Tras las clases de la mañana me dirigía al patio central buscando a Castiel, lo vi algo preocupado en clases, así que fui a buscarlo.
Habían pasado ya cuatro meses desde que nos volvimos novios, fue un tanto difícil terminar juntos, ambos éramos tímidos sobre el tema amor; y además sumando los problemas con Debrah… pero terminamos juntos.
No me costó mucho ver su roja cabellera, pero estaba hablando con alguien. Forcé la vista para poder ver quién era, tras un rato pude observar que era… ¿Debrah? El miedo invadió mi cuerpo, trataba de permanecer oculta para que no me viesen, además quería espiarlos ¿Qué pasaba?
Solo conseguía ver con claridad el rostro de Castiel, ya que Debrah estaba de espaldas, su expresión era de molestia y… ¿Tristeza? Me decidí a aparecer caminando hacia ellos, pero cuando estaba a unos pasos de ellos, Debrah estiró sus manos hasta el rostro de Castiel y lo besó repentinamente.
¿El beso? Para mi duró una eternidad, cada segundo que pasó sentía como mi corazón se destrozaba, suplicaba que mis ojos me engañasen, pero era verdad, y estaba en primera fila viéndolo. Castiel reaccionó y se apartó violentamente, ella solo sonreía con satisfacción. Finalmente Castiel notó mi presencia, me miró con una cara de sorpresa y culpa, pero yo no lo pude mirar a la cara, solo bajé la vista y luchaba por no llorar…
-Lynn… yo-
-Fui una tonta- lo interrumpí- ¿Verdad?- cerré los ojos preguntándole.
-No, yo no quise…- dirigía su mano a mi rostro, pero antes de que me tocara, aparté su mano de un golpe y salí corriendo de ese lugar. Castiel iba a salir tras mío, pero Debrah lo detuvo por el brazo, mirándolo con su cara victoriosa.
-Quédate conmigo, Castiel- escuche hablar a Debrah, luego entré al instituto corriendo, sin mirar el camino choqué accidentalmente con Lysandro.
-Lo siento…- dije con voz temblorosa, manteniendo la cabeza gacha para que no viese mi rostro con lágrimas.
-Lynn… ¿Qué te pasó?- me preguntó tomando mi mentón para que yo subiese la vista. No le quería responder, no me gusta que la gente me vea así, pero vi la preocupación en su rostro.
-Yo… -respiré hondo- …me rompieron el corazón- respondí afligidamente. Él se sorprendió en un principio, sabía que por la única persona por la que podía estar así es Castiel, por su rostro pude ver que quería preguntarme más cosas, pero se retractó y me abrazó acogedoramente.
No sabía que pensar en ese momento, siempre podía confiar en la amabilidad de Lysandro, así que cubrí mi rostro contra su pecho y comencé a llorar.
Me dijo que era mejor que me fuese a casa por el resto del día, me excusó diciéndole al Señor Farrés que me dolía la espalda, así que me dejo irme a casa, estaba muy agradecida de tener un amigo como Lysandro. Solo le permitieron acompañarme al portón del instituto, así que me despedí de el con un beso en la mejilla.
-Ve con cuidado… - me dijo viéndome con su dulce mirada.
-Sí… gracias Lysandro – le respondí para luego marcharme…
