La leyenda de

La leyenda de

ZELDA

La Llave Espiritual

Notas del Autor:

Hay veces que como escritor y compositor no es suficiente crear cosas de tu mismo repertorio, en el fin de llenar tus bolsillos de un orgullo vacío que muchos llaman originalidad; Yo lo sé… yo he manipulado ese orgullo hace algún tiempo, que me mantuvo alegado de experimentar nuevas tramas, algo menos lineal, mas experimental, y es eso lo que intento con este Fan Fic, darme un receso como escritor y echar la imaginación a volar permitiéndome jugar con esta genial historia de ZELDA, el cual es sin duda uno de los mejores juegos que he jugado...

Dedicado a: Todos aquellos que presten de su tiempo para leerlo….

……

Prologo

"Si solo el tiempo quisiera volver atrás y corregirse el solo, ya lo hubiese hecho, el tiempo, al haber visto lo que fue, lo que es y lo que será tiene propio control, es un eje casi interminable que se balancea en el filo de la navaja, girando perfectamente, con una historia que comienza donde termina y viceversa, pero si hay un error que cometieron los Hylians, fue creerse mas que el tiempo… un error que les hizo pagar un precio muy caro "el olvido eterno"…

No era mas que cuestión de suceso para que el tiempo dejara de perdonar las arrogancias cometidas por ciertas razas al creer manipular el tiempo, y querer borrar el legado que le dieron a estas para nunca, más nunca pudiesen volverse a saber de dichos controles de su flujo armónico"

La noche parecía estar aterrada de su propia oscuridad, no había ni una estrella en el cielo, pues las nubes rondaban furtivas pero presente, haciendo una ensenada eterna sobre el basto Bosque Perdido, solo hondeaba una tela fina, algo parecido a la seda, casi sin color, que destilaba bajo un opaco brillo que emanaban unos ojos en la oscuridad, ojos, que por oscuro que fuesen, se veían verdes, como dos esmeraldas esperando un momento oportuno para algo. La figura se paseo lentamente, miró hacia los lados, y descubrió algo que le perturbo… aun yacía en soledad.

La hora prometida de su encuentro ya había pasado, había un retraso mínimo, pero a su vez considerable. Paseó la vista una vez mas por entre los matorrales, que yacían apretados, era difícil que incluso una aguja pasara entre la espesa maleza sin siquiera mover una mínima hoja de su verdura. Esta presencia yacía en una especie de claro, era un espacio abierto, un suspiro del bosque, donde descansaba un sosegado estanque de agua cristalina, y un árbol viejo y casi muerto, sin mucho tamaño, se torcía al pie del lago, con raíces débiles. De pronto, la tranquilidad se interrumpió por un golpe seco, la esbelta figura que esperaba, volteó, y como si lo hubiese aparecido, empuñó un arco que no se distinguía con claridad en la oscuridad, al tensar el hilo este crujió.

-Si el tiempo deja de fluir- dijo al aire, su voz era suave y melodiosa, voz de mujer, pero con cierto aire calido

-Las tres fuerzas lo restauran- respondió una voz, masculina, de registro grave, y mucha profundidad, respondió con tranquilidad, como si aquello fuese planeado desde antes, hubo un silencio, y la voz prosiguió –Saria, disculpa la tardanza, pero…-

-Pero no hay nada que disculpar- dijo, en un tono especialmente tranquilizado –Si llegabas temprano, o a tiempo, era mala señal, solo alguien que realmente vive en este sitio habría llegado a tiempo sin tropezarse con ciertos desvíos, lo que me haría creer que no es usted- hubo un silencio, bajo su arco y bajo su capucha, y reveló su rostro, a continuación, se arrodilla ante aquella figura masculina quien acababa de aparecer - Su Majestad…

-Me alegra saber que tengas todo tan precalculado, y por favor, llámame Daphnes, mi corona no tiene peso político en estas tierras-

-No es necesaria la humildad, mi señor- respondió con una sonrisa irónica – por aquí, sígame- ambos dos se dirigieron al pie del viejo estanque, Saria, se acerco al lago, y susurró algo en una lengua extraña, con un acento muy cantado, y del estanque, que permanecía plano, comenzaron a saltar pequeñas ondas, que iban en circulo perfecto, armónico, desde el centro del pequeño lago hasta las orillas, haciendo pequeñas olas.

Una luz añil intensa broto del medio y una brisa sopló, haciendo retorcer la maleza alrededor del claro, una figura luminosa, un Zora, flotaba sentado, con las piernas cruzadas, ligeramente tocando el agua, con un aire de tranquilidad.

-Perfecto…- dijo, con una voz extremadamente melodiosa – Estamos casi todos… ¿Dónde está Darunia?

-Darunia no regresa del desierto – respondió Daphnes - todavía falta mucho antes que el rey de piedra complete su misión-

-Esto es mas importante que un ritual de piedras – dijo el zora en un tono de preocupación – si no se entera de esto, nos agarraran como antes…desprevenidos, y las cosas caerán peor-

-Para nada- espetó - esta vez estamos mas preparados, Enka… se que su majestad se encargará de darle el mensaje al Rey de Piedra-

-Eso espero- respondió en tono altivo – por ahora…el rey del Hyrule desea saber las noticias que vienen del mar abierto… de los Zoras de agua salada-

-Perfecto, su majestad…Daphnes Hyrule… Rey de todos los Hylians… esto es para lo que los convoqué hoy- una espesa niebla salio del lago, y cubrió todo el claro, de pronto, el zora, que era la única luz que había en todo el claro, comenzó a emanar imágenes a través del denso humo neblinoso, todo tomo forma plana, como si fuese un mar espectral – En el norte…. Desde hace tres meses, se nota una actividad intensa, el mar está siendo contaminado, ensuciado de sangre, metal y pólvora, de sustancias extrañas y corrosivas…- una imagen comenzó a surgir en todo el mar, pero no se definía – algo de lo que creo… el responsable es... – Daphnes ahogo un grito al ver la imagen, espectral, esbelta, completamente formada… era algo macabro, algo extraño…

-Ganon...- dejo salir vagamente

Capitulo I

"Noticias en la Taberna"

Días antes…

En un bosque neblinoso y gríseo que quedaba al este, un galope lento y triste se oía atravesando una senda milenaria que se desplazaba por los recovecos del bosque hasta su salida, Link cabalgaba sobre su yegua Epona, iba cansado, sentado sobre un fardo lleno de mapas, con una cara un poco decaída, su túnica verde, seguía con su aspecto juvenil, pero no Link. Su viaje en busca de Navi, en la cual llevaba mas de tres años, había sido todo un fracaso, el joven héroe del tiempo pensó "Ya es hora de volver a casa", pero inmediatamente se hizo una pregunta "¿qué tan lejos esta casa?".

Su divagar por años y años atravesando bosques y largas planicies lo perdieron del mapa mental, no sabía que tan lejos quedaban las tierras, "debo encontrar un pueblo rápido donde quedarme" pensó.

Link, en sus quince años, parecía ser un joven peregrino que ya había vivido mas experiencias que el mas fugado de los nómadas, su dinero, yacía intocable, no había usado el dinero en mucho tiempo, le había tocado endurecerse la espalda muchas veces durmiendo en pedregales, o en poco estables tierras fangosas en la boca de alguna rivera. Su cabello ya estaba mas largo de lo normal, sus greñas amarillentas estaban pidiendo que las limpiaran.

No poseía espada, pues la vendió junto a su escudo, en sus aventuras donde se llevo el solo hasta el mismo límite, descubrió que apenas era necesaria una daga, y no para su defensa, si como su herramienta para casos extremos, o para comer alguna fruta dura de roer.

Siguió el camino, frío y tenuemente alumbrada por ciertos pilares de luz que atravesaban las espesas hojas de los gríseos árboles, que se elevaban torcidos y flaqueantes, deprimentes hasta alturas increíbles, parecían más mangles de extremo grosor.

El camino se torció e hizo linderos con una especie de pantano "Genial" pensó "No conozco esto". El pantano olía extremadamente mal, y sobre eso, de pronto el camino termino, bajo cascos de Epona, quien freno, y soltó un bufido de molestia.

-Disculpa- dijo Link en un tono de desdén –No era mi intención llegar hasta aquí- dijo bajándose cuidadosamente, sus botas se hundieron en el fango del camino, soltó un suspiro –Pues, amiga, es temprano, a juzgar por como esto se ve, no debemos estar mas allá del medio día… pero no debemos flaquear… hay que salir de Boca Pantano antes que se haga de noche… no sabemos que se puede esconder entre esas espesas agua – Epona bufó… Link, visto por alguien mas, no daría impresión sólida, si está entendiendo a Epona, o si está delirando creyendo que el animal le esta hablando con palabras propias.

-No te preocupes, yo voy caminando, necesito soltar las piernas… vamos – dijo en un tono desanimado – por aquí.

Caminaron por sendas solitarias y oscuras, Link llevaba a su yegua por las rendas, atravesando pasajes medio melancólicos y algo nostálgicos, era aquí donde Link extrañaba el delicioso aroma del Bosque Korkiri, con sus noches mágicas, llenas de esporas fragantes y luciérnagas,

En una fogata, comiendo algo junto a sus amigos "y seguro Mido se burlaría de mi debilidad para trabajar" pensó, luego imagino, las noches mientras corría, jugando con los niños huesudos de los bosques perdidos, donde perseguía las melodías y las risas de estos extraños seres.

Los pensamientos de Link iban alegrándose por una razón, sentía que un calor lo invadía, al notarlo, los pasajes gríseos del bosque comenzaban a desaparecer, el calor lo volvía a invadir, el sol tocó su piel pálida, y una brisa perfumada a pasto lo acaricio… Había salido de aquél bosque.

Ante el, un cielo azul intenso de medio día, cerro casi completamente los ojos para contemplar su esplendor, y un llano verde, que lo atravesaba un camino de tierra que seguía recto a través de millas y millas a lo lejos, y terminaba en el horizonte.

-Bien, esto toma mejor curso, ¿Eh amiga?- vio a epona y le acomodo la cresta de cabellos blancos y castaños que ya comenzaba a crecerle, epona, en comparación de cuando estuvo en el termina, ya tenia un tamaño mas considerable, parecía mas una yegua que una cría.

De pronto, algo inesperado, las rendas se escaparon de las manos a Link, epona comenzó a relinchar, se puso nerviosa y camino rápidamente, lo más lejos de la entrada del bosque gris

-Oye, Ep…- Link volteó la cabeza hacia la entrada y ahí fue cuando vio algo, se estremeció y casi por impulso desenvainó su pequeña daga y agarrándola con el filo mirando hacia el suelo, cuadró su posición –Quien anda…- pero no había nada.

Al menos nada en especial, contemplo una especie de tótem megalítico, en la entrada, tenía una forma macabra, de una bestia, una especie de murciélago, con un pico extremadamente largo, era espeluznante, parecía estar vivo y listo para atacar.

-wow- dijo en voz baja - ¿qué demonios?...- contempló por un momento la macabra figura, efectivamente, era una especie de murciélago, sus alas con despliegues de membranas lo delataban, las cuales estaban abiertas, talladas en piedra, como atacando a una criatura desde el cielo, bajo sus alas dos patas chiquitas y flacas, pero con unas carras mortales, quedo concentrado, admirando y temiendo, pero a la vez, maravillado, detrás de el Epona relinchó potentemente y Link salio de su trance de admiración, volteó. Vio a su yegua, golpeando el suelo, y bufando, agitaba la cabeza como si de alguna manera le dijera "Vete, salgamos de aquí". El joven miro al tótem por un instante, y luego corrió guardando su daga a donde su yegua lo esperaba. La tomo de las riendas, la acaricio para tranquilizarla, monto un pie en uno de los estribos y la montó potentemente.

-vamos- Epona dio un trombo fuerte y se encamino en paso de trote por la senda Link iba apoyándose firmemente de los estribos viendo el horizonte – seguro no muy lejos de esta planicie hay algún pueblo, podemos pasar un par de días ahí y averiguar cual es la vía mas cercana al Hyrule, ¡JEIYA!- arreó con energía a Epona y esta corrió veloz mente por el camino que se abría paso a través de la verdura de los llanos, como una línea de tierra amarilla.

La cabalgata fue larga, casi interminable, pronto, Epona amainó su paso, seguían atravesando la misma línea recta, obviamente era un camino construido, que atravesaba todos estos llanos inmensos, que estaban cubiertos por un yermo inmenso, pronto llegaron a su fin. Un inmenso lago se abrió frente a ellos, un sol naranja se ponía del otro lado de la laguna, sin ver lo que había al otro lado, Link percibió un aroma, un aroma alegre, y pronto lo vio.

-Humo… una Aldea… ¡Excelente!- Dijo con una sonrisa mientras se bajo y caminó unos metros y epona lo vio, y automáticamente lo siguió, en la horilla había un muelle de madera, estaba muy cuidado, no lucía desolado, pero para cierta desilusión de Link el lugar estaba cubierto por un yermo insoportable, ¡No había nadie! El sentimiento era algo impotente. Frente a él el oeste en un conticinio intenso, y bajo e sol que se ponía, una aldea llena de gente, comida y alguna posada, ya era necesario, tantos días lejos de la civilización, su vida se tornaba solitaria, ya se cansaba de hablar solo, o de hablarle a Epona, sin recibir respuesta, aunque, para el, en modo irónico, deseaba que nunca le respondiese, si eso llegara a suceder Link simplemente tendría que aceptar algo: La locura se apoderó de el.

-Si me das ese caballo puedo llevarte a Heiwa-

-¿EHHH?- se Sorprendió Link, un Hylian moreno y gordo estaba recostado en las rocas de una esquina, con una pipa, tenia el cabello entorchado increíblemente y unas puntiagudas orejas de Hyliand salían entre su maraña de pelo, sin embargo, su barba estaba bien rasurada, como si quisiera aparentar cuidado en si mismo, su vestimenta era común aunque un poco vieja, mas allá entre las piedras había una pequeña nave de madera, cabían al menos cuarenta personas.

-Tranquilo, tranquilo… soy solo un transportador, pero debo imponer mis precios- dijo el hombre con voz gruñona y desdén

-Lo siento- dijo Link, sorprendido de tener comunicación con otro ser, después de mucho, mucho tiempo – Pero mi caballo no está en esa disposición-

-OH… entonces me temo que no- dijo indiferente, y se recostó más a gusto en su lecho de piedra a la orilla

-¿No hay otra manera de pago?... Quizá en…-

-No, no la hay, o bueno, sí la hay, pero seguro no tienes acceso a eso-

-¿Rupees?-

-¿Qué?- se exalta y abre bien sus ojos, pequeños y oscuros desde su rostro regordete-... un joven de trece años… ¿Con rupees?... ja, ja, ja… esto debe ser una buena broma de esas que ocurren una vez en cuando la vida quiere burlarse de las desgracias… oye niño, este trabajo es duro, y la clientela es poca, así que debo asegurar mis ganancias-

-Tengo rupees- saco del fardo una de las bolsas de dinero, el cual obtuvo tras vender sus armas -¿Cuántas quieres?- pregunto sacando varias piedrillas luminosas, el hombre se paro exaltado más aun y dijo:

-Mil-

-Son tuyas- le lanzo el pequeño bolso – Hay mil exacto… no esperaba tener que gastarlo así, pero necesito llegar a esa ciudad- dijo Link, con deseos de que su pesadilla sin techo. Observo al hombre y este estaba sin palabras, como arrollado, ay abrió el saco, con la boca abierta, y cuando vio el dinero, se le dibujo una sonrisa avara, y una carcajada fuerte y pedante.

-De acuerdo niño… quien quiera que seas… te lo agradezco, ya librare mi turno con este dinero, además hoy es fin de semana y quiero beber algo-

-¿Fin de semana?- preguntó Link desubicado del tiempo

-Vaya… has estado un largo tiempo lejos de casa ¿eh?-

El hombre saco desencalló su trasbordador, y Link y epona subieron abordo, pronto se hallaron en camino, surcando las pacificas aguas del lago, hablaron con el hombre, Dio, como se hacía llamar, les contó que en un tiempo había sido marino mercante, el hombre, quien en un principio lucía aburrido y seco, se convirtió en un gran hablador quien se regocijaba junto a su pasajero. No paraba de contar cuantas aguas había navegado junto a una audaz tripulación, incluso afirmo haber llegado a unas aguas saldas que eran frías y llenas de témpanos, donde fue a llevar ciertos pedidos clandestino –Ser marino mercante es a veces ser pirata con legalidad…- alega –La única manera en que ganas reputación y dinero, además de posibilidad es buscándola en llevar TODOS los envíos posibles, de su procedencia a su meta –No importa que sea…-

Llegaron al pueblecillo, lleno de calles de piedra, y abarrotado de gente emocionada, había negocios de todo tipo, desde curiosidades, hasta comida, incluso juegos de azar. Los comerciantes salían de los pórticos a gritar al público que desfilaba para que se acercaran a sus negocios y se animasen a gastar algo de dinero. Dio insistió por favor, que le siguieran. Se encaminaron en calles, que se adornaron para recibir a la noche, parecía un festival.

-¿A dónde vamos?-

-Al único lugar donde pueda gastar este dinero con dignidad… este pueblo es falso e hipócrita… la gente vende porquería innecesaria, mucha de la comida que hacen es mala-

-Oye, pero esa carne a la parrilla se ve bien- dijo Link mirando con un destello brillante en los ojos a la esquina donde un hombre vestido con un holgado kimono de exagerada cantidad de colores, echaba aire con un abanico a su parrilla, llena de trozos de carne, muy suculentos

-Créeme, a donde vamos hay verdadera carne, eso son solo pellejos- Link al oír esto, dejo salir un suspiro. Y ahora tenía unas cuantas interrogantes, ¿Por qué seguía a aquél hombre? ¿No era ese hombre tan zafado de su propia moral que le declaro con una sonrisa haber estado en negocios clandestinos? ¿No estaría llevando a Link a alguna trampa con fin de robarle más dinero?

"Mil rupees por un viaje de veinte minutos" dijo una voz en su cabeza, torturándolo, reverberante en su cabeza "Con ese dinero podría haber hecho mas que simplemente atravesar una cochina laguna"

Caminaron de largo por las calles de Heiwa, la ciudad cada vez mas se ensanchaba frente a su paso, y mientras más se adentraban entre los apiñados callejones mezclándose con los peatones, comerciantes, vagos, entre otros… más lucían distintos a la población.

-por aquí- indicó Dio, y tomaron de pronto vía por un pasillo entre dos edificios, era un sitio estrecho, epona se estremeció –Oye chico, sujeta bien a tu potro-

-Disculpa- dijo Link agarrando a Epona firmemente por sus riendas, y acariciándole su cresta – Epona odia los sitios encerrados-

Dio pensó un instante y vio a un indigente que estaba tirado justamente en la boca del callejón

-Oye tu… ¿quieres ganarte algo?- El hombre despertó, e inmediatamente se paró y corrió, pero antes que dijera algo - cuida al caballo, que no se lo lleven… -

-¡Oye… no!- se quejó Link – No puedo dejar a Epona sola… podría-

-Olvídalo niño… este animal estará a salvo, nadie toca un caballo que amarren en este callejón- dijo señalando un abrevadero que había a unos metros de la entrada

-¿EH?-

-Ya lo sabrás, Vamos, muero de hambre-

Caminaron, por la vereda, la cual se hacía cada vez mas oscura, habían ratas y se oían fuertes carcajadas, que rebotaban hacia los vacíos recodos del estrecho pasillo, un gato atigrado les pasó por el lado, con una mirada altiva y arrogante, Link comenzaba a temer de lo que este hombre estuviese planificando hacer. Llegaron al fondo, y una reja de aspecto descuidado, doblado, incluso… mordida yacía frente a ellos, de color ocre, oxidada, con una contextura pesada, y una cadena colgando en el costado izquierdo.

-¿Qué demonios?-

-Créeme es un poco humilde en su fachada, pero este lugar es mágico- Tomo la cadena, oxidada, y de gruesos eslabones que colgaba de la reja, y comenzó a golpear con fuerza los barrotes, luego hubo silencio y Dio hablo – Este sitio es único en el pequeño pueblecillo de Heiwa, ya sabrás la razón, y su hospitalidad es increíble-

-¡LARGUENSE DE AQUÍ GUSANOS, NO QUEREMOS GENTE HOY!- grito una voz profunda y tenebrosa, desde más allá de la reja.

-¡PUES SOMOS GUSANOS, NO GENTE!- grito con fuerza Dio, y detrás de de la reja, hubo una luz, que se derramó a través de sus barrotes y dejo ver la cara de un hombre, rubio, alto, robusto y con una cicatriz en forma de estrella, uno de sus ojos estaba en falso, miraba hacia un lado.

-¡Dio- dijo- hermano!, desde hace cuanto tiempo no te veo… ¡ADELANTE!-

-Traigo a un invitado especial…- señaló a Link –Es un nómada…-

-Nómada… ¿EH?- dijo viendo a Link con incredulidad -¿De donde vienes?-

-Pues…- dijo Link - de ningún lugar en específico – dejo al aire con cierto misticismo…

-Este niño- repuso Dio –Me ha contado que tiene años siguiendo la ruta del este de Boca Pantano… se dirige al Hyrule… va de vuelta a casa-

-¡AH! Hyrule…- Dijo y sonrió macabramente- Interesante – a Link no le agradó nada la reacción tan peculiar de aquél hombre

-Bueno, pasemos- Dijo Dio – hace frío y hambre… ordenaremos conejo en estofado…-

Se adentraron más allá de aquel a puerta, y bajaron por una escalera de caracol, llegaron a un comedor, o mas bien una mazmorra de piedra hecha comedor, era amplia, pero a su vez encerrada, el techo era muy bajo, tenia forma circular, y había una enrome chimenea en el centro, alrededor habían mesas viejas y sucias, de madera de leño, llenas de rostros muy variopintos, Link esperó ver una cueva llena de maleantes, pero en su lugar encontró algo más bizarro, los maleantes eran solo un tipo, había desde las personas más lúgubres, de pronto… Link vio algo extraño, un Goron, uno de aspecto fuerte, pero no más robusto que Darunia, sin embargo, los rasgos, si es que puede decírseles de esa manera, eran parecidos a Darunia, este Goron bebía una enorme jarra solo en una mesa.

-Oh… mira, un viejo tripulante- dijo Dio con aire de felicidad – Lobo – le dijo al hombre rubio que les guió el camino hasta el comedor - ¡Darukia! – le gritó al goron, y este volteo lentamente

-Tardaste mucho en saludar- dijo de con una sonrisa irónica en su rostro de piedra, a Link le estremeció el parentesco de los nombres, Darunia y Darukia... debía ser algo común entre Gorons tener nombres así.

Link se sentó con ellos, y para su propia sorpresa, se sintió ameno en la conversación ya que los tres habían hecho largas rutas por el continente, y a Link le fascinaba saber que había mas allá del mar, según el cuento, Darukia trabajo como tripulante en navío tres puños de Dio.

-Recorrimos todas las costas del oriente, y tuvimos desgracias en occidente- decía Darukia embriagado por los tragos, Dio estaba al toque de estar casi embriagado por la bebida, pero Link, no estaba en muy buenas condiciones, había empezado a tomar de aquel licor desconocido y apenas dos sorbos lo habían asesinado figurativamente. Darukia y Dio se rieron del pobre joven, quien no soportó el impacto etílico a su cuerpo.

La noche paso, y después de recuperar su noción con un estofado de conejo, los temas dejaron de ser una habladuría de pasa palos, para convertirse en temas de alto interés.

-Heiwa…- Dijo dio –Es un pueblo vacío, y dominado cruelmente-

-¿Dominado?- Preguntó Link

-¡Si MALDITA SEA!- Dijo el Goron, quien ya estaba en el colmo de su ebriedad - Dominado por unos parásitos asquerosos, burgueses, llenos de plata hasta en el…-

-Calma hermano- dijo Dio – El no sabe la historia-

-¡Sí!- respondió Darukia con una dicción borracha, y de pronto se fue de cara contra su vacío plato de estofado… quedo dormido

-Pobre- Dijo Dio – Se nota que tenía tiempo sin beber-

-Imagino- Dijo Link - ¿Seguías diciendo?-

-Hace muchos años esto solían ser tierras del Hyrule-

-¿Sí?- Dijo Link emocionado –Es decir que esto debe hacer frontera con el Hyrule, en otros términos, no estamos muy lejos-

-la verdad- dijo Dio abriendo sus pequeños ojos y estirando las facciones de su rechoncha cara, como si le diera fastidio explicar – Es que no… mira… antes de su Majestad Daphnes, estas tierras eran la colonia de Surom Hyrule, abuelo de Daphnes, quien era un gran rey, algo déspota. Perola verdad con Surom, en esas épocas, que solo mi abuelo, quien en paz descanse podría contarnos bien, no se pasaba hambre, era un régimen de tipo expansionista… verás, su majestad Surom era avaro… pero eso no es el tema.

»Cuando Daphnes el Malo, como le decían, tomó el trono, abandono muchas tierras, era un ladrón, un engendro malcriado de la familia Hyrule, y quizá el único que hizo que esta monarquía tan pura… fue en esa época incluso cuando el reino se arruinó por las primeras guerras interraciales, Zoras, Gorons y Hylians, los Gerudos permanecieron aparte… en fin… eso hizo que la familia de burgueses que tenia encargada esta pequeña colonia la comprara, nos vendieron a todos, con casas, nombres y nacionalidades, y se formo esta aldea de nadie, el cobarde de Daphnes el Malo… quizá es fue buena idea por un tiempo, ya que las guerras se hicieron en el Hyrule, ocasionando que miles de civiles Hylians de aquellas tierras se vinieran para acá, esto creció, y actualmente es una cuidad enorme, aunque jamás dejará de ser aldea, pues la ignorancia se da mucho por dentro de estas murallas, esta familia, los Fomb, se han vuelto, arrogantes y dominantes… cerraron las escuelitas, los negocios son de ellos… todo…

Hubo un silencio, que pareció casi permanente, la historia había dejado impactado a Link

-Sabes, de pequeño, cuando estos sangre azul, tomaron mi ciudad natal, me dejaron sin trabajo, me dedique a ser marino mercante en otras costas, y durante muchos siglos, mientras hacia travesías de comercio… soñaba con darle a esta aldea algo de libertad… este sitio es el único lugar con vida…..esta escondido de los nobles… por eso te traje aquí, la verdad es el único sitio donde puedes gastar para la gente y no para los nobles…-

-todo esto que ves aquí- Link miro a su alrededor, y a la gente que en un principio vio lúgubre, en ese entonces se percato, que la gente de ahí, tenia en cierto modo, a pesar de su aspecto rudo, un aire de humanidad y comprensión, que no tenían los avaros negocios afuera –lo forje yo junto al Lobo y Darukia… esto…-

De pronto alguien mas ingresó en la mesa de Link y Dio, de manera rápida.

-Dio- dijo una voz melodiosa y cansada, sonaba algo desesperada –hasta que en fin te encontré- era un Zora, pero tenia un aspecto muy extraño, sus manchas no eran azules si no marrones, y tenia una cabeza de la cual no bajaba la esbelta aleta que link veía en los demás Zoras, si no como una especie de tentáculos, que el mismo se los agarraba con una cola, le llegaban hasta su espalda.

-Diosas mías, Turom, desapareces por cuatro meses- dijo Dio alterado, y algo desconcertado de aquel personaje apareciera…el tono nostálgico cambió a un tono serio y preocupado -y ahora apareces para darme malas noticias-

-¿Cómo…?-

-Te conozco… ahora habla-

-Bueno- dijo la voz, aun mas desesperada, y hablando mientras parecía que se mordía su propia lengua de lo rápido que conjugaba palabras - Es que verás, mira, verás… en las costas del Hyrule…. Han sido atacados, y hecho prisioneros, nuestros marinos, les han robado todo, son unas bestias extrañas…. Nada que hayamos visto antes… son…son…

-Suficiente- Dijo dio y se paró de la mesa, al hacerlo, su enorme panza la golpeo, haciendo que se agitara un poco – Bueno niño, no sé como decirte esto… tendrás que quedarte solo, hablaré con lobo para que te aparte una habitación...-

-No- dijo decididamente y se paró –iré con ustedes… es el Hyrule...- frunció el ceño – y hay unas bestias atacando…. Nada de eso puede ser normal…-

-¡NO!- Respondió Dio hostilmente - ¿Qué podrías saber tu de cómo defenderte en batalla, eres solo un peregrino-

Link no sabia que decir, obviamente si sabia, -Soy el Héroe del tiempo- pero no sabia si realmente confiar en Dio de esa manera, o si al menos dio le creería, Link dijo en un tono golpeado, viendo directamente a Dio

-Por favor-

El silencio los arrolló, y la incomodidad también…

-¿Sabes manejar algún arma?-

-Espada-

-¿Oh si?-

-Sí-

-Pues será suficiente, tendrás que ayudar en algo, pero no me hago responsable por tu seguridad….-

-Hazte responsable por la de el Hyrule… me importa mucho mas-

-De acuerdo-

Parecía un duelo de argumentos, hasta que:

-¡OIGAN!- dijo Turom – Se hace tarde, nos espera unos tres puños en el puerto-

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