N/A
Durante el tiempo que estuve ausente descubrí cosas... ¡amo a Chotarou!, solo quería que lo supieran así que vengo con otra historia de ellos. Es un poco complicada por varias razones pero espero les guste, en primera me disculpo un poco por la violencia hacía Sakuno pero es circunstancial para toda la historia aunque solo se vera en los dos primeros capítulos, sus personalidades son completamente diferentes y espero les gusten, es un giro total, en serio. Es un Universo Alterno.
Espero les guste.
Gracias por leer.
Disclaimer:
Prince Of Tennis no me pertenece.
Resumen:
Él no esperaba enamorarse de la chica con la que tenía que contraer matrimonio por un pacto de empresas entre sus padres, no lo esperaba porque él tenía una novia, ella no esperaba que su corazón latiera tan fuerte cuando estaba a su lado porque pensaba que lo había olvidado después de que la lastimara un tiempo atrás, ninguno de los dos esperaba que en treinta días sus corazones latieran tan locamente al mirarse, el amor es un sentimiento sin límites y ambos estaban a punto de descubrirlo, se dice que la adolescencia es la etapa más bella y juntos la iban a vivir... es momento de confiar en el destino cuando la moneda ha sido lanzada... es momento de seguir los sueños... es momento de conocer el sentimientos más puro del mundo: el amor... la pregunta es, ¿qué puede suceder en
treinta días?...
30 Días
Capítulo I
Tomo su maleta con un gesto de cansancio, el vuelo había sido demasiado agotador, viajar desde Los Ángeles a Japón era sin duda alguna una experiencia que no quería volver a repetir, se coloco los lentes con calma, a sus 16 años Riuzaky Sakuno solo sabía una cosa, quería llegar cuanto antes a casa para poner fin al plan de su padre de obligarla a contraer matrimonio con su enemigo número uno, Ootori Chotarou, la rata maldita que más odiaba en su vida, una sonrisa se instalo en sus labios buscando a la persona que la tenía que estar esperandola en el aeropuerto.
El plan de su padre era darles un mes para "enamorarse", como si eso fuero a suceder, su padre no tenía idea de que ella no deseaba nada con el peliplateado, lo odiaba a muerte definitivamente, sin embargo, cumpliría el mes en el cual haría todo lo posible para que desistiera de la idea de llevar acabo el acuerdo entre ambas empresas y vaya que lo iba a lograr.
- ¿Riuzaky-sama? - giro la cabeza mirando a su conductor que hizo una reverencia de inmediato, le sonrió tratando de tranquilizarlo, era cierto que desde hace seis años no estaba en casa pero no había cambiado, bueno al menos no mucho - Llevame a casa por favor, necesito descansar - le entrego la maleta y este la tomo de inmediato asintiendo con la cabeza para indicarle el camino con señas, lo siguio en silencio cuando su celular sonó, lo extrajo de su bolso aventando en el mismo libros, papeles, marcadores, dulces y demás cosas.
Observo un número desconocido, si era ese tipo lo iba a mandar a quien sabe donde - ¿Bueno? - contesto mirando a su conductor que le indico el estacionamiento, asintió siguiendolo esperando una respuesta de la línea - ¿Llegaste bien? - sonrió al reconocer la voz... Yukimura Seiichi, uno de sus mejores amigos, vaya que sabía mucho de ella y viceversa, no esperaba una llamada tan pronto de él, si que era bueno para saber de ella.
- Acabo de llegar lo que significa que llegue bien, ¿cómo esta Keigo?, ¿cómo estas tú? - pregunto bajando con calma algunas escaleras y entonces observo el auto, camino hasta el mientras su conductor le abría la puerta, entro con calma y la misma se cerro, lo observo subiendo su maleta para rodear el auto - Me alegra que regresaras después de seis años, Keigo esta estudiando en Italia, regresa hoy durante la noche y pues yo... estoy bien, un poco adolorido por el tenis pero bien - sonrió, Seiichi no cambiaba pero no esperaba que lo hiciera, el tenis era su pasión no por nada era un prodigio en ese deporte.
- Me encantara verlos a los dos dentro de nada, ahora mismo iré a casa pero en cuanto llegue mi padre quiere que vea a la rata esa - se sincero con una sonrisa traviesa esperando una risa de parte de su amigo que no llego, bien, él la había descubierto y ni siquiera estaban uno delante del otro, no iba a resultar su plan en lo absoluto.
- No puedo creer que aún no lo superes, sin embargo, te entiendo... lo amaste más que a nadie - comento en un tono de seriedad absoluta su amigo y ella solo quería matarlo por conocerla tan bien - No quiero hablar de ello Seiichi, tengo que colgar - no espero respuesta alguna tan solo colgo para acomodarse en el asiento del conductor y tomar aire, pasara lo que pasara tenía que demostrarle que no lo amaba más, que nunca le había importado como habían terminado las cosas en su niñez, ya habían pasado seis años tenía que hacerle saber que no lo había extrañado como loca, tenía que ser fuerte, hacerle ver que lo había superado porque no pensaba contraer matrimonio con él y mucho menos enamorarse de él en treinta días, antes muerta.
Freno la moto con un gesto de victoria, ladeo la cabeza mirando a su novia que le sonreía con amor - Ganamos - miro a su contricante que freno justo delante de él con un gesto furioso Ganaste - le avento las llaves de su moto y él sonrió, siempre ganaba así que seguía sin entender porque lo enfrentaban, guardo las llaves en su bolsillo y miro su reloj, el pequeño monstruo ya debía de estar cerca de casa así que debía darse prisa y empezaría su plan desde ese momento así que iría en moto hasta la mansión.
- Debo irme Haera - le comento a su novia que asintió con un semblante sombrío, la amaba más que a nadie y haberle dicho que tendría que contraer matrimonio con la heredera más famosa de Asia no había ayudado en lo absoluto a su relación en esos días, sin embargo, no era su culpa que su padre quisiera que ese contrato se llevara acabo, su novia quien era una pelirroja y un año menor se bajo de la moto tomando su bunfada de su cintura, la observo sonreirle para despedirlo con la mano.
- Suerte Chotarou - dio media vuelta pero antes de que lo hiciera por completo la detuvo de la mano negando con la cabeza - Te amo solo a ti Haera, no me enamorare de ella en treinta días, la odio y tienes que saberlo muy bien - se sincero y su novia tan solo lo beso con pasión, era triste para ella que su padre no aceptara su relación solo porque no fuera de su clase, si tan solo la conociera sabría que era una mujer muy buena, se separo de ella y junto sus frentes - Todo estara bien, lo prometo - beso sus labios por ultima vez para emprender la marcha.
Piso el acelerador sintiendo el viento frío pasando por su rostro, lo refrescaba demasiado siendo sinceros, contaba con 17 años, le encantaba la manera en la que el conducir motos lo hacía sentir bien, se sentía libre, lejos de las cadenas de ser el heredero de una gran coorporación, vería de nueva cuenta a aquella niña que había lastimado contando con tan solo once años, no se arrepentía de nada pero esperaba que ella siguiera odiandolo para que nada se saliera de sus planes.
No la había visto en seis años así que esperaba que fuera la misma niña tímida, la niña que tartamudeaba, que siempre lo seguía, que hacía todo lo que le pedía para que de esa manera fuera mucho más sencillo quitarsela de encima, giro la curva con gran maestría, le encantaba la sensación de adrenalina, diviso a lo lejos la mansión Riuzaky y sonrió, hace mucho que no iba allí por cuestiones empresariales o porque odiaba ese lugar, le traía algunos malos recuerdos sobre su niñez, un auto paso cerca de él y noto que era de la empresa del padre de Sakuno.
Freno justo detrás de este y obsevo al conductor bajar para abrir la puerta, miro a quien menos esperaba ver antes de tiempo o al menos antes de entrar a la mansión, era Sakuno, aquella niña que había sido su "primer novia", bajo de la moto con calma entregandole las llaves a uno de los guardias que la tomo con agilidad, mientras observaba que la cobriza continuaba con su camino como si nada, como si no lo hubiera visto y eso le molestaba.
- ¿No saludas? - pregunto desde donde se encontraba, esta ladeo la cabeza observandolo de pies a cabeza y no dijo nada, continuo con su camino - ¿Ya llego mi padre? - le pregunto a uno de los guardias que asintió con la cabeza, Sakuno solo continuo con su camino dejandolo de pie allí como a cualquier persona pero él no era cualquier persona, era Ootori Chotarou y al parecer tenía que hacerselo saber de nueva cuenta.
Tomo aire tratando de calmarse, Dios solo había sido una pregunta y su corazón estaba latiendo como loco - El regreso de la hija prodiga - ladeo la cabeza mirando a Echizen Ryoma, heredero también de una empresa de clase mundial, era algo así como el aprendiz de su padre, nunca se habían llevado bien - No pense que las alimañas estuvieran presentes - comento ella con un semblante de seriedad absoluta mientras sonreía ladinamente, este le sostuvo la sonrisa.
- Me sorprende que parezcas una mujer cuando nunca te gusto serla, sinembargo, lo que más me sorprende es que te veas muy bien... te ves bien Riuzaky, esa blusa hace resaltar tus pechos, el pescador se amolda a tu cuerpo dejando ver tus bien trabajadas piernas, tu cabello peinado de esa manera deja ver tu perfecto cuello, aprendiste algo bueno en los Ángeles - comento este mirandola de arriba abajo, esa mirada la hizo sentir incomoda, demasiado incomoda pero no se inmuto o al menos le demostro que no le afectaban sus palabras.
- ¡Nena! - ladeo la cabeza observando a su madre que bajaba las escaleras con algo de dificultad debido al vestido que portaba - Mamá - la saludo con calma mientras esta corría a su encuentro abrazandola con fuerza, había extrañado tanto a su madre pero la nueva Sakuno no lo iba a decir tan abiertamente - Mamá, me lastimas - era verdad, la estaba aprentando demasiado en esos momentos y el aire no llegaba correctamente a sus pulmones - Deberías estar de feliz igual que yo, no te he visto en seis años, has crecido y te ves como una adolescente madura... no como una mujer Ryoma-kun - le señalo su madre mientras miraba al peliverde con cara de pocos amigos.
Ella solo buscaba a su padre con la mirada para terminar con el calvario pues tenía o mejor dicho quería descansar cuanto antes y una siesta estaba en sus planes, miro la casa, la decoración no había cambiado en lo absoluto, estaba perfectamente como lo recordaba.
- Oh cierto, tú padre baja en cinco minutos, se esta terminando de arreglar - miro a su madre con desconcierto, ¿arreglando para qué?, justo en ese momento la puerta se abrio, ladeo la cabeza mirando al peliplateado que entraba como si nada, una parte de ella esperaba que como mínimo se cambiara de ropa pero traía ese atuendo de motociclista - ¡Ootori-kun! - su madre se despego de ella para ir a abrazar a su enemigo número uno, se estaba desesperando y ella realmente quería descansar aunque fuera un poco.
- ¿No lo has superado aún Riuzaky? - miro directamente al peliverde que la veía con esa mirada de altivez que lo caracterizaba a la perfección, le sostuvo la mirada sin inmutarse - No te incumbe Echizen - siseo escuchando el sonido de pasos en la escalera, por fin su padre aparecía, este la miro desde donde se encontraba con una enorme sonrisa, lo había extrañado demasiado pero después de todo había sido su decisión irse a Los Ángeles para continuar con sus estudios.
- Dale un abrazo a tu padre - camino donde este para abrazarlo con fuerza, necesitaba de su valor en esos momentos, pasados unos minutos se separo de él con una sonrisa en los labios - Pasen ambos a mi despacho - asintió escuchando pasos detrás de ella, camino sin girar la cabeza y conteniendo el aire, pasara lo que pasara no debía mirarlo demasiado a los ojos por eso estaba usando lentes y así tenía que ser, entraron al despacho de su padre pero este cerro la puerta indicandoles que lo esperaran, lo menos que quería era quedarse a solas con el bicho rastrero pero solo tomo asiento fingiendo que no estaba ahí.
- ¿Me extrañaste? - pregunto mirando a Sakuno, quería ver si sentía lo de antes, necesitaba con desesperación lastimarla para que fuera ella quien terminara con el compromiso - ¿Tendría algún motivo para hacerlo? - pregunto con calma sosteniendole la mirada, sin embargo, él sabía porque estaba usando los lentes, punto para él, aún lo amaba - Tú sabes que si, fuiste mi novia cuando éramos niños - arremetio con calma y la cobriza sonrió negando con la cabeza mientras tomaba su bolso, la observo extraer su celular mandando algo en el mismo.
- Éramos niños, hacíamos cosas estúpidas, lo nuestro fue una de ellas - se encogio de hombros restandole importancia mientras se despojaba de los lentes, un temblor frío lo recorrio de pies a cabeza... sus ojos no brillaban, recordaba que tenían un birllo único pero justo ahora no brillaban en lo absoluto - ¿Por eso te fuiste a estudiar lejos? - pregunto altaneramente notando que ella ladeaba la cabeza mirando a la puerta que se abrio justo en ese momento.
Observo al padre de la misma entrando con su padre, no lo esperaba por eso estaba vestido como lo estaba, noto que este lo miraba con furia por vestir así pero le sostuvo la mirada con calma - Lamentamos la tardanza - se disculpo su padre haciendo una leve reverencia a la cobriza que se levanto contestandole con una misma, al final terminaron sentados uno al lado de otro, noto que ella se removía en su asiento tratando de no quedar cerca de su persona.
- Nosotros tenemos un acto de beneficiencia en unas dos horas pero antes de ello quiero dejar una cosa en claro, ustedes contraeran si o si matrimonio en treinta días, no acepto ninguna réplica, quiero que en este mes se conozcan más para poder con el peso de un hogar, sé que son jovenes pero sé que podrán con esto porque ambos son maduros y porque es por ambas empresas, así que desde hoy empezaran a llevarse bien, he preparado un día de campo para ambos, es mediodía así que irán de inmediato - se sobresalto colocandose de pie, no, no pensaba hacerlo, bajo ningún concepto.
- Tenía planes - contesto molesto ante las palabras del padre de Sakuno que le sostuvo la mirada con firmeza y que sonrió levemente - Serás el esposo de mi hija y es momento de que cumplas con tus obligaciones - su padre le indico con una mirada de dureza que guardara silencio pero no pensaba hacerlo - Pensaba dormir, un día de campo no me apetece - los tres miraron a la cobriza que estaba calmada, ella siempre seguía las órdenes de su padre, le resultaba extraño que no quisiera hacerlo en ese momento.
- Me importa poco Sakuno, harás lo que se te dice - señalo molesto su padre y ella coloco una sonrisa irónica en los labios colocandose de pie - ¿Y me preguntas porqué me fui lejos? Ahí tienes tu respuesta padre - si algo que le molestaba a ella y recordaba muy bien era que su padre se convirtiera en una especie de tirano y justo ahora lo estaba haciendo, recordaba que por esa faceta ella siempre sufría y era él quien la consoloba siempre.
Sakuno salio de allí con paso firme y él seguía sin creer lo que estaba haciendo, el padre de ella se levanto hercho una furia para seguirla, su padre le indico que se sentara pero algo lo impulso a salir de la oficina...
Odiaba cuando se convertía en ese tirano y él lo sabía muy bien, lo respetaba, lo amaba pero bajo ningún concepto aceptaba que le diera órdenes como si fuera uno de sus empleados, era su hija, su única hija, lo mínimo que le pedía era que la tratara como tal, avanzo con paso decidido viendo que su madre la miraba con asombro - ¡Sakuno! - el grito de su padre le helo algunos huesos pero se mantuvo firme, lo último que podía hacer era pedirle perdón por su actitud, sintio un tirón en su antebrazo para recibir de lleno una bofetada de su padre que le ladeo por completo la cabeza.
Sintio un enorme escozor en su mejilla derecha y algo que resbalaba de la misma - Serás una buena hija e irás a ese día de campo para cumplir tu deber, me importa poco si estas cansada aún así irás y punto - le siseo este mientras la tomaba de ambos brazos con fuerza, se mordio el labio y este la dejo, miro más allá al peliplateado que estaba como si nada, bueno no esperaba que la rescatara, él nunca iba a hacer algo como eso.
- Ootori-kun por favor lleva a mi hija al día de campo y disculpala, uno de mis guardias les indicara el camino - no tendría porque disculparla cuando él tampoco deseaba ir al día de campo, sin embargo, este comenzo con el camino y a ella no le quedo de otra más que de seguirlo con paso firme - Llevala tú porque si me entero que se fue en el auto habrá consecuencias - la voz del padre de él les llamo la atención a ambos pero ninguno de los dos se detuvo, salieron de la casa, antes de salir por completo viro un poco la cabeza viendo que su madre estaba como si nada.
Salio de la mansión con paso firme viendo que el peliplateado tomaba sus llaves, sabía que era una motocicleta, tomo sus lentes para cubrirse los ojos porque estaba segura de que dentro de nada iba a llorar - ¿Puedes con esto? Me importa poco si no puedes, esta el auto - señalo el auto y ella solo giro el cuerpo para caminar al vehículo, el conductor se apresuro a abrir la puerta, no estaba de ánimos para soportarlo mucho menos cuando le dolía la mejilla como nunca.
Justo cuando iba a subir una mano se cernio sobre su muñeca - Sube a la moto, no quiero regaños de mi padre - este tiro de ella obligandola a caminar hasta la misma, él subio y espero a que lo hiciera, dio un suspiro mientras subía con calma, en ese momento agradecía haber conocido a alguien como el peliplateado en Los Ángeles - Coloca tus manos en mi cintura, no aprietes y no te pegues a mí - quería maldecirlo justo en ese momento pero tan solo se sostuvo de las "agarraderas traseras" para indicarle que empezara con su recorrido pero justo en ese momento sintio un leve mareo que no debía sentir.
La medicina debía de haber hecho efecto antes, sin decir palabras se bajo de la moto con una mano en la boca - I-Iré en el auto, le explicare a tu padre - dicho esto corrio hacía el vehículo que tenía aún la puerta esperandola, abordo y este de inmediato emprendio la marcha, escucho el sonido de la moto siguiendolos y se recosto en el asiento del conductor, respirar se le estaba dificultando, con una mano temblorosa tomo su bolso para extraer sus pastillas, su enfermedad estaba controlada así que no entendía porque justo en esos momentos la estaba molestando pero ante todo debía mantenerse calmada.
Ambos vehículos se detuvieron en un hermoso prado, más allá se notaba una cesta y un enorme mantel colocado sobre el mismo, detuvo su motocicleta observando que el auto hacía lo mismo, Sakuno abrio la puerta para salir corriendo, noto que estaba agitada, ¿qué le sucedía?, se encamino hacía donde sería el famoso día de campo notando que ella le seguía el paso con calma, se detuvo sobre la enorme manta y tomo asiento observando que ella hacía lo mismo en absoluto silencio.
- ¿Podrías darme de comer? No he probado bocado - comento él notando que ella lo miraba con una ceja encarnada - Tienes manos - tomo la canasta y comenzo a colocar todo sobre la manta sintiendo el impulso de volver el estómago, odiaba esa sensación porque siempre terminaba en cama - Serás mi esposa, sería bueno que empezaras a tratarme con cariño - el tono dulce que había usado era completamente falso y lo sabía pero aún así no esperaba que su corazón se agitara como loco con solo esas palabras.
- T-Te dije que tienes manos - coloco un plato delante de él cuando gimio levemente de dolor, su mejilla punzaba, su padre siempre había tenido la mano fuerte, se iba a llevar la mano a la misma pero la mano de Ootori la detuvo por completo - No la toques... esta hinchada - señalo él con obviedad y ella solto su mano de inmediato, como si el contacto quemara aunque era completamente al revés, era mejor dicho que si la seguía tocando podía caer más profundo de lo que ya estaba.
- Claro que esta hinchada, incluso tengo sangre imbécil - le replico de mala manera mientras tomaba su bolso para pasar un pañuelo por su labio sintiendo que ardía demasiado - ¿Así es cómo las damas hablan? - pregunto este irónicamente y ella tan solo le lanzo una botella de agua a la cara que este tomo con un movimiento ágil, odiaba eso de él - Desaparece - siseo molesta para quitar el pañuelo, lo dejo en su bolso y se recosto en el prado, la cabeza le dolía demasiado.
Escucho ruido de cubiertos y demás cosas pero solo cerro los ojos - ¿Porqué te fuiste? - pregunto alguien cerca de su cuerpo por lo que se levanto de inmediato alejandose del peliplateado - No te importa - señalo mientras tomaba una manzana y se la llevaba a la boca ignorando las "mariposas" en su cuerpo - ¿Fue por mí? - pregunto de nuevo este y la cobriza lo miro fastidiada, quería que se callara, si, había sido por él pero también en parte por su enfermedad, una que él no sabía y no debía saber por el momento, no necesitaba su lástima aunque apostaba a que ni la sentiría.
- No - contesto con simpleza girando la cabeza para continuar mordiendo la manzana - Me alegra porque tengo que decirte una cosa... tengo novia - Sakuno sintio un dolor punzante en su pecho pero se mantuvo calmada, dolía como si la estuvieran quemando, trato de controlar su pulso pero este simplemente estaba agitado, siempre era por él y sus palabras.
- ¿Y? - pregunto tratando de sostenerle la mirada, el peliplateado sonrió como un niño pequeño a punto de hacer una travesura - La amo así que dejare las cosas en claro, hare todo lo que nuestros padres dicen pero no pienso en lo absoluto enamorarme de alguien como tú y mucho menos pienso contraer matrimonio con alguien como tú - comento con seguridad este, sentía que su voz se había quedado en alguna parte de su cuerpo y no pensaba salir, esas palabras habían sido dagas que estaban en su corazón enterradas con fuerza.
Le sonrió con calma como si las mismas no le hubieran dolido en lo absoluto - Me parece perfecto, en ese caso creo que por hoy termina el día de campo, francamente no pienso perder mi tiempo contigo - se levanto tomando su bolso para extraer su celular, noto la mirada de incredulidad del peliplateado, él esperaba que llorara y lo iba a hacer pero no frente a su persona, o no, por supuesto que no.
- ¿Keigo? Habla Sakuno, ¿en cuánto tiempo llegas? - pregunto caminando con dirección al auto, ahora más que nunca necesitaba hablar con alguien como él porque Seiichi estaba en uno de sus tantos partidos - Estoy en mi casa, Seiichi llamo y dijo que regresaste en un vuelo matutino así que acelere mi regreso, apenas llegas y ¿quieres verme?, de verdad me encata eso - sonrió ante la contestación de su amigo, podía ser un engreído pero era una gran persona.
- Quiero verte, necesito verte, necesito hablar contigo de algo dem... - y no completo la frase cuando la mano con la que sostenía el celular fue jalada y el aparato se vio fuera de su alcance - Solo lo dire una vez Atobe, alejate de ella - siseo Ootori para tomarla de la mano conduciendola de regreso al lugar, estaba desconcertada por su actitud, ¿qué diablos le sucedía?, había sido él quien le había dicho que no se iba a enamorar, que no quería ser su esposo y ahora hacía esto, estaba loco, completamente loco.
- Tienes tres para soltarme - siseo colocando su mano sobre su antebrazo para que la soltara pero este no quería soltarla por el contrario aplico más fuerza en su mano - No me harías daño, nunca me harías daño - de vedad era medio tonto, claro que le iba a hacer daño y mucho por eso no dudo en jalar su brazo para que se detuviera y lo pateo en el abdomen con fuerza, este solto de inmediato su agarre mientras ella lo miraba con furia en los ojos.
- Tú error es creer que la Sakuno que conociste no te haría daño, esa niña no existe más, no existe y esta Sakuno si te haría daño, deja de creer que soy la misma niña de hace seis años, ahora deja de meterte en mi vida maldito imbécil - le espeto girando el cuerpo cuando los brazos de este se posaron en su cintura, ¡Ay Dios!, todo menos lo que estaba pensando porque entonces iba a arder Troya, trato de soltarse pero este la pego por completo a su cuerpo no permitiendo que se soltara.
- Nunca he dejado que nadie me golpeé y tú estas pidiendo a gritos que te haga daño - no la intimidaba, bueno quiza un poco así que no dudo en pisar su pie provocando que este la soltara quejandose, avento su bolso a la manta y comenzo a correr con una sonrisa llena de burla - ¡Pues no te tengo miedo! - y la guerra comenzo porque este se despojo de su chaqueta de motociclista dejando ver una camisa de manga corta blanca que le quedaba demasiado bien pero no era momento de pensar en eso.
- Date por muerta - y comenzo a correr en dirección hacía donde se encontraba por lo que ella trago duro y comenzo a correr, esperaba que su enfermedad no se hiciera presente por el momento, ladeo la cabeza mirando a este que le seguía el paso, esquivo unos árboles para que este se entretuviera en los mismos cuando lo vio demasiado cerca, salto algunas ramas de árbol y entonces este se avalanzo por completo tacleandola con fuerza pero antes de lo mismo la giro para quedar frente a frente.
El aire no llegaba a sus pulmones en ese momento - Q-Quitate... m-me estas lastimando - trato de que este se apartara pero condujo sus manos a sus muñecas para que no se soltara - Te dije que te iba a matar, no soy el mismo niño dulce que conociste Sakuno, bajo ningún concepto tolero que me alguien me alce una mano, ni siquiera mi novia así que necesito que te disculpes ahora - una de sus manos viajo hacía su cuello, bien, ese no era el Chotarou que ella había conocido, al parecer ambos habían cambiado pero ella no le tenía miedo, nada de miedo.
- Q-Que te quites, no te tengo miedo, así que quitate - trato de levantarse pero este en un movimiento ágil la inmovilizo de las caderas mientras soltaba su muñeca y apretaba un poco más su cuello, era como un maldito loco y quería que justo en ese momento la soltara, su otra mano viajo hacía su blusa, se removio tratando de quitarselo pero su cuello fue más apretado.
- A-Apartate... C-Chotarou - este la miro fijamente mientras soltaba su cuello y apartaba su mano de su blusa, la miro con un semblante completamente serio y al mismo tiempo dulce - ¿Porqué no te brillan los ojos? - pregunto y ella aprovecho justo ese momento para tirar de su muñeca e intentar golpearlo pero este fue más rápido al tomarla en el vuelo y sostenerla por el cuello de nueva cuenta.
- P-Porque la persona que amaba me destrozo con tan solo diez años, era una niña y no sabía que era el amor pero ahora lo sé y sé que tú nunca lo has sentido, ni siquiera con la novia que tienes así que sueltame ahora - este le mando una mirada de altanería y ella temblo un poco - Conozco el amor, con Haera lo siento, no lo sentí contigo porque en realidad nunca me gustaste, éramos niños tienes razón y porque éramos niños solo sentíamos cariño pero ahí esta la novedad, ni siquiera sentía cariño por ti... solo lástima - hablo claramente este mientras la soltaba, creía que no iba a doler pero el dolor era horrible.
Lo observo levantarse y comenzar con su camino mientras pasaba una mano por su cabello, bien, él quería jugar y lastimarla pues ella también lo sabía hacer por eso no dudo ni un momento en levantarse y subirse a su espalda mientras lo tomaba con fuerza del cuello - ¡Te odio! ¡Te odio! - con lo que no contaba era que este la tomara con fuerza de las piernas para colocarlas sobre su cintura y cayera con ella hacía atrás, gimio de dolor cuando sintio el peso del peliplateado sobre su cuerpo.
El aire le falto y este aprovecho ese justo momento para girar y quedar de frente a ella, la tomo de ambas piernas para que quedaran alrededor de su cintura mientras la tomaba de los cabellos con fuerza, trato de soltarse pero este la tomo del mentón para acercarse demasiado a sus labios - A-Aparta, no quiero que me
beses - le declaro y este tan solo sonrió para rozar con su nariz sus labios, se removio como una serpiente pero este no la solto en ningún momento y ya se estaba desesperando.
- Antes era lo que más deseabas, si mal no recuerdo fui tú primer beso y ahora que estas aquí, quiero ser el primero en besarte - abrio los ojos cuando este junto sus labios mientras la sostenía por el cabello, apreto los labios pero este mordio su labio y por autoreflejo entreabrio los labios lo suficiente como para este entrara en su boca, había extrañado tanto sus labios aunque antes eran besos inocentes pero ahora era completamente diferente porque él sabía besar muy bien, le entraban celos de saber con quien o con quienes mejor dicho había aprendido a besar de esa manera por lo que le mordio el labio con fuerza y este se separo de inmediato con una cara de pocos amigos.
- M-Merecido te lo tienes... ¡imbécil! - le grito mientras lo empujaba con las piernas para levantarse, le dolía la espalda pero aún así camino con prisas, tomo su bolso y busco su celular cuando sintio que alguien estaba a sus espaldas, quería que la dejara de molestar.
- Te repites mucho Riuzaky... creí haberte dicho que odiaba que me golpearan - y de pronto dejo de sentir el piso cuando este la cargo por el hombro mientras una de sus manos viajaba descaradamente hacía su trasero, lo comenzo a golpear en la espalda queriendo que la soltara pero este apreto el paso ignorando sus gritos, se detuvieron delante de un deportivo descapotable, ni siquiera lo había visto al llegar, este abrio la puerta del asiento del copiloto y la avento metiendo su bolso en los asientos traseros.
Lo observo rodear el auto mientras ella intentaba abrir la puerta pero esta no cedía, al final lo observo entrar al asiento de copiloto y encender el auto - Iremos a una cita - señalo este y ella encarno una ceja - Te odio - le espeto mirando por la ventana tratando de no verlo en lo absoluto pero si que sintió cuando este sonrió ladinamente - Algún día te lo vas a creer - aseguro este emprendiendo la marcha, ella tan solo se mantuvo en silencio, no pensaba hablar con él en lo absoluto.
El auto se detuvo poco a poco y ella miro en donde se encontraban, parecía ser un lugar solitario aunque habían algunas personas por no decir muchas que de inmediato rodearon el auto y todas esas personas vestían como él, como motociclistas, incluso las chicas lucían como ellos, ¿dónde la había llevado? - ¡El campeón ha llegado y no en una moto! - una persona grito por un megafono y ella ladeo la cabeza, todo el mundo los veía - ¿A d-dónde me trajiste? - pregunto aferrandose al asiento por si la obligaba a bajar pero no lo iba a hacer bajo ningún concepto.
- ¿Te confundiste? Dije que "iríamos a una cita" pero no precisamente nosotros, ¿ves a esa chica?... es mi novia Haera - no quizo voltear y no lo iba a hacer, no quería verla porque posiblemente la hiciera sentirse menos y no le iba a dar ese privilegio, no a él, antes muerta - Llevame a casa o tú padre se enterara de esto - gruño sin voltear a donde se encontraba cuando sintio un tirón en el mentón que la hizo voltear a donde la misma se encontraba.
La miro como si nada, como si fuera menor que ella, vestía una chaqueta de cuero que se ajustaba a su figura de adolescente, unos pantalones entubados que la hacían lucir bien por mucho que le costara admitirlo, su cabello pelirrojo estaba suelto, sus ojos cafés la miraban con furia pero al mismo tiempo con dolor, lo más seguro era que ella supiera de su "compromiso" y aunque sonara mal, le gustaba verla sufrir.
- Ahora sabes porque no me gustas tú, ella es más hermosa que tú, bueno de hecho ella es más que tú, ahora vas a ser una buena niña y bajaras del auto para que esperes a que termine mi carrera donde participare con mi novia y después iremos a comer con todos mis amigos que son estos y entonces te llevare a casa, tu pagaras tu comida... baja - señalo este y Sakuno lo miro como si hubiera dicho algo completamente descolocado por lo que se cruzo de brazos y nego con la cabeza, por supuesto que no iba a bajar, ella se iba a quedar allí le gustara o no.
- No voy a bajar, llevame a casa - lo señalo con el dedo mirando a las personas que los veían con burla o al menos a ella porque las miradas dirigidas a él eran llenas de respeto - Baja del auto, te llevare a casa cuando termine mis cosas, sera al anochecer - este bajo del auto y ella lo miro incrédula, la pelirroja quien era su novia corrio donde él para besarlo en sus narices como demostrandole que poco le importaba su prescencia, se obligo a calmarse y se enterro las uñas en las palmas de las manos para sentir otro tipo de dolor, noto que las manos de él descendían por su cuerpo.
- ¡Ootori te estas tardando demasiado! - grito un chico y él la miro con una ceja encarnada, se estiro para tomar su bolso y bajo del auto, este la miro con satisfacción y ella miro a la concurrencia que la miraban como si quisieran matarla, los rodeo y comenzo con su camino, ella no pensaba quedarse - Te vas a perder - ladeo la cabeza mirando al peliplateado que abrazaba por la espalda a su novia.
Solo se encogio de hombros y continuo con su camino, el tiempo pasaba rápido, el atardecer se podía ver en el cielo, era un bonito espectáculo aunque en esos momentos ella no quería verlo - Que se pierda, una persona engreída y maldita menos en el mundo - giro el cuerpo mirando a la pelirroja que había dicho eso, Ootori beso su mejilla y un recuerdo vago acudio a su mente... sangre, un cristal, hospital, psicológo... se obligo a calmarse y se giro de nueva cuenta siguiendo con su camino.
En ningún momento volteo hacía atrás, solo tomo de su bolso sus pastillas y la botella de agua, bebio como desesperada y sintió el viento en sus cabellos, no se iba a perder, en momentos como esos era bueno tener un celular, le haría una pequeña broma a Ootori como pago por humillarla delante de tanta gente porque o sí, ella sabía que la noticia de su futuro matrimonio había salido en diarios, revistas e internet y estaba completamente segura de que lo había hecho con el propósito de lastimarla, lo había logrado pero no se lo iba a demostrar.
Se acomodo en las piernas de Keigo y tomo aire - ¿Cómo van tus ataques? - pregunto este acariciando su cabello mientras ella cerraba un poco los ojos - Bien... hoy tuve un recuerdo de aquellos años - comento y este se alarmo de inmediato provocando que cayera al suelo, gimio de dolor y el castaño la ayudo a reacomodarse en el sófa de su habitación - No pienses en ello, te hace daño, no quiero verte mal - aseguro este mientras besaba su mejilla con suavidad, Sakuno se sento correctamente en el sófa para subir sus piernas y juntarlas de manera que quedo abrazadas a las mismas.
- Estuve pensando en esa época, en lo que me llevo a atentar ante mi vida, cuando voy al psicológo solo contesto lo que me dice pero a ciencia cierta nunca le digo la razón, estoy segura de que no es por mi enfermedad, ni siquiera por mis padres pero quiza... sea por él, ¿crees qué eso es malo Keigo? - pregunto enterrando la cabeza en sus piernas sintiendo el nudo en la garganta.
Keigo era la única persona con la que podía hablar abiertamente, era su hermano, no de sangre pero de corazón - Tenías diez años, recuerdo que siempre estabas tras de él y que Ootori siempre te cuidaba pero en un momento te dijo e hizo cosas feas, no se porque, creo que ni tú misma lo sabes, te lastimo tanto siendo una niña de diez años, después simplemente te fuiste a Los Ángeles, cuando tu cuidador me llamo diciendo que con tan solo doce años estabas tomando pastillas para dormir me preocupe por eso fui directamente hacía ti, me entere que desde que habías llegado ahí no comías bien, llorabas todo el tiempo, eras una sombra de mi Sakuno, volví por cuestiones de la empresa de mi padre y más tarde me entere de que habías atentado con tu vida en repetidas ocasiones, la más grave fue al
cortarte las venas, tus padres ni siquiera saben eso, contrate al mejor círujano para que te atendiera y no tienes cicatrices pero las tienes en el corazón, Saku creo que es hora de que olvides a Ootori - aseguro este mientras ella lo veía a los ojos con lágrimas retenidas.
- L-Lo a-amo - le aseguro con una sonrisa triste y este tan solo se inclino para rozar sus labios con los suyos mientras derramaba algunas lágrimas como las que ella estaba derramando, ese tema siempre lograba hacerla llorar porque solo ellos dos sabían aquel episodio en su vida, su cuidador en Los Ángeles había muerto hace seis meses así que solo quedaban ambos con ese secreto, se abrazo como una niña pequeña al castaño que la sostuvo como tantas otras veces lo había hecho.
A este le había sorprendido verla con la mejilla derecha hinchada, sabía que había si el padre de la cobriza y eso le molestaba demasiado, el imbécil que tenía por futuro esposo la había llevado a un lugar donde personas horribles estaban y lo peor era que la había dejado andar sola por las calles, ya eran las diez de la noche, oficialmente el primer día de su futura boda estaba por terminar y él no quería dejarla.
Sakuno se separo besando su mejilla mirando su reloj - Supongo que es hora de que vuelva - señalo esta tomando su bolso para levantarse del sófa - Si quieres puedes quedarte - aseguro este pero la cobriza negó con la cabeza mientras una sonrisa triste se instalaba en sus labios - Sabes que no puedo, no puedo involucrarte en esto, es el primer día, podre con los que quedan - beso con suavidad sus labios, era un gesto de cariño entre "hermanos", el castaño la abrazo queriendo protegerla de todo lo malo pero solo le quedo verla partir, sabía que no se iría en ningún auto, sino caminando y en esos momentos él pagaría por ver la cara de Ootori.
Su padre lo iba a matar, eso iba a pasar, eran las diez de la noche y se le había pasado la hora estando con Haera y con sus amigos en la pizzería cercana a la pista de carreras, lo más seguro era que Sakuno ya les hubiera dicho a los adultos lo que había pasado y él realmente no deseaba regaños, estaciono la moto delante de la casa de Sakuno y subio los escalones de prisa, antes de tocar el timbre la puerta se abrio y se encontro con el semblante desesperado de la madre de la cobriza.
- ¡Ootori-kun gracias al cielo! ¡¿Dónde estaban?! Estabamos preocupados por ustedes y... ¿dónde esta Sakuno? - ese era el pequeño detalle que ella no estaba con él, un momento... si no estaba con él y no había llegado a casa, ¿dónde estaba?, miles de pensamientos malos pasaron por su cabeza pero realmente esperaba que nada malo le hubiera pasado al monstruo porque de lo contrario el regaño lo recibiría él y de verdad que no quería más problemas con su padre así que se le ocurrio... mentir porque después de todo nada malo pasaría, ¿o sí?.
- No quizo ir conmigo a una cita, trate de llevarla pero ella solo se bajo del auto y se fue - sintio la mirada del padre de ella hecha una furia, no le iba pasar nada a Sakuno así que era una mentira piadosa... justo en ese momento se abrio la puerta y por ella entro la aludida quien lo miraba con auténtica seriedad - Padre... - y ni siquiera se había dado cuenta de que el padre de la misma había cruzado media sala a su encuentro para abofetearla fuertemente en la mejilla derecha, sintio un temblor cuando la vio con la cabeza ladeada y con mechones de cabello desordenados, su padre la miraba con furia contenida.
- Sube a tu habitación ahora, no puedo creer que dejaras solo a Chotarou-kun, ¡¿qué diablos sucede contigo?! - le pregunto con una furia tremenda, incluso las venas de su cuello se notaban, ella giro la cabeza poco a poco viendolo, su mejilla estaba completamente morada y un hilo de sangre bajaba por su mentón, lo miro con una leve sonrisa mientras asentía con la cabeza, sabía que había mentido, lo había descubierto.
- Me creo tu hija - contesto ella y el padre de la misma la tomo con fuerza de los cabellos mientras su padre lo tomo por el antebrazo - Vamos - quería quedarse a decirles que había sido una mentira pero fue demasiado tarde cuando fue jalado por guardias que lo sacaron de allí, al cerrarse de la puerta escucho gritos, llantos y algunas cosas rompiendose, no quizo saber que pasaba pero se daba una idea, quiza había perdido la mínima oportunidad de que ella dejara a un lado el matrimonio o quiza había ganado esa batalla, esperaba que fuera la segunda.
Le costaba respirar, claro que recordaba aquellos maltratos de su padre pero eran mínimas cosas, regaños con voz grave pero nunca golpes hasta ese mismo día, curioso que se hubiera ido durante seis años para regresar y ser golpeada justo como lo había sido, a su madre era a quien golpeaba cuando era una niña, nadie sabía eso salvo la familia de Ootori por ser la más allegada, nadie más lo sabía o al menos eso creía su padre porque Keigo si que lo sabía, ella le contaba todo pero esto no lo haría.
Tenía como mínimo dos costillas rotas, eso había dicho el médido de cabecera, un amigo cercano de su madre, tenía un leve corte en la frente producto del golpe con el filo de la mesa, un labio cortado y una esguince leve en la muñeca derecha, no quería llorar pero le era inevitable, las lágrimas salían solas, quería detenerlas pero no podía, no entendía porque él había mentido o quiza si... él en verdad la odiaba.
¿Cómo podía estar enamorada de alguien así? ¿Porqué no podía dejar de amarlo? Quería, de verdad quería pero le era imposible, la sola idea la mataba, le aterraba por completo, escucho unos toquidos en su puerta y se dio la vuelta - S-Sakuno... alguien quiere verte, tú padre ha dado la órden de que a si sea - no contesto, su madre no la había defendido, quiza le tenía miedo a su padre y una parte de ella la entendía pero la otra no, la puerta se abrio y después se cerro, quien fuera que era lo quería lejos.
Miro el reloj digital que se encontraba al lado, las once con doce minutos, era demasiado tarde para dormir, cerro los ojos respirando pero el dolor le arranco un quejido de dolor - Es mi culpa - abrio los ojos al identificar la voz, quizo levantarse y golpearlo pero se quedo quieta, sinceramente no pensaba hacer nada con respecto a él, ya estaba cansada de verdad - No pense que esto iba a suceder - se mantuvo quieta pero sabía que él no se iba a ir por lo que se levanto con dificultad viendolo directamente a los ojos.
- Quiero descansar... vete - necesitaba una buena ducha por lo que se coloco las pantuflas y giro el cuerpo con dirección a su baño privado - No esperaba que te golpeara... ¿estás bien? - apreto los puños, si alzaba la voz o mejor dicho si a él le alzaba la voz su padre estaría más que furioso por lo que se contuvo - T-Tú sabías que él haría esto, no mientas, conoces a mi padre, ¿querías verme así?, pues ya me viste así que vete con tu novia pelirroja y dejame en paz - le espeto señalando la puerta pero este no se inmuto y ella de verdad quería golpearlo hasta casi matarlo.
Lo miro con los ojos llorosos aunque sabía que las lágrimas secas estaban en sus mejillas - Yo de verdad no sabía que esto iba a pasar, quiero disculparme contigo - aseguro este y ella ya no lo soporto, exploto, camino como pudo hasta donde él y lo abofeteo de lleno, esperaba que nadie estuviera escuchando porque si no iba a estar en más graves problemas y sinceramente no deseaba más.
- ¿Quién eres tú? El Chotarou que conocí cuando tenía diez años era un buen niño, era mi primer amor y de pronto me dejaste sola, me gritaste cosas horribles, me hiciste cosas horribles y ahora eres un patán porque eso es justo lo que eres, vienes y te disculpas conmigo por tu mentira, yo no me fui y te deje plantado, yo no te dije que no quería ir a una cita contigo, fuiste tú quien me llevo a una cita con su novia, quien me humillo delante de todos sus amigos, quien me hizo caminar hasta aquí entre el frío, fuiste tú quien me ha lastimado este día, tengo dos costillas rotas y estos golpes pero el golpe que no ves es el de mi corazón, y-yo realmente te amaba, mentí cuando dije que no era así pero lo hago... t-te a-amo pero te voy a olvidar, eso voy a hacer, te voy a olvidar, no pienso contraer
matrimonio contigo así los dos seremos felices, era lo que querías pues lo vas a tener... t-te voy a olvidar así que puedes irte - giro el cuerpo limpiando las lágrimas traicioneras que habían bajado por sus mejillas...
Una mano se cernio sobre su muñeca para girarla y antes de darse cuenta este la atrajo por la nuca para besarla pero no era un beso de compasión, era un beso lleno de sinceridad, un beso de desesperación, un beso de anhelo porque los dos se estaban besando con el alma aunque aún no lo supieran, y la desesperación de él logro invadirla por completo que le devolvio el beso con la misma desesperación, y antes de darse cuenta ella estaba contra la pared y él la tomaba de la cadera clavando sus uñas en la misma.
Y mucho antes de que ambos se dieran cuenta ella tenía sus piernas enredadas en su cintura mientras él invadía cada centímetro de su boca marcandola como suya, nunca había sentido esa corriente cuando besaba a Haera pero la sentía con Sakuno, algo que lo llenaba por completo, que lo satisfacía por completo, le quito todo el aire para convertirlo en suyo porque sus labios lo llamaban y no quería separarse de los mismos, ella era suya, solo suya.
No tenía ni la más mínima idea del porque estaba pensado eso pero poco le importaba, se separo de ella jadeando y junto su frente con la de la cobriza tratando de recobrar los sentidos - No, no me vas a olvidar... me hare cargo por esto a partir de mañana, es una promesa pero no... me olvides - y no dejo que contestara hasta volver a besarla de nueva cuenta con desesperación...
Era el primer día, un día que marcaba el inicio de dos puntos, el primero: el perdón porque ella sin darse cuenta lo había perdonado, puede que el beso influenciara en su relación o puede que no pero el amor que sentía por él era tan inmenso que perdonaba su mentira; el segundo punto era: la promesa, él realmente estaba siendo egoísta con Sakuno porque la idea de que ella lo olvidara había removido algo, algo que desconocía por completo pero no quería sentir así que iba a cumplir su promesa, la iba a recompensar por la mentira dicha, solo esperaba no enamorarse de ella porque en verdad estaba enamorado de Haera pero era solo el primer día, en los siguientes no se iba a dejar llevar o al menos... eso esperaba.
¿Qué podía pasar en el segundo día?...
N/A
Espero les haya gustado.
Gracias por leer.
Espero me apoyen en este nuevo proyecto.
