Llegaba a mi habitación, el cuerpo me pesaba demasiado por todo el día de trabajo, desde en la mañana hasta la tarde estuve grabando en Box-R adelantando mis escenas pues en unos días Setsu iba a consumir todo mi tiempo, saliendo fui a realizar mi trabajo en TMB de Bo. Justo cuando llegué al Daruma ya pensé que podría tirarme en la cama y dormir pero no fue así, el jefe y Okami-san estaban atareados por ello me cambié y comencé a atender a los clientes después de todo me dejan vivir aquí, es lo menos que puedo hacer.
Ahora subo a mi cuarto y por más que deseara acostarme tengo que tomar un baño antes, y por si fuera poco hay algo que ocupa mas mi mente justo ahora, él. No sé como llegué hasta este punto, siempre creí que era lo bastante fuerte y centrada como para poder mantenerme cerca del asesino de co-protagonistas y no caer ante sus encantos. Ilusa.
Yo juraba y perjuraba que aquella caja donde se encuentra mi herido corazón estaba tan bien cerrada, tan segura que nada ni nadie la abriría así pasaran mil años, ingenua, confié demasiado, lo subestime. Y ahora heme aquí, tratando de volver a cerrar esos candados muy oxidados ya.
Fue el catorce de febrero cuando él y sus instintos de playboy me hicieron darme cuenta de lo difícil de mi situación, las alarmas empezaron a sonar anunciando la catástrofe y me sentí a tiempo para rebobinar. Con el pensamiento de que algo de distancia podría detener el creciente sentimiento en mí, cerré los candados y sin ningún problema él los volvió a abrir, tan fácil, recordé lo que yo había dicho alguna vez con el disfraz de pollo, sí, esas eran las semillas del amor.
Pero me niego a que madure, seguiré encubriendo esto dentro de mi por ahora, seguiré llamándolo respeto, admiración de una simple kohai a su senpai, lo encubriré hasta entonces, hasta que sea tanto que desborde todo dentro de mi misma.
Tengo miedo, él ya casi ha rozado mi corazón y duele aun, las heridas no han cerrado, y estoy completamente convencida de que si se vuelve a quebrar será irreparable. Con Shotaro siempre tuve la esperanza de que algún día llegara, me abrazara y pidiera que estuviese con él por la eternidad. ¡Estúpida! No quiero volver a ser esa mujer de antes y si dejo que esto crezca, llenándome de esperanza y expectativas no solo volveré a ser la de antes, si no que seré aun más una tonta que solo piensa en el amor. En todo caso es ilógico siquiera imaginarlo, Tsuruga-san no esta ni cerca de mis posibilidades, es remoto e imposible siquiera pensarlo, por ello sé que el rechazo inminente será aún más doloroso, más profundo y por tanto más peligroso.
-¿Semillas del amor eh? – Dije para mi misma mientras el agua helada corre por mi piel, mi cuerpo se siente pesado.
No quiero que nadie toque mi corazón, no puedo permitirlo, que sea pisoteado una vez mas, lo he intentado, evitando a toda costa escuchar sus amables palabras, ver sus auténticas sonrisas, la felicidad innegable cuando él me felicita por lo más mínimo, sí que trabajo duro para pensar en algo diferente pero en cuanto lo noto mis ojos ya lo siguen más a él que a nadie más, defenderlo ante cualquiera en el momento que sea…
-Y sigo diciendo que es admiración– Sonreí con amargura.
No quiero perder, no pienso perder ante estos sentimientos, por mas que me duela ¡tengo que conseguir alejarme de él!. Aunque afecte cada átomo de mi ser, aunque haga que me cueste respirar y me quite el aliento, aunque un solo roce me provoque una descarga eléctrica por todo el cuerpo. Cerraré por tercera vez la caja mientras la guardo entre lo mas profundo de mis entrañas para que ya nadie se pueda acercar y puede que sea mucho demasiado tarde para esto pero antes muerta a dejar que florezca estos sentimientos que una vez creí jamás volvería a tener.
