Bueno, este es mi primer fic y quiero dedicárselo a mis amigos y por sobretodo a la Javavi quien es mi pupila, una de mis mejores amigas, mi hermana, mi madre. Y que cuenta conmigo siempre...
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PROLOGO
El expreso de Hogwarts estaba lanzando sus volutas de humo y haciendo resonar por los aires el silbido de anuncio de que, tal como era su costumbre y tradición, partiría del anden nueve tres cuartos a las misma hora de todos los años.
Estaban casi todos los compartimientos del tren ocupados por completo salvo unos casi al final de la máquina. Se trataban de las cabinas que por cuarto año consecutivo ocupaban los estudiantes más talentosos y temibles de la escuela. Alumnos de Slytherin. Ellos, caracterizados por su astucia y ganas de conseguir lo que desean, se habían desarrollado más allá de lo que sus profesores y el propio Albus Dumbledore, lograrían imaginar. El único consciente de aquel timo, era su jefe de la casa, Severus Snape.
Severus Snape, profesor de pociones y jefe de la casa de Slytherin, había sido también en su pasado escolar alumno y residente de Hogwarts. Durante toda su vida no cambio demasiado su aspecto físico: un brujo alto, muy delgado, de piel cetrina, dientes amarillentos y nariz torcida. Su cabello, negro al igual que sus ojos, largo y grasiento. Vistió siempre de negro y muchas veces a algunos alumnos de otras casas se le oyó decir que se le parecía a un murciélago. A pesar, de que por tantos años se ha dedicado a dar la asignatura de pociones en las mazmorras, siempre se ha sabido como secreto a voces, que desea con todo su ser dictar Artes contra las magias oscuras.
Aquel año el profesor Severus Snape tuvo un problema con el Ministerio de Magia y debió acudir a Londres a una audiencia en el que seria interrogado por su pasado vínculo… El-que-no-debe-ser-nombrado. Snape, tras días agotadores de inquisición desagradable debió abandonar momentáneamente sus deberes como profesor, por lo que, su salida del Ministerio calzó con la del inicio escolar y se fue con los alumnos en el expreso rojo en dirección a Hogsmeade.
Snape se ubico junto a sus alumnos predilectos de diferentes años, pero la mayoría ese año cursaba el quinto grado. Hablaban animadamente de sus TIMOS (Titulo Indispensable de Magia Ordinaria); de las vacaciones y los diferentes y maravillosos lugares que visitaron con sus familias de "sangre pura".
Uno de aquellos alumnos de quinto año tenía sobre su regazo una caja de madera labrada con símbolos típicos de un hechizo antiguo. Su forma se asimilaba a las casas de los roedores, como los hámsters, pues tenía varios orificios como si dentro llevase una pequeña mascota. Todos los alumnos en el primer año se enteraban de todas las reglas importantes antes de entrar al Gran Salón y ser seleccionados por el legendario Sombrero. Una de las reglas era que podían tener como mascota mágica: una lechuza; una rana o sapo; una rata o un gato. Cualquier otro tipo de mascota, requería de previa autorización paternal y del jefe de la casa, y el director de la escuela.
El joven que llevaba sobre sus piernas la misteriosa caja, le decían Woodies. Su familia, por siglos de excelencia en las artes Oscuras, eran reconocidos magos y brujas de todo el Reino Unido. Lo que significaba que eran sangre pura y se jactaban cada vez que podían de su condición de ser magos solemnes. Corpulento y alto, pero a la vez con sutil garbo; de piel cana y cabellos dorados como el trigo. Miraba fijamente a su jefe de casa como tratando de luchar contra su mente y ocultar, incluso para sí mismo el secreto del contenido de la caja de madera. Fue el mismo profesor Snape, quien rompió con el mutismo de su joven discípulo.
"No puedes seguir luchando, Emerick Aki Wood. ¿Vas a revelar el verdadero contenido de la caja?"
Emerick, a quien le corrían gotas de sudor por la frente y tenia rojizos sus pómulos, cedió ante la pregunta abierta de su superior. El resto de los que estaban en el compartimiento del tren se quedaron mudos y fijaron la vista en la caja de su compañero, y desde ahí a la cara de su profesor.
"Claro, ya no puedo pelear más contra su poder. Pero prefiero que sea a solas, sin nadie más con nosotros."
Dicho esto, Severus Snape solo miró hacia la puerta y salieron todos en silencio, bajó la cortina y murmuro con la varita en la mano un hechizo que protegiera de quién quisiera oír, ver o entrar sin su autorización. Se sentó calmo frente a Emerick, guardó su varita y puso ambas manos sobre sus piernas. Esperando la confesión de este.
Después de varios minutos en que le describió el lugar y fecha en la que se fue de vacaciones con su familia, Emerick, abre la tapa de la misteriosa caja labrada y se la entrega en las manos a Snape. Este la miro con aprehensión, detenimiento y sorpresa. Sabía muy bien quién, cómo y el hechizo utilizado. Dudo unos instantes antes de sacar el contenido, deseaba verlo muy de cerca. Cuando estuvo al fin en sus manos, soltó una carcajada lúgubre que invadió todo el interior del vagón. Emerick le dio un pequeño escalofrío. Dudaba de si seria castigado, premiado o ambas.
Snape volvió a guardar a la pequeña mascota. Y se la pasó a Woodies. Le explicó que sería un grave problema si le llegasen a descubrir con aquella criatura y él se estaba arriesgando también al saber que la poseía. Pero, sabiendo el valor mágico y monetario que le costó le propuso un plan muy sencillo de llevar a cabo. Emerick se sintió confiado y accedió al plan. Snape llamó hasta la cabina a un alumno de Sexto llamado Ludwig Colchester. Tras unos pocos minutos después ya se había llevado a cabo en presencia del alumno de Sexto, el Juramento Inquebrantable.
Unos metros más adelante en una cabina repleta por alumnos de primero una chica pelirroja soñaba con su país, su casa y su familia… pero, mucho más en el mejor amigo de su hermano que por meses ha estado extraviado.
