Hubo una ocasión que House había bromeado a sus empleados que Wilson y el eran sus padres diciendo

—cálmense mamá y papá se pelearon pero se reconciliaran—

Sin dudar de sus palabras y sin mediar las consecuencias de ellas. Claro que Wilson le tenía algo bien preparado a su pareja cuando llegara a su departamento esa noche, desde hace cuánto eran parejas se preguntaran, pues desde hace más de 6 meses, cuando Wilson perdió a Amber y House se había decidido por fin de quedarse con Wilson, ignorando todo lo que le decían los demás sobre que debería darle un espacio, un tiempo para procesar todo lo ocurrido.

Pero ninguno de los dos quería esperar más, tenían que admitir que se gustaban, le gustaba estar juntos, hacerse bromas, enojarse, reconciliarse, desde el inicio de esa amistad tan rara que tenían ellos dos, todo era diferente los ojos de ambos brillaban cuando se miraban con una gran confianza y con un cariño, no había duda siempre había amor ahí ninguno se quería abandonar, se protegían siempre, se mentían siempre, pero siempre, siempre había algo que les decía cuando se mentían para luego enojarse y después dejarlo pasar y seguir como si nada, todo, todo los hacia sentir felices, porque entre ellos dos se entendían, se entendían tan bien que no había nadie a su alrededor, absolutamente nadie.

Wilson esperaba como siempre a House en su nuevo departamento con una enorme sorpresa, bueno no una sorpresa muy agradable, se habían peleado nuevamente y esta vez enfrente de los empleados de House y este se le ocurrió hacer una broma, la cual no le agradó mucho a él, se habían comprometido desde que los dos decidieron tomarse las cosas más enserio, que nadie en el trabajo debía saber de ellos dos, no por ahora más adelante tal vez lo harían público, pero ahora le gustaba la idea de que nadie supiera porque eso hacía que cierto hombre de ojos azules se volviera más apasionado en la oficina por las grandes tentaciones.

El castaño menor pensaba las veces que tuvo que echar al mayor de su oficina antes de que se le ocurriera tomarlo en la misma, porque seamos claros House es de esos hombre que si quieren algo lo obtienen, pero siempre le costaba con el menor el ser brusco o el querer forzarlo, esa era su debilidad, su enorme debilidad, pero eso no impedía que al llegar a la casa se comieran a besos e hicieran el amor salvajemente cada noche como si no hubiera fin, como si su vida dependiera de ello, como si todo se tratara de ellos, solo ellos dos , no había nada ni nadie más que ellos dos.

House se había dignado a entrar al departamento que compartía con su mejor amigo ahora amante, lo primero que hiso al entrar fue dirigirse al living para ver si se encontraba al más bajo ahí, pero al no hallarlo se preocupó, se supone que siempre está ahí esperándolo con algo de comer para luego tener su sesión de amor de todas las noches, lo buscaba con la mirada por todos lados y al no verlo ahí boto su bastón con desesperación y entro al cuarto activando una trampa, una enorme red se le vino encima tirándolo al suelo y dejándolo inmóvil, logrando que el mayor estuviera algo confuso por lo sucedido, pero al ver a su pareja caminar hacia el con una sonrisa socarrona, de esas que le hacían sentir que estaba por iniciar un buen juego, solo se rio un poco

—tu venganza por la broma, no es muy buena que digamos—se dignó a decir House quitándose la red de encima siendo ayudado por Wilson quien lo miraba con una sonrisa de oreja a oreja no muy amigable.

—ha esa no era la broma, la broma es que esta noche dormirás en el sillón —termino diciendo Wilson con una sonrisa enorme y dejando ver a un House más que perplejo si no algo molesto, iba a reclamar pero el más bajo ya le había lanzado un maldito cojín en la cara junto con un cobertor y ya se había encerrado en su cuarto, dejando a Gregory molesto.

Tomo el cojín junto con el cobertor, lo acomodo todo en el sillón, espero unos minutos, pasaron 10 minutos, luego 15, 20 y 30 minutos y en definitiva este no podía dormir sin su pareja al lado, le encantaba sentir ese calor que emanaba todas las noches, el calor de confianza, el calor de amor, el calor de entrega, todo ese calor que solo le entregaba James y nadie más, se iba a sentar en el sillón cuando escucho que le sacaban el seguro al cuarto.

Esa era su señal definitiva, el poder entrar al cuarto y tenía que ir ahora o James se podría arrepentir de dejarlo entrar y dejarlo durmiendo toda la noche en el sillón, solo sin poder sentir el cuerpo del más pequeño en sus brazos. Se levantó lo más rápido que pudo y entro al cuarto vio a Wilson de espaldas completamente tapado, se quitó los pantalones y su pollera dejando solo su ropa interior, se metió dentro de la cama y se acercó con cuidado al otro cuerpo para que este no se le ocurriera escapar.

Cuando por fin logro acercarse lo suficiente para abrazarlo por la cintura al más bajo, House comenzó dándole pequeños besos a la nuca de este y luego a su cuello de forma cariñosa no quería hacerlo sentir mal, en verdad lo amaba demasiado, Wilson solo se dio vuelta totalmente resignado para besar a House en los labios y acomodarse entre sus brazos, sintiendo el calor que emanaba de ellos, ese calor que solo se transmitían entre ellos y esta noche, era de esas noche que los dos adoraban, esas noche que no necesitaban tener que hacer el amor, si no el solo sentir ese calor que se daban entre ellos dos, cuando se abrazaban y se besaban, esas noches eran las que ellos dos más amaban en su vida.