Neal Caffrey ha tenido a lo largo de su vida toda clase de despedidas.

Aquella vez que trato de disfrazar con diversión y un "hasta luego" el miedo de perder a la mujer de su vida para siempre. Con un escuadrón de agentes del gobierno pisándole los talones le sonrío a Kate de la misma forma que le sonríe a una buena falsificación, con orgullo y pasión.

O cuando se separó de su primer compañero de "trabajo" por una discusión que repetiría a lo largo de su vida: "no usar armas". El sabor amargo de aquella despedida forzosa y marcada por el fin de una confianza de años.

Pero está despedirse de Peter, y eso es un asunto totalmente diferente. Con Kate no fue una despedida de verdad, fue un hasta luego; pero qué hasta luego puede ser una huída legal y apoyada por "agentes" del FBI. Él, Neal Caffrey, va a desaparecer para que finalmente Peter Burke no lo pueda encontrar. Y ya ha tenido su buena ración de la tontería que dicen sobre despedirse "que es una oportunidad para mejorar" "que son normales" etc., son todas la misma explicación, pero nunca expresan qué hacer con todo lo que sientes por dentro.

Cuando ve a Kate en el avión algo en su estomago se mueve indescriptiblemente "ahí estás". Luego ve llegar a Peter y todas esas cosas por las que ha vivido en los últimos meses queman un poco la alegría que acaba de sentir. Quiere desviar el asunto y por eso pregunta:

―¿Vienes a arrestarme? –Sabe que no viene a eso. Sólo hace que duela un poco más al darse cuenta de que viene como un civil. A buscar una despida que se rehúsa a dar, y sí, tal vez son lágrimas las que empieza a sentir en sus mejillas.

―¿Puedo hacerte cambiar de opinión? ―Y ahí está el testarudo de siempre. Ya tomó una decisión y no piensa echarse para atrás, Kate es el camino correcto… Es lo que siempre quiso. Pero, la facilidad con que había encajado en la vida de Peter le asustaba, en el FBI, en el cubículo blanco que le provocó tanto asco unos años atrás y en amistades reales.

La mirada de Peter pasa de la esperanza a la desesperación mientras hablan. Neal puede ver que se va resignado, sólo queda una chispa ahí. Y él siente que faltaron cosas por decir, así que se voltea.

La siguiente despedida va a ser la más grande que enfrentará en su vida. El recuerdo de lo que sintió antes de la explosión se distorsionará con el tiempo y el duelo. Cuando Peter trate de recogerlo del piso, lo odiará. Y por mucho tiempo su obsesión le hará olvidar que no estuvo en ese avión, porque en una milésima de segundo, escogió a Peter sobre Kate.