N/A. Los personajes y lugares no me pertenecen. Le pertenecen a J. K. Rowling. Este es solo un fanfict hecho por una lectora de esta maravillosa saga.
Esa noche, Draco Malfoy no logró conciliar el sueño. La discusión con su padre lo había dejado helado. No podía creer a que nivel de locura se encontraba su padre. Pensó en su doloroso futuro. Mentalmente, repasaba lo que había sucedido hace tan solo unas horas.
-¡¿Estás loco?!- Gritó Draco furioso desde la gran cocina - ¿Desde cuando amas a los muggles? ¿Te has vuelto un chiflado como Dumbledore?.
-No Draco, no lo entiendes, son tiempos difíciles. -El padre se veía muy nervioso- Los mortífagos están en peligro... Sospechan de mi...
-Eso quiere decir, que -dijo con voz temblorosa- te buscan los dementores, ya sabes, para estar de prisionero, ¿cierto?
-No para Azkaban, pero si para un juicio, y tu sabes como son los juicios. Draco, no quiero que te metan en Azkaban. Es asqueroso tener que convivir con sangres sucias, pero creo que con solo 15 años no sería lo mejor entrar en Azkaban.
-Padre, prefiero la muerte o estar en Azkaban antes que vivir con unos estúpidos muggles.
-Lo sé -El padre no pudo evitar sentirse feliz, ese era un verdadero Malfoy- pero tu madre no piensa lo mismo.
-Pero... pero no me importa lo que ella diga, ella está...
-Muerta, lo sé. Y como está muerta lo mejor sería hacer lo que ella dijo en sus últimas palabras.
-Pero, ¿A que casa de muggles iré?- Preguntó Draco, temiendo la respuesta.
-No lo sé. -Contestó Lucius- Ayer le envié una lechuza a Snape. No me ha contestado aún, pero creo que lo hará antes de que terminen las vacaciones.
Finalmente, Draco Malfoy logro dormirse.
La semana pasó lenta. Era el día de Año Nuevo, pero este año los Malfoy no lo celebrarían, estarían de luto. Draco no pudo evitar sentirse triste, pero en el fondo odiaba a su madre, como a todos. A todos menos a su padre. Su madre a veces podía ser capas de cualquier cosa para protegerlo. Cualquier cosa, incluida la peor tortura que un mago puede recibir, como ir con muggles.
Esa triste noche de invierno, en el cielo nocturno había un ave volando, para ser exactos una lechuza. Esta ingresó por una de las tantas ventanas de Malfoy Manor. Draco fue corriendo hasta la lechuza. La lechuza no quería soltar la carta.
-Estúpida lechuza, es mi carta. ¡Suéltala de una vez! - Gritó Draco.
Por la puerta ingresó Lucius.
-Dame la carta, lechuza tonta. -Inquirió Lucius.
La lechuza soltó la carta. En ella se podía ver una letra prolija. Apenas la vieron los dos se dieron cuenta que no era de Snape, si no que estaba escrita por Dumbledore.
Señor Malfoy,
Lamento la muerte de su esposa. Snape me ha informado acerca de que para vacaciones de verano va a estar en un viaje muy importante y no puede atender a su hijo Draco.
Como usted sabe, Hogwarts se encontrará cerrada y no podemos tenerlo acá.
Lamentamos que usted no haya podido acordar con nadie de Slytherin para que Draco pase las vacaciones.
Nos complace informarle que luego de una larga búsqueda, la señorita Hermione Granger ha accedido a pasar sus vacaciones con su hijo.
Mis cordiales saludos,
Albus Dumbledore
Director de Hogwarts.
-No, no lo haré. -Dijo Draco.
-Hijo, ¿Prefieres ir a Azkaban?
-Ya lo dije, prefiero la muerte antes que estar todo el verano con la sagre sucia de Granger.
-Yo también, pero va a ser arriesgado para vos, Draco. Además no quiero que veas mi juicio. Yo ya no importo, ya estoy viejo. Tu eres joven. Un Malfoy. Recuerda que pase lo que pase, no te deben ver con ella. No puedes ensuciar en un verano nuestro nombre.
Año nuevo, la casa de Hermione era un desastre. Ella era un desastre. No lograba ordenar su mente.
Todavía no podía creer que aceptara pasar las vacaciones con uno de sus peores enemigos: Malfoy.
No sabía que iba a hacer. Su casa era pequeña, no tenía una habitación para huéspedes y sabía bien, que a Malfoy no le haría mucha gracia tener que dormir en la sala de estar.
Esa era su última semana en el Londres Muggle. Necesita resolver las cosas antes de que fuera demasiado tarde. Para comenzar, le debía explicar la situación a sus padres.
En el fondo, deseaba que se negaran.
Leyó de nuevo la carta que Dumbledore le había enviado esa semana.
Senorita Granger,
Le escribe Albus Dumbledore. El alumno Draco Malfoy a tenido muchos problemas últimamente y no puede regresar al verano siguiente a su hogar. Nos hemos comunicado con varios hogares y nadie lo puede recibir. Como última esperanza, espero que usted y su familia esté dispuesta a recibir a el señor Malfoy este verano. Espero que no nos decepcione. Confiamos en usted.
Mis cordiales saludos,
Albus Dumbledore
Director de Hogwarts.
-Dumbledore confía en mi- dijo en voz alta e inmediatamente bajó la escalera que la separaba del primer piso.
Se sentó sobre el sillón y decidida llamó a sus padres. Los dos muggles acudieron rápidamente al encuentro.
-Mamá, papá, les tengo que decir algo, es sobre el colegio...
-Hermione, linda, espero que no sea que te hayas sacado un Supera las expectativas, ya te hemos dicho que no importa...- Le dijo su madre. Esa no sería la primera vez que Hermione se pusiera a llorar porque se sacara un supera las expectativas en algún trabajo.
-No, no es sobre eso. Estás vacaciones de verano quizás venga un... amigo -A Hermione le costó decir la palabra Amigo. Si había algo de que Draco no fuera era su amigo.
-¿Viene ese tal Ron Buizli del que tanto nos has hablado?
-Mamá - Dijo entre diente- es Ron Weasley. Weasley no Buizli. Y no, no es el. Es Malfoy... Digo, Draco Malfoy. -La persona más arrogante y presumida del planeta, pensó para sus adentros.
-Cariño, nunca nos has hablado de él. -Dijo el señor Granger.
-Si ya sé, es que es... nuevo en Hogwarts -Odiaba mentirle a sus padres, pero no les iba a decir que era el chico que le hacía la vida imposible.
Se hizo un silencio incómodo.
-Entonces, ¿Draco puede venir?- La voz le sonó temblorosa.
-Cariño, lo pensaremos. Más tarde te diremos. -Respondió la señora Granger.- Quizás deberías ir haciendo las maletas, mañana te tienes que ir a... Hogwarts.
Hermione subió con la esperanza de que sus padres dijeran que no... ¡Qué equivocada estaba!.
Estuvo un largo rato armando las maletas -¿Una hora, un mes o quizás un año?- cuando sus padres la llamaron. Su corazón golpeaba con fuerza. Desde arriba había escuchado frases cómo:
No lo conocemos, puede ser un loco o Anda a saber en qué está ese chico, además no tenemos lugar.
Jamás se había sentido tan nerviosa, sin contar aquella vez en la que se puso el sombrero seleccionador y este gritó ¡GRYFFINDOR!. Recordó ese día, a ella y a Malfoy. Ella era tan perfecta para Gryffindor y el era tan Slytherin.
Cuando se dio cuenta, ya estaba frente a sus padres.
-Lo hemos pensado. Es tu amigo. No tenemos lugar, pero pueden compartir habitación si no te molesta, no tenemos problemas de recibir... - Repuso el señor Granger.
-No hay problema, puedo dormir en el sillón- Lo interrumpió de repente Hermione.
-Es lo mismo, total es tu amigo, ni tu novio ni tu enemigo. Además sería incomodo dormir durante todo el verano en el sillón y bueno, el es... el invitado.
Hermione solo asintió, sabía que por más de que dijera que no, nunca iba a ganar esa guerra. Sus padres jamás entenderían lo que sería dormir con tu mejor enemigo.
N/A Este es mi primer fict, por lo que estaría muy agradecida si me dejaras una opinión, sea buena o mala, pero sin insultos.
Gracias por leerlo.
