Tentaciones inalcanzables

Naruto no me pertenece, los personajes e historia son una creación de Masashi Kishimoto.

Aviso: Este fic participa en el reto "fobias" del foro La Aldea Oculta entre las Hojas.

Acrofobia: Miedo exagerado e imposible de controlar a las alturas.

o-o-o

‒ Ero-sennin, deberías ver esto ‒ Exclamó Naruto encaramado a lo más alto de un gran cedro.

‒ Estoy seguro de que el paisaje es magnífico, pero ahora mismo estoy muy ocupado aquí abajo ‒ Respondió el ermitaño pervertido mientras, apoyado en el grueso tronco, imaginaba nuevas tramas para una nueva entrega de su polémica saga.

‒ Lo que tú digas, viejo, pero desde aquí se puede divisar la sección femenina de los baños termales que visitamos ayer… y puedo asegurarte que las vistas merecen la pena ‒ Le tentó deliberadamente el chico ‒ Esa camarera a la que tanto sonreías anoche está ahora mismo entrando en el agua… esa que tenía esos enormes pechos ‒ Continuó mientras describía con sus manos las protuberancias de la chica.

La hemorragia nasal fue casi instantánea y los ojos desorbitados junto con la boca abierta y el hilillo de baba goteando le otorgaban un semblante tan estúpido que era difícil de superar. La imagen mental que se había creado en su cerebro era demasiado sugerente como para pasarla por alto. Debía, mejor dicho, necesitaba, ver aquel espectáculo. Solo había un terrible problema que se interponía entre él y su efímero paraíso; su secreto e inconfesable miedo a las alturas.

Hasta ahora había conseguido ocultárselo a su atolondrado pupilo, pero tenía la sensación de que estaba a punto de ser descubierto. Era imposible que él, un reconocido y acreditado mirón, no se abalanzara a toda prisa hacia el mencionado lugar sin una poderosa razón.

Miró el enorme árbol que se alzaba ante él como una infranqueable fortaleza, como un gigante con armadura de madera imposible de vencer. Lo único que lo separaba de la prometedora visión era una veintena de metros, pero la distancia parecía crecer más y más mientras la contemplaba. La visión de la camarera pechugona lo llamaba a gritos, pero sus pies continuaban anclados al suelo.

Cerró los ojos y se abrazó al árbol en un impulsivo intento de superar su miedo. Nada en este mundo lo privaría de semejante visión. Pero a los pocos metros, la implacable gravedad lo devolvió cruelmente a la realidad. No llevaba ni dos metros subidos cuando sus ojos, desobedientes, fueron incapaces de mantenerse cerrados y su instinto, traicionero, le obligó a mirar hacia abajo. Un abrumador vértigo se apoderó de él. Trató de clavar sus uñas en la corteza, pero la creciente ansiedad amenazaba con colapsar sus pulmones. Aun así no se rindió. Se debatía en una encarnizada lucha entre los persuasivos cantos de sirena que lo llamaban y la desbordante angustia que sentía. Al final, derrotado, tuvo que dejarse caer.

‒ Pero… ¿Qué te pasa viejo?, ¿No vas a subir? ‒ Le preguntó el incrédulo joven ante su inexplicable demora.

‒ Bah, no me interesa ‒ Mintió mientras la frustración le carcomía por dentro ‒ Anoche ya vi todo lo que tenía que ver. Créeme, tampoco es para tanto ‒ Respondió mientras, volviendo a apoyarse sobre el gran cedro, intentaba contener toda su rabia.


Bueno, pues aquí dejo mi segunda aportación al reto de las fobias, esta vez con el pervertido de Jiraiya (Siempre me ha gustado este personaje).

No sé como lo llevarán los demás, pero a mí cada vez me resulta más difícil escribir algo en tan solo 500 palabras. Lo he hecho lo mejor que he podido. Espero que os guste.

Muchas gracias por leer y ya sabéis, cualquier comentario me hará inmensamente feliz :)

Un saludo,

Marmotta