Es como cualquier otro día- Se dijo a sí mismo.

La gente camina y sonríe como si nada hubiera pasado, familias felices, niños paseando a sus mascotas, gente indecisa de que comprar o a donde ir.

Idiotas- lo dijo casi en susurro- Actuando como si nada hubiera pasado, estando tan tranquilos como si nadie se hubiera percatado, como si a nadie le importara su ausencia.

Mientras él sentía como el mundo se iba derrumbando minuto a minuto. El cielo dejaba de ser azul, las plantas parecía que venían al mundo solo para morir inmediatamente, todo dejaba de tener ese brillo, esa esencia de que estaba vivo. O tal vez era él, el que dejaba de estar vivo.

De alguna manera lo sabia, su mente y corazón le decían que algo no andaba bien que debía contactarlo, pero su estúpido miedo lo cegó, esa cobardía que creí había muerto regreso en ese momento, más fuerte que nunca y dispuesta a destruir su vida.

Fue hasta que vio tantas llamadas pérdidas que lo comprendió sus miedos se estaban volviendo realidad. No lo podía creer, de hecho no había alguna persona que lo creyera. Pensaron que era una mala broma, solo tal vez alguien quería fastidiar el día de todos y se les había ocurrido usar el nombre del rubio. Fue Yakov el que procedió. Si esto era una broma bastaba con llamar al joven y decirle que parará esos juegos infantiles, sin embargo jamás contestó...

Los nervios del viejo ruso se alteraron conforme las llamadas eran mandadas a buzón, era momento de ir a su casa.

¡Yuri!- Grito Yakov afuera de su casa- no se que te ha pasado últimamente pero deja de hacer berrinches y abre la maldita puerta. Los reclamos se volvía cada vez más fuertes, Yakov comenzaba a perder la paciencia al igual que algunos vecinos. Fue la llamada de su viejo aprendiz la que lo detuvo.

Vitya, dime que has sabido algo de él, por qué si es así te juro que iré corriendo para pat...e..¿Vitya?-Yakov detuvo sus gritos cuando escucho un pequeño sollozo- Por favor, dime qué no era él.

F-ui ..a la forense co-moo..me habías di-cho...-Las palabras del peliplata apenas eran entendibles, entre su hipo y sollozo- Fui.. a la forense y... La forense...me expli...la forense..Y..

Hubo un momento de silencio en la línea.

¡YAKOV, YAKOV!, nuestro niño, nuestro niño ya no está- está vez era Lilia la que hablada mientras a su vez rompía en llanto- Nuestro niño, nos lo han arrebatado...era él Yakov, era mi Yuri...mi Yuri.

Yakov no contestó nada, para el todo se había vuelto un zumbido molesto. Ni los gritos de dolor de Lilia podían llegar a su mente. Su Yuri, aquel rubio de mirada penetrante y actitud arrogante, pero con un corazón tan bondadoso, su hermoso rubio estaba muerto.

Yuuri lanzó un suspiro, llevaba más de media hora observando a la gente de la gran plaza. Se suponía encontrarse con Viktor después de las prácticas pero este ya iba más que retrasado. Decidido a no permanecer más tiempo, agarro su sacó y se dispuso a salir de la cafetería.

Mentiroso-lo dijo en una voz apenas audible para él- eso y más eres Viktor Nikiforov, eres un maldito farsante, un.. arrogante envidioso, un idiota sin conciencia, un.. un asesino. ¡Ah! -suspiro- Si Viktor, tú y yo somos unos asesinos, somos unos monstruos despreciables que sucumbiendo ante su lujuria.

Una diversión que se volvió tortura...