Disclaimer: Los personajes no son míos, sino de la autora Rumiko Takahashi, yo solo los cojos prestados sin ánimo de lucro.
Advertencia: Fic con vocabulario y escenas no aptas para menores de 18 años. Contiene escenas de Lemon y Lime. Si eres sensible a esos temas o menor de edad, no recomiendo que leas su contenido.
Leyenda:
kkkkk - Narración
-kkkkk- - Diálogo
[...] kkkkk [...] - fragmentos leídos de otro texto.
Miraba la hoja en blanco mientras volvía a suspirar sonoramente. Maldijo mentalmente su buena suerte mientras con el lápiz posado en su barbilla miraba el maldito horizonte en busca de algún tipo de inspiración. Odiaba las clases de historia y más aún a la profesora que les había tocado ese año. ¿Por qué mierdas tenía que ser una occidental, abierta de mente quien explicara la época de guerras civiles? ¿Por qué no podía ser una recatada profesora japonesa con su recatado traje de chaqueta y falda y con sus recatados zapatos? No tenía nada en contra de los extranjeros o inmigrantes, pero… esto era demasiado.
No es que la mujer no lo hiciera bien, con su doctorado especializado en el Sengoku, había llegado a Japón haría unos cinco años consiguiendo el trabajo en su escuela y aguantando burlas y abucheos de profesores y alumnos. Aun así, había demostrado su gran sabiduría respecto a estos temas y la gran pasión que procesaba hacía la época de las guerras civiles… pero ¿Por qué mierdas tenían que estudiar las formas de apareamiento humanas? ¿Y las de lo youkai? ¡Por Kami! ¡si en teoría para el mundo moderno los youkai no existen!
Bien, ahí se encontraba ella, sentada en el bendito árbol Goshinboku rogando al vendito espíritu de la inspiración que la socorriera y le ayudara para emprender esta difícil empresa… ¿porqué le había tocado a ella precisamente el estudiar el apareamiento de los youkai lobo? Se preguntó que habría hecho para tener un Karma como este... si no, es que al destino le encantaba ponerla en situaciones arriesgadas.
Cualquier otra persona pensaría que tenía el trabajo aprobado cum laude teniendo en cuenta que conocía a cuatro demonios lobos. Podría hacer un poco de estudio de campo y sabría exactamente como era el apareamiento entre youkais lobo… solo había un pequeño y minúsculo problema que le impedía hacer ese trabajo de campo… el mismo trabajo en sí.
Porque ¿Qué pasaría si ella, Kagome Higurashi, estudiante de secundaria de quince años, alias, la detectora de fragmentos, la sacerdotisa del futuro o la rara con kimono sugerente, escapara del campamento de sus amigos y se adentrara en el campamento de los lobos? Enumeremos las posibilidades
Llegar al campamento, encontrarse con Kouga y hablar con él. Hakkaku y Ginta alentarían a su jefe mientras este interpretaba erróneamente su cometido y la secuestraba nuevamente para poder desposarse con ella. Inuyasha la seguiría, en consecuencia habría una discusión entre el demonio y el hanyou que acabaría con un Osuwari. Ella se iría enfadada, Kouga decepcionado e Inuyasha seguía estampado en el suelo durante toda la noche.
Llegar al campamento y buscar a Ayame para hablar de cosas de mujeres. Preguntarle sobre el tema e irse con la información… pero con su mala suerte seguramente Kouga escucharía la pregunta, tergiversaría las cosas e intentaría secuestrarla, Ayame se enfadaría, llegaría Inuyasha… acabarían con un Osuwari.
Intentar llegar al campamento, encontrarse con algún demonio que quiera la esfera y/o casarse con ella e intente secuestrarla, Inuyasha la sigue, la salva, le reprocha, bla, bla, bla… Osuwari.
Y ante todo esto… ella no acabaría el maldito trabajo para mañana. Realmente, se estaba planteando si antes de haber renacido como Kagome Higurashi y después de haber muerto como la sacerdotisa Kikyou… no habría sido la hermana gemela mala de Hitler. Pues esto, era digno de un castigo para tal alma. Volvió a suspirar… también podía inventarse cualquier cosa, decorarla y entregarlo ¿verdad?
Sobre presó esa posibilidad, descubriendo que no traería más consecuencia que el posible aprobado con algún apunte negativo. Sí, parecía que esta iba a ser la mejor de las opciones que tenía en mente. Sonrió de medio lado y se dispuso a escribir en el folio en blanco, algunos bocetos de ideas como que los demonios lobo buscaban a sus parejas, las marcaban y seguían con ellas hasta el fin de sus días. Tenían muchos cachorros, vivían en una gran manada y atacaban a cualquiera que se posara en su camino. Mientras escribía, un escalofrío le recorrió la espalda, la emoción de poder escribir algo, aunque fuera mentira, le daba tal satisfacción que estaba excitada de la misma emoción.
Como normalmente pasa, la pluma cogió vida propia y no solo empezó a divagar sobre el "apareamiento" de los demonios lobo, sino también de los demonios perro y los semi-demonios. Terry Pratchett a su lado, era un mero aficionado a la fantasía y Sherrilyn Kenyon una aficionada a la novela erótico-romántica. No supo en qué momento, habían aparecido diferentes tipos de marcas que diferenciaban las parejas de una u otra especie. Por ejemplo, los lobos tenían como marca un remolino en el hombro derecho, el cual salía después del apareamiento. Los demonios perro, tenían la media luna creciente y los hanyou, según de la raza demoníaca que los gobernara. Ni tampoco supo, de que parte perversa y pervertida de su imaginación, aparecieron algunas posturas sexuales que ni el mismísimo Kamasutra hubiera ideado.
Miró el trabajo y sonrió satisfecha, ahora solo tendría que ir a la biblioteca y buscar libros referentes al tema, que le pudieran servir como escusa para que la srta Dawn no lo tachara de invención absoluta.
-¡Kagome! – Sango, que caminaba tranquilamente hacia ella le saludó con la mano – voy a buscar un poco de leña, ¿Qué te parece si dejas las cosas en la cabaña y me acompañas? Así podemos hacer otras cosas… - miró elocuentemente a la gata y luego miró a su amiga con una mirada suplicante
-¿Llevas las toallas? – Sango asintió efusivamente mientras Kirara las miraba interrogante – bien, dame unos segundo y ahora vamos a… a buscar leña – la muchacha corrió con su mochila y sus apuntes, para después volver sin ellos con una sonrisa radiante. Las dos mujeres y la gata, se encaminaron hacia el bosque.
No muy lejos de la preciada cabaña, un monje y un hanyou descansaban en el césped y en una rama de un árbol, respectivamente. Hacía bastante que no sabían nada de Naraku y habían decidido quedarse unos días en la aldea para reponer fuerzas, ayudar en lo que se pueda y dejar a la sacerdotisa del futuro, un poco de tiempo en su época, muy a pesar del enfado de dicho hanyou.
-Respiras la tranquilidad – habló el monje que tenía las manos debajo de su nuca – hacía tiempo que esto realmente no pasaba
-¡Khe! Estamos perdiendo un valioso tiempo Miroku – Inuyasha miraba al monje con un ojo entreabierto y su pose de "chico rebelde" – Naraku podría estar débil o podría haber fragmentos cerca de aquí… pero gracias a vuestro cuerpo humano tenemos que quedarnos aquí
-No te haría mal disfrutar un poco de la vida, Inuyasha – dijo el monje mientras respiraba aire fresco – Buda nos enseña a amar y disfrutar la tierra que habitamos
-¿Y también os enseña a ser unos pervertidos, Miroku? – Shippo quien había llegado hacía poco, estaba pintando con sus ceras de colorines que le había regalado Kagome. Hizo la pregunta inocentemente sin apartar la vista del dibujo. Inuyasha emitió un sonido parecido al de una carcajada y el monje simplemente sonrió
-No Shippo, Buda no nos enseña ese tipo de cosas – el meonje se sentó y golpeó un par de veces con su palma de la mano un sitio a su lado para que el niño se sentara – ven hay cosas que ya debes saber
-¿Cómo qué? – Inuyasha movió las orejas y se incorporó rápidamente. El monje no sería capaz de…
-Bueno pequeño, en la vida siempre encontrarás la dualidad, el Ying y el Yang. Los dos extremos que son completamente opuestos, pero que no pueden vivir el uno sin el otro. En el amor es lo mismo, el hombre y la mujer son afines tanto emocionalmente como físicamente – el niño lo miraba extrañado – Shippo ¿sabes de donde vienen los cachorros? – la negativa del niño hizo que el joven monje sonriera y el hanyou saltara del árbol – cuando un hombre y una mujer sienten un deseo desen… ¡auch! – el puño de Inuyasha se había incrustado en la cabeza dura del monje, de donde salía un chichón del tamaño de una pelota de tenis - ¿Inuyasha, qué haces?
-Déjate de estupideces monje – miró al pequeño demonio zorro – y tú no preguntes, aun eres demasiado joven para saber esas cosas.
-Pero yo os quería preguntar sobre algo de eso – cogió la libreta amarilla y la abrió, para mostrarles una página llena de frases, flechas que enlazaban unas oraciones con otras y luego un pequeño texto a modo de conclusión – Kagome ha escrito esto en mi libreta de dibujo, pero es sobre el "apartamento" de los youkais
-Apareamiento, Shippo – corrigió el monje mientras cogía la libreta- vaya con la Srta Kagome… no sabía que estuviera tan enterada de este tipo de cosas
-¡Pero qué dices, estúpido! Seguro que solo es un estúpido trabajo – mientras decía esto, leía las frases escritas con la fina caligrafía de Kagome. Sus ojos se abrieron como platos al ver lo que la joven adolescente había escrito, es decir… ¿Cómo podía saber esos detalles tan íntimos sin…? El hanyou se puso más rojo que la grana.
-Es increíble la capacidad de observación que tiene, escucha el macho alfa se dedica a perseguir a la hembra hasta que esta, cansada de negarse, accede por el bien de la persistencia de la especie. Aunque, si la hembra ha llegado a una edad en la que necesita saciar ciertas necesidades biológicas y reproductivas, esta buscará al macho y lo incitará para comenzar el baile de la seducción" ¿Cómo es posible que sepa que los demonios lobo se aparean después de un cierto baile de iniciación? A no ser, que la señorita Kagome no sea tan inocente…
-¡Cállate estúpido! – el hanyou le arrebató la libreta de las manos y salió saltando lejos de allí
-Miroku…
-No, Shippo, Inuyasha tiene razón, eres demasiado pequeño para preguntar
-Pero
-Nada de peros – cortó nuevamente el monje, mientras se levantaba – tengo que explicarle esto a Sango – pensaba en voz alta dejando allí al niño con un enfado ejemplar
-Y ahora… ¿Quién me va a dar papel para seguir dibujando? – se cruzó de brazos e infló los mofletes. Hoy no era su día.
Definitivamente, hoy no era su día. Se había subido al Goshinboku para abrir aquel pergamino de color amarillo. Respiró hondo y abrió la libreta de golpe. Buscó rápidamente obviando textos donde ponía "canciones personales" o "desahogos mentales" para llegar a la página maldita. Leyó lo que había leído anteriormente Miroku, una y otra vez sin creerse lo que ponía. Después de salir de ese bucle temporal, vio que había una flecha que unía esa frase con otra. Empezó a leer cada párrafo poniéndose cada vez más nervioso.
[…]Los demonios lobo son fuertes, hábiles, rápidos y hermosos. Todo macho alfa tiene su orgullo y su ego, pero normalmente son gentiles y buenos. Grandes amantes, fogosos e insaciables. Una compañía para toda la vida […].
[…] La hembra queda prendada del macho por su exhibición delante de la batalla y por su afán de proteger a la manada. Un líder fuerte, mantendrá a una manda sana y fuerte y eso es todo lo que una hembra alfa necesita […]
[…] Luchará a capa espada contra los enemigos que se le acerquen. Son reconocidos como pareja aquellos que lleven un remolino en el hombro derecho. La pareja alfa los tendrá dorados, mientras que las demás parejas de la manada serán azules [...].
Inuyasha miró el manuscrito otra vez, tenía el corazón a mil por hora. ¿Esto… esto significaba que Kagome había estado con Kouga? ¿Cómo era posible? El olor de la muchacha no había cambiado desde que había llegado de su época… olía un poco a hierbas pero… un momento… ¿y si se purificaba para que no oliera a lobo? Sintió como la sángrele hervía, si ese maldito canino saltarín, se había atrevido a tocar a su Kagome le arrancaría los pulmones de cuajo.
Miró nuevamente la libreta para cerrarla, pero algo llamó la atención del semi-demonio, haciendo que sus ojos destellaran unas chispas rojizas. Debajo de todos esos párrafos había una línea que separaba el papel y luego un título subrayado varias veces El apareamiento de los demonios perro. Inuyasha gruñó y siguió leyendo.
[…] El macho perro, es mucho más solitario, a diferencia de su hermano canino, el lobo. Son seres mucho más fríos y herméticos, pero su fogosidad es igual de excitante y agotadora. Sus grandes desprecios y sus posturas de chicos malos hacen que las hembras se derritan ante su sola presencia. […]
[…] Los machos perro siguen a la hembra sin que esta sea enterada de su sola presencia. La estudian, la corretean y luego la secuestran alegando propósitos más materiales. Las hembras quedan completamente satisfechas y saciadas, siendo así atadas a un macho que bien se puede comparar a un Adonis. […]
[…] Rápidos, fuertes, rudos, valerosos, vibrantes, poderosos, audaces, despiadados y hermosos. Son muchas las características que pueden despertar estos demonios perro, puesto que con el gran olfato, pueden leer la excitación de la hembra […]
[…]La mejor postura que utiliza el macho dominante para aparearse con la hembra alfa, es la posición comúnmente llamada "perrito", solo que con ligeras diferencias al Kamasutra. En este caso, el macho dominante debe dejar la esencia lo más esparcida posible dentro de la hembra, por eso, después de haber acomodado a la hembra de rodillas y dándole la espalda, el macho estimulará su clítoris mientras su miembro se adentra en las profundidades de su cuerpo. Los movimientos serán lentos al principio, para reafirmar la posesión, para luego ser completamente ardientes y energéticos, arrancando gemidos de satisfacción por parte de los dos […]
[…] Los demonios perro tienen la característica de estar regidos por la Luna, a diferencia de lo que creen los orientales ya que ellos asocian al gato con el satélite. Su emblema es una luna creciente azulada con una espada que cruza al satélite. Esta se dibujará en el hombro izquierdo y será del mismo color indiferentemente de la familia que sea. Eso sí, el Kanji que los identifica irá marcado en ese tatuaje […]
No era posible… no era posible que Kagome supiera tanto del apareamiento de los youkai perro si se había apareado con un lobo… ¿verdad? No era posible que la misma chica que había pasado el pozo fuera una… una… devora-hombres ¿verdad?
Pero ¿Cómo explicaba que supiera tantas cosas? Además, los sujetos señalados como "machos alfa" se parecían extrañamente a Kouga y Sesshomaru respectivamente… aunque también cabía la posibilidad de que solo fueran suposiciones.
Sorprendentemente, el hanyou intentó deducir otras hipótesis para descartar la obvia, pero su intento fue fallido cuando encontró una simple frase "trabajo de campo". Recordó lo que era, porque Souta, le había estado hablando de eso precisamente la última vez que se vieron. Según el niño, el trabajo de campo era un estudio donde el personaje en cuestión debía buscar pruebas de la veracidad de aquello que afirmaba… eso significaba…
-No, es imposible – se autoconvenció a sí mismo. No podía soportar la idea de que Kagome, SU Kagome, había decidido adentrarse a la mala vida y dejarse poseer por dos de sus mayores rivales… además… Sesshomaru odiaba a los humanos ¿no? Un momento… ¿SE HABÍA APAREADO CON SESSHOMARU? – maldito hijo de – la frase acabó en varios gruñidos no entendibles para el oído humano.
Fijo la mirada en la hoja nuevamente y fue a arrancarla de la libreta para llevársela a Kagome cuando vio que en el final de la misma había un tercer apartado; "Apareamiento de un hanyou". Con los ojos desorbitados e inyectados en sangre empezó a leer mientras hiperventilaba.
[…]Los hanyous son tercos, tozudos y obstinados. Grandes besadores. Guapos. Leales y valientes. Con un buen corazón. Inuya Amantes extraños… seres extraños por naturaleza.[…]
[…] no escuchan, hacen las cosas sin pensar, hacen promesas que no pueden cumplir. No les gusta ver llorar a los demás […]
[…] Su marca es una luna depende de la familia de Youkai de donde venga. Fácilmente lo olvidarás […]
Inuyasha miró completamente blanco el papel que tenía en sus manos… ¿esa era la opinión que tenía de él? ¿Nada de fogosidad, ni de fuerza ni de hermosura? ¿Solo eran seres extraños? ¿Tan poca cosa era para ella? Miró al cielo y suspiró, la luna estaba completamente llena y tenía un color rojizo.
Decidido a tomar cartas en el asunto y buscar algún tipo de explicación, Inuyasha se dirigió en busca de Sango, para preguntarle donde se hallaba Kagome. Sango contestó a la pregunta algo nerviosa, pues había hablado con el Monje Miroku y aun no se creía lo que este le había explicado. Sin preguntar más, Inuyasha se dirigió hacia el pozo, necesitaba una explicación, necesitaba saber porqué, si Kagome tenía la necesidad de experimentar, porqué ella no había acudido a él. Entró en el pozo pensando en lo excitante que resultaba ver a Kagome completamente desnuda debajo de él.
Lo último que se pudo ver antes de que desapareciera del pozo, fueron las marcas liliáceas que empezaban a aparecer en sus mejillas.
Continuara…
Bueno, aquí vuelvo.
Después de un parón de unos días, he decidido emprender este nuevo proyecto. No será muy largo, como mucho dos capítulos más, pero es que me apetecía hacer algo picante, ya que, hacía siglos que no escribía un lemon… (desde mis tiernos 17 años… quien los cogiera… xD)
En fin, posiblemente el lemon en sí, aparezcan en el siguiente capítulo… a ver si os gusta como escribo xD
Aclaraciones:
Terry Pratchett: escritor de novelas fantásticas. Autor del mundo ficticio llamado Mundo Disco. Aconsejo efusivamente que lo leáis… el toque irónico y humorístico de este hombre no tiene precio
Sherrilyn Kenyon: Autora de libros de novela romántica y creadora de la saga Dark Hunter. Para ser libros de novela romántico-erótica son bastante divertidos. Si os gusta ese tipo de novela, os la recomiendo.
Bien pos ya esta, espero que os agrade este tipo de género y sobretodo que os agrade como lo escribo xD.
Como siempre, muchas gracias por haber llegado al final de este documento, dejes comentario o no. Al menos me has dado la oportunidad.
¡Hasta pronto!
