Nota del autor:
(el autor recibe en traje de gala el ramo de flores, mientras el publico ovaciona su trabajo. Se conmueve, intenta no llorar pero le ganan las emociones. Se acerca entonces al estrado, con las flores aun en sus manos, aclara su voz y empieza a dar su anuncio especial):
¿Les ha gustado "La Gran boda" y "La Gran Boda 2"?, pues prepárense, que apenas acaba de empezar lo mejor.
Esta nueva historia surge a partir de las historias individuales de cada una de las parejas que se han citado en ambas historias de la Saga. Fabriccio, Renato, Greta, Klaus, Fernando, Gabriel, Miguel, Albert, Eloise, Enrique, Juan Pablo, José Francisco, Dashtan, Deyanira, Pedro, Alois, Francis, Alfred, Arthur… todos y cada uno de ellos tienen infinitas historias que contar.
Los lectores que ya hayan entendido el concepto, sabrán que cada pareja tiene una especie de "viñeta" o historia corta en cada uno de los epílogos de ambas historias, que por lo general dan una suerte de conclusión a sus devenires e insucesos. Bien, "Como la Vida misma" buscará entonces horadar estos resquicios, extender un poco estos epílogos que tanto conocen bien, y quizás tal vez, traerles nuevas historias, nuevos encuentros, nuevos desencuentros, nuevas peleas, nuevos amores, nuevos desamores... un sinfín de posibilidades.
No habrán matrimonios en esta ocasión: verán entonces a los itálicos (Lovino, Feliciano, Gabriel, Renato, Fabriccio y Benny), los germánicos (Gilbert, Ludwig, Klaus, Bastian, Alphonse, Greta, Hans y Gunther), los británicos (Andrew, Arthur, Patrick, Seann, Liam y Claire) y obviamente los ibéricos (Fernando, Paulo, Antonio, Esteban, Patxi, Mauricio, Jordi, Rocío, Deyanira y Nadia) en situaciones totalmente nuevas y radicalmente distintas. Nuevos personajes, nuevos escenarios, todo cambiará en "como la vida misma". Nada será igual después de esta historia, en la cual habrá mucha tela que cortar.
Por un principio básico de respeto, no acepto flames, criticas incoherentes y destructivas, o simplemente un sartal de tonterías sin ningún objetivo. Intentaré conservar la esencia original de la saga, agregado también a algunas innovaciones que irán conociendo a medida que se desarrolla la historia. Si no es de tu gusto, no leas. Si te gusta, pero no entiendes, debes leer "la gran boda" y "la gran boda 2" completas ambas, por el sencillo hecho de que la lectura "a saltos" dificulta la comprensión de la trama. Toda observación (claro está con fundamento) será bien recibida. Y de una vez lo digo, no habrá US/UK. (Los autores que conocen mi trabajo saben la aversión que le tengo a la pareja).
Habrá romance, comedia, acción, embarazos (tanto normales como M-PREG), drama, mucho pero mucho lemon y un tantico de suspenso.
No siendo más, empieza entonces este nuevo camino que inicio, y que espero sea un disfrute para ustedes.
Disclaimer: Hetalia es de Himaruya, la trama es mía (y algunos personajes OC), blablablá, bah!, solo lean.
Capítulo 1: recordando aquel asado en el jardín.
Habían pasado ya dos años desde aquella ultima vez en la que ambas familias se encontraron. Todos en fin de cuentas, habían hecho sus correspondientes vidas. Algunos eran felices y dichosos, algunos no tanto, pero al fin y al cabo todos habían tomado caminos separados después de lo que había sucedido dos años atrás en el jardín de aquella casa en Berlín. La casa de Alemania, en la que residió gran parte de su vida de soltero hasta que decidió cedérsela a sus hermanos Prusia y Sajonia, los cuales vivían juntos, junto con el compañero sentimental de este, Catalunya.
Eran entonces las 9:00 de la mañana de aquel claro día. Y sin embargo, pareciera que todo volviera al inicio, a aquel día de asado en el que Ludwig valientemente pidió a Feliciano unir su vida con el, para siempre y de una vez por todas. La argolla matrimonial ya no le escocía como antes, ya se había acostumbrado a la leve molestia que implicaba usarla, y por nada del mundo se atrevía a retirarla de su anular.
Y sin embargo, reflexionaba en los largos y felices dos años que habían pasado, todas aquellas cosas que habían vivido, y que irremediablemente los habían unido para toda su eterna vida.
El claro firmamento berlinés era una extraña concesión a aquella celebración de sus bodas de latón. 2 años que habían pasado volando, tan rápidos y fugaces que nadie se había dado cuenta. Muchas cosas habían sucedido durante esos dos años: peleas, amores, desamores, compromisos, matrimonios, en fin.
Ludwig reflexionaba entonces mientras asaba dos lonjas de carne en el asador. Usaba una sencilla camisa negra sin mangas, pantalones cortos hasta la rodilla, y una gorra vieja y descolorida para el calor. El día era de por si sofocante, aquel abril cálido y veraniego que en cierta forma tenia un ambiente festivo y reconfortante.
—West, ¿no quieres una cerveza? —le ofreció Klaus mientras sacaba de la hielera una botella.
—está bien Klaus, pero solo una.
Tomó entonces la botella que le había ofrecido su hermano mayor.
—hace ya mucho que no hacías un asado como este, necesitabas desestresarte un poco.
—tenia que aprovechar este espacio, bruder, casi que no lo consigo, después de la marea de trabajo que me tocó hacer.
La eurocrisis se agudizaba cada vez más, y cada vez parecía más imparable. Ludwig hacía lo que podía para cumplir diligentemente con su trabajo como la nación que era, pero era difícil ser esposo y estado a la vez. Y su pareja se preocupaba por el deterioro con el que llegaba cada santo día a la casa. Aunque a fin de cuentas Feli también tenía trabajo por hacer, en medio de la debacle en la que se cernía en ese momento.
—¿Y como vas con Jordi?
—con el… bueno, no puedo decirte que todo es un dulce mar de rosas, pero ahí vamos. —le respondió el sajón de larga cabellera.
Klaus había cambiado un poco durante esos dos años. Los días en los que Sajonia siempre permanecía melancólico y sombrío eran cosa del pasado. Ahora se sentía en paz consigo y con los demás. La relación con Arthur era sin embargo, un tanto más llevadera gracias al catalán (debido a la cercanía de Jordi a este primero), al menos aquellos anteriores reproches por Dresde y aquella enorme tragedia que lo marcaron de por vida no salían a flote de forma tan constante. Era como tener a otro. Era feliz, sonreía de forma radiante, reía con mas soltura, dejando un poco la extrema parquedad que lo invadía. Que mas daba, el destino lo había unido al catalán, con el cual había al menos conseguido ser feliz después de tantos años de tristezas y amarguras, de espantosos recuerdos que le invadían.
—dos años West… —resopló Sajonia, el cual usaba una camiseta negra sin mangas y un pantalón sencillo, después de haber bebido un largo trago de cerveza— y quien iba a pensar que al final terminarías casado.
—o que tu terminarías con el hermano de Antonio y serías también cuñado de Lovino y mio. —afirmó el alemán
—o que también Greta terminara con Renato…—dijo el sajón
Se echaron a reír. Sonoras carcajadas se oían de los dos rubios de ojos color celeste. Si, dos años en los que el destino se había interpuesto para bien o para mal en algunas parejas, algunos eran felices, algunos a fin de cuentas no tanto. De los hermanos Bielschmitchd solo Gilbert, Bastian, Alphonse y los gemelos Hans y Gunther eran los únicos, por así decirlo, "solteros y sin compromiso alguno".
Al menos Prusia debería de sentar cabeza, eso que no sabía quienes eran los interesados o interesadas en el arrogante albino de ojos rojizos.
—chicos, ¿de que están hablando? —intervino entonces el maltés de ojos color almíbar y tez morena.
Renato había salido por atrás, sorprendiendo a los dos germanos por la espalda. Lucia en ese momento una playera sin mangas, pantalones pesqueros cortos, y unas sencillas sandalias.
—no estábamos hablando de ti, así que deberías de estar tranquilo.
Tomó entonces una botella de cerveza, mientras los dos germanos seguían atendiendo el asador.
—¿y que ha sido de Fabriccio?, —inquirió el sajón— me extraña que no haya podido venir al asado.
—no pudo porque estaba acompañando a su novia en un compromiso personal.
Se echaba en menos la presencia del chico de cabellos rubios y ojos purpura. Fabriccio, con su eterno mal temperamento y su rara volubilidad, era por así decirlo la "chispa" que sacaba a todos de la sutil monotonía. No podía negar que el tsundere1 de ojos purpura era a veces indispensable cuando de solucionar conflictos se trataba, y era de trato agradable si se lo sabía tratar bien. Y sin embargo, algo de la agriedad del italiano de cabello rubio y ojos purpura se parecía esfumar con la aparición en escena de Ekaterinya.
Siguieron entonces charlando, de forma animada, hasta que terminaron de cocer la carne en la parrilla. Y se dispusieron entonces a servir, más sin embargo algo parece salir mal, cuando ven a Antonio con una patente incomodidad, un mal aspecto y obviamente falto de equilibrio.
—Antonio… si deseas puedes entrar a la casa. —le dijo Klaus con preocupación manifiesta— de verdad te ves mal
—no, no… no me pasa nada.
—en serio idiota —le dijo Lovino preocupado— te veo demasiado mal, lo mejor es que entres.
Se intentó levantar, más sin embargo pierde el equilibrio.
—solo estoy un poco mareado.
Y Antonio no era el único. Cuando ya estaban sentados a la mesa, se notaba en Feliciano una patente incomodidad y malestar. Aunque a pesar de todo, parecía que su sonrisa no se borraba. Y Greta era otra que se veía de mal aspecto, su palidez era tal vez demasiado evidente.
—creo que voy a…
Dicho y hecho, Italia vomitó. Todos se preocuparon, en especial Alemania. Y para más colmo, Westfalia no resiste mas, y se desmaya.
—HAY QUE LLEVARLOS A UN HOSPITAL —ordenó asustado Ludwig, mientras tomaba a su "esposa" en brazos, también desmayado. Malta también hace lo propio con su prometida, mientras que Romano sostiene como puede a España, con ayuda de su hermano mayor.
Salen rápidamente de la casa, toman entonces el auto de Ludwig, e inmediatamente llegan al hospital Clemens Von Gallen, en donde los atiende un medico de cabello color cobrizo y ojos grises. El caos es evidente en la sala de urgencias, más sin embargo el medico es paciente y se dispone a atenderlos.
—Doctor, ayúdenos… —suplicó desesperado el corpulento alemán— no sé que le pasa, está mal.
—tranquilo señor… ya en un momento lo atiendo,
—TIENE QUE SER YA, MALDICIÓN. —espetó iracundo Alemania.
Rápidamente recostaron a Greta y a Feliciano en camillas, mientras que a Antonio le asignan una silla de ruedas.
—quiero que les hagan los exámenes de rigor a los tres, y a la señorita Bielschmitchd quiero que le hagan un examen de embarazo —ordenó entonces el medico.
Un par de horas después…
Ludwig, Klaus, Jordi y los demás estaban en la sala de espera del hospital, expectantes, esperando noticia alguna sobre el estado de salud de los tres convalecientes. Ludwig en especial estaba bastante preocupado, y no cesaba de caminar de un lado para otro, mientras les preguntaba insistentemente a las enfermeras el estado de salud de su esposo y su hermana menor. Renato no podía estar en peor situación, mientras que Gabriel estaba paseando por entre sus manos un rosario, musitando oraciones en latín. Lovino tampoco podía estar más asustado en esos momentos.
Llega entonces el medico, con una sonrisa algo extraña, con los resultados de los exámenes en un sobre. Su bata impoluta, se reflejaba en las frías baldosas del antiséptico hospital.
—señores… no sé como decirles esto, pero en todos mis años de vida profesional no he visto casos similares a los que acabé de ver.
—díganos de una maldita vez que sucede, doctor. —espetó Lovino molesto y azorado
El medico no sabía que decir. Parecía reflejar una extraña reacción de perplejidad y algo de extraña amabilidad.
—bien. Lo primero que tengo que decirles, es que la señorita Greta Bielschmitchd, representación del estado federal de Westfalia está en estado de embarazo.
—¿QUE GRETA QUE?! —exclamaron todos consternados.
—si señores, pero esto no para aquí —les dijo entonces el doctor— he comparado los exámenes de Antonio Fernández Carriedo y Feliciano Vargas con lo de la señorita Bielschmitchd, debido a que los síntomas que manifestaban ellos, eran similares a los de ella.
—dígalo de una vez.
Prosiguió de forma dubitativa.
—este…. —se limpió con un pañuelo el sudor de su frente— notamos en los exámenes de sangre que los niveles de testosterona en los pacientes Vargas y Fernández Carriedo eran demasiado bajos, muy por debajo del limite normal, en contraposición al nivel de estrógenos, el cual estaba extrañamente disparado. Hicimos de nuevo las pruebas, y los resultados sin duda eran los mismos.
—entonces lo que está queriendo decir —afirmó entonces Klaus.
—que los señores Feliciano Vargas y Antonio Fernández Carriedo también están en estado de embarazo.
Después de eso, todos quedaron en shock. Renato no sabía que sentir en ese momento, y su cara denotaba alegría y sorpresa. Lovino, estaba en blanco, mientras que Ludwig no supo como reaccionar. Gabriel simplemente se detuvo, y se persignó consternado.
España y Norte de Italia tendrían al final, los hijos que querían.
1 Se admite por vez primera que la "serenísima república de san marino" es un tsundere a carta cabal.
