Estaba en el jardín tranquilamente, con los pies metidos en la piscina, un día normal de finales de junio. Ya he terminado los exámenes, y he preparado la maleta para irme de vacaciones.

- Daniela, mete el biquini en la maleta, que al final se te olvida.- me grita mi madre desde la cocina.

- ¡Ya voy!

Vi algo extraño en los parterres de rosas. Bah, sería el gato del vecino.

Subí a mi habitación, cerré la maleta y me tumbé en la cama con el ordenador, revisando mi correo.

De pronto sonó un estruendo en el balcón. Aparté las cortinas y me asomé. Lo que vi marcaría para siempre mi vida. Una figura negra encapuchada se acercó lentamente hacia mí. En ese momento pensé que era un psicópata, o incluso la muerte. Cada paso que yo daba hacia atrás la figura se acercaba más a mí. Entonces el encapuchado levantó la mano y me cegó.