Capítulo 1
Como cualquier otra chica de mi edad, estaba muy ilusionada con la idea de ser famosa y rica. Mis padres y mis tíos acababa de heredar un equipo de fútbol en Alemania, el Bayern Munich. Mis primas y yo acogimos esto con entusiasmo, aunque no pudimos ir a Alemania hasta un mes después.
Cuando llegamos a Alemania, después del largo viaje desde España, nos sorprendió mucho el aspecto de la ciudad... Nosotras veníamos de un pequeño pueblo y el aspecto de la gran ciudad nos gustó. Laura y Lucía, mis primas, no iban a vivir conmigo, aunque si muy cerca, y esa era una de las cosas que más me gustaban de esta nueva vida...
Mi nueva casa era enorme. Mi nueva habitación era el doble que la antigua, además, al lado tenia un pequeño salón para mi uso exclusivo.
Al día siguiente, fui a ver las instalaciones del equipo. Había numerosos campos de fútbol, pero también había pistas de tenis y de gran variedad de deportes. Me dirigí a la zona donde estaban todos los despachos, Laura me vio, me agarró del brazo, y me llevo a arrastras hasta mi despacho...
Era el despacho de mis sueños: una mesa de cristal translucida con el portátil encima, un sillón de director justo detrás, numerosas estanterías y tenía hasta un fichero.
Unos días después, mis padres me dieron la mala noticia... tendría que trabajar ese verano ayudándoles con el equipo.
Días después de la desagradable noticia, iba yo caminando con un montón de papeles para dárselos a mi padre cuando le conocí.
Como decía, iba yo caminando tranquilamente cuando alguien que venia corriendo chocó conmigo e hizo que me cayese al suelo... haciendo que todos los papeles se cayesen al suelo conmigo.
¡Mira por donde vas! – le grité en español.
Él me miro con cara rara y siguió caminando. Me quede un rato sentada en el suelo mirándole, tenia el pelo oscuro aunque quedaba oculto tras la gorra que llevaba, la cara no se la vi muy bien, pero tenía los ojos muy oscuros y era muy alto... aunque bueno, desde el suelo todo el mundo parece alto.
Recogí los papeles, se los entregué a mi padre y al salir de su despacho, me encontré con Laura. Al verme, me pregunto qué me había pasado, se lo conté y después de reírse durante un buen rato de mí, me preguntó que si había visto a los jugadores que habían vuelto después de las vacaciones. Le contesté que no e insistió en que fuésemos a verles, yo acepté. Quién me iba a decir a mí, que ese sería el principio del fin...
