Disclaimer: Todos los personajes pertenecen a JK Rowling, los conocidos y desconocidos.

Summary: Huir de casa era la única opción. Sin embargo, no había contemplado las desventajas que una señorita solitaria podía vivir en las calles de Londres. Y las consecuencias ventajosas que tan horrorosa situación podía atraer. RW/SM—AU—

Advertencia: Es una historia situada en la época de la regencia en Inglaterra. No hay magia, asi que no esperen que los personajes saquen una varita y lancen hechizos.


Sentimientos Confusos

Londres, Abril de 1813

Respiro con dificultad por unos segundos.

El camino desde la mansión de su padre hasta el Hide Park era largo y sin duda, se encontraba agotada. Rose se apoyo en uno de los postes del parque, la sensación de ser parte de las mujeres que escapaban de casa, se le antojaba extraño, desconocido. Sin embargo, debía hacerlo. No se trataba de escapar de un lugar lujoso para ir a otro peor. Solo necesitaba con urgencia un lugar donde la Señora Gray no le mandara como a una criada. La mujer se casaría con su padre en poco tiempo, y Rose no estaba dispuesta a obedecerla. Además, la señora no se comportaba con el debido respeto, ciertamente la mujer no había recibido la educación apropiada. Y su padre, era solo un subordinado de su futura esposa. Él solo acataba las decisiones de su querida. Por el contrario, las decisiones de Rose no valían un penique.

—Ey, pequeña. Estas como un delicioso bocadillo…

Rose miro alarmada hacia su derecha. Un hombre desgarbado y sucio se le acercaba con rapidez. Y la miraba lascivamente. Rose retrocedió apresuradamente. Ella daba un paso y el hombro otro. Busco frenéticamente con la mirada a una persona en las inmediaciones del parque, pero sin duda, ese día los hombres respetables se encontraban en el White, y las mujeres, bueno la hora no era adecuada para que las señoritas se movieran por esos lugares. Trago saliva y recordó a su institutriz. Ella le había contado sobre las intenciones de los hombres callejeros. La mayoría buscaba dinero, pero también una entretención y no debía poner su mente a trabajar para saber a qué se refería su antigua mentora. La entretención era la única posesión valiosa con la que contaba en esos momentos.

-Pero no te vayas, chiquilina. No me temas. Yo no te hare daño.

Rose evaluó al hombre. Era delgado y bajo, quizás una patada en la espinilla fuera suficiente para mandarlo a volar. Sin embargo, sus cavilaciones fueron interrumpidas por el peso fuerte de un cuerpo maloliente sobre el suyo. El hombre se encontraba sobre ella y le tocaba sus senos. Rose grito y con sus brazos trato de apartarlo, pero sus acciones eran infructuosas. A pesar de su débil fisionomía, el hombre era más fuerte y Rose se supo perdida. Cerró los ojos y se entrego a la voluntad de Dios…ya casi no sentía nada, solo una débil ventisca que se colaba por sus faldas y…

El indecente hombre ya no le tocaba. En realidad, el hombre ya no se encontraba sobre ella.

Abrió los húmedos ojos y se sonrojo. Unos preocupados ojos grises le observaban frenéticamente. Rose sintió vergüenza y deseo que la tierra la tragase. Era el conde de Tyrone, el hombre más deseable e inalcanzable, y ella se encontraba en una situación espantosa. Un sucio hombre había intentado abusar de ella y el conde la había salvado. Probablemente había oído sus gritos.

— ¿Se encuentra bien, señorita?

El conde parpadeo y movió la cabeza imperceptiblemente.

—Claro que no se encuentra bien. Me comporto como un imbécil.

Rose hizo el amago de contestarle. Sin embargo, el conde prosiguió:

—Ruego me perdone por el lenguaje. Raramente me comporto de esta forma. Solo que no soporto que se aprovechen de una señorita…

Rose advirtió que unas arrugas se formaban en las comisuras de sus labios. Y sus ojos grises se oscurecieron levemente. Sin embargo, los signos de dolor desaparecieron tan rápido que Rose lo asocio a su propia imaginación. Sin duda, su mente aun se encontraba perturbada.

El conde alargo sus brazos y tímidamente poso una mano sobre la cintura de Rose. La otra la puso sobre la cabeza. Rose capto la intención del conde y se sentó en el suelo con la ayuda del hombre.

—Mi lord, gracias por salvarme—le dijo con voz entrecortada. Las palabras se trababan en su garganta. Aun sentía el repugnante olor del abusador en el aire.

—Señorita, estas no son horas para que se mueva por estos lugares—le dijo el hombre con tono acusador.

Rose volteo su cabeza fijando su mirada en un caballo solitario que se hallaba amarrado en un árbol. No podía decirle sus intenciones al conde. Él le mandaría a casa en menos tiempo de lo que demoraba su doncella en ponerle una horquilla. Sin embargo, quizás era lo más apropiado. Era evidente, Rose no poseía la determinación y experiencia para moverse en las solitarias calles de Londres. Pero volver a la mansión de su padre, significaba convertirse en la criada de la señora Gray. ¿Qué más podía hacer? No quería obedecer a su futura madrastra, pero tampoco deseaba casarse. Y sin duda, esa era la única opción de libertad. Aunque era absurdo llamarle libertad, pues solo se hallaría liberada de los mandatos de su padre y madrastra. Pero se sometería a un marido. Era una injusticia, la mujer nunca alcanzaría la libertad máxima, a no ser que fuera una meretriz.

—Lo sé. Fue una estupidez de mi parte salir de casa, Mi lord.

El conde respiro profundamente.

Rose volteo hacia él y le forzó una sonrisa perezosa.

—Me podría decir quién es usted. Su rostro se me hace conocido. Sin embargo, no logro…

—Mi nombre es…

Rose callo. No estaba segura de que contestar. Delatarse significaría su ruina y mentir…también. Cualquiera de sus decisiones no sería la adecuada.

El conde levanto las cejas. Una señal inequívoca de que prosiguiera.

—Mi nombre es Rose Weasley—hizo una pausa corta—Hija del marqués Kellingood—soltó con rapidez.

Era un hecho. Y era mucho mejor decir la verdad que meterse en otro problema. El conde quedo paralizado, luego soltó un bufido y por ultimo inhalo una bocanada de aire. Rose frunció el ceño. ¿Era la posición de los faroles o el conde se hallaba más pálido? Sin embargo, la evaluación del rostro del atractivo conde se vio interrumpido por el sonido de un carruaje cercano. El conde le dio la mano y con ligereza la levanto del suelo. Rose sonrojada por la calidez de la mano del conde se apresuro a soltarle y alisar las arrugas de su vestido. El hombre le dio una palmadita cariñosa en la espala, instandola a alejarse de allí. Sin duda, el conde quería mantener una conversación oculta. Y aquella esquina era muy ventilada, ciertamente cualquiera que pasara por allí los pondría en evidencia. Rose se reprendió a sí misma, era obvio que cualquiera que les viera malinterpretaría la situación y se verían comprometidos. Llego a la conclusión de que su cerebro lo había dejado en la mansión. Desde hacía un buen rato que actuaba con estupidez. Suspiro con pesar y siguió al conde hasta una banca que se encontraba oculta por grandes arbustos. El conde la miro por unos segundos y vacilo por unos instantes.

—Mi lady—le dijo, busco su atención y la miro fijamente—sé que no es apropiado que ande con un hombre soltero en estos lugares. Sin embargo, creo que me debe una explicación. No comprendo como una señorita de buena cuna pasee por Hide Park sin compañía de un mozo, y además a estas horas.

Rose se relamió los labios y sintió que la sangre se agolpaba en su rostro. ¿Cómo le contaría al conde que huía de su casa por una dictadora madrastra? Sin duda, el hombre creería que exageraría. Además, que consideraría una verdadera locura que una señorita escapara de su casa. Suspiro, ninguna persona que no se encontrara en su situación la comprendería.

—Mi lord, no sé cómo explicarme para que usted comprenda mis verdaderas intenciones. Además, estoy segura que reprobara mi accionar.

El conde frunció el ceño, evidentemente confundido. Rose se encogió de hombros y sonrió con amargura.

—Me escape de casa—dijo con simplicidad.

El atractivo rostro del conde se desfiguro. Rose cerro fuertemente los ojos. La indignación del conde era casi palpable.

—Mi lady, temo que no comprendo su accionar—bramo con dureza—Perdóneme usted, pero sí recuerdo bien hace solo unos minutos estuvo a punto de ser…

El conde trago saliva y respiro agitadamente. Parecía completamente enfadado.

Rose se contuvo a contestar. Violada esa era la palabra. Y era una palabra horrible y agradeció que los buenos modales del caballero no permitieran nombrarla frente a una dama. No estaba segura de cómo reaccionaría si la oyera en esos instantes. Miro hacia su héroe; él miraba a todos lados menos hacia ella. Se pregunto porque el conde rehuía su mirada. Quizás temía descargar un golpe en tan idiota mujer. Rose sintió nuevamente vergüenza. Eso era sin duda, una idiota mujer que escapaba de casa sin medir consecuencias.

—Me escape de casa porque mi madrastra es un verdadero monstruo y mi padre, él le obedece cada una de sus peticiones y yo…

—Usted no es capaz de obedecerle. Y no halló nada mejor que huir.

Rose le miro con enfado. El tono del conde era burlón y a la vez brusco. ¿Para que la había rescatado, si luego iba a actuar de esa manera?

—Usted no es el indicado para aconsejarme en las maneras que puedo actuar, mi lord.

—Claro. Sin embargo, yo tuve que golpear a ese asqueroso hombre…

Rose no aguanto la indignación. ¿Qué se creía ese conde?

—Entonces me hubiera dejado ahí con ese abusón—le grito con furia.

El conde la miro sorprendido.

Rose aun roja de molestia, levanto la barbilla con altivez.

Ese hombre muy noble y atractivo podía ser, y ella podía encontrase con el vestido sucio, arrugado y casi abusada, pero la dignidad seguía intacta.

No soportaría que el conde se burlara de ella.


Se que muchas esperan un RW/SM actual. Muchas veces suena mas divertido. Pero denle una oportunidad, mejorara con el pasar del tiempo. :)

Consultas y dudas, me comunican :D