Roma eterna.

Prologo.

No hay poder sobre la faz de la tierra que pueda hacer frente al poder de Roma, desde los tiempos de Cesar Augusto Roma a estado viviendo una época de paz y prosperidad, salpicada en algunos momentos por enfrentamientos contra los bárbaros, pero cuando Maximiliano el grande expulso de una vez y para siempre a los bárbaros de las fronteras del imperio y comenzó una época de prosperidad y desarrollos tecnológicos.

1470 A.U.C. (desde la fundación de roma).

El recién nombrado emperador occidental, Hurricane, se encontraba saludando al pueblo de roma desde el balcón de su palacio imperial, junto a el estaba su esposa, la emperatriz Platinum, la hija del emperador oriental, se habían casado para que Hurricane pudiera ocupar el trono, el había sido el comandante de todas las legiones romanas occidentales y, ya que el antiguo emperador occidental, Trajano II no tenia hijos, Hurricane se caso con Platinum y se volvió el heredero al trono del imperio, en este momento se encontraba sonriendo mientras dejaba el balcón del palacio con su esposa justo detrás.

Hurricane una vez dentro del palacio se dirigió de inmediato a su despacho para firmar y sellar los documentos imperiales, aunque una de las cosas que mas odiaba en el mundo era el papeleo, el era un hombre de acción no un político, pero tenia que hacerlo el ahora era el emperador y sabia que tenia que arreglar el desastre que había dejado su antecesor. Trajano II a pesar del nombre tan icónico para la memoria de Roma, desde el principio demostró ser un completo inútil, en sus casi 40 años de gobierno la corrupción había crecido a pasos agigantados, la inflación creció sin control, las arcas del tesoro imperial habían bajado de forma significativa, lo mismo con la arca del tesoro publico, entre muchas cosas mas, que Hurricane no quería recordar, debía salvar Roma, pero no de enemigos externos sino de la corrupción y la locura que habitaba en cada miembro del gobierno, así Hurricane se sentó en su escritorio y empezó a firmar los documentos que tenia en su mesa.