Capítulo 1

... Ella iba caminando sola por la calle.

Él daba como cada noche vueltas en la cama ...


Serena

A lo lejos podía escuchar un sonido que cada vez se hacía más fuerte. Cuando logré salir de mi sueño supe que era el sonido de mi alarma. Era hora de iniciar el día.

Sí, ya se, es hora de levantarme… – saque mano por debajo de las cobijas tocando a tientas mi buro, hasta que llegue al causante de tanto alboroto. – ¡Ya cállate alarma!, ya estoy despierta.

De un salto salí de mi cama dirigiéndome al baño para tomar una ducha para ir al trabajo, si no me bañaba seguro estaría durmiéndome toda la mañana. Antes de salir del departamento revise que todo lo que necesitaba lo traía en mi maletín y mire el reloj de la pared.

¡Rayos! Si no salgo ahora llegare tarde. – Salí casi corriendo bajando las escaleras del edificio a gran velocidad – Es viernes, último día de trabajo. No puedo llegar tarde y comenzar mal el día. – Mire como la puerta de la entrada al edificio se comienza abrir y entraba la señora Mai, ella era mi vecina del departamento de abajo, siempre que la miraba tenía una sonrisa en el rostro y de cierta manera eso me hacía alegrarme.

– ¿Otra vez tarde? Apresúrate Serena, si tienes suerte el taxi que me dejo sigue afuera para que lo tomes. –me dijo sin dejar de sonreír y sosteniendo la puerta para que pudiera salir con facilidad.

– ¡Gracias Señora Mai! – la miré y sonreí fugazmente, de verdad tenía prisa – ¡Le traeré su pastel favorito! – Al salir mire que el taxi está a punto de irse y corrí lo más rápido que pude mientras gritaba que se detuviera. – Gracias por detenerse. Ahora, lléveme al centro de la ciudad. – Me recargue en el asiento respirando pesadamente – Necesito algo para levantarme más temprano. –Comencé a ver por la ventana a la gente pasar – Vaya… no hay mucha gente afuera a esta hora, está un poco solo. – De nuevo llegaba a mí la nostalgia de no tener a alguien especial en mi vida, alguien que me acompañara - Algún día Serena, ya encontraras a alguien. Tal vez cupido no entendió bien las instrucciones.

Darién

– ¡Se me hace tarde! – un joven de ojos azules zafiro y cabello negro y alborotado corría de un lado a otro dentro de su departamento. – Rápido, rápido, rápido.

Salí corriendo lo más rápido posible de mi departamento. Cuando llegue al estacionamiento donde se encontraba mi auto mire que tenía una llanta ponchada.

– ¡¿De verdad?! ¿Por qué a mí? ¿Cómo era posible que tuviera tan mala suerte? Veamos… si me voy ahorita mismo alcanzo el autobús. – No lo pensé dos veces para salir corriendo, no había mucha gente en el camino, pero parece que la poca que había en las calles se empeñaba en ir justo frente a mí obstruyendo mi paso. – ¡Ahí esta! – por fin miraba la parada de autobús, cuando comencé acercarme mire que el autobús ya estaba ahí – ¡DETENGASE! ¡ALTO! ¡PAREN EL AUTOBUS! – Parece que nadie me escucho porque justo cuando estaba cerca el autobús arranco.

Me quede parado respirando rápidamente, me recargue en mis rodillas mientras regulaba mi respiración, dirigí mi vista hacia la banca y al ver que estaba totalmente libre decidí sentarme con los brazos totalmente extendidos en el respaldo, comencé a respirar lentamente, mis pulmones se recuperaban de la falta de oxígeno.

– Que suerte tienes Darién Chiba, que suerte… – Cuando baje la viste mire una libreta a mi lado – Mmm... Creo que alguien la olvido. – Comencé a revisar si tenía algún nombre o dirección, pero no, estaba totalmente libre de información sobre el dueño. Mientras revisaba las páginas encontré un boleto, al parecer el dueño iría al cine hoy por la tarde. Mire a todos lados buscando una señal de alguien buscando la libreta, pero no mire a nadie – Creo que no le importaría si voy en su lugar, será mi recompensa por tan pésima mañana.