¿Qué puedo decir? He sucumbido nuevamente ante una de mis parejas favoritas en el animé, KaixTakao. ¿Cómo negarlo si su relación en la misma serie es como un balde de agua fría en la cara? xD Especialmente en G-Revolution. En fin… tratando de revivir esa pequeña chispa de esta pareja en el site.

Para informarles, estaré utilizando los nombre originales (TakaoTyson, HiromiHilary, HitoshiHiro, etc). También que es una adaptación (aunque no completamente fiel, se han tomado ciertas libertades) del manga de Kaori Yuki (así es, la misma de Angel Sanctuary) llamado "Boy's Next Door".

Sumario: UA. Psicológico. "Comprendo… Aquí hay muchas luces… Y también escucho el sonido del público… ¡Eso es¡Ya lo sé!… Es un Carnaval..." KaixTakao.

Disclaimer: -Revisa sus papeles legales- No, Bakuten Shoot Beyblade ni ninguno de sus personajes me pertenece. Si fuera así, algunos de ellos no se podrían ni sentar… -sonrisa maligna-. Boy's Next Door tampoco me pertenece.

Blah- narración normal

"Blah"- diálogos

'Blah'- pensamientos

Blah- narración en pasado

"Blah"- diálogos en pasado

Blah- pensamientos abstractos de Kai


Barairo no Sekai

1era. Sesión

"Si eso pudiera ser, sería la felicidad perfecta. Esta es la única manera en que puedo amarte… Matándote."


Knock Knock Knock

Alguien estaba tocando su puerta, pero a él no le importaba. Todo lo que importaba es que ellos estaban ahí. El estaba ahí, sosteniendo el cuerpo sin vida y ensangrentado de su amado. Aquella imagen no lo espantaba; sostenía el cuerpo con sumo cuidado, susurrándole palabras de amor al oído y llenando su rostro de besos.

La persona que se encontraba afuera no soportó más la espera y abrió la puerta de una patada. Eran dos hombres. Cuando por fin lograron entrar a la habitación, no pudieron evitar sorprenderse. Las sabanas de la cama estaban empapadas de sangre, al igual que las paredes. Sobre la cama había dos individuos; un hombre de cabello bicolor abrazaba el cuerpo inerte de un muchacho joven de cabellos azules y piel bronceada.

"E… esto…" Murmuró el primero, sin poder creer lo que veía.

"¿Qué crees que estás haciendo?"Preguntó con brusquedad el segundo.

El hombre de cabello bicolor no levantó la mirada, sino que siguió bañando de cariños el cuerpo que tenía en sus brazos.

"¡Ya está muerto!" Vociferó el segundo, el primero sujeto había caído en una especie de shock y no era capaz de formular palabra alguna, siquiera moverse de su sitio en la entrada. "¿Fuiste tú quien lo mató?" Cuestionó, dando un paso al frente.

"…Que molestos son…" Susurró el hombre que estaba en la cama. "Con todo este escándalo seguro despertaran a Takao…" No parecía estar hablándoles a los hombres que entraron en la habitación, más bien lo murmuraba para sí.

"¡Detente¿Qué crees que haces?" El tipo se le aventó encima, dándole unas buenas trompadas mientras ambos caían de la cama. Como resultado de aquella acción tan brusca y repentina, el hombre había soltado el cadáver.

"¡No¡Regrésamelo¡Takao es mío¡Suéltame!" Gritó el hombre, tratando de zafarse del agarre del invasor. Sus gritos de desesperación ahogaban el sonido melancólico de la caja de música que yacía en el suelo.

Te amo.

"¡Takao no está muerto todavía¡Takao!"

¡Te amo!


Dos hombres uniformados iban caminaban a los lados del asesino, alejando a los reporteros con sus preguntas y sus cámaras. El culpable en cuestión lucía un rostro ambiguo y sólo se dejaba llevar.

"Hemos recibido la noticia de que el asesino en serie, culpable de las muertes de varios jóvenes drogaditos, ha sido capturado. Es un psicólogo de 27 años y su nombre es Hiwatari Kai… ¡Oh¡Ahí lo traen! La policía lo tiene esposado y lo está sacando de su domicilio…"

Todos los días, los periódicos y los reporteros en sus trajes lustrosos publican la misma historia…

"El helicóptero del canal circula el área para poder ofrecerles a ustedes, los televidentes, mejores escenas…"


En mi mundo trastornado, sobre todos los demás, tú eras el más horrible de todos. Y tú eras el único…

El anciano que se encontraba frente al cuerpo cerró los ojos con pesar y apretó sus puños con fuerza. "Sí, este es mi nieto…" Unas cuantas lágrimas comenzaron a salir de sus ojos y viajaron por sus arrugadas mejillas. "¿Por qué tuvo que ocurrirte esto, Takao?"

El cuerpo, cubierto hasta el pecho con una sabana blanca, tenía los ojos abiertos. Más no tenía aquel brillo tan especial que caracterizaba al muchacho. A simple vista se podría decir que lo acababan de trasladar, ya que la sangre seca aún adornaba sus rígidas facciones.

quien poseía la verdadera belleza.

Esta es… La verdad escondida…


El reportero se encontraba frente a la cámara, sosteniendo un micrófono, y narraba los hechos mientras la policía escoltaba al culpable al auto y a la vez trataban de evitar que la multitud lo apedreara.

"En la serie de asesinatos a manos del Ciego, la última victima fue un muchacho de 18 años llamado Kinomiya Takao. Takao era el nieto del maestro de kendo Kinomiya Ryounosuke…"

Este mundo sólo contiene una verdad.

El grupo de personas que se había reunido frente a su casa se encontraba desenfrenado.

"¡Asesino!"

"¡Al fin muestras tu rostro!"

"¡Demonio!"

Una mujer de cabello castaño y regordeta se encontraba sentada en la terraza con otra mujer observando la escena. "¿Por qué está llorando?"

Su amiga, una mujer flaca y de cuello largo, se echaba aire con su mano. "¡Nunca imagine que estuviéramos viviendo tan cerca de alguien como él¡Que horror!"

"Sí, yo tampoco puedo creerlo. ¿Pero, sabes? Escuché que este hombre en verdad no es tan malo."

Su amiga le dirigió una mirada de duda.

Los insistentes disparos de luces de las cámaras fotográficas forzaron a Kai a cerrar sus ojos. ¿Cuánto faltaría para llegar al auto policial?

Comprendo…

Aquí hay muchas luces…

Y también escucho el sonido del público…

¡Eso es¡Ya lo sé!

Es un Carnaval…

Frente a sus ojos se dibujó un escenario de carpas de colores, animales enjaulados y puestos de comidas y bebidas. En la misma entrada se encontraba un bufón sosteniendo un montón de globos llenos de helio.

"¡Damas y caballeros, por favor, pasen adelante¡Hoy celebramos el Carnaval Anual¡Olvidemos las penas y las tristezas¡Es hora de DIVERTIRSE!

El bufón se acercó a un pequeño Kai con un paso bastante gracioso. Sin pensarlo dos veces, el payaso liberó los globos y sacó de la nada un sombrero de mago. Con una sonrisa enigmática, el payaso le habló al pequeño.

"Kai, tu verdadera madre es este Carnaval." Le dijo en un tono de voz alegre y chillón. Del sombrero había sacado un conejo de felpa con los ojos vendados. "Eres un niño que nació de este sombrero, al igual que este muñeco…"


El sonido de la cinta adhesiva desenrollándose era lo único que se escuchaba…


"Kai, apresúrate…" Fue lo que le dijo el bufón mientras ponía en sus pequeñas manos un cuchillo de carnicero.


"¿Qué estás haciendo?" Preguntó un muchacho, aterrorizado, mientras observaba como la cinta adhesiva se acercaba a él. "¡No¡No, por favor!"

Pero sus gritos fueron silenciados con tres cuchillazos. Su cuerpo no tardó en comenzar a sangrar. El precursor de la obra observaba su hazaña como alguien que acabara de pintar un cuadro y lo estuviera analizando.

"Ahora lo comprendo madre… Ya no te tienes que preocuparte más…" Susurró para sí el hombre de cabello bicolor. "Algo tan impuro… ¿Quién hubiera imaginado que así se vería tan hermoso?"

El cuerpo ensangrentado estaba sentado en el suelo con su espalda apoyada a la pared de ladrillos. Su camisa blanca lucía una enorme mancha negra escarlata y tres agujeros por donde el arma asesina había penetrado. La boca de la victima se encontraba levemente abierta y sus ojos cubiertos por la cinta adhesiva.

Respirando hondo, el asesino trató de recuperar su compostura para poder emprender una huida que no levantara sospecha. Pero antes de poder lograrlo, una persona llegó tambaleándose al callejón. Sus ojos carmesíes se abrieron desmesuradamente. Giró su cabeza lentamente para ver quien lo había encontrado… Sólo para descubrir una figura vestida en ropas oscuras y que le devolvía una mirada perdida.

Observándolo bien, era un muchacho joven. De piel bronceada y cabellos azules amarrados en una coleta baja. Su cabeza estaba cubierta por una gorra negra al revés y llevaba un largo abrigo negro para el frío. En sus manos se encontraba una inyección usada… Así que por eso estaba tambaleándose…

"¡Hey, Takao¡Apresúrate¿No tienes que reunirte con Hitoshi?" Vociferó un muchacho bajo y de lentes que estaba en la entrada del callejón.

El asesino, que no quería arriesgarse a que lo vieran más personas, se cubrió el rostro con una mano y salió corriendo. Empujando al chico de cabellos azules y al castaño de la entrada en el proceso de escape.

"¡Hey!" Dijo el castaño, arreglándose los lentes. "¿Cuál es tu problema¡Idiota!" Pero en ese instante el chico de lentes se percató del cadáver del callejón. "¡Santo Cielo!"

Acercándose con cuidado, el chico se arrodilló ante el cuerpo. "Por Buda… está muerto… Takao¿crees que ese haya sido el asesino en serie al que llaman El Ciego?"

Takao, por su parte, había encontrado algo mucho más interesante en el charco de sangre más próximo a él y, donde anteriormente, se encontraba parado el asesino. Era una pequeña placa.


Mientras, el asesino corría sin parar por partes poco concurridas de la ciudad. '¡Asesiné a alguien! Me relacioné con ese chico y por eso tuve que cubrirle los ojos y lo maté… Soy esa persona de la que todos hablan… ¡El asesino Ciego de Tokio! No puedo detener estos deseos… ¿Por qué¿Por qué¿Por qué¿Acaso estaré loco?' El hombre sacudió su cabeza con violencia y cerró sus ojos. En su mente apareció una imagen clara del muchacho de piel bronceada y mirada perdida. 'Hace un rato, ese chico vio mi rostro… Estoy acabado… ¡Todo terminó!'


"Doctor Hiwatari… Doctor Hiwatari…"

"¿Eh?"

"Doctor, Mizuhara Max ha llegado al consultorio. Le dije que su cita no es para hoy, pero no me quiere hacer caso." Tachibana Hiromi, la recepcionista del consultorio le informó. Su rostro no lucía tan jovial como de costumbre, y Kai sabía a la perfección que no era bueno provocarla. "Además, sus padres no vinieron con él y se empeña en verlo."

Kai se acomodó en su asiento y dirigió su mirada hacia la puerta entre abierta. Ciertamente ahí se encontraba un niño rubio con pecas de unos 8 años. Lucía algo azorado, pero a la vez muy serio. "Puedes pasar, Max. Hiromi, necesito privacidad."

Max terminó de abrir la puerta, entró y se hizo a un lado para que la recepcionista pasara. Hiromi no salió de la habitación sin antes regalarle una mirada severa al pequeño rubio. La castaña cerró la puerta de golpe, demostrando que no estaba de humor.

"¿Por qué tienes que molestar a Hiromi? Sabes que ella te aprecia mucho."

El pequeño rubio hizo su camino hacia al diván que se encontraba cerca de la ventana. Ya estaba acostumbrado a estar en el lugar, así que se tomaba sus libertades. Además, le gustaba hablar con el Doctor Hiwatari.

"Es que ella no me dejaba verlo." Fue su respuesta.

"Nuestra cita no era para hoy, Max, y lo sabes." Kai se puso de pie y caminó hacia la silla de espalda alta y acolchada que se encontraba cerca del diván. "Pero dime¿qué es tan urgente que no podía esperar hasta nuestra próxima cita?"

"Daichi…un compañero de clases… dijo que soy un niño al que nadie quiere." Confesó el pequeño rubio, apartando la mirada de la ventana.

La mirada de Kai se suavizó un poco. Max había comenzado a visitarlo desde que sus padres adoptivos lo trajeron a Japón. Habían hecho todos los trámites de adopción en Estados Unidos y aunque la pareja lo quería bastante, Max aún no se acostumbraba a la idea de tener padres. Y los niños de su escuela no estaban acostumbrados a tratar con niños adoptados.

"¿Sabes cómo se llama eso? Eso es prejuicio. Siempre hemos tenido eso presente en las personas de nuestro país. Es cuando tu no tienes el problema, pero otro sí, y eso te hace sentir superior…"

"No diga más…"

"… Nunca debes pensar que eres mejor que otro…"

"¡Ya!" Gritó Max, poniéndose de pie bruscamente. "¡Me hace ver como un niño desafortunado y que merece pena!" El niño saltó del diván, corrió hacia la puerta, la abrió y salió corriendo sin mirar atrás. En el proceso, casi tira abajo a Hiromi que iba a entrar a la oficina con una bandeja de galletas y leche, las favoritas de Max.

"¡Cielos! La verdad es que ese niño no tiene consideración…" Comentó la castaña, colocando la bandeja sobre una pequeña mesa.

"Te equivocas, yo fui el desconsiderado." Confesó Kai. "Yo también estuve en su posición. También estuve saltando de hogar en hogar."

"Lo siento mucho." Se apresuró en decir Hiromi, luciendo bastante avergonzada.

"Vivimos cerca. Max viene todos los días a mi casa para jugar con Tama."

"¿Tiene un perro llamado Tama?" Le preguntó la muchacha.

"No, no es un perro… es un…"

"¿Acaso esta es la placa que el amo le compró a su mascota? Tiene el número telefónico por si acaso la mascota se pierde." Dijo una voz resbalosa desde la puerta. Hiromi y Kai voltearon a la vez para ver a un muchacho joven, de piel bronceada y cabellos azules apoyado del marco de la puerta y sosteniendo una pequeña placa de identificación en su mano derecha. Era el mismo muchacho del callejón.

'¿Cómo quedó en sus manos?... ¡Ayer! La debí haber tirado…'

Hiromi se acercó al muchacho, examinándolo con curiosidad. Nunca lo había visto en el consultorio.

"Disculpa¿tienes una cita?"

'¡Lo va a revelar todo!'

"Lo siento, es que no podía esperar a esta noche para verte, primo." Dijo el muchacho sonriendo. "Mi nombre es Kinomiya Takao, pero todos me llaman Takao."

"¡Vaya, nunca supe que el Doctor Hiwatari tuviera un familiar tan apuesto!" Comentó la chica alegremente.

'¿Acaso me encontró utilizando el teléfono de la placa¿Qué estará planeando?' Durante todo el momento, Kai se las había ingeniado para mantener un rostro serio. ¿Quién dijo que esas lecciones de poker fueron en vano? Takao, como se hacia llamar el muchacho, se acercó a Kai mientras se ponía la placa en el cuello. Le había colocado un delgado hilo negro a la pequeña placa.

"¿Te gusta como me queda?"

'¿Por qué no se la dio a la policía?'

Takao lo seguía observando con una expresión entretenida en su rostro. "Bueno, ahora que pude verte, creo que es hora de decirte el otro motivo de mi visita." Dijo, mientras invadía el espacio personal de Kai. Una vez que estuvo a su lado, abrazó uno de los brazos del chico de cabello bicolor. "Quiero tener unas cuantas sesiones contigo, ya sabes, para desahogarme un poco… Y cuando cumplas con esa promesa…" El chico de cabellos azules tuvo que ponerse de puntas para poder alcanzar la mejilla de Kai para besarlo. "Te regresaré la placa de tu mascota. Hasta entonces, yo la usaré."

Kai permaneció congelado en su sitio, su cabeza estaba llena de pensamientos sin sentido que simplemente lo querían volver loco. Takao se había alejado y hacía su camino hacia la puerta. Se despidió de Hiromi con una reverencia y un guiño del ojo y a Kai le lanzó un beso. La puerta del consultorio se cerró detrás de él con un ligero click.

'¿Cómo puede ocurrir esto¿Qué está pensando ese muchacho¿Acaso no sabe la verdad acerca de mi?' Eran las preguntas que la mente de Kai se formulaba.

Muy pronto, Hiromi también salió de la oficina para regresar a su puesto en la recepción, dejando al doctor solo. Kai tomó asiento en su silla, luciendo como si no hubiera dormido en meses. Por unos momentos cubrió sus ojos con sus manos.

'Los ojos de ese chico… parecen ver a través de mí.'


Bien, hasta aquí. No quería poner todos los acontecimientos en un solo capítulo. En fin, por favor, no olviden los reviews y gracias por leer.