Bueno este es el primer capitulo del fic, no estoy muy segura de cuantos hare pero bueno. Ojala les guste.

La historia se situa al final del anime, con alguno que otro cambio hecho por mi. Es narrada por mi, sin embargo se refiere a la perspectiva que Kagome tiene,

Kagome .- Son una especie de cuestionario hacia uno mismo.

Kagome.- Es mi naraccion.

Kagome.- Son los dialogos entre personajes.

Comenzamos.


-"¿Cuántas veces se había repetido esta situación?, ¿Cuántas veces me quedo a esperar?"-

Era una de esas tantas noches, en las que la joven de azabaches cabellos no podía dormir, y las razones no eran una simple pesadilla, sino un mal sueño que vivía con constancia. El hecho de siempre ver como cada noche el se marchaba, y ella no podía hacer nada más que esperar. Esperar a que el joven de cabellos plateados con el que solía viajar se diera cuenta del daño que le hacía, porque si, sus marchas nocturnas le dolían.

Aun así, prefería esperar, la ultima vez cometió el error de seguirlo, de intentar contentarse con él, pero lo que vio más que ayudarla le destruyo. No le importaría si fuese esa misma quinceañera que alguna vez viajo lejos de todas sus comodidades para emprender la misión de buscar los fragmentos, que si bien el que se rompieran fue su culpa, sin duda alguna no fue su intención. Pero no, ya no era más esa niña ahora tenía diecinueve años, un año junto al hanyou después de los anteriores en que vivió amándolo, porque no estaba segura de si aun lo amaba. Después de haber visto lo que vio, algo dentro de ella cambio.

Una noche, terminaba sus entrenamientos con la anciana Kaede, acompañada de la pequeña Rin, que horas más tarde fue visitada por Sesshomaru, sin embargo, algo se le había hecho realmente extraña, y era que Inuyasha no había ido a vigilarla. Eso le dio mala espina, pero en la mañana habían peleado, tal vez a eso se refería la falta del hanyou en los entrenamientos. Aquel hecho se le hubiese hecho completamente normal, sino fuera porque al llegar a la cabaña esta se encontraba extrañamente callada, oscuro para ser más precisos.

Al ver unos cabellos plateados a la lejanía, decidió seguirlos, recordando el camino trazado como el que se dirigía al árbol sagrado, aquel donde Inuyasha alguna vez estuvo sellado, aquel donde ella lo libero, por consecuencia ese lugar estaba lleno tanto de hermosos como tristes momentos, solo que ahora con este suceso, la tristeza le supero.

Ahí frente al árbol, unos negros cabellos se entremezclaban con los plateados, ciñéndose en un acto profundo de cariño y entrega, aquel que ella había deseado obtener, pero que el joven tanto tiempo le negó, ahora entendía la razón. No podía entregarse de la misma manera en que ella lo deseaba porque simplemente él no tenía nada que entregar, ese fue un golpe bajo. Lejos de lastimar su orgullo de mujer, de esposa, no, aquel chico hirió su corazón.

Pero que mas daba reclamar algo que había sucedido hace unos meses, de todas formas no tenía constancia de saber que fue la última vez. De eso estaba segura, solo con ver la escena de ella sentada en el principio de la puerta era suficiente. Otra noche en la que ella se quedaría a esperar, viendo a la lejanía el horizonte, esperando como siempre, y fingir al instante que aquel matrimonio no era una mentira.

-Si me lastima tanto, ¿Por qué sigo aquí?-

Fueron demasiadas en las que ella deseo saberlo, pero la respuesta llego sola, con el tiempo, eso sí, incrustándose con dolorosa facilidad, con eterno pesar, y aun así, ella no se alejaba, por más que la lastimara no se alejaría del chico. No importaban las veces que él se fuera y volviera con el olor de ella, no importaban las horas en que llorara silenciosamente, nada de eso importaba, porque en el fondo aun le amaba. Le daba poca importancia en las que su fortaleza se debilitaba, que fuera de ella el mundo la viera sonreír pero en su interior un grito de ayuda se escuchaba, cada vez siendo acallado por algo mas, algo que ella consideraba resignación. Una resignación apegada a lo que cada noche sucedía.

No podría mentir si alguien le preguntase si sucedía algo malo con ella e Inuyasha, porque sabía que se derrumbaría dejando fluir todo lo que su corazón le permitiera, sabía que el dolor comenzaba a menguar sus poderes, pero no quedaba que proteger nada más que su vida, porque el hanyou podía protegerse solo, porque no la necesitaba.

Muchas veces, en noches similares tanto en situación como en la sujetada frialdad, se puso a reflexionar, en que tal vez Inuyasha no estaba con ella por amor, tal vez nunca lo fue. Cuando se conocieron era como un mero deber su convivencia. El peli plateado solo para asegurarse de que la perla fuera recuperada, y ella cuanto antes terminara mejor. Después algo mas se le unió, tal vez para el chico significo un aprecio, pero para ella fue amor. Al separarse, lo único que paso con ella fue que siguió con la vida normal que tanto había buscado poseer, y que en esos momentos ya no deseaba, no después de que el Sengoku fuera parte de su vida. Ahora eso no importaba, si ella se hubiese quedado en casa con su familia, tal vez pudo haberse olvidado de todo, pero eso era lejanamente posible. Apreciaba cada cosa del lugar por lo que no podía simplemente desaparecer para no volver.

-Kagome, tonta, ¿Qué estás haciendo aquí afuera?- el chico se paraba con rastros de reproche tanto en su pose como en su voz.

-Lo lamento Inuyasha, después del entrenamiento me quede dormida- dijo la joven sonriendo levemente. Con el aspecto cansado lejos de ser sueño, sino cansancio de la repetitiva situación.

Había veces en las que realmente deseaba dejar de fingir, dejar de lado la sonrisa eterna que era tan verdadera como su felicidad, sin embargo no se sentía capaz de ello, no podía abandonarlo, porque a sus ojos siempre seria aquel hanyou que no le gustaba estar solo, que aunque lo pareciera detestaba la soledad, aquel que era tan cerrado con sus sentimientos, el que no quería que vieran nunca su parte humana pues significaba debilidad. Uno que de vez en cuando le mostro alguna inseguridad, el que en sus años de viaje le protegió sin dudar, no solo a ella sino a su amigos también.

-Kagome, vamos adentro de una vez- el evitaba verla a los ojos. Como cada noche que se escapaba para ir a verla.

Y ella debía fingir no darse cuenta, no preguntar, porque el sin darse cuenta la convirtió en un triste numero mas, uno acallado con los enojos y la brutalidad de sus peleas, que a ojos de cualquiera incluso sus amigos, serian lo más normal, ahora eran más frecuentes y eso lastimaban en cantidades industriales. Como siempre la caminata silenciosa dentro de la cabaña hasta la habitación. No era necesario preguntar si había cenado, porque ella sabía que si. Sin embargo algo variaba en esta noche, después de pensarlo tantas veces, tal vez era la mejor solución. Mejor sola que mal acompañada, y de esa manera podría ser feliz, y el también podría serlo.

-Inuyasha, no has pensado en que tal vez, nuestro matrimonio debería terminar- más que una pregunta era una afirmación, una verdad que años atrás vio, y siempre se negó aceptar tal vez era lo mejor. No quería seguir, mas bien no podía seguir, competir contra alguien que no hace ni el minimo esfuerzo era doloroso si sabias que estabas perdiendo. Siempre estuvo despues, lo sabia pero ahora tal vez era la solución de poner alto al dolor uno al que ella se aferro.


Bueno aqui el final del capitulo, ojala les haiga gustado, no es mi primera historia de Inuyasha pero en esta pagina lo es. De todas maneras debo decir que me ha gustado como quedo. El siguiente es la perspectiva de Inuyasha.

Dejen un review si es que les gusto, y uno si no fue asi, cualquier critica es bien recibida.