Disclaimer: Shaman King (Mankin) NO me pertenece a mí sino al señor Hiroyuki Takei.
Advertencias: ...
Pareja/Personajes: HoroxRen – RenxHoro
Acotaciones:
¡Hola! :D
¿Qué cómo se me ocurrió esta cosilla? Que después de mirarme por centésima vez mi VHS con los capítulos de Mankin grabados por la posteridad de mi pantalla no plasma y colgamiento ilegal al cable, descubrí que las casas que se disponían para los shamanes en la aldea apache… ¡NO TENÍAN VENTANAS!
Entonces pensé: ¿Es posible y probable semejante situación considerando que debe hacersh un hielo de esos que ni te cuento dado que están en el desierto? ¿Cómo no se engripan? ¿Cómo no se les mueve siquiera un cabello de sus shamanicas cabezas?
Lo siguiente que pasó es que se me ocurrió este coso en dónde sí tienen ventanas para la conveniencia de la trama. Sin mencionar que revisé el manga para asegurarme que allí sí poseen de las susodichas. Sin más que agregar:
Les dejo este delirio y divagación.
¡Que lo disfruten!
Capítulo I
Ren Tao se incorporó con un suspiro de indignación suficientemente alto para despertar a cualquiera que a esas alturas estuviese roncando a kilómetros a la redonda. Al darse cuenta de que, al menos, ninguno de los dos shamanes con quiénes compartía su precioso espacio personal hacía caso a su angustia a esas horas, decidió él mismo encargarse del problema.
Es que, a las tantas de la madrugada, el pobre no había podido conciliar el sueño ni siquiera después de darse un millón de vueltas en la cama, caerse de esta en una de esas veces, volverse a meter y seguir dando vueltas. Es por ello que el chino, cansado de rodar sin lograr nada, había decidido él mismo hacerse cargo de la tontería, porque era una tontería, que no le dejaba dormir.
La ventana.
Específicamente: La ventana… Abierta.
Ren miró con odio a la desgraciada, cualquiera que lo hubiera visto hubiese dicho que los cristales de la misma temblaron un poco del terror.
¿O tal vez era la suave ventisca que causaba que los cristales vibraran?
De cualquier manera la cosa es que se encargaría de cerrar a la muy maldita de una vez. ¡Es que ninguna ventana se interpone entre el Gran Ren Tao y su sueño reparador!
Dio un suspiro frustrado, mucho mucho más fuerte que el anterior, y tiró las cobijas hacia el infinito y más allá con el mismo odio con el que lo haría con la jodida ventana. Oh, cuanto placer sentiría al cerrarla... ¡De golpe!
Entonces se incorporó con decisión, ignorando por completo ponerse las pantuflas, porque esas cosas son para debiluchos. ¡Él no era ningún débil! Una partecita muy pequeña en su interior, sin embargo, se lamentó de no haberlo hecho, porque el piso estaba... Frío.
Frío. Frío. Frío.
¡El estúpido clima del desierto había entrado a la estúpida habitación y había estúpidamente congelado el estúpido piso y todo era culpa de la estúpida ventana que NO estaba estúpidamente cerrada!
Que estupidez.
Se decidió a avanzar por fin, con paso firme a pesar del frio. Sin despegar la vista de la culpable de todas, pero todas sus desgracias.
Sí, porque el shaman podía soportar torturas, desangramientos y el dolor de heridas provocadas por objetos corto punzantes (Si es que estos no le mataban primero), pero por ningún motivo y bajo ninguna circunstancia…
El... F-F-F-Frío.
Argh. ¿A quién demonios se le ocurre dejar una ventana abierta a mitad de la madrugada? Argh. ¡Estaban en medio del desierto, por los Grandes Espíritus!
Ya, tenía que haber sido uno de los dos estúpidos que se dignaban a llamarse sus compañeros de equipo el que había hecho semejante tontería.
Fue por ello que Ren, sintiendo como todo su cuerpo se congelaba lentamente, partiendo por sus pies, se dio cuenta de que la sábana que venía arrastrando desde la cama no era suficiente para asegurarle su supervivencia en tan inhumanas condiciones. Entonces sólo pudo pensar que al no haber sido él mismo el culpable de su malestar, tenía que hacer responsable de sus actos a los verdaderos, valga la redundancia, responsables.
Es decir: Horo-Horo.
¿Qué? ¡Ren estaba seguro que la culpa era de ese cabeza de chorlito!
-¿Señorito?
Qué lástima que Bason, por el hecho de ser un espíritu, no pudiese hacerse cargo de esas cosas.
-¿Qué?-susurró el chino, estrechando más la sábana contra su cuerpo.
-Eh, ¿qué es lo que hace?
La respuesta era bastante obvia, considerando los explicados motivos que el mandarín tuvo para levantarse en primer lugar, contando que luego las neuronas que no estaban congeladas lograron la sinapsis, para caer en cuenta que toda la culpa de sus males no era de la ventana, sino del susodicho Joto-Joto, por dejarla abierta.
Lo que cambiaba un poco las cosas era el hecho de que el shaman dueño de una dinastía estuviese de pie desde hace cinco minutos al lado de lo que pretendía ser un humano que, por cierto, parecía estar profundamente dormido. El mismo se trataba de nada más y nada menos que…
Horo-Horo.
-Nada-le contestó a su bolita espiritual, sin dejar de mirar, con mucho, pero mucho odio de por medio, al bulto en el suelo que había comenzado a roncar.
-¿Necesita de mis servicios, seño…?
-No-interrumpió el chino-Tan sólo vete. Tengo pendientes de los que encargarme personalmente.
Bason asintió y pareció comprender, pues de inmediato se retiró en dirección al rincón dónde el resto de espíritus acompañantes, Koloro y Mike, descansaban sin rechistar.
Ren, sintiendo que había pasado demasiado tiempo parado ahí, cosa que no era culpa suya, pues sus pies parecían pegados de lo congelado que estaba el piso, se agachó delante de nuestro carismático bulto bello durmiente, temblando un poco en el proceso y castañeando nuevamente los dientes.
La ventana estaba a no más de diez pasos, pero… El Joto-Joto estaba allí mismo. El mandarín, por otra parte, se estaba de verdad congelando. De hecho su cuerpo había comenzado a contorsionarse de manera extraña y un tic nervioso provocaba que le tiritara un ojo de manera involuntaria.
Ren estaba seguro que si seguía avanzando, caería muerto por congelamiento primero. O lo que es peor: ¡Le daría una pulmonía de esas!
Fue por ello que, sin encontrar otra solución, se decidió por lo que, en ese momento, sus somnolientas y casi congeladas neuronas le comunicaban que era lo correcto:
Despertar a Horo-Horo.
Después de todo, había sido su culpa y tenía que hacerse responsable.
¿Verdad?
...Continuará...
