Digimon Exodo


Prologo:

El Caballero, los Tamers y el Demonio.


Un poderoso digimon ancestral, de hecho, el más poderoso de todos ellos se adentró en una dimensión que solamente unos muy pocos eran capaces de acceder. Tenía el aspecto de un Caballero de armadura negra y detalles dorados, quien fue encomendado por su Dios digital con el objetivo de poder hablar con aquel ser que habita esa dimensión.

Podría parecer que Alphamon, quien era líder de los Caballeros Reales, se encontraba solo en un gran espacio de color blanco, sin embargo, realmente no era así.

- "Ya sabes a que he venido" - dijo.

Y de la nada, una columna de luz apareció ante él.

Era Homeostasis, el ser que se encontró en todas direcciones de aquella dimensión y la cual fue apartada hace mucho tiempo del resto del Mundo Digital. Era el lugar donde los grupos más importantes de los digimon iban a consultar acerca del futuro, claramente con la ventaja de que Homeostasis tenía el 100% de probabilidad de acierto en sus predicciones.

Y eso era a lo que venía Alphamon, por una predicción.

- "Lo se, Alphamon, señor de los Caballeros de la Realeza" - habló Homeostasis con cortesía, cuyo origen de su voz pareció no tener origen alguno.

No es que fuera algo desconocido para Alphamon.

- "Bien, entonces no es necesario explicarte que tu profecía es de vital importancia para la supervivencia del DigiMundo" -

Homeostasis no fue un criatura que le gustara hacer bromas, no se enojaba, no reía; de hecho, no sentía absolutamente nada. El vacío era llenado por el principal propósito de su programación, la cual trataba de salvaguardar del equilibrio del DigiMundo y todos los demás mundos. Solamente era fiel a eso y todos sus actos se justificaban con ese propósito.

- "De acuerdo, ya que para el equilibrio se mantenga es necesario que los digimon conozcan el futuro próximo, ya que involucra también a los digimon" -

Alphamon esperó pacientemente, muy pronto tendría la información que Yggdrasil, el árbol del Conocimiento y Dios del Mundo Digital, le había encomendado conseguir.

- "...Empecemos..." -

(***)

- "Veamos la siguiente problema..." -

Takato Matsuda, el tamer que salvó a los dos mundos: el digital y el real; junto con la ayuda de sus amigos ahora se enfrentaba a uno de sus mayores retos: estar despierto durante la clase de matemáticas que impartía su profesora de primaria, ahora que fue transferida a dictar en cursos superiores. Al parecer nunca dejaría ver ese rostro en cuanto durara su vida escolar.

Aunque pusiese de su parte, no podía dejar de considerar las clases algo aburridas.

Podría atribuirlo a su vida ajetreada como digimon tamer.

Era una emoción que la escuela de diez horas al día no podría volver a reproducir, pero que más se le podría hacer. Durante la tarde, si es que no surgía un improvisto, se adelantaría del tema; estudiaría lo suficiente para, al menos, pasar el examen que les pondría su profesora. Preferiría observar al otro lado de la ventana.

Era eso o dormirse, de manera inevitable, y ganarse un castigo de su maestro.

Tratando de encontrar algo con su mirada que lo distrajera, pudo divisar a lo lejos al sonriente Calumon, reposando en las ramas de un gran árbol que se encontraba al otro lado de la calle de donde se encontraba su escuela. Incluso, desde el segundo piso del plantel educativo, podía percibir lo que el pequeño estaba hablando.

Era extraño, de pronto, de la noche a la mañana; todos sus sentidos se habían agudizado de tal forma que superaba a los de un humano común. Ahora poseía una especie de superoido, con el cual supo que Calumon no se encontraba solo. Impmon se escondía entre las hojas, casi nadie podría notarlo y parecían que ambos discutían amenamente.

- "Seguro Impmon querrá hacer una travesura... " - murmuró.

Podía imaginarlos, quien mejor que hacer travesuras que esa pareja de digimon y si Terriermon decidía unirse a ellos, que dios ampare a quien sea objeto de una broma; su vergüenza sería tal que esa persona no sería capaz de volver al ojo público en lo que le restara de vida. Lamentablemente, no había hablado lo suficiente bajo, llamando la atención de alguien que no quería.

- "Señor Matsuki, en vez de hablar solo por la ventana podría resolver el ejercicio que está en la pizarra" -

Su maestra lo observaba con ojos agudos y una sonrisa burlona, moviendo la tiza de un lado a otro. Takato no podría estar más avergonzado, claramente podía escuchar las niñas de su curso burlándose con comentarios nada agradables, impulsadas por la niña popular que ni siquiera trataba de disimular. Aburrido y molesto hizo lo que ella le había pedido.

Delante a delante de la pizarra, Takato observó aquel ejercicio ya con la tiza en su mano derecha; casi de forma mecánica, extendió su brazo hacia la pizarra y comenzó a escribir.

- "¿Qué?" -

Dijeron la maestra y cada uno de sus compañeros de clase, casi al unisono.

El chico resolvió un complejo problema sin ninguna dificultad, un problema que su profesora se estaba tomando un tiempo en realizar; por otro lado, Takato se mostró ajeno a las demás miradas sobre él, tan concentrado se encontraba.

Cuando terminó, le devolvió la tisa a las manos de su maestra y con una reverencia, fue y se sentó en su lugar.

- "..Bien... Bien hecho... me tienes sorprendida, se ve que estudiaste mucho" -

Takato se tardó un momento en darle sentido a los elogios de su maestra, cuando pudo abrió sus ojos como dos grandes platos. ¿A qué horas había resuelto ese ejercicio que parecía tan complicado? Nunca había sido tan bueno en matemáticas y, lo más extraño, es que no era la única materia en la cual comenzaba a tener picos de inteligencia sorpresivos.

Además de que su extraño aumento de inteligencia empezó hace unas pocas semanas, acompañadas de unos extraños sueños.

- "..Claro..." -

Contestó con tal de salvaguardar las apariencias, en ello, la campana de cambio de hora sonó.

(***)

Henry salía del edificio para encontrarse con sus amigos, no muy lejos en los prados se encontró con Jeri Katou, Rika Nonaka, ambas se habían convertido en muy buenas amigas; Hirokazu Shiota y Kenta Kitagawa, los cuales jugaban un partido de cartas de digimon, un juego que nunca pasaría de moda. Estaban casi todos, haciendo énfasis en casi.

- "¿Takato aun no sale?" -

- "Según cuentan por ahí, nuestra maestra de primaria pidió que hablaran a solas" -

Respondió Hirokazu, con un toque de malicia al pensar en las situaciones hipotéticas que resultan del crecimiento hormonal en los hombres cuando entran en la adolescencia.

- "¿Detención otra vez?" - preguntó Rika.

Jeri apenas negaba con la cabeza, que poca fe le tenía Rika a Takato en la materia del estudio.

- "Claro... detención..." -

Hirokazu continuó hablando en aquel tono sugerente, lo suficientemente alto como para que todos sus amigos lo escucharan y causaran la indignación por parte del género femenino. Ya que, incluso antes de que Rika estrellara los nudillos de su puño en el rostro del aludido, este recibió una fuerte bofetada por parte de Jeri; el impacto fue tal que la cachetada le dejó una fuerte marca roja que no se iría en un par de horas.

Incluso Rika Nonaka tragó saliva al ver la fuerza que poseía la castaña.

- "No seas tonto" - habló Jeri mientras intentaba calmar su ira - "...justo escuche que la profesora le pedía que formara parte para la siguiente Olimpiada de Matemáticas a nivel nacional" -

Si cualquiera de ellos estuvieran bebiendo algo, todos hubieran escupido un gran chorro de líquido de su boca debido a la incredulidad.

- "Eso no puede ser posible" - exclamó Rika.

- "Es muy extraño, Takato puede ser aplicado cuando se necesitaba pero no creo que este al nivel de realizar unas Olimpiadas" - comentó Henry, apoyando lo dicho por su compañera.

- "Yo tampoco lo creía en un principio..." - dijo Jeri - "...pero confirme el chisme cuando puse la oreja al lado de la sala de maestros, pude escucharlo de ellos" -

- "Quien lo diría, Takato es un genio para Matemáticas" -

A pesar de haberlo dicho, para Kenta era muy difícil creerlo. Takato era el tipo de persona que prefería pasar la mayor parte de su tiempo junto a sus amigos, saliendo a distintos lugares, que quedarse en casa estudiando. De hecho, estos últimos días había pasado mucho tiempo con él y con Hirokazu como para haber el tiempo suficiente para estudiar y sobresalir en sus clases.

- "Terriermon se volvería loco si lo escuchase" - comentó Hirokazu.

- "Eso es muy cierto" - pensó Henry.

Y pensando en ello, Henry se preguntaba que estaría haciendo su digimon en estos instantes; esa mañana lo había dejado en casa, directo en las garras de su hermana menor Suzie, dudaba mucho que se hubiera quedado ahí. No habían ocurrido incidentes extraños en la escuela, a parte de la noticia que recién les había traído su amiga Jeri, así que solo quedaba un lugar probable donde pudiera encontrarse.

Era algo predecible.

(***)

- "Mamá" -

Gritó una pequeña niña de diez años.

- "¿Qué pasa Suzie?" - preguntó su madre, Mayumi Wong.

- "Terriermon no está... ¿no lo has visto?" -

- "No" - fue su simple respuesta.

Suzie Wong cayó derrotada en su cama luego de un día duro de estudio, su hermano mayor terminaría en otras dos horas y, sin él, no había manera de conocer el paradero de Terriermon, quien era el digimon de este y con el que jugaba a las muñecas. Saber que se trataba de un digimon real no cambiaba mucho las cosas.

- "Claro" -

Pensó emocionada en cuanto lo vio, a Lopmon, su digimon camarada, quien se encontró parado a un lado de la puerta de su habitación.

- "Hola, Suzie" - le saludó con una reverencia.

- "Lopmon... ¿Puedo hacerte una pregunta?" -

El digimon ya sabía de que se trataba.

- "¿Qué es?" -

- "¿Sabes dónde se encuentra Terriermon?" -

Era claro, el juego para tomar el té no podía estar completo sin Terriermon, aunque también formara parte de ello sabía muy bien que no empezaría si faltaba uno de los dos digimon. Eso era bueno, a veces le resultaba muy agotador.

- "Debe estar en el parque, en la casa de Guilmon" -

Aunque tampoco era capaz de mentirle.

- "Bien, entonces iré por él" - dijo la niña sin pensárselo dos veces, al tiempo que mostraba en su rostro una gran sonrisa.

- "Que ocurra un milagro" - pedía Lopmon internamente.

Y como si un dios hubiera escuchado su petición, apareció Mayumi Wong al lado de la puerta abierta mientras cruzaba el pasillo, se notaba que la mirada que traía era severa.

- "Nada de eso hija" - la regañó - "...tienes que ponerte al día con tus deberes de la escuela, hasta que no termines no saldrás a jugar" -

Suzie solo pudo enterrar la cara en su almohada, derrotada por una madre estricta. Mientras esta no veía lo que sucedía alrededor suyo, Mayumi le guiñó un ojo a Lopmon, conociendo el tipo de 'torturas' que su hija lo hacía pasar a diario.

Lopmon hizo una reverencia en profundo agradecimiento y vio como la mujer mayor se retiraba.

- "Nos salvamos, Terriermon..." -

(***)

Terriermon, sin saber la razón, sintió momentos internos de pánico y luego de calma de forma simultánea. Momantai, fue la palabra que debía recordar en ese instante, ya que no dejaba de tener ese mal presentimiento, como si Suzie estuviera esperando escondida en los arbustos del parque preparada para saltar y atraparlo.

- "Es como una condena de muerte" -

Renamon era ajena a esto, meditando en total calma con los ojos cerrados, sin embargo, de vez en cuando abría uno de ellos para asegurarse que todas las cosas se encontraran en calma.

- "¿Cuándo llegarán Impmon y Calumon?" -

Preguntó Guilmon despreocupadamente al tiempo que cavaba un hoyo con la ayuda de sus poderosas garras, justo aun lado de su casa.

- "No deben demorar... creo" - contestó Terriermon, saltando hacia otro lado cuando la tierra arrojada del suelo amenazó con aplastarlo - "...agg, debí tomar yo esas fotos, es obvio que ninguno de los dos saben manejar una cámara" -

- "¿Por qué necesitas tomar esas fotos?" - preguntó Guilmon con inocencia.

Renamon dejaba de lado su meditación para poner cuidado a las palabras de Terriermon, cualquier cosa que este tuviera planeado seguro significaría un dolor de cabeza para su tamer.

- "¿Nunca te has preguntado como son Takato y los otros cuando están dentro de la escuela? Siempre hablan de sus materias y exámenes pero en una escuela pasan muchas otras cosas..." - ese era su plan, tomar alguna situación comprometedora por medio del registro fotográfico y publicarlo en su nuevo blog.

Así era, Terriermon sabía como usar el Internet.

Y como crear blogs, el suyo ya tenía una gran cantidad de visitas por su contenido, la vida de los Digimon Tamers.

Era un secreto de todas formas, de ninguna manera Guilmon y Renamon podrían enterarse que había creado un blog subido a la red porque, de seguro, se lo contarían a Takato y a Rika; no conocía de que seria capaz el primero pero Rika seguro lo mataría por publicar cosas de su vida personal. Por otro lado, Henry borraría su sitio en un santiamén si llegaba a enterarse, pero eso ya lo tenía cubierto.

- "Solo es para conocer me..." -

Sin embargo, las palabras murieron en la boca de Terriermon. El pequeño digimon sudó frío por la espalda.

Renamon se levantó del suelo inmediatamente y enfocó su mirada en cierto punto de la ciudad.

En esa misma dirección, Guilmon gruñó con desenfreno, siendo víctima de su instinto viral que detectaba algo sumamente poderoso.

(***)

Impmon soltó la cámara que les había dado Terriermon, provocando que esta cayera al suelo y se rompiera.

Desde el árbol sentía como un frío desgarrador cubría todo su cuerpo, algo que no le dejaba de ser familiar por alguna e inquietante razón.

Calumon sintió miedo, lo que hizo que se escondiera detrás de su amigo diablillo al tiempo que sus grandes orejas se encogían.

Juntos observaron al cielo, donde grandes nubes de color negro se posaron sobre toda la ciudad. Aquellos relámpagos que caían sobre el edificio metropolitano de gobierno no eran más que un mal presagio, Impmon y Calumon sintieron como un terrible mal pronto caería sobre todos ellos.

(***)

Las alarmas se dispararon por todo Hypnos cuando sus equipos detectaron una gran concentración de datos que estaban a punto de pasar a su mundo real desde el DigiMundo.

- "Señor..." -

Habló Tally Onodera, pidiendo autorización a su jefe, Mitsuo Yamaki, para poder desplegar su sistema de defensa.

El aludido, quien era apenas visible por la iluminación roja parpadeante, asintió.

- "Despliega el sistema Yuggoth" -

No fue simplemente una orden para Tally Onodera, también lo fue para Riley Ootori, su compañera de trabajo en el manejo de los sistemas. Ambas chicas teclearon tan rápido como sus dedos humanos les permitieron mientras se encontraban en sus sillas levadizas.

- "Sistema Yuggoth activado..." - exclamó Riley Ootori, tan solo unos segundos después de oprimir un enter.

Yamaki abrió y cerró su encendedor de color plateado, esperando que su rápida maniobra resultara en algo provechoso. Sin embargo, dios, kami o el mismo destino tenía designado su fracaso, lo supo cuando lo escuchó de los labios de sus dos asistentes.

- "Señor, Yuggoth fue destruido solo unos segundos después de haber sido liberado" -

- "maldición" -

Se dijo para sus adentros, odiaba el hecho de dejarle el destino de la ciudad en manos de unos niños pero sus capacidades, al final, no se comparaban con las de ellos. Tendría que confiar en ellos, tan solo esperaba que el enemigo no fuera algo que ellos no pudieran manejar por su cuenta.

(***)

De sus manos se esparcieron los últimos datos de información de aquel programa que los humanos habían mandado para destruirlo, estos fueron dispersados por el viento provocado por las espesas nubes que anunciaban su llegada.

Ellos lo llamaban el campo digital y tenía que admitirlo, no había nada más digno de su presencia ya que representaba todo lo que él era, el miedo y terror absoluto que originaria en sus enemigos. No muy lejos de su posición, el paisaje fue adornado con la aparición de relámpagos que impactaron en la antena de los edificios sobresalientes, según su información, esas edificaciones eran llamadas como los edificios de Gobierno.

Hasta unos seres tan débiles, como los humanos, se daban el lujo de poseer una jerarquía; una perenne de cualquier modo.

Era mejor terminar con su trabajo de forma rápida y eficiente, a su autoproclamado líder no le gustaba los fallos de ninguna manera, tampoco es que a él le gustara fracasar. De hecho, haber sido vencido por esos guerreros tan débiles en el pasado hacía que le hirviera la sangre de cólera, era una situación que Daemon, rey de los demonios, no se daría el lujo de repetir.

Continuará...


Nota del autor: lamento el hecho que nunca antes terminé esta historia, pasa y acontece que nunca me sentí cómodo con el camino que la trama tomaba en cierto punto, tenía un fuerte bloqueo que causaba que el Fic muriera. Pero no más, esta es el tercer intento y a la tercera es la vencida ¿cierto? En todo caso, espero que este capítulo sea de su agrado y que, cualquier comentario o sugerencia, escriban en Review.

Me alentarían mucho :)