Harry Potter y el Futuro
CAPÍTULO 1
"Destino Cumplido"
Era la mañana del último día de clases en la escuela, pero por supuesto no era cualquier escuela, se trataba del afamado Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, el único en todo el Reino Unido y uno de los tres más grandes de Europa.
Todos los alumnos estaban en los terrenos de los jardines y a orillas del lago charlando y jugando Quidditch, claramente estaban disfrutando del último día y la deliciosa y clásica prelibertad que solo ofrece ese día.
Podría afirmarse que todo el castillo se encontraba vacío, excepto…
Esa mañana en la torre de la casa Gryffindor, dos alumnos de séptimo año se encontraban durmiendo juntos en el dormitorio de los chicos.
Los rayos del sol comenzaban a trepar por la cama hasta el rostro de un chico de 17 años, iluminando una curiosa cicatriz en forma de rayo en su frente, que lo hizo despertarse al sentir los rayos del astro rey.
Harry Potter, quien no llevaba nada puesto, tomó sus gafas de la mesita de noche y después de ponérselas volteó a mirar a la chica junto a él, aquella chica que lo hacía sentir vivo, que le brindaba alegría y llenaba su vacío y que ere parte de sus sueños y pieza clave en su esperanza. Aquella chica torno a la cual giraba en esos momentos y en muchos otros, toda su existencia. Por quien daría la vida, esa chica, esa mujer, su amor, su gran amor, la observó tiernamente, con el corazón palpitando y sintiendo su alma dentro de la de él. Mientras más la observaba, más se sentía en un paraíso lleno de amor, lleno de calor.
Empezó a acariciar cariñosamente su cabello, pensando en tantas cosas y a la vez en nada, olvidando por regocijantes momentos el dolor que había sufrido por tantos años, y es que había sido tanto el sufrimiento, demasiado, tal vez más del que podría soportar una persona normal en toda su vida, pero en ese instante, ese bello instante, nada de eso importaba, ni siquiera tener esa cicatriz que lo había marcado durante toda su vida condenándolo a un destino, pero ahora, después de haber derrotado al mago tenebroso más poderoso de todos los tiempos, solo serviría para que las demás personas recordaran que el era "el famoso Harry Potter", "el elegido", "el niño que vivió".
Repentinamente, la muchacha acostada a su lado comenzó a despertar iluminada por los rayos del sol que hacían resplandecer su castaño cabello.
–Buenos días– dijo Harry, un poco embelesado todavía en la belleza de ella.
–Buenos días amor –respondió Hermione Granger.
– ¿Cómo dormiste? –preguntó Harry.
–Muy bien, es obvio, porque tú estabas conmigo¿y qué tal tú?
–Excelente, mi amor.
–Ya es tarde ¿no crees? –dijo somnolienta –deberíamos bajar.
–Si, creo que sí (como no diría que si a todas sus preguntas) vamos, solo me visto y bajo ¿de acuerdo?
–Si amor, creo que iré a mi dormitorio, ahí tengo mi ropa de hoy.
– ¿Te espero para bajar juntos?
–Por supuesto, Harry.
Después de eso, Hermione se dirigió al dormitorio de las chicas, dejando atrás a un Harry un poco triste, ya que él ansiaba estar mucho más tiempo con ella, porque para él la noche no había sido suficiente para manifestarse su amor mutuo.
Mientras Harry se ponía su ropa, pensaba en como había llegado a ese punto en su vida, después de tanto dolor, después de tantas dificultades y penurias, sin embargo, sus remembranzas pronto se vieron interrumpidas por un extraño ruido, provenirte de una de las camas del dormitorio la cual extrañamente estaba rodeada por las cortinas, Harry se dirigió a esa cama para averiguar que era aquel ruido, lenta y pausadamente, tal vez temiendo con lo que se encontraría, retiró la cortinas y se quedó pasmado casi a punto de caer al suelo, algo así como un Desmaius mal ejecutado, después de un rato, solo pudo medio-decir:
– ¿Neville?
Y sí, era Neville Longbottom , que se encontraba dormido, evidentemente el extraño ruido eran sus¿cómo decirlo, originales ronquidos, aunque obviamente observar a Neville Longbottom dormido no es la cosa más impactante del mundo, lo impactante era que no estaba solo, sí, ese chico de Gyffindor de cara redonda, mente olvidadiza, carácter inseguro y con la costumbre de perder a su sapo Trevor en esos momentos estaba recostado junto a una chica que Harry reconoció enseguida pero claramente no estaba preparado para tal conmoción de ver tan extraña pareja, vaya, ni siquiera los había visto dirigirse la palabra, así que mirarlos ahí acostados, juntos, sin ropa y abrazados era como ser víctima de un Impedimenta mayor.
De pronto, Pansy Parkinson se movió un poco y abrazó un poco más fuerte a Neville quien despertó instantáneamente y al voltear a los pies de la cama, y mirar quien estaba parado observándolos se quedó de piedra.
– Oye Harry, ya estoy lista¿Por qué no bajas, pero que…– se interrumpió Hermione ante tal escena¿su novio a medio vestir mirando fijamente aun Neville desnudo junto a Pansy Parkinson? Era algo tan irreal como toparse con los ya fallecidos Voldemort y Snape en un jardín lleno de flores, sentados en una mesa rosada tomando el té con vestidos de domingo.
Después de un rato, Hermione reaccionó:
–¡De-bauleo!
El baúl que separaba a Harry de la cama se abrió súbitamente y la ropa y libros salieron volando y cubrieron a Neville y Pansy, y entonces Hermione se llevó a Harry del dormitorio.
Al bajar a la sala común, Hermione apuntó con su varita hacia el dormitorio y pensó: "Accio Ropa de Harry" concentrándose en la ropa que a Harry le faltaba y cuando llegó hasta ella, lo ayudó a vestirse.
– Harry¿estás bien?– inquirió dudosa Hermione.
– Sí –respondió vagamente él.
– Ven, vamos fuera de aquí –le tomó la mano y tras atravesar el hueco del retrato de la Dama Gorda, se lo llevó al Gran Comedor, pero pronto cayó en la cuenta que había cometido un grave error ya que ahí se encontraba Ron, ahora ex-mortífago, quien les lanzó una gélida mirada, con la cual Harry cambió su estado de ánimo de estupefacto a furioso a una velocidad récord nunca antes concebida en el mundo mágico.
Los ojos del muchacho se llenaron de un violento fuego y la sangre le comenzó a hervir, Hermione, detectando el peligro, lo llevó casi arrastrando hacia los jardines reprimiendo las ganas de echarle un maleficio para calmarlo.
Hermione también estaba muy enojada ya que Ron había sido su novio durante gran parte de su último año y su relación había estado en su apogeo durante la visita al valle de Godric, para luego unirse a las filas de los mortífagos descaradamente y lo peor de todo, asesinó a su propio hermano Fred Weasley y, después de la caída de lord Voldemort, el ministro lo perdonó al no mandarlo a Azkaban y tampoco fue expulsado de Hogwarts ya que alegó que actuaba bajo los efectos de la maldición Imperius, pero Ron ya no era el mismo, se había vuelto frío y arrogante e intentaba embrujar a sus compañeros cada que tenía oportunidad y juraba que el caído Voldemort regresaría.
Ron se unió a un grupo de alumnos en su mayoría de Slytherin, que se hacían llamar "Los Caballeros de Walpurgis".
Parecía inaudito, imposible, pero era cierto, era una agobiante y terrible verdad.
Lo más extraño y aun más inaudito todavía, Draco Malfoy se había convertido en amigo de Harry y Hermione poco antes de la batalla final, ocurrida en abril, él llegó una noche malherido y además había sido atacado por dementores y por una de las nuevas y maléficas invenciones de Voldemort, algo aún peor que los dementores, los infnazgeri, sombras espectrales de maladad pura que tenían los mismos poderes de los dementores pero no su debilidad, el patronus, eran inmunes a ello y además podían menoscabar el alma con un solo suspiro y robar grandes cantidades de energía mágica para poder adquirir forma corpórea y así poder lanzar hechizos y maldiciones.
Draco Malfoy relató que se había rebelado contra Voldemort y éste mandó dementores y a dos infnazgeri a perseguirlo y acabar con él y pese a que había podido conjurar su primer patronus (un dragón) no fue suficiente, y ese fue el último hechizó que lanzó ya que los infnazgeri le quitaron toda su energía mágica, hasta no dejar ni rastro de ella dentro de él.
Así es, Draco Malfoy ahora era un muggle.
