Disclaimer: Los personajes no me pertenecen.
No hay mucho que decir. El otro día leí varias historias de esta pareja y se me pegaron las ganas de escribir sobre ellos. No se si Audrey es muggle, yo adopté que sí.
Besos y gracias por leer.
lu
De las cosas que sabe
Audrey sonríe mientras observa a su esposo sentado junto a su madre intentando controlar su mal genio. Ella no sabe muchas cosas, de hecho no sabe casi nada de lo que magia respecta, pero conoce a Percy, y sabe que se está conteniendo.
-No Percy –Dice la señora Weasley mientras le quita unos pergaminos –Nada de trabajo en esta casa.
-Lo se pero… -Se silencia ante la mirada de su madre.
Y Audrey vuelve a sonreír. Porque su esposo no es del tipo que cede. Más bien es de aquellos que dan órdenes y no aceptan contradicciones. Pero todo aquel carácter, todo aquello por lo que a veces le dan ganas de golpearlo y dejarlo, parece esfumarse cuando Molly habla.
-Audrey, cariño, -Le llama la atención su suegra, olvidándose por completo de Percy -¿cómo va la preparación del cuarto del bebé?
Ella acaricia su vientre y sonríe, mirando a su esposo que le devuelve la mirada con una silenciosa suplica en ella. Sabe que no debe decir nada, pero esa singular relación que poseen las dos personas delante de ella le encanta y la hace divertirse. Así que, entornando sus expresivos ojos en su suegra, y poniendo uno de sus mejores pucheros –esos que desarman hasta a Percy- dice con voz triste.
-Aún no hemos hecho nada, Percy cree que es muy pronto –
Y la señora Weasley, brazos en forma de jarra y mirada seria, se voltea a Percy y vuelve a regañarlo.
Y así pasan la tarde. Porque Audrey no sabe mucho más que lo poco que le ha contado Percy. Sabe que ha hecho algo muy malo, sabe que esta arrepentido y avergonzado. Pero sobre todo, sabe que siente que nunca podrá quitarse la culpa de aquello, sea lo que sea, que le ha hecho a su madre. Y como sabe eso, también sabe que la Señora Weasley lo sabe también. Y que aparentemente no es solo ella la que disfruta viendo a Percy comportándose como se le pide. Porque a veces sus reproches son infantiles. Como cuando le pide que la salude con un beso frente al resto de sus hermanos o como cuando lo hace ir hasta su casa solo para regañarlo por no ir a visitarla más seguido. Es gracioso, hasta que ve como su esposo observa a su madre y como sus ojos brillan por la culpa y el dolor.
No, hay cosas que ella no sabe, muchas cosas, pero sabe que su esposo ama a su madre y que haría cualquier cosa por ella. Por eso, sin importarle que el nombre realmente no le guste –de hecho le parece horrible- suelta en el aire, como si hubiesen estado hablando de ello todo el día.
-La llamaremos Molly –Y los dos Weasley dejan de hablar sobre la correcta implementación de un hechizo y la miran con los ojos bien abiertos.
-¿"La"? –Preguntan al mismo tiempo.
-¿No te lo dije? –Percy la mira enojado, y puede comprenderlo, pero jura que se lo ha dicho en algún momento. O quizás pensó en decírselo. No lo sabe –Lo siento cariño, es una niña…
Ni siquiera intenta explicarle cómo lo sabe. Las ecografías no son lo de Percy. No la ha acompañado a ninguna porque dice que son puras tonterías. Y ella tampoco ha ido a ese hospital raro que él quiere llevarla. Por lo que no están muy conectados con ese embarazo. No al menos hasta ese momento.
-¿Pero qué… -Pero su pregunta queda en el aire cuando siente los labios de él rozar su abdomen.
No, Audrey no sabe muchas cosas, casi nada de magia. Pero sabe que ama a su esposo y que él la ama a ella. Y recuerda eso cada vez que duda sobre su matrimonio y casa vez que las diferencias que hay entre ellos la aterran.
