Hola chicas. No se preocupen, no he abandonado Ying & Yang, pero hace tiempo me tropecé con este mini fic (siete capítulos) y me impactó. He pedido permiso a su autora y me ha dejado traducirlo. Su autora es Gottevil, vieja conocida nuestra, si han leído mis traducciones En pleno corazón, Si hubiera podido cambiar las cosas, Enjuiciamiento y Asesinato en Storybrooke. Este nuevo fic se titula Bienvenidos a RedWood. Por lo visto Gottevil puso en papel una idea o un sueño que tuvo una amiga suya. No quiero desvelar nada del fic, pero sí diré que es diferente a lo que estamos acostumbrados. El fic tiene siete capítulos, pero creo que el último yo lo dividiré en dos, ya sabréis por qué más adelante.
Sin nada más, disfrutad de este primer capítulo.
Bienvenidos a RedWood
«No sé si ha sido una buena idea…»
Regina miró a su pasajera moviendo la cabeza, un deseo de asesinar la embargó de repente.
«¡Emma, te recuerdo que es tu idea!»
La rubia giró la cabeza para evitar la furibunda mirada de su compañera y miró por la ventanilla haciendo una mueca. El moribundo paisaje que desfilaba bajo sus ojos la desmoralizaba totalmente. Árboles, poc, gris, poc, verde, poc, y otra vez más árboles… poc
«Síiii…lo sé…pero yo…pensaba que me dirías, poc, que era una idea estúpida y que no, poc, lo haríamos. Eres tú la mitad racional de, poc, nuestra pareja, ¡te recuerdo!»
La morena apretó los dientes lanzando una oscura mirada a su compañera.
«¡Deja de golpear la cabeza contra el cristal, si no, voy a acabar por lanzarte a través de él!»
Emma detuvo inmediatamente su movimiento de péndulo desorbitando los ojos. La duda la asaltó unos segundos, pero se giró rápidamente hacia la morena sonriendo
«¡No te atreverías, me amas demasiado para eso!»
Suspirando de exasperación, Regina sintió cómo su mandíbula se crispaba cuando apretó fuertemente el volante. Con los ojos fijos hacia delante, se concentró en la carretera, y aceleró repentinamente.
«¿Por qué acelera de esa manera? ¡Está completamente loca!» exclamó David pisando a su vez sobre el pedal de la derecha para seguir la berlina negra que comenzaba a distanciarse
«Puede que estemos cerca y de golpe tiene prisa…»
«O puede que Emma la esté sacando de sus casillas» suspiró el padre de la rubia mirando a su mujer
«Conociéndolas, pienso que la segunda opción es más plausible» respondió la pequeña morena frotándose la nariz con la palma de la mano.
«¡Qué idea ha tenido de traernos a este bosque en mitad de la nada!»
Snow apoyó la frente en el cristal de la ventana, imitando, sin saberlo, a su hija en el coche negro, y miró cómo desfilaban los árboles. El bosque no la molestaba, al contrario, era en ese medio donde ella mejor se sentía, pero el hecho de encontrarse todos juntos en el fin del mundo la inquietaba un poco.
«La idea de base no es, en principio, mala» murmuró encogiéndose de hombros, como para tranquilizarse ella misma
«¿Encontrarnos todos juntos en un rincón aislado durante tres días? ¿Te parece que es una buena idea?» exclamó su marido mientras conducía cada vez de forma más brusca para conseguir seguir el coche de Regina, que de nuevo había acelerado.
«Escucha…Emma propuso que el consejo municipal se hiciera fuera de Storybrooke para intentar estrechar los lazos entre nosotros, no lo hizo de mala fe. Y además, el ambiente de bosque se presta mucho a Halloween, ¿no?»
David suspiró e hizo una mueca.
«Somos el Rey y la Reina, cariño, habríamos podido decir no y hacer como de costumbre, una reunión de algunas horas en el ayuntamiento y luego comida en Granny's»
Snow se encogió de hombros y sonrió sin decir nada.
«De todas maneras, solo has aceptado para poder espiar a tu hija» rezongó David dando un volantazo para esquivar una piedra «No confías totalmente en Regina, ¡solo estás aquí para espiarlas!»
La pequeña morena fusiló a su marido con la mirada y abrió la boca, pero la cerró varias veces, como un pez fuera del agua, buscando respirar.
«Yo…no quiero espiarla. Solo quiero…ver si su amor es sincero, ¡eso es todo!» intentó explicar mientras se ponía roja «Y además, deja de protestar, ¿quieres? ¡Vamos tres días al bosque con nuestros amigos, no al infierno!»
«Eso lo dices tú» murmuró el rubio mordisqueándose el labio «¡Y Henry no está aquí!»
«Henry está mejor con Granny, de momento, que con nosotros. Vamos a trabajar, te recuerdo. ¡Y además, lo que te molesta, sobre todo, es que va a estar jugando a ese juego tonto sin ti!» respondió Snow apuntando a su marido con un dedo
«¡Peeero, estaba a punto de pasar el nivel cincuenta y dos! No es justo, me va a adelantar. ¿Sabes cuánto tiempo me va a llevar cogerlo?»
Con un suspiro de lasitud, la pequeña morena cerró los ojos, pero no pudo retener una sonrisa. Estos chicos….
«¿Se han vuelto locos o qué?» preguntó Belle al ver el pick-up de David seguir el coche de Regina a una velocidad demasiado elevada para el sencillo camino de tierra por donde estaban circulando.
«No tengo ni idea» respondió, frunciendo el ceño, pero calmadamente el brujo, que sostenía el volante «Creo que nos acercamos a la zona donde están las cabañas y tiene prisa por llegar…»
«No sé por qué estamos conduciendo de esta manera desde hace horas, la magia hubiera venido bien para hacernos aparecer allí, habríamos ganado un tiempo precioso» refunfuñó Ruby, que retorcía entre sus dedos un mechón de sus largos cabellos, totalmente espatarrada en el asiento posterior de la berlina de Gold
Belle se removió un poco para alargar su cinto de seguridad e intentar pasar la cabeza entre los dos asientos para hablar con su pasajera.
«Regina nos ha explicado que, dado que la magia no existe allí donde vamos, sería demasiado peligroso utilizarla para teletransportarse. En este bosque ni tú ni ella, ni siquiera Rumpel…» miró al mago sonriendo «pueden hacer nada sobrenatural»
El viejo hombre asintió moviendo la cabeza.
«Y además de ser muy peligroso, la magia es algo muy difícil de controlar. Trasladarse a un sitio, donde esta no existe, a través de un hechizo, aunque se controle, podría hacer aparecer tus miembros en lugares diferentes» respondió él con una ligera sonrisa
«¿Qui…quieres decir…cortada en trozos?» preguntó la morena desorbitando los ojos, colocándose recta repentinamente en el asiento, su cara acababa de rozar la de Belle.
«Eso es…o podrías encontrarte fusionada con un árbol o roca»
«O aparecer totalmente desnuda» exclamó Belle riendo
Ruby sonrió ampliamente mirando a la joven a los ojos.
«Eso no me disgustaría…si fuera igual para todo el mundo» murmuró ella con la elevación de tono suficiente para que el conductor no escuchara.
Belle se mordió el labio y enrojeció instantáneamente, se dio la vuelta para encarar la carretera bajo la mirada divertida de Ruby, que se volvió a colocar bien en el asiento posterior sonriendo.
«¡Sigo sin comprender por qué has aceptado esta estúpida reunión!» refunfuñó Marianne cruzando los brazos
El hombre no escondió su irritación y suspiró, golpeando el volante con la palma de la mano, por segunda vez en el día.
«Escucha, Marianne, cuando Regina propuso hacer esta reunión fuera del pueblo, me dijiste que por qué no. Y ahora, estás de pataleta y rezongas desde hace tres horas, ¡ya se está volviendo insoportable!»
«¡Robin, cuando dije eso, no sabía que sería a horas en coche de Storybrooke, y mucho menos en un bosque perdido en ninguna parte!» gritó la mujer, enervándose cada vez más, sus manos moviéndose compulsivamente.
«Pero, ¿y yo qué sabía?» respondió el hombre sintiendo cómo su paciencia se desvanecía «Ha sido ella la que ha organizado todo, propuso hacer la reunión del consejo fuera del pueblo y se encargó de todo, no podía saber a dónde nos llevaría»
«Dado el tiempo que pasas con ella, habrías podido preguntarle, ¿no?» respondió Marianne con oscura mirada
«¿Cómo es eso del tiempo que paso con ella?»
«Lo sabes muy bien, no te hagas el inocente. Pasas tardes enteras con esa…esa…bruja…»
Robin se mordió con fuerza la lengua para no replicar con un tono violento que no deseaba. Respirando profundamente, cerró los ojos un segundo y replicó con un tono que esperaba que sonara calmado.
«Escucha, cariño…es la alcaldesa del pueblo, yo soy consejero forestal y de trabajos públicos, así que sí, paso tiempo con ella para el buen funcionamiento de nuestro pueblo. Nos explicó que había reservado cabañas para tener una agradable atmosfera y poder estrechar lazos que unan más a los miembros del consejo siguiendo una idea de Emma, no sabía que nos llevaría tan lejos»
«Hace esto para reconquistarte, ¡estoy segura!» masculló la morena golpeando el salpicadero
«No digas tonterías…» rezongó el conductor del viejo 4X4 verde revirando los ojos «Ya hemos tenido esta conversación mil veces. Regina y yo tuvimos una aventura, tú volviste del pasado y compartes mi vida desde entonces, todo acabó el día en que Emma te trajo» explicó el hombre una vez más «Y además…ellas están…juntas ahora, lo sabes muy bien» añadió él moviendo la mano de izquierda a derecha haciendo una mueca
«Una estratagema…nada más…» respondió Marianne refunfuñando, girándose hacia la derecha, dejando ver a su marido solo su espalda.
Sobrepasado, Robin pisó a fondo el acelerador, haciendo resonar el motor bastante gastado de su coche y adelantó a la berlina de Rumpel por la derecha, casi haciendo que saliera de la carretera. Una vez de nuevo en su carril, continuó su carrera para alcanzar la pick-up de la pareja real que se alejaba poco a poco.
«Pero, ¿qué les ha dado a todos para conducir como salvajes?» exclamó la rubia intentando seguir la velocidad de los coches delante de ella, encontrándose ella tras el coche del viejo mago.
«Tink, mi amor, no intentes seguirlos si no lo deseas. No hace mucho tiempo que conduces, me gustaría llegar de una sola pieza»
La joven frunció la nariz haciendo una mueca
«Killian, por favor, deja de llamarme así, no estamos juntos, te recuerdo»
«Todavía no» respondió el pirata arqueando una ceja «Sabes que no podrás resistirte a mí mucho más tiempo»
«Eso es lo que tú te crees. No me interesas, y ya te lo he dicho, ¡no soy relleno para nadie!»
«Qué fea palabra en la boca de tan bonita mujer» dijo de forma coqueta el viejo capitán acercándose despacio a su conductora
«No es sino la estricta verdad» respondió ella empujándolo con la mano abierta «Corres detrás de mí desde que Emma te plantó por Regina, antes no existía para ti, ¡sucio hipócrita!»
«Ya estaba interesado en ti mucho antes de que Emma viniera al mundo, lo sabes, cariño»
A pesar de su deseo de mandarlo a freír espárragos, Tink no pudo evitar sonreír sintiendo un estremecimiento envolver su cuerpo recordando algunos momentos de su vida pasada, en la cabina del capitán.
«Siéntate correctamente…y cállate, me cansas» exclamó ella para enmascarar su turbación, que no pasó desapercibida
«Tus deseos son mis órdenes, amor»
Cerca de veinte minutos más tarde, la berlina negra de Regina ralentizó poco a poco, después se detuvo en un pequeño aparcamiento a la entrada de un claro, rodeado de troncos de árboles carcomidos y devorados por los gusanos.
Colgado de una endeble estaca, un cartel de madera apenas legible, dejaba aparecer restos de un texto que decía algo parecido a «Bienvenidos a RedWood»
Los vehículos de David, Robin, Gold y Tink se detuvieron, uno detrás del otro, a su lado, dando paso a una marea de pasajeros, algo irritados.
El joven Rey se dirigió hacia la compañera de su hija frunciendo el ceño
«¿En serio Regina? ¿De qué va todo esto? ¿No podías decirnos que era tan lejos?»
«Y sobre todo tan perdido…» murmuró Snow haciendo una mueca
La antigua reina suspiró profundamente y apretó los puños. Al ver que los ojos de su compañera se volvían negros como una tormenta, Emma deslizó su brazo bajo la de ella para intentar calmarla. La magia no podía funcionar tan lejos de Storybrooke, pero ella podía imaginarse perfectamente a su amante saltarle al cuello de su madre e intentar estrangularla. Ante el contacto de la mano de la rubia que apretaba la suya, Regina se relajó, sonrió dulcemente encogiéndose de hombros.
«No pensaba que nos llevaría tanto tiempo…lo siento. Pero está bien el sitio, ¿no?» exclamó ella con aire desenfadado
Los miembros del consejo del pueblo pusieron mala cara al mirar el sitio donde se encontraban.
«Es…rústico» respondió Ruby con una ligera sonrisa en los labios. La joven loba nunca perdía los nervios, y su humor, siempre positivo, hizo sonreír a Emma.
«El aparcamiento deja presagiar lo peor» añadió Tink colocándose uno de sus mechones dorados tras la oreja, bajo la mirada devoradora de Killian
«Esperemos a ver las cabañas antes de criticar» continuó Belle agarrando la mano de su compañero, moviéndola hacia adelante y hacia atrás «Después de todo, cuando se ve Storybrooke por primera vez parece bastante austero, pero una vez en el pueblo uno se da cuenta de que es acogedor, ¿no? Estoy segura que tras estos árboles nos esperan las cabañas más bellas de la región»
Regina giró los talones y comenzó a andar por el camino que nacía en el claro, rápidamente seguida por Emma, que apoyó su mano en las caderas de su compañera.
«Me va a costar soportarlos durante tres días» murmuró la morena señalando con la cabeza hacia atrás
La joven sheriff no pudo contener una carcajada y empujó a su amada con un golpe de cadera.
«Venga…no pensemos más en el viaje, disfrutemos del marco que nos has…»
Con la boca abierta, Emma desorbitó los ojos ante la vista del macabro espectáculo que se presentaba ante ella. La morena, a su lado, ni parpadeaba, sus ojos iban de izquierda a derecha, recorriendo el decorado de horror que tenían delante.
Tras una fila de árboles, que acababan de atravesar, bajo las risas de Emma, se encontraban cinco cabañas de manera dispuestas en círculo alrededor de una zona pavimentada. O al menos, fueron cinco cabañas en una época que parecía bastante lejana en el tiempo.
«Es…es…mierda, ¿esto qué es?» exclamó la rubia avanzando rápidamente, Regina no podía ni moverse, ni articular la más mínima palabra ante ese deprimente espectáculo.
Su exclamación fue rápidamente seguida por media docena más, todos los miembros del grupo también habían pasado la barrera de árboles, y se encontraban en medio de un amasijo de cabañas de madera, completamente hundidas.
Regina cerraba y abría la boca desde hacía veinte segundos sin lograr articular nada.
«Pero…Regina, ¿es este tu agradable lugar para realizar la reunión?» preguntó Snow poniendo su mano en su boca «Tú…tú…tú…»
«¡No sabía que estaba en este estado!» respondió la alcaldesa sintiendo la cólera sobrepasar el estupor inicial «En la página, ponían que todo estaba en perfecto estado, las fotos eran magníficas…yo…no comprendo»
«Las fotos debían datar de al menos treinta años» exclamó el pirata arqueando una ceja
«Bien jugado, Regina, super, tu excusión de scouts» exclamó Ruby pasando delante de ella, completamente sonriente
Robin se adelantó entonces y se giró hacia el grupo
«Por favor, no la culpen, saben bien que ella no estaba al corriente del estado de este…¿pueblo?»
Loca de rabia, Marianne se dirigió a su marido y se dejó embargar por la cólera que guardaba desde hacía unas horas.
«¿Que no la culpemos? ¿Que no la culpemos? Pero, ¿no te cansas de defenderla permanentemente? ¡Hemos hecho tres horas de viaje para…para…esto!» gritó ella señalando con el dedo las cabañas devastadas «Ya es casi de noche, tenemos que volver atrás, por estos caminos horribles, ¿todo por nada?»
Emma comenzó a fulminar al ver a la mujer de Robin tomarla con su compañera. El dolor que sintió cuando sus uñas se hundieron en la palma de su mano le señaló que había cerrado el puño sin realmente darse cuenta.
«Hey, nos calmamos, ¿de acuerdo?» gruñó ella acercándose «A Regina la han engañado, la publicidad mostraba un sitio magnífico, estamos viendo que no es así, pero no merece la pena tomarla con ella»
La morena frunció el ceño y dio un paso hacia delante, pero rápidamente fue sujetada por el ladrón de su marido.
Al ver que Emma estaba a punto de saltar, Regina sonrió a su pesar y se colocó entre las dos mujeres.
«Emma, cariño, cálmate» dijo ella dulcemente posando su mano en el rostro de la rubia «Por favor»
Después, girándose hacia Marianne, levantó sus manos en señal de paz «Lo siento…de verdad…no sabía que nos íbamos a encontrar con esto. Créeme»
Gold se acercó entonces, cojeando, su compañera aún colgada de su brazo.
«Se hace tarde y la cabaña del fondo parece, relativamente, en buen estado si comparamos con las otras… quizás podemos instalarnos ahí, pasar la noche, y mañana por la mañana nos vamos»
Belle miró al mago y sonrió moviendo la cabeza.
«Rumpel tiene razón. Después de todo, es Halloween, el ambiente se presta muy bien a esta fiesta, ¿no?»
«¡No estaos aquí de fiesta!» refunfuñó la mujer del ladrón revirando los ojos «La finalidad era reunirnos fuera del pueblo para llevar a cabo el consejo municipal de forma diferente. No para hacer una fiesta todos juntos, ¡encerrados en un único cuchitril!»
«Estoy de acuerdo con Marianne» se pronunció Hook señalando al viejo mago con la punta de su garfio «El cocodrilo seguramente tiene una idea en mente, no me gusta nada todo esto»
«Deja de decir estupideces» saltó Tinker, agarrándolo por la maga para hacerlo retroceder «Tienen que dejar atrás los rencores durante unas horas. ¿Qué piensas que va a hacerte en una cabaña de veinte metros cuadrados con todo el mundo alrededor?» Sin darle tiempo a responder, agarró la manga del capitán y lo arrastró hacia los coches.
David y Snow se miraron sin decir nada. Al ver que nadie iba a tomar la decisión de decir sí o no, Ruby dio media vuelta, siguió a Tinker y Killian, después de varios segundos, volvió con su maleta en la mano. Nadie se había movido, Emma seguía mirando a Marianne con mirada atravesada. La morena, entusiasmada, decidió tomar las riendas de la situación.
«¡Me cojo la habitación de arriba! En fin…si hay una» exclamó ella pasando por delante de sus compañeros de infortunio, con su maleta, que rodaba con dificultad sobre ese suelo irregular «Solo acepto mujeres en mi habitación y…¡os aviso, ronco!»
Entre carcajadas y suspiros de desesperación, la morena escuchó a los demás miembros del grupo asentir y seguirla para tomar posesión del lugar.
Este primer capítulo es una puesta en escena, para que os situéis en el ambiente. La trama comenzará a partir del próximo capítulo.
