Preludio
Mello colgó el teléfono, la información del SPK era increíblemente precisa y confirmaba sus sospechas, Near no podría hacerlo sin su ayuda, debía arriesgarse a que escribiesen su nombre y separar a Takada de la ecuación.
-Sólo yo puedo hacerlo…- exclamó llevándose las manos a la cabeza.
Se quedó unos segundos así y suspirando se puso su chaqueta de cuero y tomó su casco, aún disponía de unas diez u doce horas antes de llevar a cabo su plan.
Matt se fumó su tercer cigarrillo, el aire estaba helado pero iba bien cubierto por su casaca, estaba nublado y amenazante, por esta vez no llevaba esas gafas por las cuales Mello se burlaba tan a menudo. Su línea de sucesión era la tercera después de Mello, aunque considerando que él y Near razonaban bien juntos, a pesar de detestarse, podía decirse que su lugar era el segundo. Ya no ansiaba ser tan brillante como L o calculador como Near. Sonrió mientras unas chicas vestidas de escolares lo miraban, esa etapa de celos por las habilidades ajenas había pasado.
Un bocinazo lo volvió a la realidad, Mello, enfundado en su típica ropa negra, lo esperaba con impaciencia. Sin soltar el cigarrillo miró una vez más a las muchachas y caminó lentamente hacia él, podía verse a si mismo reflejado en el casco de su compañero.
- He estado vigilando la estación…- comenzó.
Mello echó una ojeada al imponente edificio que sobresalía unos metros más allá, los admiradores y detractores de Kira no descansaban ni siquiera en las noches.
-Sube, merecemos un receso.
Por primera vez Matt quedó aturdido, el cigarrillo cayó al suelo y, casi pensó que Mello podía estar siendo controlado por Kira.
- Vamos, sube – Impacientándose su amigo le tendió un casco.
Poniéndose el casco se instaló en la motocicleta, sus manos rodearon la cintura de su compañero de infancia y, lo estrechó con fuerza, de las pocas personas que conocía en el mundo, se alegraba de su intermitente compañía.
Avanzaron sin interrupciones entre el tráfico, zigzagueando peligrosamente entre los automóviles, Mello tomó una vía que los llevaría a las afueras de Tokyo. La luna llena alumbraba cuando llegaron a una hermosa zona, Matt observaba intrigado, Mello había escogido un lugar bastante alejado del entorno que vigilaban.
Éste detuvo la moto, Matt se quitó el casco y estiró las piernas.
-¿Qué lugar es este?.
-Se llama Kamakura…originalmente era una aldea de pescadores, hoy es un pueblo lleno de templos shinto y budistas. Es famosa por tener el segundo Buda más grande de Japón.
-Es hermoso – Los ojos verdes de Matt se fijaron en los extensos bosques y las maravillosas montañas, sin duda en ese lugar, casi podrían olvidarse de la existencia de la Death Note - Es increíble que aún exista un lugar así.
Mello asintió.
- Hay un lugar donde podemos hospedarnos, está detrás del bosque, junto a la montaña.
Mello iba a subir otra vez a la motocicleta pero Matt lo tomó por la muñeca.
-Espera¿Estás bien?.
Se miraron unos segundos.
- Si, anda, vamos.
Matt frunció el ceño, llevarle la contraria no lo conduciría a ninguna parte. Más tarde averiguaría qué era lo que preocupaba a su compañero. Mello hizo andar la motocicleta y girándose un poco susurró:
- Mi informante del SPK se comunicó conmigo al hotel, nuestras sospechas están confirmadas y sólo debemos llevar nuestro plan a cabo, pero…es posible que ninguno de los dos salga con vida.
-Entiendo – Matt buscó en el bolsillo de su chaqueta un encendedor. – Eso no nos ha detenido antes, tú has tu parte y yo cumpliré con la mía.
La resolución y seguridad que siempre mostraba Mello parecía haberse esfumado, la moto avanzaba lentamente, a esa hora los pobladores regresaban de orar en los principales templos y nadie repararía en esos dos extranjeros. Apenas llegaron a la cabaña, Mello empujó la motocicleta hasta un pequeño garage y Matt lo esperó, terminándose su cigarrillo, sin duda el lugar era un paraíso pero dudaba que pudiese quedarse ahí eternamente sin poder conducir a toda velocidad o jugar videojuegos.
El lugar era espacioso, Mello se agachó a encender la chimenea.
"Estás demasiado callado…¿Qué es lo que no me estás diciendo?" pensó Matt apoyando ambas manos en sus piernas.
Mello observó las pequeñas chispas de fuego hasta que se convirtieron en una gran llamarada que alumbró su bien parecido rostro, la cicatriz la había aceptado como una probabilidad en su riesgosa conducta, pero ahora todo era distinto. Observó de reojo a Matt, el cual parecía dormitar, acercándose a él se le quedó viendo de pie.
-Estás extraño, este lugar tan tranquilo, este silencio y, en especial tu rostro. ¿Me dirás de una vez que es lo que sucede o tendré que adivinarlo?.
El chico rubio se sobresaltó, su amigo alargó un brazo y lo sujetó con fuerza. Se enfrentaron con la mirada hasta que Mello sonrió y acarició el rostro de Matt. La última vez que se habían visto en un hospital de usa, había sido una breve y fugaz visita de Matt, de hecho, ni siquiera habían hablado. Mello tenía la mitad del rostro cubierto por vendas, a través del cristal un leve golpe y unos cabellos rojos le habían dado fuerzas. Por eso, ahora que sentía la misma desesperación que cuando Roger les había anunciado la muerte de L, la presencia de Matt era lo único que podía confortarlo.
Matt sonrió también, conocía muy bien a su rubio y desquiciado amigo, estando a solas era la única ocasión en que abandonaban las actitudes frías y los cero cuestionamientos y se convertían en los dos jóvenes que eran. Sólo les separaba un año de edad, uno representaba la razón y el otro la fuerza para llevar sus cuestionados métodos a cabo, ninguno encajaba con Near y su casi gélida lógica, ambos habían admirado ciegamente a L y, jurado que si alguien podía resolver el caso de Kira, ese era él. Por ello ahora buscaban derrotar a Near y vengar la muerte de L.
- Mañana es un día crucial, tu informante nunca se equivoca y supongo es la misma mujer que usaste para entrar al cuartel del SPK. – susurró Matt. – Tú mismo dijiste que podíamos morir por eso, tal como L murió…-.
La mención de L sobresaltó a Mello, bajó lentamente la mano y las sostuvo ambas a los costados.
-Entonces es eso. – Matt lo tomó del rostro. – Tienes miedo de morir, estás cuestionándote, si lo haces Near llegará a Kira primero y todos estos años…¡No habrán servido de nada!.
Apartándose con brusquedad Mello exclamó:
- No…no es eso. No me compares con Near.¡No me llames cobarde! – resopló indignado y frunciendo el ceño agregó: - Cuando huí de Wammy's House quería encontrarme a mi mismo, quería aprender por mí mismo y ver el mundo, tocarlo y no sólo conocerlo a través de cuatro paredes.
- Y lo lograste…- Le interrumpió Matt apoyando el rostro en la palma de la mano.
- Si, lo logré…y mañana ya no podré experimentar más – Mello bajó la mirada y alzándola con resolución agregó: - Tú te encargarás de distraer a los guardias de Takada, yo me la llevaré y la tendré apartada. Ya lo acordamos con….-.
Matt se levantó y se situó frente a él.
- Distraer, despistar, ser el señuelo…Es más peligroso lo que tú harás, yo no tengo miedo de morir – sonrió – He vivido como he querido, he aprendido lo suficiente. Cambiamos de misión: yo secuestraré a Takada.
Mello se quedó boquiabierto, era la primera vez que Matt cuestionaba sus órdenes, la furia se acumuló en su interior. Miró el lugar, sintió el fuego crepitar a sus espaldas y vio en los ojos de su amigo un fuego que nunca antes había visto.
- No, ya está planeado.
Matt se mordió el labio, asintiendo sacó el arma que llevaba en su espalda y se puso metódicamente a limpiarla. No quería discutir pero suponía que acabarían discutiendo a gritos o liándose a golpes como tantas veces cuando niños. Mello lo dejó hacer, no acertaba a explicarle el verdadero motivo por su intranquilidad, caminó por el cuarto y procedió a calentar agua, tal vez un café les tranquilizara a ambos, era cierto que la misión era arriesgada pero no lo era más que otras que habían realizado juntos. Si salían vencedores Near tendría que tragarse sus innumerables críticas, si salían vencedores librarían el mundo de la peste de Kira.
El agua hirvió con rapidez, buscando un par de tazones y una cafetera preparó café y, en silencio le tendió una taza a Matt. Éste dejó de limpiar su arma y la tomó, también parecía mas tranquilo, bebiendo un sorbo lo invitó a sentarse a su lado.
-¿Cuánto tiempo estaremos aquí?. – Matt lo escrutó con la mirada.
A su lado cabizbajo, Mello tardó en responder:
- A las 06:00 AM.
Quitándole el café Matt dejó ambos tazones sobre la mesa de noche y agachándose junto a Mello lo besó lentamente, sorprendido éste intentó resistirse pero el sabor de sus labios mezclado con el del café hacían una mezcla perfecta.
- Ninguno morirá mañana…- susurró Matt empujándolo sobre la cama.
Mello respiró entrecortadamente, no tenía el valor para decirle que no le importaba morir, que lo que lo tenía así era el saber que quizás nunca más volverían a tener esa clase de momentos. Con el cabello enmarañado y comportándose dócilmente Matt supo que había acertado y, el miedo de Mello no tenía nada que ver con lo terrenal.
"Por fin enseñaste tu corazón…" pensó mirándolo con calidez y acariciando la cruz de plata que llevaba éste en el cuello, porque, a pesar de su ropa negra y la quemadura en su rostro, Mello seguía siendo un chiquillo adicto a los chocolates y a los desafíos.
Apoyando ambas manos en la cama, a sus costados Matt se inclinó a besarlo nuevamente y, cerrando los ojos, Mello lo atrajo acariciando su espalda y entregándose por completo. Nada quedaba de esa actitud fría, autosuficiente y cortante que usaba con los demás. Observaba la camiseta a rayas de su amigo, sus cabellos rojos y esos astutos ojos verdes que pasaban horas pendientes de un videojuego. Entreabrió sus labios mientras Matt besaba su cuello y, lentamente, en contraste con la urgencia de Mello, le desabrochaba la chaquetilla negra descorriendo el cierre y acariciando su piel pálida.
Ambos jadeaban, Mello quería poseerlo y disfrutar hasta el último segundo de la última noche que pasarían juntos, en cambio Matt quería hacer durar eternamente cada caricia y cada segundo, por eso, sólo pudo sonreír cuando Mello casi le arrancó la casaca y le sacó a tirones el poleron a rayas que era su vestimenta característica.
- Hoy no será…- balbuceó Matt.
- Sólo cállate – le interrumpió Mello sentándose a horcajadas sobre él y besándolo con fiereza, su melena rubia le caía sobre el rostro. Con su cuerpo presionaba el miembro de Matt y su lengua recorría ávida su pecho, sus manos le bajaban febriles por el abdomen dónde un par de balas habían dejado su huella y mirándolo, con la expresión de un diablillo exclamó:
-Hoy, quiero sentirte.
Matt alzó una ceja y en seguida se sumergió en la sensación más placentera, los brazos le temblaban y se dejó caer en la cama mientras su cerebro se disgregaba en un montón de partículas. No era la primera vez que tenía sexo pero ahora, al saber que era Mello quién estaba transmitiéndole toda clase de pulsaciones lo sumió en una casi perversa sensación de éxtasis. Ya no eran mujerzuelas o amantes ocasionales en distintos países del mundo, ya no era una búsqueda deportiva de sexo…ya no eran pálidas mujeres parecidas a Mello…Siempre las había buscado rubias, con melenas y ojos verdes. Las buscaba y las poseía antes de que hablasen y rompiesen el hechizo, luego se iba y aguardaba febril que su amigo le llamase o necesitase para lo que fuera.
Un torrente de sensaciones lo hizo murmurar algo, todo su ser temblaba y no cerró los ojos porque esta vez sí era Mello.
Lentamente éste se incorporó lamiéndose los labios y acostándose junto a él lo abrazó con fuerza. Matt le besó la frente, con sus piernas entrelazadas se quedaron recuperando el aliento, ninguno quería decir algo inapropiado.
- Siempre te he amado…desde que éramos unos crios jugando en los jardines de Wammy's House – susurró Matt mirándolo con amor. – Cuando te fuiste casi me rompiste el corazón y no dudé en seguirte, sin ti allí yo tampoco tenia nada más que hacer y sin embargo…- acarició los cabellos de Mello.
Éste posó su cabeza en el pecho de su amigo.
- Sabía que irías conmigo, pero no podía arriesgarme a que ambos resultásemos más fáciles de seguir que estando separados. Pero siempre estuvimos en contacto y fuiste a verme al hospital, aunque no se cómo supiste que yo estaba allí.
- Fui por si alguien intentaba matarte al estar herido. – Mintió Matt, pues había sido el mismo quién lo había llevado, sabía que Near no intentaría nada en contra de Mello pero debía ponerlo a salvo de Kira.
Se quedaron callados nuevamente, Matt quería preguntarle detalles de la misión del día siguiente pero temía un arranque de agresividad de su amigo, para él era importante tenerlo ahí entre sus brazos, tan extrañamente sumiso y amoroso…tan diferente del que era siempre. Él también se sentía cambiado, a menudo daba la impresión que se tomaba la vida con ligereza y habitualmente era así, aplicaba la primera respuesta que se le venia a la mente y odiaba los lazos sentimentales pues se sentía atado.
- ¿En qué piensas? – Mello se incorporó y lo miró con algo de severidad.
Matt suspiró y lo atrajo.
- En que no quiero perderte, ahora que te he encontrado.
Unas inusitadas lágrimas rodaron por los ojos del rubio y poniéndose de pie se acomodó la ropa y, antes de salir ordenó:
- Déjame pensar…necesito unos minutos a solas.
Matt se incorporó extrañado y asintió, una vez que Mello salió, reparó en el lugar, los sofás eran cómodos y una gruesa alfombra amortiguaba los ruidos, la chimenea era sólida y el fuego casi se apagaba. Era un solo ambiente, la cama, un baño y una cocina perfectamente equipados. Caminando al baño abrió el grifo de agua caliente y quitándose los pantalones tocó el agua mientras su rostro se tornada triste…él también recordaba la época feliz de Wammy's House.
CONTINUARÁ…
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