DE LA VIEJA ESCUELA
Tessa estaba medio dormida contemplando como Duncan dormía plácidamente, con esa dulce sonrisa en su rostro. Era imposible no amar a ese hombre. Sabía que un día ella envejecería y aunque él no envejeciera con ella él estaría a su lado. Con sus fuerte manos, su sonrisa dulce y sus profundos ojos negros. Cuando le miraba así nada le importaba. No importaba la diferencia de edad, que él no envejeciera, que ellos jamás tuvieran una vida como los demás. Nada importaba ella era extremadamente feliz entre los brazos de su amado Duncan MacLeod. Duncan se despertó al notar la mirada de Tessa. Es ese tipo de cosas que notas cuando llevas mucho tiempo durmiendo con la persona que amas. Se giró para estar cara a cara con ella, le sonrió, ella le devolvió la sonrisa y se besaron tiernamente. Sin palabras, no era necesario. Solo una mirada, una caricia, una respiración,…Continuaron los besos cada vez menos tiernos, cada vez más apasionados, a los besos les siguieron la caricias, las risitas y sin darse cuenta estaban haciendo el amor. ¿Hay algo mejor para recobrar el sueño cuando te desvelas a medía noche que una intensa y repentina actividad sexual con la persona que realmente amas?
De repente algo alertó a Duncan. Era débil pero claro, un inmortal. Duncan apartó a Tessa y le indicó que guardara silenció. Se puso los pantalones y agarró la katana de al lado de la cama. Le susurró al oído que no se moviera de la habitación y salió a averiguar que es lo que pasaba. El zumbido, por llamarlo de alguna manera, provenía de la tienda. ¿Un inmortal? ¿En Seacouver? ¿En su tienda? Pero el zumbido era tan débil. De repente vio moverse una sombra. Era en la trastienda. Sigilosamente se fue hacía allí y agarrando delicada pero fuerte la katana salió de entre las sombras y se enfrentó al intruso.
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Richard Ryan, Richie, llevaba varios días vigilando la tienda de antigüedades "MacLeod and Noel's Antiques". Un trabajo fácil, nada de alarmas electrónicas, ni guardias de seguridad. Aquello era un caramelo a la salida de la escuela. Richie llevaba 2 semanas en casa de su amigo Steve y su madre ya había empezado a hacer preguntas. Así que necesitaba dinero rápido y fácil para pagarse el alquiler de algo pequeño por un par de meses. Encontrar la tienda de antigüedades había sido como ganar el gran premio. La madre de Steve, les pidió a Steve y aél que le acompañaran a la tienda, para recoger una primera edición de "El príncipe" que su jefe le había encargado. Y cómo temía que alguien la pudiera asaltar si iba sola, les pidió a los chicos que la acompañaran. Cuando Richie entró en la tienda y vio aquella preciosa mujer, sola, en aquella tienda llena de cosas de gran valor con ninguna otra medida de seguridad que un par de verjas y unos candados que hasta un párvulo podría abrir, se frotó las manos.
Así que esa noche le dijo a Steve y a su madre que había quedado y que se quedaría a dormir en casa de Angie tomó su moto y se fue para el callejón donde estaba situada la puerta trasera de la tienda y esperó a que fuera medía noche para entrar.
Como esperaba, entrar no le supuso ningún problema, fue todo pan comido. Abrió la bolsa y empezó a meter las cosas que pensaba que tendrían más valor y se serían más fácil de colocar. De repente se quedó parado contemplando una espada, Guaaaaaaau aquella espada molaba un montón. Así que no pudo evitar agarrarle y empezar a hacer lo que cualquier adolescente haría con una espada. Imitar a Luke Skywalker y hace los ruiditos de la espada laser cada vez que mueves la espada. Cuando Richie estaba ya totalmente enfrascado en su "batalla" contra el lado oscuro de la fuerza, apareció de la nada un hombre con una katana con cara de muy pocos amigos. Richard tardó un poco, pero lo identificó como el propietario de la tienda.
DM: Soy Duncan MacLeod, del clan MacLeod, y tú estás muerto.
RR: Uh . . .¿Muerto? Whoa, heheh. Geez, Ey solo he tomado prestado un par de copas y un cuenco. Lo siento, ¿Vale? Mira, aquí están, todas tuyas. Quédate todo lo de la bolsa. Te pagaré el arreglo de la ventana. Todo esta bien entre nosotros, amigo.
DM: Todo estará bien cuando te haya cortado la cabeza
RR: ¡Qué! ¿Cortado la cabeza? tio no crees que eres un poco radical con este pobre ladronzuelo de tres al cuarto, vamos, cálmate amigo. seguro que el seguro te lo cubre.
Tessa: Mac, es solo un niño.
RR: ¿Saber qué? Deberías llamar a la policía. De hecho, te voy a decir algo, les llamaré yo mismo, ¿tienes un teléfono?
Tessa: Hay alguien más (entonces atravesó la ventana Slan haciendo una entrada triunfal en la tienda)
RR: ¡Vaya! Estoy en una cámara oculta, ¿no?
SQ: ¡MacLeod! Soy Slan Quince y he venido a por tu cabeza.
RR: Esto no mola, tíos.
SQ: No hemos sido presentados debidamente (dirigiéndose a Tessa), pero ya me conocerás, querida.
Tessa: Mac!
DM: ¡Has venido a hablar o a luchar?
CM: [aparece por la puerta] Él no va a pelear contigo, Duncan. No al menos hasta antes te haya hecho sufrir… haya destruido todo lo que amas en este mundo…hasta que prefiera estar muerto a estar vivo. Esa es tu forma de hacer, no, Slan?
Dm: ¡Connor! Qué haces aquí
CM: Cazando. Lo siento Duncan, pero éste es mío.
RR: Yo me largo
CM: Déjalo ir.
SQ: Da igual, yo he venido a por Duncan ¿quién demonios eres tú?
CM: Connor MacLeod, mismo viñedo, diferente cosecha. (de repente las sirenas sonaron por todas partes. Slan salió corriendo. De repente se escuchó a unos policías dándole el alto a alguien).
AGENTE 1: ¡Alto ahí! ¡alto o disparo!
RR: Woaa woaa, tíos tranquilos no voy armado, nada, veis, ni pistolas, ni navajas, ni espadas-
AGENTE 1: Túmbate al suelo, muchacho. Manos a la cabeza (uno de los agentes chillaba a Richie mientras lo apuntaban).
AGENTE 2: Ni te muevas, capullo. Se te van a quitar las ganas de correr de golpe (mientras el otro agente lo inmovilizaba muy bruscamente)
Tessa: ¡Duncan! Es un solo niño
DM: de acuerdo, de acuerdo, iré a ver que puedo hacer.
CM: ¡Duncan! Luego nos vemos.
Duncan fue a la comisaría para ver que pasaba con el chico. Allí habló con el Sargento Powell que era quién estaba llevando el caso. El sargento le puso al día del historial delictivo de Richie y que si realmente quería darle una lección al muchacho presentara cargos. Ya que en unas semanas cumpliría los 18 años y a partir de entonces ya no se encargarían de él los servicios sociales y el tribunal de menores. Sino el servicio penitenciario del estado y el tribunal penal. Hasta ahora Richie había tenido mucha suerte, ya que la mayoría de veces la gente se apiadaba de él y retiraba los cargos. Los únicos cargos por los que había sido imputado eran por desacato a la autoridad, vandalismo y varios cargos por causar daños a los bienes públicos. Y eso es porque el estado nunca retira los cargos. Pero como Richie tenía un gran carisma siempre había logrado que los jueces lo dejaran con simples amonestaciones. Pero una vez cumpliera los 18 eso se le habría acabado. Duncan estuvo ojeando el expediente del muchacho. Lo cierto es que cuando fue a la comisaría lo hizo porqué pensaba que el chico tendría unos 15 años. Y quería asegurarse que aquellos gorilas no lo mataban. Pero después de hablar con Powell Duncan comprendió que si aquel chico no se le daba la oportunidad para dejar atrás su vida delictiva acabaría en la cárcel o en algún sitio peor. Y bueno, él no se quedaba muy tranquilo cuando Tessa se quedaba sola en la tienda. Así que los puntos se unieron en la cabeza de Duncan.
Habían pasado tres semanas desde que Ryan irrumpió en la tienda. Duncan le había dejado quedarse en una habitación que arreglaron en la trastienda. No era gran cosa, pero era mejor que la calle. Además le había dado trabajo en la tienda a jornada completa. Richie estaba realmente contento. Tenía un lugar donde dormir caliente, un trabajo y Duncan y Tessa eran realmente muy majos con él. Tessa incluso le estaba organizando una fiesta de cumpleaños. Él único que no eran tan amable con Richie era Connor pero Richie sabía que era cuestión de días que regresara a Nueva York.
CM: ¿nervioso?
RR: No, ¿por qué?
CM: Bueno, no todos los días se cumple 18 años.
RR: Ah, eso. Si, está bien. En serio, no sé porque hacen tanto barullo con lo del cumple. Solo es un año más. Ya hacen suficiente con lo del trabajo y la habitación y la oportunidad ¿Sabes?
CM: Si, bueno Duncan es así. Es una edad importante, una edad en que la sociedad deja de verte como un niño y te empieza a ver como a un hombre.
RR: ya, ya, ya, ya sé por donde vas.
CM: ¿Lo sabes?
RR: si, Duncan y Tessa ya me lo dijeron. Si la cago ahora iré a la cárcel, a la cárcel de verdad. Pero no la voy a cagar, en serio.
CM: Es bueno oírlo.
DM: Vaya, el chico del cumpleaños ¿Qué, muy nervioso?
RR: Bueno, ahora le comentaba a Connor que yo les estoy muy agradecido pero bueno que lo de la fiesta…
DM: lo de la fiesta déjalo en nuestras manos. No todos los días se cumple 18 años (dándole una palmadita). Y ahora ponte a trabajar. Que no te vea tu jefe holgazaneando otra vez.
RR: si, señor.
CM:¿ 18? ¡mis cojones!
DM: Connor déjalo, yo mismo vi los papeles, tiene 18 años.
CM: (lanzándole su pasaporte) y ahí pone que yo tengo 42.
DM: no es lo mismo.
CM: Duncan
DM: Connor.
CM: No tiene 18 años y lo sabes. Llevas demasiado tiempo en este mundo para no darte cuenta que es aun un niño.
DM: Lo sé, pero estoy atado de manos. Esto es lo único que puedo hacer, sacarlo de las calles, darle un trabajo, un techo
CM: una familia.
DM: una familia.
CM: ¿y cuando piensas empezar a entrenarlo?
DM: no sé, aun es muy pronto. No sabría ni como planteárselo. Oye chaval, sabes, es muy posible, que jamás mueras, ah por cierto, deberías de empezar a aprender a usar la espada. Si, creo que se lo comentaré ahora cuando pasé por delante de él.
CM: graciosillo. Pero tendrás que decírselo, tarde o temprano. Y cuanto antes empiece a practicar mejor.
DM: lo haré, lo haré.
CM: ¡Ya! Pero que sea antes de su próximo décimo octavo cumpleaños.
DM: ja ja ja muy gracioso Connor.
CM: que sepas que no eres el único que puede ser sarcástico.
