Disclamer: Victorious y sus personajes no me pertenecen.
Canción: Bird Song
Banda/Cantante: Florence + The Machine
Personaje: Jade
¡Desperté, lo juro!
Fue la peor noche que he tenido en la vida. No, no… lejos de la peor, pero lejos para abajo. He caído tan profundo que creo que hasta siento el calor del maldito infierno.
Dios, si este va a ser el punto más alto de mi existencia, que alguien me mate ya.
Esto, definitivamente, no es lo que tenía en mente cuando me gradué de la secundaria. Tenía mi futuro planificado, altas aspiraciones y la idea de que mi talento se reflejaría fácilmente y conseguiría mil oportunidades.
'Esto'… Esto no es lo que pensé que estaría haciendo a mis veintisiete años.
No puedo creer, además, que sea la única de todo el grupo que no pudo entrar en el mundo del espectáculo. La que sigue trabajando de mesera porque papi le dijo que si no seguía una carrera con futuro tendría que valerme por mi misma y casi diez años después… aquí sigo.
La maldita carrera con futuro… la puta vida.
He trabajado en varios comerciales de televisión, he salido de extra en varias películas pero de eso no he pasado y estoy harta de guardar cada centavo que se me cruza par poder subsistir.
Voy a una audición por lo menos cada semana. Comparto las largas filas con adolescentes sin personalidad, con las que no han sido vistas nunca, con las que parecen haberse caído de cara contra el piso en el camino a sus vidas.
Lo siento, pero es agotador perder oportunidades de trabajo con el escuadrón de Betty las Feas de siempre.
Entro a cada uno de esos cuartos de prueba con mi mejor cara, una saludo cordial que no le daría ni mi abuela, recito algunas líneas y luego espero a que me digan que lo hice excelente, pero no soy lo que están buscando.
«Eres demasiado bonita, el papel requiere alguien más natural» o «el chico que elegimos para el papel principal no contrasta bien contigo, eres demasiado imponente para él».
¿Y qué quieren que haga?
¿Qué me deje de maquillar para parecer una niña corriente y estúpida?
No funcionará, ya lo intenté.
Siempre es algo, mi talento está ahí, pero mis oportunidades se desvanecen por mis atributos físicos. ¿Quién diría que ser bonita, de ojos azules y piel de porcelana, con buena figura y un par de senos naturales bien puestos iba a ser un problema para una actriz en Hollywood? ¡En Hollywood!
Pero así es, mi maldito destino no se hizo para que siguiera esta carrera. Me hubiese ido mejor de abogada del diablo que de actriz.
La maldita carrera con futuro.
Y eso es lo que me trajo hasta aquí, a este maldito basurero con esta caja de cartón.
No piensen mal, no vivo aquí. Vine a botar algo, a deshacerme de mi culpa, a tratar de limpiar mis manos y quitarme el escalofrío que traía atorado en el pecho, ese que no me deja ya ni dormir.
Todo empezó así.
Hace una semana asistí a una fiesta elegante de uno de los estudios más importantes del momento.
No, no fui invitada, repartía bocaditos, aunque no lo crean. Jade West mesera extraordinaire, de punto en blanco, siempre lista para el desafío de llevar una bandeja de un extremo a otro del salón, intentando no hacer ningún comentario ante las conversaciones que lograba escuchar.
Muchas veces veo a gente conocida, pero se sorprenderían de saber cuantas veces, personas que decían llamarse amigos míos, me han cortado la cara con la indiferencia. Al parecer nadie quiere dejar saber que tuvieron algo que ver con la que ahora les sirve mientras ellos gozan de su estatus quo. Grupo de hipócritas, eso es lo que son, nada más.
Hasta Robbie, ahora es un famoso comediante que heredó el puesto de Adam Sandler y hace película tras película rompiendo todos los records de taquilla… ¡Robbie! ¡Robbie Shapiro!
Es tan humillante.
Cat y Andre se hicieron pareja, la más poderosa cantante de R&B y el mejor productor musical que se ha visto en años. Viajan a todo el mundo y de vez en cuando mandan alguna postal, bueno en realidad Cat es la que lo hace o lo hacía, la última fue hace más de un año y ya en ese entonces no hablábamos mucho.
Tori y Beck. Esos dos… me dan asco.
A Beck, mi adorado ex, se le subió la fama por el c… y su manager le recomendó que terminara conmigo porque no sería tan codiciable conmigo a su lado. Tenía dos películas en su repertorio cuando decidió darme el vire y dejarme en la calle.
Tori en cambio se dedicó a las series de televisión y ahora además de ser una de las actrices mejor pagadas en el medio, produce y dirige el mismo show que ha estado en el aire por más de siete años. Pero de la latina que siempre quiso ser mi amiga, no queda ni la sombra.
Así que ahí estaba yo, en aquella fiesta, entrando a la cocina nuevamente para retirar una bandeja más, tal vez la última de la noche y al salir escucho una voz aguda y ronca. Un hombre rubio de cabello rizado, alto y delgado; se me acercó por la espalda y me llamó por mi nombre como si me conociera de años, hasta con nostalgia.
Sinjin Van Cleef, dueño de uno de los más cotizados estudios de escenografía del país; mi ex compañero de escuela, nunca mi amigo, pero un viejo conocido.
Se acercó a saludarme sin mirar a los lados, estiro sus brazos y me atrapó en menos de lo que pude reaccionar. Debo decir que se ha puesto más corpulento, tiene un mejor peinado y olía muy bien. Definitivamente mejoró con el éxito.
Se alegró mucho de verme y yo, de que un alguien que conocía me hablara, aunque sea él. Conversamos un momento, pero al ver a mi jefe rondando por todo el lugar, decidió invitarme a un café después del evento. Yo acepté sin pensarlo siquiera, necesitaba algo, a alguien con quien compartir un momento, un recuerdo, ¡qué se yo!
La noche se extendió hasta la madrugada, el café se tornó en la conversación más amena e interesante que había tenido en años. Realmente me pregunto si Sinjin siempre fue así de interesante, si tenía una mente tan creativa en ese entonces, si sostenía sus ideales con tanto afán, que jamás perdió el camino hasta alcanzarlos.
Se casó, tuvo un hijo y se divorció. Casi no lo ve, no porque no quiera hacerlo, sino porque la madre se lo llevó al otro lado del país.
Ya no frecuenta a Burf, dijo que perdieron el contacto hace años y que muchas de las veces que tuvo que tratar con Robbie, quiso darse un tiro en la sien por ver al chico promedio ser tan déspota y prepotente. De los demás no ha escuchado nada, igual que yo.
Intercambiamos números y me dio un aventón hasta este hermoso y lujoso departamento. Por lo menos puedo decir que lo tengo decentemente decorado y limpio, así que no me dio vergüenza dejarlo pasar.
Sinjin decidió pedir sushi a domicilio, además de una botella de vino para continuar la plática. Debo decir que hasta ese momento, fue lo mejor que me pudo pasar en el año.
Extrañaba tanto lo que era tener verdaderos amigos, reír, recordar.
Dos horas después el efecto del alcohol tuvo sus consecuencias. Solo bastó con tener un momento de cercanía física para que ambos, y sí, ambos busquemos un beso.
Fue el principio del fin.
No me tomó nada colocarme a horcajadas sobre él en el sillón y dejar que me quite la blusa. Tampoco demoré en sacarle la camisa y descubrir que, aunque permanecía delgado, tenía el pecho y estómago delineados, unos brazos bien formados con los que pronto me tomó de la cola para cambiar de posición.
Ahora era yo la que estaba bajo su merced y cedí, me dejé llevar.
Pronto el sillón no bastó y me levanté para dirigirlo a la cama. Lo tomé de la mano y lo jalé, en un segundo él me había rodeado con sus brazos y besaba mi cuello sin tapujos. Definitivamente sabía lo que hacía y yo lo estaba disfrutando cada minuto.
¿Quién diablos habría anticipado esto? Jade West teniendo sexo con Sinjin Van Cleef.
Jamás pensé que disfrutaría de él de esta forma, que gozaría cada segundo que sus labios pasaron por mi piel y mucho más al descubrir que sus grandes manos eran tan suaves que sentía derretirme con su agarre.
Bajó por mis muslos literalmente comiéndolos a besos hasta llegar a mi centro y hacer de mi, la mujer más pasiva del mundo. ¡Dios!, no había tenido un amante tan diestro en años, que supiera cuando calentarme y cuando seguir, cuando detenerse para provocarme más deseo y cuando satisfacerlo. Leía mi cuerpo y mi mente con tan solo escuchar mi voz.
Me dejé, sí… me dejé de Sinjin, que hiciera lo que quisiera conmigo y, por un par de horas, me tuvo, me hizo y me deshizo. Porque si hay algo que acreditarle al hombre, es que nunca perdió la energía, que tenía todas las ganas del mundo de estar conmigo y me hacía ansiar más y más, que él me toque, que me tenga, que me lleve y me traiga de lado a lado de la cama y que haga la madera del respaldar golpear la pared con la suficiente fuerza como para molestar a mis vecinos. Por lo menos ya no creerían que soy la frígida mujer de veintisiete años que vive de amargada.
Al terminar, él me preguntó si le molestaba que se quedara hasta el amanecer, faltaba apenas un par de horas, así que le dije que lo hiciera. Había disfrutado la noche y ¿por qué no?
Sin embargo en la mañana cuando desperté, ya se había ido, dejando una nota encima de la almohada.
«Fuiste el sueño que más he deseado y lo mejor que me pasó en la vida.
»Llámame cuando necesites una mano en alguna audición.
»Sinjin».
No era una nota despectiva, mucho menos sugerente, por lo menos había dejado una, no como otros con los que sí me acosté por puro interés. Pero definitivamente me hizo sentir como una estúpida ofrecida y desesperada. La que se tiró al chico que la persiguió durante toda la secundaria, porque ahora es una fracasada y necesita ayuda y favores.
Lo odié, definitivamente lo lamenté.
Poco después estaba preparándome el desayuno —una taza de agua con una cucharadita de café, sin azúcar porque ya no tenía— y al voltear para sentarme en el sillón a leer otro script para una nueva audición, vi a un hermoso pájaro negro con un pico color naranja. Nunca había visto a uno así.
Su canto era muy peculiar. Tenía un tono muy bien cuidado, armónico y estilizado. Jamás me habría imaginado que esa melodía tan plácida podía salir de ese pequeño animal.
Estaba posado en el marco de mi ventana, arreglando el nido que había formado en el pequeño balcón. No le presté mucha atención, no era el primer visitante que tenía en ese departamento, ya antes me había hecho muy amiga de un gato negro de ojos verdes que, al salir a buscar compañía, encontró su muerte en media calle…, lamentable, pero que se le puede hacer. Así es la vida.
Me acerqué para abrir la ventana de par en par y dejar que el departamento se ventile; el olor a cigarrillo a veces se concentraba demasiado.
Como era de esperarse el cántico subió de volumen, todavía no llegaba a desagradarme, así que lo dejé en paz.
No fue hasta que fui a darme una rápida ducha que empecé a preocuparme, y es que de repente empecé a escuchar unas sonoras y claras voces que relataban lo que había pasado la noche anterior.
—¡Te acostaste con el flaco… y lo disfrutaste! —Se oía desde el otro lado del cuarto, alto, cada vez más y yo no podía cubrirme más rápido con la toalla para salir a buscar quién esparcía esa verdad, por todo el barrio, porque juro que esa voz se escuchaba, por lo menos, en los apartamentos contiguos.
—¿Qué crees que estás haciendo?
—¡Te acostaste con el flaco! ¡Te acostaste con el flaco!
—Oh, lindo pajarito, ¡ven aquí! —le dije haciendo un gesto con mi mano y el me miró con gusto ladeando su cabeza.
Finalmente entró a la sala y empezó a saltar por ahí mientras yo cerraba la ventana para amortiguar el ruido.
Al ver mi acción le brillaron los ojos y yo sentí que me estaba retando. Se acercó, salto a salto, con su pico naranja y empezó a cantar nuevamente.
—¡Te acostaste con el flaco! ¡Te acostaste con el flaco! ¡Estuvo bueno el flaco!
—¡Cállate! —le grité amenazándolo con la toalla que ya no cubría más mi cuerpo—. ¡Basta!
Pero su cántico no paró, cada vez era más alto lo juro, hacía eco con las paredes y empezó a lastimarme los oídos.
Así que tomé lo primero que encontré a la mano. Una caja de cartón vacía en la que había traído algunas prendas que compré en la tienda de segunda mano. Lo perseguí hasta que pude cubrirlo con ella y para que no escape puse mi pie encima. ¡Pero el maldito pájaro no se callaba, no dejaba de cantar y cantar!
Levanté la caja con cuidado y antes de que escape lo tomé por el pescuezo y le dije:
—¡Esa es la última canción que cantarás en la vida! —grité por encima de todo el alboroto que ese animal seguía haciendo y en un acto de desesperación le rompí el cuello y le enseñé una lección que no olvidaría jamás.
Sentí un alivio profundo, silencio, eso era lo que necesitaba, silencio.
Esa noche fui a dormir, había colocado al pájaro nuevamente en la caja de cartón y lo tenía afuera en el balcón para llevarlo al otro día al basurero a la vuelta de la esquina y tirarlo ahí.
Pero de repente en mis sueños, sucedió la cosa más terrorífica del mundo.
Estaba ahí, parada en el balcón de mi departamento, con frío y tratando de entrar de alguna manera. Cuando fijé mi vista adentro pude verme a mi misma a horcajadas de Sinjin, besándolo como si fuese el hombre más apetecible del mundo, como si acostarme con él fuese un premio y vi claramente como lo dirigí hasta mi alcoba y como las sobras iban y venían con figuras que coordinaban perfecto con mis gemidos y jadeos. Era testigo de mi propia experiencia, era una víctima de mi estupidez.
Al amanecer todo había terminado y vi como él se iba de mi casa con una cara de satisfacción única y, regresando a verme, me sopló un beso volado mientras yo dormía. No pude hacer más que sentir un poco de asco de todo lo que había presenciado y comencé a protestar en voz alta toda mi frustración.
Me vi entonces salir de la alcoba, hacerme un café y de repente me estaba mirando a mi misma completamente extrañada.
¿Podía verme? ¿Me reconocía?
Abrí la ventana y me invité a pasar, así que lo hice, pero cuando quise preguntarme de que se trataba todo esto no pude escuchar mi voz. Quise tocarme la garganta como instinto de mi afonía y no pude doblar mis brazos. La desesperación empezó a invadirme y comencé a acercarme a mi misma pidiendo rogando por ayuda, pero no podía hablar, no podía gritar, solo escuchaba ese cántico insoportable de ese odioso pájaro, lo escuchaba cada vez más alto y más alto, retumbando por todo el lugar.
Agité mis brazos por todos lados, abría la boca pero nada, no lograba exclamar una sola palabra, hasta que sentí una presión encima y todo se volvió negro. Pensé que había muerto, lo que solo hizo que mi desesperación creciera e intentara gritar aún más.
En un segundo vi la luz nuevamente y pensé que estaba cruzando el portal hacia el cielo, cuando me vi enfrentada a mi misma y me escuché decirme:
—¡Esa es la última canción que cantarás en la vida!
Abrí los ojos y un flash vino a mi, regresé a ver a mis brazos a mi cuerpo y yo… ¡yo era ese pájaro! ¡La canción insoportable salía de mi boca!
¡Era yo, ese pájaro era yo!
No tuve ni un instante para intentar detener a la Jade que tenía en frente, en un momento sentí como mi cuello se rompía y abrí los ojos dando un salto afuera de mi cama.
La pesadilla se había terminado, me había matado a mi misma en un sueño, me había convertido en ese pájaro que me había encontrado en la mañana y había sufrido su misma suerte bajo mis propias manos.
Nunca había tenido un sueño así. Nunca me había sentido tan impotente, tan indefensa, tan desprotegida.
¡En que diablos se había convertido mi existencia!
Soy un completo fracaso, no vivo mi vida, paso por ella; tanto así, que una noche con un miserable compañero de colegio (uno que jamás hubiera deseado que me ponga un dedo encima), había sido lo más emocionante que me había pasado en meses.
Tengo veintisiete años y esto, definitivamente no es lo que yo esperaba o quería de mi prometedor futuro.
Tal vez debí escuchar a papá y estudiar la carera con futuro. Tal vez no debí ser tan soberbia en la escuela y creer que porque yo era bonita y mi novio también, terminaríamos juntos o que los amigos del colegio serían fieles a ese sentimiento que nos unía en ese entonces.
Tal vez esta no haya sido la peor pesadilla que haya tenido, quizáz… la vivo cada día.
¡Desperté, lo juro!
Aunque, cada vez, esté más convencida de que todo esto es un mal sueño, el peor.
Nota de autor:
Hola a todos.
Este es apenas el primer capítulo de este fic en el cual publicaré varios oneshots, todos con la temática de los sueños.
El reto es escoger una canción para cada personaje principal de Victorious y adaptarla de tal manera que su letra esté muy apegada a la vivencia y los sentimientos de cada uno. Pero esto no es un songfic, no.
Intentaré no divagar mucho fuera del tema principal de la canción, pero a su vez, crearé un pequeño mundo al rededor del mismo, de esta manera la letra de la canción es parte del fic. ¿Me hago entender?
Espero que les haya gustado y me dejen sus comentarios y o caritas felices o tristes por ahí. Su apoyo es importantísimo, y si quieren sugerir ideas o canciones (fuera de las 6 que ya tengo planeadas), son bienvenidas.
Si me gustan sus sugerencias podría hacerlas oneshot en un futuro.
Suerte a todos y buenas noches.
