Antes de comenzar tengo que decir que ésta historia tiene lugar meses después de que Loki intentara conquistar Midgard con la ayuda de los Chitauri y de que escapara de su castigo en Asgard para volver a infiltrarse en La Tierra.

Os veo abajo! :3


INTRODUCCIÓN.

Aquél día estaba resultando ser terriblemente desesperanzador. Acaba de salir del edificio al cuál había ido a pedir trabajo y una vez más me respondieron con eso de "ya te llamaremos si surge algún puesto".

Estaba claro que no me volverían a llamar, y yo ya me estaba cansando de tantos fracasos. ¡Sólo quería un maldito trabajo en el que me dedicara a mi profesión! No me había pasado cuatro años en la universidad estudiando periodismo para que ahora resultara ser totalmente inútil.

No es que tuviese problemas de dinero, ya que el nivel económico de mi familia no era bajo, pero me negaba a continuar dependiendo del dinero de mis padres. Quería independizarme totalmente, también en temas económicos. Después de todo, ya hacía tres meses que me había trasladado a un apartamento para vivir sola.

-Maldita sea... -murmuré, a la vez que sacaba un bolígrafo para tachar el último anuncio de periódico- Ya no me quedan más sitios...

Decidí volver a casa ya que me sentía totalmente agotada, tanto física como moralmente. Parecía ser que el reto de cumplir mi sueño -que consistía en convertirme en una periodista de prestigio- comenzaba con muy mal pié.

Caminé por las calles en dirección a mi apartamento, totalmente desalentada, con la vista clavada en el suelo. No podía dejar de pensar en lo difícil que me estaba resultando todo aquello. Sólo necesitaba que me diesen una oportunidad o encontrar algo con lo que pudiese escribir un maldito artículo que valiese la pena.

-Daría cualquier cosa por encontrar algo interesante... -pensé, a la vez que giraba una esquina.

Y entonces, como si alguien en lo alto me hubiese escuchado y quisiese haberme concedido ese deseo, choqué con alguien. Alguien que resultaría mucho más interesante de lo que me pareció en un primer momento; alguien que se encargaría de poner patas arriba toda mi vida y de trastornar todo aquello que creí conocer.

Pude escuchar como chasqueaba la lengua con fastidio a la vez que yo trastabillaba hacia atrás a causa del duro impacto.

-Anda con cuidado, mortal -dijo, mostrando un evidente desprecio en su voz- ¿Es que no sabes caminar fuera del camino de los demás? Criatura estúpida.

Aquellas palabras me sorprendieron y enojaron a partes iguales. Yo había estado dispuesta a pedirle perdón y continuar mi camino, pero ahora... ¡Ya había tenido un día lo suficientemente horrible como para que además me tocara aguantar las memeces de un engreído como aquél! ¿Qué problema tenía? Había sido sólo un accidente.

-Pero tú... ¿de qué vas? -espeté, mirándole con odio- Tal vez seas tú el que se haya metido en mi camino.

Él alzó una ceja, incrédulo. Al parecer no se esperaba que yo reaccionara así, pero de todas formas volvió a fruncir el ceño y a dedicarme una gélida mirada que me hizo sentir intimidada. Entonces fue cuando sentí como una bombillita comenzaba a parpadear en el interior de mi cabeza. Me di cuenta de que su rostro me resultaba terriblemente familiar, aunque estaba segura de que nunca me había encontrado con él antes.

-¿Te atreves a hablarme así? -me preguntó, alzando una ceja.

-Pues... ¡Pues claro que sí!– Respondí, sintiéndome irritada. El comportamiento de aquél desconocido era insoportablemente altivo y superficial. Me recordaba a los tipos que me habían rechazado en las entrevistas de trabajo y que se habían dedicado a mirarme por encima del hombro, subestimando mi corta edad y observándome como si no fuese más que un ratón asustado.-Soy yo la que debería hacerte esa pregunta, tío estirado.

Su hostil expresión se intensificó, y todo su cuerpo se irguió de forma severa. Durante un instante el siniestro brillo de sus ojos verdes hizo saltar todas mis alarmas, que me advertían de un peligro inminente y me aconsejaran que saliese huyendo de allí. Pero había algo que me lo impedía: aquella sensación de familiaridad...estaba segura de que conocía a aquél tipo, pero... ¿de qué?.

Pareció molestarle el hecho de que yo estuviese estudiando su rostro con detenimiento. Casi parecía que iba a desintegrarme con la mirada, pero antes de que pudiese hacerlo escuché como el sonido de las sirenas de un coche patrulla inundaba toda la calle, rebotando en las paredes de los altos edificios.

-Maldición -escuché murmurar al desconocido, que dejó de prestarme atención para echar un rápido vistazo a su alrededor. Lo cierto es que la calle estaba algo desierta a aquellas horas- Esperaba encontrar algo mejor, pero supongo que me tendré que conformar contigo... -dijo, volviendo a centrar en mí su atención.

Di un paso hacia atrás, sintiéndome intimidada por la intensidad de su mirada esmeralda. Ahora sí estaba dispuesta a escuchar a mi conciencia y salir corriendo para alejarme de aquél hombre tan inquietante. Sin embargo, a penas me dio tiempo de darme la vuelta antes sentir un férreo y duro agarre sobre mi hombro que me obligó a volver a encararlo. Me revolví para deshacerme de él, pero sólo conseguí que me clavara los dedos con una fuerza insospechada antes de que dirigiera su mano hacia mi frente para tocarla con sus dedos índice y corazón. No tuve la oportunidad de gritar antes de sentir su frío tacto sobre mi piel

En aquél instante sentí algo realmente extraño. Fue como si una corriente de energía hubiese invadido mi cuerpo desde el lugar donde sus dedos me alcanzaron. De repente todas mis preocupaciones, así como la hostilidad y el miedo que sentía hacia aquél desconocido se disolvieron como las sombras ante la luz del día.

Me sentí liberada de todo. Sentí que podía flotar. Al cuerno con encontrar un trabajo. Al cuerno con independizarme. Al cuerno conmigo y con mi insulsa vida. Todo había perdido su sentido e importancia. Todo menos... obedecer a aquél completo desconocido.

Y entonces me sentí repentinamente atrapada con aquél deber. Habían hecho desaparecer toda mi conciencia, sustituyéndola por un ansia servicial hacia el extraño de ojos verdes. Supe que acataría todas sus órdenes desde aquél momento, sin importar que fuesen contra mis ideales o mis principios.

-Mi nombre es Loki Laufeyson -dijo, observándome como aquél que observa su nueva obra, con una sonrisa de satisfacción dibujada en sus finos labios- y ahora me esconderás de las autoridades. Me llevarás a tu hogar rápidamente sin llamar la atención.

-Por supuesto, señor- respondí rápidamente, como si fuese un auto-reflejo que acababa de adquirir.

Así que me encontré a mí misma reanudando el camino hacia mi casa, acompañada esta vez de Loki, que caminaba a paso rápido a mi lado sin dejar de observar continuamente a su alrededor. Las sirenas de la policía habían dejado de sonar hacía unos minutos, pero él continuaba mostrándose nervioso y desconfiado. Al parecer le estaban buscando, así que debía esforzarme por ocultare lo mejor posible, por lo que tomé rutas alternativas haciendo uso de calles desiertas y estrechos callejones por los que no circulaba nadie más que nosotros dos.

Después de todo él me había pedido que lo hiciera y, por supuesto, yo no iba a desobedecerle.


Esta es otra de las historias de Loki que tengo perdidas por ahí. Tenia ganas de hacer algo más ligero y entretenido, y aquí está la introducción.

Lo cierto es que me encanta este personaje, ya que creo que tiene mucha profundidad psicológica y una gran personalidad. Aunque como a veces se pone un poco tonto y prepotente, por cada rewiew Loki recibirá un golpe o un capón. (?)

Nos leemos pronto! _