Tienes ansiedad, tu garganta está tan seca que parece que tuvieras navajas incrustadas en la faringe.
Te sientes sofocado y tienes ganas de salir corriendo del lugar, pero sin embargo no lo haces ya que él está ahí vigilando cada movimiento que tu cuerpo hace.
Tratas de pensar que no existe, que no hay nadie al frente tuyo y que no habita indicio de vida humana alguno en la faz del universo durante ese corto lapso de tiempo que pasas junto a él; Pero es en vano, pues siempre terminas posando tu mirada en ese lunar izquierdo cerca de sus psicodélicas pupilas.
Te sientes mal, quieres vomitar, desmayarte, huir, gritar pero a la vez solo quieres quedarte y seguir sufriendo por lo bien que te sientes al estar a su lado.
Amas cuando se te acerca cuidadosamente a explicarte ese problema sobre funciones logarítmicas. Letras y signos que ahora no son más que una imagen borrosa, ya que tu menta ha entrado en un estado de dislexia temporal ante su desconcertante presencia.
¿Te estarás muriendo? ¿Por qué tu aparato locomotriz no funciona correctamente?
Tu subconsciente ahora es un tocadiscos cuyos movimientos elípticos te marean cada vez más, y la única melodía que escuchas es la suave fonética de sus cuerdas vocales.
Te has vuelto un iconoclasta del masoquismo. Tienes todas las maneras para terminar esa dolorosa odisea.
No lo haces, porque pese a que te sientes el ser más miserable de la tierra, a la vez llevas la dicha de monopolizar su etérea aura.
¿Tendrás cáncer? ¿Un resfriado? ¿Estás próximo a sufrir una embolia aun sabiendo que es imposible a tu edad?
Tocas con la punta de tu lengua la comisura derecha de tus labios. Tienen un leve sabor a caramelo, ese mismo que él te ofreció en el almuerzo.
¿Qué será?
Recuerdas ese diccionario médico que leíste de pequeño, buscando excusas patológicas para poder faltar a clases.
Tu mente parece haber encontrado la respuesta.
"Hiperglucemia" Tus índices de glucosa están muy elevados.
Y ahora que lo sabes no tienes idea de qué hacer.
¿Por qué la tendrás? Tu consumo de azúcar en tu dieta diaria es realmente bajo. Es imposible, inverosímil.
Él se sienta a tu lado y tus síntomas parecen empeorar.
Quieres pronunciar su nombre, pero ahora tu paladar se ha encargado de aislarse con tu lengua impidiéndote decir una sola palabra.
Haces memoria, esa no es la primera vez que te sientes así.
¿Coincidencia? Los efectos aparecen al momento de que percibes su relajante atención.
¿Podría ser que…?
Y en ese instante te transformas en Sherlock Holmes, pues tu análisis deductivo te llevó a la respuesta más obvia y razonable.
"Estás enamorado"
Tu universo se paraliza, alzas tu mentón. Ves de nuevo su lunar y te quedas maravillado por millonésima vez.
Lanzas una rápida plegaria a todos los dioses existentes.
Sabes que lo que harás es lo más imprudente e inmoral.
Tomas sus mejillas, sus labios son la meta.
Y cuando menos te lo esperas…
Sientes que sus labios te corresponden.
N/F:
¡Alguien que le inyecte insulina a Daichi antes de que se nos muera por segunda vez! (?)
Sufro de hipoglucemia, y pues en mis tantos delirios por mi falta de glucosa se me ocurrió esto jiú jiú.
Iba dirigido para un concurso de historias cortas, pero cuando lo quería enviar ya era demasiado tarde, orz.
Well, well, well. ¡Espero que haya sido de su agrado!
Au revoir!
