Disclaimer: Los personajes no son míos sino de su respectivo dueño, Hidekazu Himaruya.


Los humanos se pesan de vez en cuando para saber si su estado de salud puede correr algún riesgo, competir en deportes o simplemente porque les gusta mantener la línea. Dado el caso entonces los animales también deben cuidar su peso.

Alfred y Arthur vivían juntos con sus mascotas, gatos para ser exactos, y cada uno poseía el nombre de la nación de sus dueños; aunque con su pronunciación en japonés.

Un día Alfred dejó la balanza olvidada en el cuarto por se deprimió por su peso –no dándose cuenta de que al menos tenía músculos bien formados que disimulaban-, los pequeños animalitos entraron a esa habitación.

-¡Mira, Iggy! –Llamó alegre el gato del estadounidense.

-¿Qué quieres? –Respondió con ligera molestia el otro, acercándose lentamente.

-¡Una balanza!

-¿Y?

-¿No te da curiosidad saber cuánto pesas?

-La verdad no. –Se sentó.

-A mí sí, me pregunto cuánto es que… –Se subió al aparato y al ver los números se deprimió-. No…puede…ser…

-Hahaha...

Se burló el gato británico poniendo su patita en la boca para no sonar escandaloso. Luego le dijo: -Obvio que sí puede ser, comes como Alfred.

Porque el dueño con ese nombre poseía un apetito descomunal y resulta que el gato tenía la misma costumbre.

-Entonces intenta tú –le dijo haciendo pucheros y bajándose.

Hizo un gesto neutral mientras se subía a la balanza.

-¿Y qué tal?

-Es… ¡¿Qué?!

Se exaltó al ver un número que según él era escandaloso. No se dio cuenta pero el gato más grande puso su patita presionando la balanza para que se viera como si Iggyrisu pesara demasiado.

-Al parecer Iggy tiene que comer menos atún y leche –Se rió moviéndose frente a él usando su cola para modelar.

-¡No digas eso, Amérika!

Enojado fue tras él, sonrojado por la pose que le había regalado el otro.

Los dueños al verlos corretear por toda la casa se quedaron extrañados. Pero les hizo gracia, así se veían en la mañana cuando Alfred le hizo una broma a Arthur para hacerle creer que estaba con demasiado peso. Bueno, las mascotas se parecen a sus dueños, hasta con el peso de un neko.