umm~ Natsu~ esa verga de caballo va a partirme en dos.

"Realmente decía la verdad" pensó. —Tranquila amor, que nadie ha muerto por ser culeada —Natsu disfrutó de la hermosa vista del trasero virginal tragándose el falo, poco a poco—. Y sé que te gusta, sólo hay que ver cuán mojada estás.

La rubia ya estaba sonrojada, pero esas palabras solo provocaron que su sonrojo se extendiera hasta las orejas. —Mm~ tú eres el culpable. ¿Ya ca~si?

—Sólo un poco más.

—Eres jodidamente grande mm~.

—Listo. Y bien, ¿cómo te sientes?

—Como un pavo relleno.

—Creo que debería ser una yegua rellena —agarró firmemente la fina cadera mientras ella lo fulminaba con la mirada—. ¿Lista? Ahora.

—Tú ¡Ah~h! ¡No tan rá~pido!

Natsu empezó lento, sacando la virilidad aunque ella lo apretaba con fiereza, como si se negara a soltarlo; luego se la volvió a meter, aumentando la velocidad gradualmente. Él había adquirido experiencia con tantas chicas que ya era un profesional en el tema; con cada embiste la mujer gemía y luego vociferara, primero de dolor y luego de placer. Natsu dejó que su pelvis chocara contra las nalgas carnosas de la rubia al igual que los testículos chocaban contra el clítoris a un ritmo tortuoso y certero; creando un sonido erótico de plish, plash, plish, plash.

—¡Ah~! ¡Nat~su! ¡Nat~su! ¡Más duro!

Natsu sonrió de lado. —Ves, te dije que te gustaría —se inclinó sobre ella y disfrutó de la suave sensación de los voluptuosos pechos derramándose entre sus manos—. Me gustas Jen~, quiero que salgas conmigo y sólo conmigo.

Jenny tenía la cara contra las sabanas, incapaz de resistir los intensos golpes que atravesaban su cuerpo y mente como si fueran cuchillos cortando mantequilla. "No es justo —pensó vagamente—. Me está lavando el cerebro a través del sexo". Antes de que pudiera responder, Natsu se puso de pie con todo y ella permitiendo que la penetración fuera más profunda y que su cerebro se hiciera papilla por tanto martilleo. —¡Shí~! ¡Ah~! ¡Sheré~! ¡Ah~! ¡Tusha~!

La sensación era tal fantástica que Natsu se corrió. —¡Tienes un culo de lujo! —Vociferó, y a pesar de que ya se había corrido la siguió subiendo y bajando sobre su virilidad—. ¡Maldición! ¡Que buen culo tienes! —Para Natsu fue inevitable correrse por segunda vez y tuvo que admitir que se estaba volviendo adicto a culearla.

Jenny cayó sobre la cama, incapaz de decir algo. Del ano le escurría el semen mientras que de su intimidad salían jugos de amor por los orgasmos que aún tenía. Su respiración era errática y dura, los pulmones le ardían como si hubiera corrido por largas horas.

Natsu se dejó caer en la cama, en el rostro tenía una sonrisa ladina. Se apiadó de la rubia y la dejó descansar por unos minutos mientras se encargaba de dirigir la sombra hasta el hotel donde se hospedaban. La rubia se acomodó a su lado presionándole los pechos y la húmeda intimidad contra el cuerpo; los dedos suaves y delicados se cernieron alrededor de su miembro y luego bajaron y subieron suavemente.

—Eres buenísimo —le mordió levemente la oreja y le besó el cuello—. Y un insaciable.

—Y como no, si tengo a semejante bonbon desnuda y gritando mi nombre cada vez que se la meto —Natsu aprovechó la situación y le metió dos dedos entre la intimidad y comenzó a bombear— . ¿Has probado montar un dragón?

—Mmm~ No, pero ah~ creo que hoy e~s el día para probaa~r semejante m~ontura —se subió sobre él y lo comenzó a besar; sus lenguas danzaron a un ritmo frenético y sin igual—. Además es lo justo, tú ya montaste a una pegaso. Así que aquí va~mos.

Natsu permitió que la chica se empalara, los pechos rebotaron una vez y luego otra a medida que ella subía las caderas y las bajaba. Las manos las tenía sobre su torso y lo arañaban constantemente, cosa que no lo molestaba. —Jen~ ¿has escuchado de la doble penetración?

La chica abrió los ojos bien sorprendida y paró el movimiento de su cadera. —¿Un trío?

Natsu reanudó el coito, suavemente. —Bueno, si tú quieres está bien. Aunque con mi habilidad podemos llegar hasta el gang-bang.

Los ojos de Jenny lo fulminaron. —Tú eres el pervertido más grande del mundo; pensar que dejarías que tu mujer sea mancillada por otros hombres —.

Natsu negó. Y luego señaló el clon que había aparecido de la nada. —Jamás dejaría que alguien tocará a mis chicas, además, puedo crear bastantes clones para tu diversión.

La mirada acusadora de Jenny cambió y se volvió una de admiración. —Definitivamente eres el pervertido más grande del mundo —recordó algo y entonces le susurró unas cuantas palabras al oído—. ¿Y?

—¿Enserio?

—No, pero tenía que preguntar, era un favor de un buen amigo.

—Ya veo, entonces diré que no. No gracias.

Ella sonrió. —Sí, esa es la respuesta que estaba esperando —una sombre la cubrió y ella tragó en seco—. Por favor, se cuidadoso. Es mi primera vez en un trio.

—Está bien cariño, ya te acostumbraras a ser un depósito de esperma.

Aunque ella quiso negar, se sintió complacida con la perspectiva futura. —Está bien.

·.·´`·.·•


Malva - 08:00 AM

A la mañana siguiente…

Algunos rayos de luz se colaron por las cortinas de la ventana de la habitación cuando Jenny recobró sus cinco sentidos. La habitación estaba atestada del aroma a sexo. Abrió los ojos con pereza. Ciertamente estaba medio dormida ya que hace unos minutos o talvez segundos que había recibido otra dosis de Natsumina. Una droga potente y adictiva. Trató de recomponer sus pensamientos o hilvanar algo coherente.

¿Cuántas veces gritó de éxtasis? ¿Cuántas veces tocó el cielo gracias al falo hendiendo su interior? ¿Cuántas veces lo llamó mientras su mente se perdía en un mar brumoso y lleno de placer? ¿En cuántas ocasiones la ahogó en ese océano de deseo y pasión? ¿O talvez todo eran alucinaciones? Sí, seguramente esa era la respuesta. Porque era imposible que se desmenuzara en las manos de Natsu y que él le diera forma, era como arcilla en las manos del alfarero. Y la forma que adquirió al final fue la de una doncella deseosa de más Natsu.

—Increíble~ —resopló, sus pulmones aún ardían como si hubiera corrido una maratón y no podía estar más equivocada. En ningún momento abandonó la habitación, toda la noche y parte de la madrugada estuvo en este bendito lugar, ejercitándose hasta no poder más—. Estoy hecha un desastre y con mi vagina holgada. —De su intimidad escurría la semilla del hombre también de su otra entrada, se pasó la mano por los pechos y luego se la llevó a la boca.

—Mm~ Al final me volví adicta.

En algún momento de la faena, Natsu la había llevado hasta el hotel y después de garantizar que no saliera ningún sonido. La siguió poseyendo como si fuera un animal marcando a su hembra, o asegurándose de procrear exitosamente. A pesar de que la mujer no era una inexperta y que había estado con varios hombres, no estaba preparada para copular con Natsu y tampoco estaba lista para una larga sesión de sexo duro y candente. Misionero. Sesenta y nueve. La vaquerita. De perrito. De cucharita. La carretilla. El águila… y él le enseño muchas poses más que desconocía hasta ese momento, e incluso su cuerpo se contorsionó en ángulos que no creía posible.

A su lado ya no estaba Natsu. Vagamente recordó las palabras del hombre: «Vuelvo enseguida… tengo una reunión… eres importante» y algo más afloró en sus recuerdos: «Eres mía, ya nunca más encontrarás placer en otro hombre que no sea yo».

Cualquier mujer se hubiera sentido ofendida por el sentido de pertenencia y objeto implícitos en las palabras, pero, por muy extraño que pareciera, ella se sentía tremendamente contenta. Ninguno de sus amores se había mostrado tan apasionado, y tampoco irradiaban tanta virilidad como lo hacía Natsu. Aunque no recordaba bien, estaba segura que había respondido un tremendo: «Sí, soy tuya, nunca más me tocará otro hombre que no seas tú. Lo juro, pero por favor, sigue cogiéndome».

Se sonrojó a más no poder mientras ocultaba su rostro en su cabello rubio. "¿Es que acaso soy una puta?" pensó mientras se revolvía en su lecho.

"Sí, claro que lo eres, pero sólo puta de él" respondió su subconsciente.

—Pero… yo-

Sus dudas se disiparon al voltear y notar que sobre una mesita, que milagrosamente sobrevivió, descansaba una charola llena de delicatesen que olían de maravilla. Sonrió. "Tonto, no tenías porque… aunque me gusta el detalle". Ese detalle infundió fuerzas a su corazón, lo que había empezado como una simple noche de sexo-sin-compromiso se estaba convirtiendo en el inicio de una relación rara y especial entre la Top Model y Natsu.

Ella sabía que no era la única, y sospechaba que tampoco sería la última en caer rendida por él. —Sólo quiero que me dé algo de su tiempo —recordó la breve cita que tuvieron el día anterior—. Que riamos juntos como un par de tontos, que salgamos a pasear y que no todo se resuma en hacer el amor.

"Aunque un par de veces al día, durante toda mi vida bastaría".

Trató de ponerse de pie, pero sus piernas eran de gelatina. Optó por lo más sabio del momento, volvió a la cama improvisada y dejó que su cuerpo tomará un buen y merecido descanso. Comenzó a soñar con él y con una casa sobre la colina, con varios niños rubios y pelirrosas corriendo por doquier. Y durmió y durmió hasta que unos golpes en la puerta la despertaron.

Somnolienta y sobándose los ojos miró a través de la mirilla. —Natsu —susurró. Y después, el proceso de acoplamiento se volvió a repetir hasta el día siguiente.

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Muchos, muchos años después…

Oberon´s Forest

El cuarto de Jenny Dragneel tenía un gran ventanal en la pared izquierda que daba al hermoso jardín de la mansión; un armario de tres cuerpos y hecho de madera blanca con hermosos acabados, también una cama amplia con dosel rojo y una cómoda con un espejo y espacio para su maquillaje.

La rubia estaba recostada sobre varios almohadones y leía atentamente la última edición de la 'Wekly Sorcerer'. Había dejado el modelaje, temporalmente, debido a que en su estado no era recomendable moverse mucho, así que siempre estaba en la casa haciendo cualquier cosa para entretenerse. Sonrió ampliamente cuando escuchó varios tap, tap proviniendo del pasillo antes de irrumpir bruscamente en el cuarto.

—¡Mami! ¡Papi ya regresó! —corearon tres niñas. Ellas eran las trillizas que le había dado a Natsu hace apenas cuatro años; heredaron su cabello rubio y los ojos de Natsu, aparte del carácter explosivo de él y por lo demás eran su viva imagen de cuando fue niña—. ¡Y trajo un montón de obsequios!

—Niñas, ya les he dicho que no es bueno molestarla en estos días —Natsu pasó por el umbral de la puerta; tenía el rostro maduro y curtido, pero con la sonrisa radiante que la había enamorado, había crecido unos centímetros más y tenía más músculos que antes—. ¿Qué tal, Jen~? ¿Y mis tesoros?

—Estoy bien Natsu —dijo después de que se besaran y de que él le acariciara el vientre; él resultó ser el esposo ideal, detallista y amoroso en cualquier aspecto, y ella no tenia quejas de él—. Y los gemelos también. ¿Cómo te fue?

Natsu tomó asiento; luego se sentó Ceci en su pierna derecha, mientras Ana ocupaba la izquierda, viendo que Belia estaba por llorar la subió a los hombros. —Excelente, están de acuerdo en cooperar. Y, ¿qué dijo la doctora? —Las niñas se acurrucaron en torno a él.

Ella se acarició el vientre abultado. —Que los gemelos están bien, qué son fuertes igual que el padre y que si todo sigue así nacerán en menos de una semana. Ah, también mencionó hacer un descuento especial porque los Dragneel somos clientes frecuentes.

Natsu se carcajeó sonoramente y las niñas lo imitaron, aunque no comprendieran el significado del chiste. —Ya era hora —dijo y acto seguido se puso a contarle lo que había hecho en los días que estuvo lejos de casa. El sueño de Jenny se había vuelto realidad, tenía la casa en la colina y le había dado ya tres niñas y dentro de poco a dos niños. Tenía una gran familia y una vida feliz; seguía modelando y su fama estaba en aumento.

FIN

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Bien, con esto está terminada la historia sobre Jenny. Espero hayan disfrutado de la lectura, en esto me di cuenta que las historias sexuales son mi fuerte T-T En fin, la parte final es un futuro distante así que no se rompan la cabeza pensando cuando sucedió o cuando sucederá. Lo que va a pasar, pasará tarde o temprano. Aclaro, las trillizas no son las primeras hijas de Natsu ya que Mirajane será la primera en darle hijos y otras chicas antes que Jenny, también aclaro que Jenny no es la única en estado de gestación.

El siguiente capitulo será de Virgo y Libra, esperenlo.

¡Saludos y hasta la próxima! ¿Creo que debería actualizar Historia de un Viajero o empezar con Historia de un Tonto?

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