Disclaimer
Bleach y sus personajes son propiedad de Tite Kubo, esta historia la hago por puro aburrimiento y sin ánimo de lucro, en definitiva no estoy estafando a nadie, así que abogados, no me jodan
PROLOGO "DECLARACIÓN DE GUERRA"
La noche había caído en la Sociedad de Almas, bajo la luz de la luna llena se observaba como el Seireitei estaba inmerso en un caos completo, se acababa de detectar la presencia de un vasto lorde en el distrito 78 del rukongai y casi todo el Gotei 13 estaba en dirección a su enfrentamiento.
La situación era bastante grave, una amenaza de tal magnitud requería el uso de medidas drásticas, por lo que la mayoría de los capitanes había partido en búsqueda del intruso, como era de esperarse la onceava división se encontraba bastante adelantaba en el camino con respecto a las demás, la emoción de una inminente batalla hacía que el capitán Zaraki apresurara cada vez más el paso.
–Oiga capitán, ¿Cómo es qué entro algo tan poderoso como un vasto lorde aquí sin siquiera darnos cuenta?
Decía Yumichika Ayasegawa mientras seguía el paso de su capitán saltando por los techos de las distintas casas del rukongai.
–¡A quien mierda le interesa! Por fin podemos luchar contra alguien fuerte, no hay porque pensar en cómo llego aquí ni esas estupideces.
Dijo Ikkaku Madarame con emoción por la presencia de un nuevo rival y una sonrisa confiada en su rostro mientras Kenpachi seguía su camino con Yachiru colgada de su hombre sin prestarle atención a ninguno de los dos.
–Ne Ken-chan ¿Cuánto falta para llegar? Hace un tiempo que estamos dando vuelta en círculos.
Dijo la pelirosa generando una mueca de fastidio en el capitán.
–Pero si tú me dijiste que fuéramos por este lado.
–Eso es mentira Ken-chan, tú eres el que está perdido.
Ambos comenzaron a discutir por cuál de los dos había perdido el camino sin percatarse de que Ikkaku se les adelantaba en búsqueda de su nuevo enemigo, después de todo, el humo y el fuego que se veían a lo lejos eran una buena pista de donde se encontraba.
Después de usar unas cuantos shumpos el calvo había llegado a las cercanías de donde había aparecido el vasto lorde observando de primera mano los destrozos que había causado.
Aquella figura humanoide estaba erguida frente a las precarias casas de madera y papel en llamas, rodeado por los cuerpos de un grupo de varios shinigamis que habían tenido la mala suerte de encontrárselo cuando salió de donde quien sabe lo haya hecho.
La presión espiritual alrededor de aquel monstruo era tremenda incluso para alguien como él que había llegado a dominar el bankai, mientras tomaba su zanpakutō en forma de lanza con firmeza, no podía dejar de pensar que iba a ser falta algo más que solo su shikai para poder darle pelea a algo como eso.
–Yare yare, creo que mi suerte está mejorando, tenerte solo para mí es algo que me hace hervir la sangre de emoción.
Grito desde el techo donde se encontraba llamando la atención del vasto lorde que estaba en el suelo que lo miraba fijamente sin mover ni un solo musculo.
El oficial de la onceava división salto hacia al piso e inmediatamente comenzó a correr a gran velocidad en dirección a su enemigo con su zanpakutō empuñada, la emoción los estaba inundando, no todos los días podía enfrentarse a alguien tan poderoso.
–Espero que me des una buena pelea, BAN…
Antes de poder activar su bankai alguien se había puesto en su camino, no podía creer que alguien además de él estuviera allí, en ningún momento pudo sentir otra presencia además de la del hollow, ese sujeto parecía ocultar bien su reiatsu.
–Creo que es una mala idea Ikkaku, tú no eres rival para él.
El calvo observo al que se interponía entre él y su rival, este llevaba puesto un abrigo gris abierto que le llegaba hasta las rodillas sobre una playera negra con un símbolo de color verde como estampado, unos pantalones de jean negros y unas zapatillas deportivas.
Ikkaku no pudo evitar sorprenderse cundo vio el rostro de aquella persona, aún seguía teniendo aquella apariencia de un joven cercano a los veinte con su cabello marrón alborotado, sus ojos esmeraldas y su sonrisa juguetona que recordaba bastante bien, aunque para un shinigami 50 años no es tiempo suficiente para olvidar a una persona, menos a alguien como él.
–Se supone que fuiste exiliado, fue una orden directa de la cámara de los 46.
Contesto el calvo poniéndose en posición defensiva, ese sujeto había sido declarado como de máximo peligro por la naturaleza de sus poderes, aunque el muchacho ni se inmuto por aquella reacción, manteniendo su sonrisa volteo hacia al vasto lorde y desenfundo su zanpakutō.
Era una katana con su hoja completamente negra salvo por una línea verde a lo largo de esta, la empuñadura era también verde con una cinta negra atada a ella meciéndose caprichosamente con el viento.
–Relájate Ikkaku, solo vengo a acabar con este maldito, hace tiempo que le sigo el rastro y créeme cuando te digo que esto es demasiado para ti.
El del onceavo escuadrón dio una sonora carcajada al escuchar esto mientras una mirada confiada inundaba su rostro.
– ¿Y tú quien te crees para hablarme de esa manera? No seas presumido, cuando te fuiste apenas podías mantener tu shikai ¿Y ahora me vienes con aires de grandeza? ¡Por favor! No me hagas reír mocoso.
El muchacho no dijo nada, solo levanto su brazo derecho hacía el costado enseñándole al shinigami como su zanpakutō se iba desvaneciendo en el aire, para luego materializarse como dos pistolas similares a un par de Desert Eagle con el cañón un poco más largo de un negro con detalles verdes en el mango, apareciendo una en cada mano y dejando sorprendido al calvo.
–Imposible, si en ningún momento dijiste el nombre de tu zanpakutō, no me digas que…
–Exacto, he dominado perfectamente mi bankai… pero no te emociones, para una basura como esta no va a ser necesario tanto poder, con mi shikai bastara para acabarlo.
Contesto el castaño apuntando su pistola derecha y con una sonrisa alegre en sus labios, como ex miembro del escuadrón número once, uno de sus principales impulsos era el luchar con un enemigo poderoso.
– ¡Aquí voy!
Grito el muchacho dando un shumpo y situándose inmediatamente cara a cara con el vasto lorde dándole un disparo a quemarropa en su hombro, mandándolo a volar varios metros, haciéndolo chocar con una de las casas de los alrededores.
–Vamos, está bien que sea fuerte pero tampoco para que estés sentido por ese pequeño golpe.
Decía el joven con actitud alegre mientras comenzaba a saltar en su lugar preparándose para otro shumpo.
Su contrincante estaba furioso y emitía un fuerte gruñido animal mientras se levantaba de entre los escombros, aunque era un vasto lorde su figura no era completamente humana, poseía una cola que bamboleaba pesadamente de un lado a otro mientras que sus extremidades estaban terminadas en garras similares a las de un reptil, su cuerpo se encontraba cubierto por franjas azules y un par de pequeños cuernos adornaban su cabeza.
Con furia levanto su brazo a derecho generando una enorme acumulación de reiatsu en ese punto dándole a la energía un color rojo sangre a medida que esta se iba materializando en una bola cada vez más grande.
–¡Un cero!
Grito Ikkaku al ver como el ataque característico de los hollow se dirigía hacía a ambos, pero el joven no se inmuto ante ese hecho, sin apuro arrojo su arma derecha y poso la palma de su mano con suavidad deteniendo el cero y anulándolo completamente.
Desapareciendo de su vista el muchacho se situó detrás del vasto lorde y le propino una fuerte patada en la zona de la costilla fracturando la capa ósea de este generando que rugiera de dolor, con otro disparo volvió a hacerlo impactar en otro de los edificios mientras el aburrimiento comenzaba a apoderarse de su rostro.
–¿En serio? Llevo meses siguiéndote ¿Y solo eso eres capaz de hacer?
El monstruo solo respondió con un rugido mientras sus heridas se iban cubriendo por una sustancia blanca que recomponía sus tejidos, una sonrisa volvió a formarse en el rostro del castaño.
–Bueno, por lo menos todo esto no terminara tan rápido.
En ese instante el vasto lorde se abalanzo sobre él comenzando a dar feroces zarpazos que su enemigo esquivaba con maestría por todo el campo batalla provocando más daños colaterales a las estructuras vecinas.
Como un gesto de arrogancia el joven deshizo su shikai y comenzó a luchar con su zanpakutō en su forma sellada, bloqueando los distintos embates de su enemigo y dándole profundos cortes que salpicaban grandes chorros de sangre cada vez que encontraba una abertura.
Pero por más que disfrutara mucho el combate, era hora de darlo por finalizado, en poco tiempo los capitanes estarían allí y su misión habría fallado si no acababa con su rival a tiempo.
Antes de que su enemigo pueda atacar el muchacho le dio una fuerte patada al mentón haciéndolo volar varios metros, con un shumpo apareció justo frente al vasto lorde y tomo su rostro estrellándolo en el suelo dejando un gran charco de sangre en el lugar del impacto.
–Me hubiera encantado extender nuestro encuentro, pero lamentablemente esas no fueron las ordenes de mi jefe.
Dijo el castaño con una sonrisa mientras su zanpakutō se desvanecía y una de sus pistolas volvía a aparecer en su mano derecha antes de dar un salto apuntando al monstruo moribundo.
–Fue un placer luchar contigo, ojala puedas encontrar la paz en la sociedad de almas.
Dicho esto tiro del gatillo de su arma lanzando un potente cero de color verde hacia su enemigo caído haciéndolo desaparecer en medio de una explosión que se pudo ver a varios kilómetros a la redonda dejando solo un humeante y profundo cráter.
Inmediatamente después de haber sido eliminada toda amenaza, una garganta se abrió en medio del campo de batalla dejando a salir a un pequeño grupo de personas, eran tres hombres acompañados por dos mujeres.
–Buen trabajo Makoto.
Dijo uno de los hombres adelantándose al grupo, parecía estar cerca de los cuarenta, vestía un traje de ejecutivo negro con su saco abierto dejando ver una corbata negra y una camisa blanca, tenía una sonrisa gentil en su rostro adornado por una ligera barba y su cabello negro peinado prolijamente hacia atrás mientras sus ojos grises relajados se posaban en el joven.
–Fue un gusto Kagawa-san.
Contestó el muchacho correspondiendo el gesto mientras otro de los hombres también daba un par de pasos hacia adelante, parecía tener la misma edad que el muchacho llamado Makoto, tenía el rostro aburrido, usaba una chaqueta negra abierta sobre una camisa blanca desabotonada hasta el pecho con unos pantalones negros al igual que sus zapatos.
– ¿No crees que te pasaste un poco?
Dijo observando la destrucción a su alrededor sin inmutarse mientras su compañero comenzaba a mirar para todos lados.
–Perdón, tienes razón Hiruki, creo que se me fue la mano, ojala nadie haya salido lastimado.
Contesto con un poco de sonrojo en sus mejillas mientras mantenía su sonrisa despreocupada y se rascaba la nuca.
–Eres un idiota, deberías controlarte mejor.
Contesto el joven en tono de reprimenda mientras acomodaba su cabello rubio que caía sobre su frente y enfocaba sus ojos ambarinos en el muchacho castaño.
–Ya déjalo tranquilo, acabo con el vasto lorde, no hay nada más que discutir.
Grito la más joven de las mujeres saliendo en defensa de Makoto, parecía tener alrededor de la misma edad que los muchachos además de ser muy hermosa, era una cabeza más pequeña que sus compañeros y sus atributos no eran ni muy grandes ni muy pequeños.
Llevaba puesto un vestido celeste de verano debajo de una ceñida chaqueta blanca, mientras caminaba hacia ambos chicos su largo cabello blanco como una nube se mecía de un lado a otro y sus ojos celestes que resaltaban por la palidez de su piel miraban reprobatoriamente al rubio.
–Bueno, parece que Mako-kun es intocable si el tifón Ryoko está presente.
Dijo con voz burlona el último de los hombres, era el más alto del grupo con un físico importante, su cabeza carecía de pelo a excepción de una cresta hecha de su cabello rojizo que sumada a sus ojos rojo sangre le daban una apariencia amenazante, pero su rostro contrastando con su apariencia mantenía una sonrisa amigable.
–¡Cierra el pico!
Dijo la muchacha dándole un codazo en el estomago del sujeto que le llevaba varias cabezas de altura, generando que el hombre caiga pesadamente tomando la zona golpeada.
–¡Eso dolió Ryoko-chan! Encima acabo de arruinar mi conjunto nuevo con el polvo de aquí.
El hombre llevaba puesto un conjunto deportivo bordo compuesto de un pantalón y una campera por sobre una playera blanca y unas zapatillas de correr.
–Mejor, pareces profesor de gimnasia con eso puesto.
Contesto la joven enojada aunque con un leve sonrojo en su rostro.
–Pero Ryoko, Kengo no dijo nada que no fuera verdad.
Dijo la última del grupo, era una mujer madura cercana a la edad de los dos adultos aunque un poco más joven, su cabello era azul marino recogido con un palillo y con des mechones cayendo a los costados de su rostro y sus ojos eran penetrantes del mismo color detrás de unos lentes, vestía al estilo de una mujer de negocios, con una falda azul hasta la rodilla y una ceñida camisa de un sutil celeste debajo de un saco negro.
–Pero que cosas dice Minami-sama, ese idiota no me interesa en lo más mínimo solo que me molesta que Hiruki quiera buscarle vueltas al asunto, la misión está hecha y eso es lo que importa.
Contesto la muchacha notablemente sonrojada.
–Claro, como digas niña, supongo que paso algo similar cuando golpeaste a Hiruki por conseguirle una cita a Makoto en el mundo real.
Dijo la mujer con una sonrisa maliciosa aumentando el sonrojo de la joven.
–Sí, recuerdo que él había terminado muy lastimado y que la muchacha que me presento era muy bonita.
Añadió el castaño manteniendo su sonrisa despreocupada.
–¡Eres un estúpido!
Dijo Ryoko mientras lanzaba un fuerte viento que hizo salir disparado a Makoto varios metros.
– ¡Ya me canse! Se supone que todos ustedes están condenados al exilio, que mierda están haciendo en la sociedad de almas.
Grito Ikkaku cansado de toda la situación, hace cincuenta años todos los allí presentes habían sido catalogados como amenazas y habían sido expulsados al mundo humano, para ser unos vizards, el capitán Yamamoto había sido bastante piadoso al dejarlos ir.
–Si, a mí también me gustaría saber qué es lo que pretenden aquí.
Esa fue la voz del capitán de la sexta división Kuchiki Byakuya que hablo desde uno de los techos de las casas con la luna detrás de él, al notar su presencia el rostro de Hiruki se lleno de odio e inmediatamente desenfundo su zanpakutō dispuesto a matar al cabecilla de la familia noble que tanto aborrecía, pero la mano de su superior en su hombro lo hizo desistir de todo intento.
–Solo queríamos mantener una charla con el capitán Yamamoto… Aunque no es necesaria tanta desconfianza.
Dijo tranquilamente el de traje al ver como un instante todos sus subordinados tenían varias zanpakutō rozando su cuello, todos los capitanes y tenientes del Gotei 13 aparecieron a su alrededor excepto los de la primera división y Rukia Kuchiki
–El capitán general no está interesado en hablar con ustedes.
Fue la respuesta de Shinji Hirako al aparecer junto al líder del grupo, pero solo se topo con la mirada tranquila de este.
–Es una verdadera lástima Hirako… pero no pensamos irnos sin respuesta, después de todo nuestro viaje fue bastante largo… Makoto.
Ordenó el de traje haciendo que su subordinado levante la cabeza del suelo para encontrarse con las zanpakutōs de Renji Abarai y Momo Hinamori posadas en su pecho.
–Auch eso me dolió Ryoko… ¿Qué necesita Kagawa-san?
Contesto el joven sin inmutarse por la situación en la que estaba.
–Creo que vas a tener que ir a buscar a nuestro comandante.
–A la orden.
Haciendo un saludo militar y con una sonrisa, Makoto desapareció ante la mirada atónita de los tenientes de la quinta y sexta división, en ese instante se pudo ver a lo lejos como explotaba una de las secciones del Seireitei para que inmediatamente el mismísimo Yamamoto Genryusai hiciera acto de presencia.
–Debe de ser algo importante si enviaste a ese niño para llamar mi atención.
Dijo el anciano mientras señalaba al muchacho que hacía una señal de la victoria con sus dedos y mantenía una sonrisa de oreja a oreja mientras volvía a lugar donde estaba para la sorpresa de sus guardias.
–Lo siento comandante es solo que queremos discutir los términos de nuestro reintegro a la sociedad de almas.
Dijo tranquilamente el de traje mientras Yamamoto abría uno de sus ojos en señal de sorpresa.
–En ningún momento se ha levantado el castigo sobre ustedes, tienen suerte de seguir vivos después de semejante afrenta.
– ¿Y qué me dice de los compañeros de Hirako? Ellos también son vizards como nosotros.
– ¡Lo nuestro fue completamente diferente y tú lo sabes!
Dijo Shinji acercando más su zanpakutō a la yugular de su semejante mientras este mantenía su rostro apacible.
–Eso no esta discusión.
Fue la tajante respuesta del anciano.
– ¿Tampoco tendrá en cuenta lo que acaba de hacer el muchacho? Les soluciono un problema bastante grave acabando con ese Vasto lorde.
El anciano observo por unos instantes al joven de ojos esmeraldas que silbaba tranquilamente mientras seguía recostado en el suelo.
–Se le agradece su ayuda, pero eso no es suficiente para emendar los errores tan graves que cometieron en el pasado.
–Por lo que veo su decisión es final.
El anciano solo asintió con la cabeza en forma de respuesta, en un abrir y cerrar de ojos, todos los integrantes del grupo dejaron inconscientes a sus respectivos custodios y se agruparon alrededor de su jefe.
–Veo que no queda otra alternativa… Hiruki has los honores.
El rubio estiro su mano y en ella apareció una zanpakutō de la nada que no le pertenecía ni a él ni a ninguno de los allí presente, dio unos pocos pasos hacia adelante y clavo la espada en el suelo.
–Debido a que nuestras justas demandas cayeron en oídos sordos, no nos queda más opción que demostrar por la fuerza lo que quisimos hacer por medio de las palabra, por lo que, con el aval de nuestro líder, desde ahora declaro que nosotros, los Vizard Renegados, ¡Entramos en una guerra total contra el Gotei 13 y sus shinigamis!
Dijo con voz potente mientras una garganta se abría a las espaldas del grupo y un atento comandante observaba seriamente como uno a uno los Vizards Renegados ingresaban en el interior de esta excepto su líder.
–La próxima vez que nos veamos, va a arrepentirse de su decisión comandante.
Dijo antes de cruzar el portal ante la mirada atónita de los tenientes y sus capitanes al ver como ellos habían hecho semejante acción como la declaración de una guerra e irse como si nada hubiera pasado.
Y aunque no lo demostrara, Yamamoto estaba preocupado, el pudo sentir el poder de las zanpakutō de aquellos vizard, sabía que ese grupo era tan o más poderoso que los espada de Sosuke Aizen, aunque no le gustara mucho la idea, era un hecho que pronto el Gotei 13 debería enfrentar uno de sus más grandes desafíos.
PROLOGO "DECLARACIÓN DE GUERRA" FIN
Notas de Autor
Bueno acá estoy con mi segundo fic y con el primero que hago sobre Bleach, los que ya me conocen pensaran que como se me ocurre meterme en esto si ni siquiera voy por la mitad de "Los Últimos enviados de la Humanidad" (Mi otro fic de Evangelion), lo que pasa es que me entraron ganas enormes de escribir sobre Bleach y hacía tiempo que tenía una idea en mente, así que bue acá estamos.
Para que no estén muy perdidos esta trama sería entre la saga del Agente Perdido y la de la Guerra Sangrienta de los Mil Años, además aclaro que no soy ni fan Ichiruki ni de Ichihime, ambas parejas me caen bien así que siendo sincero no sé con quién mierda va a terminar Ichigo en esta historia.
En fin, espero que este comienzo les guste, los invito a dejar sus reviews diciendo que tal les parece este nuevo proyecto, demás está decir que acepto cualquier crítica con gusto, a fin de cuentas, estas son la manera más segura y rápida de mejorar.
Sin más que decir, espero poder verlos en los comentarios de los próximos capítulos, dejen reviews, favs, follows y bla, bla, bla, después de todo sus concejos me hacen mejor escritor y sus ánimos las ganas para seguir haciéndolo.
Saludos, Suerte y Nos leemos.
