¿Qué hubiera pasado si Bulma pidiese su deseo a Sheng Long? ¿Cómo cambiaría la historia que conocemos? Si el amor de tu vida llegara cuando eres demasiado joven para poder asimilarlo, ¿darías un salto de fe sin la seguridad de tu supervivencia?
Corría el año 749 en el planeta tierra, en un desierto junto a las montañas del norte, un grupo de muchachos había logrado juntar las siete esferas del dragón e invocaron al Gran dragón Sheng Long. Una magnífica criatura capaz de conceder los mayores y más oscuros deseos de la gente. Ésta vez el turno para pedir un deseo era de la chica.
Bulma aún no sabía que era lo que realmente deseaba, era hija de los dueños de corporación cápsula, la familia más poderosa del mundo. Lo que la niña quisiera, lo podría tener y si no existía; ella era capaz de inventarlo.
A sus 16 años ya estaba por terminar la universidad, ingeniería en robótica y genética. Era una genio al igual que su padre, aventurera por naturaleza, guerrera y bella mujercita.
Además de todo, tenía un guapo novio, pero no estaba segura si realmente la quería como para amarla toda la vida. Son las dudas que surgen a todas las mujeres y es lo que siempre quieren descubrir. Si el novio las ama de verdad. Así que decidiendo entre una fresa que jamás se acabe o saber si Yamcha la amaba, la peli azul formuló su deseo.
—Quiero que me traigas un novio guapo y que me quiera.— decía la chica de pálida tez y azul cabello al gran dragón Sheng Long.
—Ese deseo es muy fácil.— a lo que el dragón apareció un muchacho de cabello negro, portaba una capa, tenía el seño fruncido; al parecer estaba molesto pues cruzó los brazos y se quedó mirando a todo mundo. El dragón desapareció y se dispersaron las esferas del dragón.
El cielo volvió a ser azul y reveló los colores verdaderos del planeta para el joven recién llegado.
—Bulma, pero ¿por qué has pedido eso?, ¿Qué no soy yo lo que deseabas?.— decía el muchacho de cabello largo y que le faltaba un diente.
—Yamcha, es que... no estoy tan segura de que me quieras y por eso lo pedí, para que me quisieras pero apareció ese joven.—La muchacha se sonrojó y miró al apuesto joven que aún no comprendía que estaba haciendo en ese lugar.
El pequeño amigo de Bulma se acercó un poco al joven quien portaba además una armadura y tenía un porte elegante y fuerte.
—Miren tiene colita como la mía.— señalaba el pequeño de cabello de estrella, lucía un traje de pelea naranja.
—¿Cómo te llamas Niño? Mi nombre es Goku.— preguntaba el pequeño Goku mientras los demás observaban.
El joven se sentó en el suelo y resoplaba, no era muy social, entonces Yamcha bastante molestó le dijo a Bulma.
—¡Pues anda con tu novio que te trajo Sheng Long, es tu deseo así que disfrútalo!.— se cruzó de brazos el joven de cabello largo y esperaba apretando los dientes.
Aunque el niño de verdad era apuesto, Bulma sentía un poco de temor. Pues su ropa era rara y su actitud no era tan amigable por decir lo menos.
—Oye niño, ¿cómo te llamas?.— preguntaba la chica de cabello celeste al joven que al parecer le aburría estar ahí. El chico no contestó, estaba cerrando los ojos y ella se acercó un poco.
—Niño, ¿acaso eres sordo? O ¿no hablas español?.— el chico volteó algo sorprendido por el atrevimiento de la chica. Se levantó y se acercó a la cara de Bulma.
—¿Cómo osas dirigirte hacia mi con ese tono? ¡Muéstrame respeto!.— le gritó a la mujercita de cabello azul. Bulma de inmediato se encendió.
—¡Escúchame niño!, nadie me habla así y menos un completo extraño, eres odioso ¿lo sabías?.— y le mostró la lengua.
El gesto le pareció gracioso pero no permitiría tal atrevimiento.
—¡Insolente!, infórmame donde diablos estoy para avisar a mis lacayos que vengan por mi, no tengo por qué soportarte.— Vociferaba el chico bastante enojado.
Yamcha, Oolon y Goku se reían al ver la pelea entre los dos adolescentes. El chico intentaba usar el aparato que tenía en la cabeza a un lado de la oreja.
—Porquería, no funciona.— tocaba unos botones de manera desesperada.
—¿Me dejas ver tu aparato? A lo mejor lo puedo arreglar.— veía Bulma con curiosidad y demasiado cerca para el gusto del jovencito.
—-No, no te me acerques niña.— el muchacho se sonrojó al tener a Bulma tan cerca., intentaba quitársela de encima esquivándola, pero la mujer era muy persistente. Ella hizo la finta de ir a un lado pero en realidad se fue al otro. Fue entonces cuando Bulma le quitó el aparato al misterioso joven y lo manipuló. El extraño artefacto dejó de funcionar.
—¡Oops!, creo que lo descompuse.-- Bulma reía como si se tratara de una travesura cualquiera.
—¡Eres una idiota!, ahora me quedé varado aquí con ustedes, son unos dementes.— Al mismo tiempo que el muchacho se sentía solo y perdido en un mundo que no conocía, y sin escapatoria aparente, sentía un gran alivio de liberarse de su captor real, el temible Emperador Freezer.
—Bueno, yo le pedí a Sheng Long que apareciera un novio guapo y que me quiera, así que ¡eres mío desde ahora!.— Indicaba la chiquilla con tono imperativo.
—¿Qué demonios? ¿Ahora soy un esclavo? ¡Escúchame niña tonta, soy el príncipe Vegeta y exijo ver al gobernante de éste planeta!.— en verdad el joven se había alterado con tal afirmación de la mujer.
Bulma soltó a reír, aunque si parecía un príncipe por su porte elegante, no tenía idea de quién era en realidad, creyó que se trataba de alguna broma o algo por el estilo. En el mundo de Bulma, la gente se la realeza es conocida, sale en revistas, páginas de internet y todos los cotilleos relacionados. No es que la joven se interesara en ello, pero su madre era experta en temas sociales.
—Mira, ven a mi casa, mi papá puede arreglarlo. Es el científico más famoso de la tierra.— dijo Bulma sin mucha preocupación, pues estaba segura de que si alguien podía con esa tarea era su padre.
Vegeta capturó mentalmente su ubicación e hizo cálculos sobre planetas o sistemas que conociera, con ello dedujo un aproximado de en donde estaba y trataba. En un universo enorme, sin importar lo bien navegara, siempre cabía la posibilidad de perderse, gracias a ésta premisa, sabía que por el momento estaba a salvo del emperador. El príncipe asintió y preguntó:
—Así que es la tierra... ¿Dónde vives?.— No es que le interesara saber donde vivía la mujer, no tenía intención alguna de trabar amistades. Pero quería saber el tamaño y el potencial del planeta.
—En la capital del oeste, a 4 horas de aquí.—sonreía la joven creyendo qué tal vez podría conocer al galán en cuestión si fuera con ella a su casa.
—Vaya este planeta es grande entonces.—Vegeta alzó el vuelo y todos los demás se quedaron sorprendidos, nunca habían visto a nadie volar. Al darse cuenta que los demás no volaban, bajó a tierra nuevamente.
—¿Puedes volar?.— preguntaba Goku muy emocionado, abriendo los ojos como platos y con un sentimiento interior de querer intentarlo, lograrlo y ocuparlo como técnica de combate.
—Si, ¿Qué tú no?.—Contestó el principito con un tono de sorpresa, en su mundo era una técnica básica de cualquier guerrero.
—Pues no, yo uso mi nube voladora, mira, ¡NUBE VOLADORA VEN!.— y llegó rápidamente una nube dorada. —Solo los de corazón puro pueden subir a mi nube, ¿por qué no lo intentas Vegeta?.— el pequeño miraba insistente al joven.
El adolescente no creía que tuviera el corazón puro, después de todo aún con su fachada juvenil era un asesino y odiaba a Freezer. Su corazón había sido cegado por el odio y las ganas de matar a su captor. Aún así, nada perdía con intentarlo.
—Bueno, lo intentaré.—El chico subió y se quedó sentado junto a Goku, tal vez el corazón puro no era requisito o sus sentimientos de odio y venganza eran justificados. Después de todo el mataba porque se lo ordenaban, mera supervivencia y el odio al lagarto era generado por la muerte de todo su pueblo. Nunca se sabría el verdadero requisito o porqué.
—¡Fenómenos!, a lo mejor lo que se requiere para subir a esa tonta nube es tener una cola.—hacía berrinche la peli azul.
Los niños emprendieron el viaje a la casa de Bulma. Yamcha subió a un pequeño avión con Bulma y Oolon. Vegeta y Goku iban en la nube.
—¿No es genial mi nube?.— decía el pequeño Goku con una sonrisa en el rostro, al parecer su acompañante era un amigo potencial.
—No, es muy lenta.— decía el joven quien iba cruzado de brazos y fastidiado con la lentitud del traslado.
—Entonces ¿tu eres el nuevo novio de Bulma?.— decía Goku para seguir la conversación, algo que era difícil con el pequeño príncipe, pues no estaba acostumbrado a que le hablaran mucho y por lo regular tampoco permitía que le hicieran tantas preguntas, sin embargo la palabra le llamó la atención.
—¿Qué es novio?.— Le preguntaba Vegeta a Goku, a buen árbol se arrimaba pues el niño tampoco sabía bien que era un novio.
—Pues no lo sé, yo creo que es como ir a comer o algo así...— decía Goku con dudas, se rascaba la cabeza y miraba hacia el lado izquierdo tratando de analizar la palabra.
—Si se trata de comida entonces si, acepto.—dijo el Joven Vegeta ya con algo de hambre. Pues era bien sabido que los saiyan nunca rechazaban un alimento y en su mundo la educación era muy importante.
A lo lejos se veía la ciudad, Vegeta estaba frustrado pues para él, viajar esa distancia no debería demorar más de quince minutos. Goku y Vegeta llegaron antes a la capital y buscaron un lugar para comer. El olor los llevó hasta un restaurante donde comieron todo lo que pudieron. La gente se les quedaba viendo pues no podían creer el apetito tan voraz del par de criaturitas.
—La comida de este planeta es muy buena.— aseveraba el joven Vegeta engullendo casi sin masticar. Además el ambiente era agradable, la comida era tradicional, los asientos eran cómodos y la decoración en rojo, marrón y blanco le daba calidez al gran comedor.
—Si verdad, a mi me gusta mucho la comida, aunque por lo regular cazo y preparo lo que como.— comentaba el pequeño Goku, ya que su vida era sencilla y muy arcaica, rara vez comía los platillos que probaban en esta ocasión. Estaban comiendo platos de arroz, ramen hecho a mano, asado de res, pollo y pescado, así como camarones tempura y bolitas de arroz rellenos de cangrejo.
—Yo igual cazo para comer, aunque por lo regular, el emperador Freezer me alimenta, soy un guerrero de élite.— presumía un poco el príncipe ya que aunque poseía el título, no tenía nada más que su poder.
—Yo quiero ser más fuerte, regresaré a entrenar con el maestro Roshi para mejorar mis habilidades.— El pequeño Goku hablaba con la boca llena, no tenía buenos modales, se veía como un salvaje pero era un saiyan.
Vegeta intuyó que igual que él estaba perdido, pero le resultaba extraña la pasividad de Goku, un saiyan tiende a ser más agresivo. Le llamó la atención el tal maestro Roshi, tal vez se quedaría a averiguar las técnicas que usaban en este planeta.
Terminaron de comer y salieron del restaurante, al percatarse los dueños fueron a capturarlos pues se habían ido sin pagar la cuenta.
—¡Hey ustedes tienen que pagar por lo que se comieron!.— Gritaba el hombre de ojos rasgados , con poco cabello y robusta figura. Portaba una cinta en la cabeza y salió persiguiéndolos con un cuchillo.
Los niños se dieron cuenta que los seguían. Vegeta se detuvo, se paró de frente al humano y comenzó a formar una luz con su mano, iba a disparar cuando Goku lo jaló a la nube y escaparon.
—¡Insecto!, ¿Por qué no me dejaste acabar con ellos?.— gritaba el joven, bastante enojado y con muchas ganas de pelea.
—No lo sé, creo que no es bueno hacer eso.— la respuesta extrañó mucho al joven, pues en donde él vivía las cosas se arreglaban a golpes.
Estaban perdidos y preguntaron por Bulma, los condujeron a una casa enorme, la nave de la peli azul estaba en el jardín y salió a recibir a sus amigos.
—¿En dónde estaban? Me tenían preocupada.— decía la joven mirando a Vegeta directo a los ojos. Nadie lo miraba directo a menos que fueran Dodoria, Zarbon o el mismo Freezer. Pero por extraño que parecía, la mirada de la chica era algo tolerable para el príncipe.
—Fuimos a comer Bulma, teníamos hambre y ahora muero de sueño.— dijo el pequeño Goku quien subió a su nube y se arrulló.
—Eres muy extraño, pero, ¡no me robarás a mi novia!.— decía el Joven Yamcha y lanzó un puñetazo directo a la cara de Vegeta, mismo que detuvo con facilidad. Entonces el príncipe respondió y le propinó un pequeño golpe en el estómago. Lo dejó mal herido de un simple toque.
—¿A ti que te pasa? , ¡Eso no se hace!, no se arreglan las cosas a golpes.— Gritaba Bulma con enfado. No creía que el joven que había invitado a su casa fuera así de agresivo.
—El empezó.— dijo Vegeta y tenía razón. Lo miraba como si estuviera viendo un animal herido, uno de los que cazaba para comer.
—¿Cómo lo hiciste?.—dijo Bulma con admiración. Sabía que su amigo Goku era sumamente fuerte y si se trataba de algún familiar o algo parecido a Goku, por aquello de la cola que tenía, podría ser que fuera igual de fuerte, pero para dejar así a Yamcha, quien también era muy fuerte, debería tener un poder descomunal.
—Pues... ya lo dije mil veces ¿qué no entiendes? Soy el príncipe de los saiyan.— A lo que bulma reaccionó acercándose mucho, invadiendo su espacio personal. Era algo que el príncipe en realidad odiaba, se contuvo mucho para no golpear a la insolente mujer.
—Bueno en ese caso soy como una princesa.—y le dió un beso en la mejilla, no sabía por qué lo hizo, solo fue un acto reflejo que no pensó en el momento, sin embargo no se arrepentía.
El joven reaccionó sonrojándose, abriendo bien los ojos y cruzándose de brazos. Se alejó de Bulma y se fue a refugiar donde Goku, por extraño que pareciera, era lo más cercano a un familiar que tenía en ese momento. De hecho era su súbdito pues pertenecía a la raza saiyan.
Continuará...
NA/ Reeditada, con más cositas chulas... la verdad me di cuenta que si estaba muy meh, pero gracias a los comments me di a la tarea de arreglarle. Mil gracias
