Titulo: Oportunidad

Pareja: Hibari x I-pin (leve Mukuro x Chrome)

Disclaimer: Ninguno de los personajes de Katekyo Hitman Reborn me pertenece.


Capitulo 1

Noticia

I-pin se encontraba en su habitación, de color azul mar. Ese color le aportaba tranquilidad y le gustaba tanto por esa misma razón. Sus cortinas, de un tono azul mas oscuro, dejaban pasar la luz que se volvía azulada sacándole siempre una sonrisa. Para darle un toque personal a su habitación, había decorado las paredes con fotos de la gente importante para ella. Una de las que mas apreciaba, situada justamente enfrente de su cama, era una de cuando era pequeña y a su lado aparecía su maestro. Después de tantos años, seguía echándole de menos tanto como el primer día. Y no podía evitar pensar que, aquel hombre que le había enseñado tanto en tan poco tiempo, ya no estaba allí a su lado.

- Ohayo sensei – dijo en un perfecto japonés y, acto seguido, hizo una reverencia.

Cada mañana lo hacía ya que no se había permitido no recordar cada día a uno de los hombres mas importantes de su vida. Dio unos pasos hacia el espejo que se situaba a pocos metros de la puerta y en el que se podía contemplar entera. Llevaba su típico atuendo blanco, que le resultaba de lo mas cómodo. Para su suerte, los años le habían tratado bien, dejando que a sus 14 tuviera un buen cuerpo e inteligencia. Sonrió mientras se hacía sus trenzas y, después de darse el visto bueno, salió rápidamente de su cuarto. La reunión empezaría pronto y no quería que sus amigos, a los que consideraba como su familia, la esperaran.

Aunque ya había dejado atrás ese tipo de vida, le gustaba el hecho de poder ayudar a los Vongola. Ellos la habían cuidado desde sus 5 años y, aunque le repetían constantemente que no hacía falta, ella les quería devolver el favor. Y no solo le habían cuidado, también le habían dado un hogar, donde siempre sería bienvenida. Recordaba como hace algunos años, Tsuna le había ofrecido vivir con el y sus guardianes en la mansión Vongola. Al principio se había negado ya que no quería ser una molestia, pero Lambo y Tsuna no lo habían dejado pasar y, gracias a la ligera ayuda de Yamamoto, lo consiguieron.

Gracias a esa decisión, Bianchi parecía mas animada y, junto a Haru y Kyoko, pasaban el día intentando renovar su vestuario. Le había resultado imposible negarse ante las sonrisas de sus amigas. Pero su timidez jugaba en contra de ellas y, aunque lo agradecía inmensamente cuando veía algunos de los vestidos que traían, no tenían muchas oportunidades de vestirla.

Dejó sus pensamientos al ver la puerta de la sala de reuniones. Sus pasos fueron cada vez mas lentos hasta que sus pies se pararon. Respiró varias veces y contó hasta diez para intentar calmar sus nervios.

- Si no vas a abrir la puerta, apártate.

Su cuerpo se estremeció al oír esa voz. Dio media vuelta para encarar a su dueño mientras se sonrojaba al sentir la mirada de Hibari puesta en ella. Habían pasado 9 años y sus sentimientos seguían siendo los mismos. Amaba a aquel hombre, tan parecido a su maestro y a la vez tan distinto. Desde que le conoció, deseó que esos ojos tan profundos la miraran solo a ella. Simplemente que se diera cuenta de que no era una cría y que le deseaba mas de lo que él podía imaginar. Pero tratándose de Hibari Kyoya, solo podía aspirar a que él supiera quien era. Y para ella, sería suficiente que él la llamara por su nombre al menos una vez. Y así ser el centro de sus pensamientos por unos segundos. Una sonrisa llena de tristeza se dibujó en su cara. ¿Cuántas noches había llorado por saber que él jamás se fijaría en ella? No iba a decir que quería que Hibari fuera su príncipe azul, había dejado de creer en esos cuentos. No era una princesa y, aunque lo fuera, nadie iría a buscarla encima de un caballo. Solo quería ser amada por el hombre que amaba, fuera príncipe o un simple ladrón. ¿De verdad pedía tanto?

La mirada impaciente de Hibari la sacó de sus pensamientos antes de que se pusiera a llorar. Deslizó su manó para abrir la puerta y entró con pasos ágiles. Con su mirada puesta en sus propios pies caminó rápidamente hasta el lugar vació que había entre Lambo y Yamamoto. Una vez allí, alzó su mirada que, inmediatamente, le buscaron. Hibari mantenía una cara de indiferencia, a la cual ya estaban acostumbrados. Mantenía su mirada fija en el té que tenía delante suyo. Kusakabe, su fiel sirviente, se hallaba a su lado y le iba comentando algunas cosas. Su voz era un susurro inaudible por mas que intentara captar alguna palabra. Cuando Kusakabe calló, sacudió su cabeza y dirigió su atención a el décimo capo Vongola, Sawada Tsunayoshi.

- Gracias por venir Hibari-san – sonrió cálidamente cuando sus ojos se posaron sobre ella. – Gracias a ti también I-pin.

- Sabe que es un placer Sawada-san – dijo mientras le devolvía la sonrisa.

- ¡Décimo! – todas las miradas se dirigieron a la puerta que se había abierto de golpe. Gokudera se sonrojó un poco por la vergüenza. – Siento llegar tarde.

- Haha...- las miradas cambiaron de objetivo gracias a la risa de Yamamoto. - ¿Dónde estabas, Gokudera?

- A ti no te importa, fanático del baseball - aunque los años habían pasado, su relación, llena de amistad y odio, había sido la misma desde el día en que se conocieron hasta ese mismo día. Tsuna frunció el ceño. Llevaba 9 años evitando la muerte de Yamamoto y, al parecer, aún le esperaban muchos mas.

- Kufufufu... – el cuerpo de Mukuro apareció envuelto de una niebla detrás de Chrome. Hibari hizo una mueca de disgusto, Gokudera se sentó en su respectivo lugar y, Tsuna y Ryohei rieron nerviosamente. – ¿He llegado tarde, Tsuna-kun?

- No se preocupe Mukuro-sama, aún no ha empezado la reunión – la voz de Chrome estaba llena de dulzura y cariño como de costumbre. Ella le debía su vida y él su existencia. I-pin sonrió con ternura. Envidiaba a la guardiana por el hecho de poder tener a la persona que mas te importa tan cerca. Si ella tuviera una oportunidad de estar así con Hibari... Debería dejar de pensar en esas tonterías.

- Ahora que estamos todos, os tengo que comunicar una noticia – hizo una pequeña pausa para respirar. – Dino se casa en 4 días y estamos todos invitados.

¿Dino se casaba? No podía salir de su asombro. ¿Quién era la novia? Nunca les había presentado a nadie, ni mencionado alguna relación. Pero lo mas extraño del asunto era la fecha. ¿En 4 días? Eso era demasiado pronto.

- ¿4 días? – al parecer, Lambo pensaba igual que ella.

- Si hay amor, no importa – respondió Bianchi.

- Estaba planeado desde hace un par de meses, pero por seguridad no se había comentado a nadie. La mayoría de los hombres de Dino tampoco lo sabían – la explicación de Tsuna resolvió algunas de las dudas.

- ¿Y quien es la afortunada?- si Fuuta no se sentara en el lado izquierdo de Tsuna, su voz hubiera pasado desapercibida.

- No se sabe mucho de ella – después de contestar la pregunta del pequeño, el décimo capo miró a su guardián mas poderoso. Se notaba algo molesto, como si se esperara que hubiera algo mas en ese asunto. – Dino me ha llamado antes para comunicarme lo de la ceremonia y ha aprovechado para pedirme que te comunicara Hibari-san, – tragó saliva antes de continuar – que serás su testigo.

- ¿Qué acabas de decir, herbívoro? – cuando Hibari utilizaba la palabra herbívoro con Tsuna, al cual poco a poco había aprendido a respetar, significaba que estaba mas molesto de lo normal. El cuerpo de Lambo tembló al instante.

- Eres su alumno y sabes que te aprecia mucho...

Sus palabras fueron cortadas por el hecho de que el moreno se levantara y saliera del lugar, no sin antes dedicarles a todos los presentes una mirada amenazante. "Si me seguís, lo pagareis caro estúpidos herbívoros" pensó I-pin. Gracias a sus dotes de observación y al hecho de que se pasaba todo el día pensando en él, había aprendido a diferenciar cada una de las miradas de Hibari. Con solo ver sus ojos, podía ser capaz de describir su estado de animo y el significado de cada una de sus miradas. Esta en particular era una bastante frecuente, y que nadie se atrevía a contradecir.

- Tsu-kun – la voz de Kyoko había roto el silencio. El aludido arqueó una ceja confuso. – ¿Podemos irnos de comprar?

- Claro que si, tomad el dinero que queráis – "No por favor" I-Pin pensó en aquel momento. – Ya os podéis marchar. Gokudera y Mukuro, vosotros quedaros un momento, por favor. Hay un asunto del cual tenemos que hablar.

Los dos asintieron a la vez mientras veían a los demás marcharse. Unos iban comentando el asunto sobre la boda, otros sobre ir a comprar, y I-pin horrorizada pensaba en como iba a escabullirse de una tarde de probarse vestidos. Una tarde escuchando opiniones sobre como le quedaba cada prenda no era precisamente lo que quería hacer en aquel momento. Ella quería estar con Hibari, pero sabía que en ese momento no debía acercarse.

- I-pin, I-pin – Lambo la sacudió por los hombros haciendo que volviera en si. Se había quedado quieta y llevaba minutos sin responder. Su amigo suspiró pesadamente. - ¿Se puede saber que te pasa?

- Nada, nada – calló en cuanto una idea se le paso por la mente.- La verdad es que estoy un poco cansada ya que no he dormido mucho –mintió. El hecho de mentir no le gustaba pero, después de pensar en lo que le esperaba, pensó que por una mentira no iba a pasar nada. - ¿Me puedo retirar a mi habitación?

- Claro que si – hizo una reverencia y salió de allí tan rápido como pudo, antes de que cambiaran de opinión.

Cerró la puerta tras ella con prisas en cuanto llegó a su habitación. Se sentó en su cama, soltó todo el aire de golpe y respiró profundamente. Miró a la foto de su maestro. Si él estuviera allí con ella, ¿se hubiera enfadado? Tal vez. Cogió la llave de su bolsillo y abrió el primer cajón de su mesita de noche. Sacó de ella una foto de Hibari, acompañado por Hibird, y se tumbó mientras la contemplaba. No tenía ánimos para nada, así que decidió dormir un poco, ahora que podía hacerlo.

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Hibari estaba de mal humor, eso se podía notar a simple vista. Por eso, Kusakabe se quedó quieto a distancia.

- Tetsuya

- ¿Que quiere Kyo-san? – preguntó rápidamente para no empeorar el humor del otro.

- Cómprame un traje y hazme un té.

- ¿Ha decidido ir a la boda?

Guardó silencio esperando una respuesta, mientras le seguía mirando. Le vio asentir y sonrió. Por mucho que se quejara de él, Dino siempre había estado ahí para todos ellos. Y aunque Kyo-san le había intentado apartar a base de golpes, Dino solo sonreía. Siguió pensando en ellos mientras andaba por los pasillos de la mansión. La idea de que tuviera una prometida y no se lo hubiera dicho a Hibari, le parecía demasiado extraño. Sacudió su cabeza y empezó a hacer el té. Kyo-san no aceptaría ningún error.


He aquí mi nueva creación. Hacia mucho tiempo que quería escribir sobre esta pareja y por fin me he animado a hacerlo.

Acepto cualquier sugerencia/queja.

Att. Eien Renge