Disclaimer: Todo le pertenece a J.K Rowling.
Este fic ha sido creado en el topic "La Honorable y Originalísima Familia Friki" del foro "First Generation: The story before books"
Escrito con Leonor Snape Friki
La noche ya había caído, pero para él era injusto que el tiempo pasara. La luna proyectaba su luz plateada entre los árboles, pero no tenía derecho a seguir brillando. Nada tenía el derecho de hacerlo después de la muerte de los padres de aquel pequeño bebé. Aquella luna que ahora brillaba y parecía tan inofensiva, en algún momento hizo sufrir con su aparición.
El niño en sus brazos era lo único quedaba de aquellas dos personas; ellos se sacrificaron para que su pequeño tuviera una buena vida, pero, ¿cómo iba a tenerla sin ellos?
Miró hacia el bulto en sus brazos... tan plácido, tan inocente, tan ignorante del mundo. Una tristeza enorme embargaba su corazón. No podía evitarlo, se identificaba con él. No quería que aquél pequeño ser sintiera lo que él había sentido en toda su vida: esa sensación de pérdida, de algo que nunca conociste. Una calidez tan lejana como las estrellas mismas. Cuando en los momentos de más absoluta depresión te preguntabas: "¿por qué a mí? ¿Qué hice mal? ¿Si los acontecimientos hubieran sucedido de otra manera, los tendría conmigo? ¿Conocería ese amor que nunca pude tener?". Y por eso se esforzaría, lo haría por ese bebé con una pelusita de pelo que cambiaba de color a cada segundo, y que desde ese momento se había convertido en su tesoro.
Andrómeda pensaba que era demasiada responsabilidad para alguien de su edad. Ella era su abuela, y comprendía sus preocupaciones, pero ese era su ahijado, y él era quién se encargaría. No sería egoísta al intentar alejarlo de la madre de su madre, pero se había propuesto alejarlo del peligro, sin importar en qué forma se presentara.
Por eso ese niño sería diferente a él. Harry Potter se encargaría que Teddy Lupin tuviera la mejor vida de todas. Lo visitaría, jugaría con él, verían las estrellas cada noche y le contaría la valiente historia de sus padres cada noche, antes de dormir. Sería ese algo que él no tuvo. Un rayo de esperanza, que, si no podía igualarse a los padres del niño, trataría de darle la mejor infancia de todas. Una ligera sonrisa se esbozó en su cara al notar que el bultito en sus brazos se revolvía, buscando su calor. El viento susurró entre los árboles, moviéndolos suavemente, como una fantasía. Casi podía ver a Tonks sonriendo a su bebé, y a su lado una figura alta y delgada también sonreía. Quizás la luna ya no fuera tan mala después de todo, gracias a ella podía ver las siluetas que se creaban en la noche. También le enseñaría eso, se dijo a sí mismo mientras veía como los parpados del infante se abrían poco a poco, le enseñaría a Teddy a ver a sus padres en cada rincón del mundo.
FIN
