NOTA: Este fic ya lo subí en otra ocasión pero tuve problemas con el link y la presentación, así que ahora lo volví a poner y espero no tener inconvenientes ^^UU Les pediré por favor que lean todo, en especial la Nota de la Autora, ¿Sí? n_n
Summary: Un reino próspero, un castillo, un rey y una hermosa princesa algo ¿Caprichosa o sensata?... dejar el lujoso palacio para convertirse en una aldeana común es una idea realmente descabellada que cambiará su vida drásticamente. El destino viene siendo más que una realidad... ¿Crees en él?
Disclaimer: Todo de pinta de Rowling no es mío, sólo uno que otro personaje ^_^ ¡Vamos! No es para demandar, es sólo entretención mía y suya ^_-
UNA ILUSIÓN, UN DESTINO Por Annia1
Londres, Inglaterra. Primera mitad del siglo XVIII.
Los pasos tranquilos de una joven criada se escucharon por un pasillo solitario del gran palacio, avanzaba sin detenerse ante las muchas puertas de color blanco que se le presentaban ante sí. Finalmente llegó a una en especial, giró las manillas con ambas manos y entró a lo que era una gran habitación. Ésta era muy espaciosa, sus paredes estaban decoradas sutilmente dándole un aspecto de armonía con el medio, inspirando sosiego a todo el que entrara; contenía varios muebles adornados con la más fina exquisitez y entre ellos una pequeña pero lujosa mesita de madera; también había un diván y al final, dos cortinas transparentes encubrían la vista de un gran balcón.
La criada, una chica alta, delgada, de ojos miel y cabello castaño claro, largo y ondulado, con semblante alegre, que no debía de tener más de 20 años, no reparó en nada de esto, su verdadero objetivo estaba a su derecha, tras otra gran puerta de color blanco que comunicaba a otra recámara. La abrió y entró, la segunda alcoba estaba medio iluminada por varias franjas de luz que se escapaban por las cortinas cerradas. Sonriendo, la joven las corrió dando paso al total fulgor del sol, que resplandeció sobre todos los rincones.
Ahora se podía apreciar que aquel cuarto era similar al anterior sólo que considerablemente más grande. Sobre la pared del lado derecho había un lujoso tocador hecho en madera sosteniendo un bello espejo enmarcado por la misma, un fino mueble reposaba al lado del gran ventanal que también comunicaba a un balcón y en el centro del cuarto, se levantaba una ostentosa cama, grande y con doseles.
Siendo su deber, la criada descorrió los doseles con sumo cuidado dando paso a la luz, que se reflejó a su vez sobre un cuerpo reposando en la cama. Se trataba de una bella joven, con facciones delicadas que aparentaba alrededor de 16 años de edad, delgada y de estatura media. Su cabello era el que más resaltaba en todo su ser, siendo de color rojo cual carmín, largo, lacio y un poco ondulado en las puntas.
- Su alteza, ya es hora de despertarse – le susurró respetuosamente la criada, permaneciendo en su posición. Luego de una pausa repitió la oración.
La joven en la cama pareció escucharla esta vez, sus párpados temblaron y se abrieron lentamente dando paso a unos hermosos ojos azules. Se incorporó con ayuda de la presente y permaneció sentada.
- Muy buenos días su alteza, ¿Ha dormido usted bien? – le saludó la criada con una sonrisa mientras se inclinaba levemente.
- Buenos días Alice, y sí, he tenido una buena noche – respondió la aludida sonriéndole dulcemente – gracias por despertarme -
- Sabe que es mi deber milady, pero es un gusto para mí – afirmó Alice alegremente.
La joven sólo sonrió ante esa respuesta, Alice siempre le había tenido mucho cariño y éste era recíproco. De toda la servidumbre a sus órdenes, la joven criada era la de más entera confianza para ella, siempre había sido así desde que hacía 4 años la chica se había integrado al palacio con sólo 15 años de edad. Alice siempre la comprendía, la aconsejaba, guardaba sus confidencias, siempre estaba allí para consolarla o para compartir su alegría desinteresadamente, como una buena amiga, la única que realmente tenía.
- Princesa, ¿Desea que le traiga el desayuno o prefiere tomarlo en el comedor principal? – le preguntó Alice cortésmente sacándola de sus cavilaciones.
- ¿Papá ya ha despertado? -
- Sí milady, el rey Williams se encuentra en estos momentos en su estudio privado, acaba de regresar al castillo – respondió la criada prontamente con un tono inquieto en su voz.
- Entonces bajaré al comedor – dijo la joven incorporándose de la cama y dirigiéndose a una puerta en una esquina de la habitación que comunicaba al cuarto de baño – No tardaré en arreglarme –
- Como usted diga, pero su alteza – la interrumpió Alice preocupada.
- Dime -
- Le pediré por favor que espere unos minutos, aún no he preparado su baño – completó la criada acercándosele.
- Em... – dudó la joven pensativa – bueno, que hoy sea una excepción -
- Pero... -
- Descuida, creo que soy capaz de preparar sola mi baño – dijo ella tranquilizándola con una sonrisa y entrando definitivamente al cuarto.
- Si usted lo dice... – afirmó Alice confundida, en ocasiones no entendía muy bien las decisiones de su ama.
Transcurrieron alrededor de 20 minutos antes de que la joven princesa terminara de darse un baño. En ese tiempo, Alice se entretuvo en hacer su trabajo: limpió la alcoba, tendió la cama y preparó las prendas de vestir. Con ayuda de Alice, más por insistencia, la princesa se vistió adecuadamente: un largo y fino vestido color verde pastel resaltaron su belleza. Hecho esto, la princesa se sentó frente a su tocador y Alice se encargó de peinarle sus sedosos cabellos.
- Cada día crece y es más bonito ¿No lo cree su alteza? – comentó de repente la criada contenta refiriéndose al cabello que peinaba.
- Sí... así es... – murmuró la princesa quedamente mientras su rostro se entristecía.
Ese comentario significó mucho más para la joven, quien estaba contemplando su reflejo melancólicamente. Su mano instintivamente se dirigió a su cuello sosteniendo una pequeña llavecita, que colgaba de una cadena, con la inscripción de un fénix en sus dos caras.
- A ella le gustaba cuando me crecía el cabello ¿Sabes?, decía que largo me sentaba mejor... – dijo la princesa rompiendo su silencio curvando medianamente los labios – Hasta ahora no la has mencionado, ¿Por qué? Hoy es su aniversario – preguntó borrando su media sonrisa.
- Yo... milady, lo siento, no quería... – comenzó a decir Alice apenada pero fue interrumpida.
- Está bien – la princesa negó con la cabeza y volvió a curvar sus labios – ya han pasado 7 años desde su muerte, no temas nombrarla delante de mí, me he esforzado mucho para superarlo.
- Lo sé, su alteza, estoy segura que al alma de su madre le alegra el que ya no sufra tanto por ella – dijo Alice con un tono confortador.
- Sí, tienes razón Alice, pero supongo que me pongo sentimental en este día del año – terminó la joven riendo un poco para alejar la tristeza.
Vio su reflejo nuevamente en el cristal y sutiles recuerdos invadieron su mente.
------ Flash Back ------
Una pequeña niña de 7 años con cabellos de fuego y ojos azules vestida con un fino traje, corría por el jardín de su palacio buscando a una persona. Su rostro mostraba infinita alegría y se acrecentó más cuando divisó a lo lejos, sentada sobre el césped y rodeada de flores, a una bella mujer, un poco regordeta pero definitivamente hermosa, vestida elegantemente. Tenía casi los mismos rasgos que la niña, su cabello flameante se agitaba levemente con el viento y sus ojos marrones expresaban una gran bondad a todo aquel que los veía.
- ¡Mamá! ¡Mamá! – decía la pequeña dirigiéndose a la mujer y abrazándola cuando estuvo cerca - ¡Casi no te encuentro! -
- Oh, perdona mi niña, el día está tan hermoso que cuando vi el jardín no pude evitarlo y vine – le respondió cariñosamente la madre acariciándole la mejilla - ¿Y por qué estás tan alegre? ¿Ha sucedido algo? –
- Sí, ¡Mira! – y diciendo esto, la niña se incorporó y se volteó dándole la espalda mientras que con una mano se señalaba las puntas del cabello - ¡Ya me ha crecido a media espalda! ¡Pronto lo tendré tan largo como tú! – se giró de nuevo y se sentó junto a su madre.
- ¡Es una gran noticia! – exclamó ésta sonriéndole – siempre te has visto muy bonita con el cabello largo ¿Lo sabías? -
- ¿En serio? -
- Así es, yo pienso que te queda mejor -
La niña rió y abrazó de nuevo a su mamá.
- ¡Entonces siempre dejaré que me crezca! – prometió la pequeña, hizo una pausa y luego habló en brazos de su madre - ¿Mamá? -
- Dime -
- Estarás ahí para ver crecer mi cabello ¿Verdad?, siempre estarás conmigo ¿No es así? -
- ¿Por qué preguntas eso mi niña? – indagó la madre extrañada.
- ¿Lo estarás? – preguntó a su vez la pequeña con mirada ansiosa.
La madre contempló a su hija sin atreverse a hablar. No le gustaría responder a esa pregunta...
De pronto la escena cambió y ahora es la misma niña de ahora 9 años quien corre desesperadamente por los pasillos de su palacio. Llega a una habitación y entra precipitadamente en ésta, corre hacia su izquierda buscando otra puerta, la abre y finalmente llega presurosa ante una gran cama en la que yace su madre con el rostro pálido y débil. Una criada trata de detenerla pero logra escaparse y se arrodilla frente al lecho tomando delicadamente la mano de su progenitora.
- Mamá... – murmuró la niña con dificultad mientras las lágrimas invadían su rostro.
La mujer al oír la voz de su hija parece reaccionar, abre los ojos y le sonríe dulcemente.
- Mi pequeña... no llores – le dijo con voz débil secando con su mano las lagrimas en la mejilla de su hija – vamos, hazlo por mamá – le invitó con cariño.
- Mamá... ¿Por qué no me lo dijiste? – le pregunto la niña intentando reprimir su llanto.
La madre calló viendo tristemente a su hija. Estaba muy enferma y sabía que pronto iba a morir, pero no fue capaz de decírselo a su ángel, le destrozaría el corazón.
- Fue lo mejor, mi niña, no quería preocuparte, no quería verte sufrir así como ahora lo haces – habló por fin la mujer – Pronto moriré, mi niña, pero lo haré feliz de tenerte a ti y a tu padre a mi lado, son lo más bello que atesoro... – confesó tomando la mano de su hija.
Un ruido interrumpió la conversación. La puerta se había abierto dando paso a un hombre de cabellos rojos y ojos azules vestido gallardamente. Su rostro expresaba desolación pero intentaba ocultarlo tras un gesto firme. Se aproximó a las dos mujeres lentamente y posó una mano sobre el hombro de la niña. Ésta no dijo nada.
- David – lo llamó la mujer amorosamente – ven, por favor -
El hombre se acercó al rostro de la mujer mientras ella le susurraba unas palabras al oído. Su firmeza se deshizo en cuestión de segundos y dos lágrimas cayeron de sus ojos. La mujer al notar esto le sonrió y con un poco de esfuerzo poso sus labios sobre los de él.
- Te amo Melinda... – le susurró el hombre mientras acariciaba su frente.
- Y yo a ti – respondió ella regalándole una sonrisa – ven, acércate – dijo ahora refiriéndose a la niña quien obedeció de inmediato – mi niña, escúchame por favor, tu padre te cuidará a partir de ahora pero nunca olvides que yo también lo haré aunque no esté presente, siempre estaré ahí contigo aunque no me veas... no, no llores de nuevo, mi niña, prométeme una cosa, prométeme que no sufrirás por mí, que serás fuerte y nunca desfallecerás, hazlo por favor -
- Lo prometo – afirmó ella tomando de la mano a su madre fuertemente.
- Así es – sonrió la mujer – por favor, cuídala David, - el aludido asintió preparándose a lo inevitable – y tú – dijo refiriéndose a la pequeña – sé feliz... Virginia – la madre miró por última vez a su esposo e hija y con una sonrisa de paz cerró los ojos para descansar eternamente.
------ Fin del Flash Back ------
"Una promesa que jamás olvidaré mamá", pensó la joven princesa llamada Virginia, quien le hacía ilustre honor al significado de su nombre: Pureza. Hoy ya hace 7 años de la muerte de su madre y aún recordaba cada palabra y gesto.
Virginia se incorporó lentamente y fue hacia el balcón de su habitación con la joven Alice detrás suyo intentando trenzar su cabello. Se apoyó sobre el barandal y contempló el horizonte por el cual se divisaba una extensa y fastuosa aldea donde vivían parte de sus súbditos.
- Sé feliz... – murmuró ella de repente.
- ¿Cómo dice su alteza? – preguntó Alice desentendida.
- Sé feliz, eso me dijo mi madre antes de fallecer – respondió Virginia con la mirada perdida.
- Es un consejo sabio -
- Sí... – contestó la joven no prestando mucha atención, en realidad una duda era la que estaba rondando su cabeza desde hace mucho – Dime Alice – continuó tras unos segundos – ¿Cómo es el mundo allá afuera? -
- ¿A qué se refiere milady? – indagó la criada confundida.
- Eso, ¿Cómo es vivir tras los muros de este castillo? Siempre me lo he preguntado... tú has vivido allá Alice – señaló la aldea - ¿Cómo es? – preguntó con voz curiosa y distante.
- Bueno su alteza, en realidad no sabría describírselo – confesó la criada apenada de no poder responder como su ama quería - pero sí es muy diferente a la vida en palacio – completó.
Virginia permaneció en silencio aún con su vista en la aldea, meditó por un momento y habló al fin.
- ¿Sabes Alice? No le dicho a nadie sobre esto pero... – calló unos segundos dudando pero continuó – pero desearía ser libre... sí, libre como los pájaros en el viento Alice. – añadió ante la cara de tremenda confusión que tenía su criada – Toda mi vida he estado confinada a este palacio y las veces que he salido de él han sido sólo por visitas de protocolo a otro palacio. – dijo esto último en tono irónico – Soy la princesa lo sé, heredera al trono de Inglaterra, y también sé que he nacido con muchos privilegios pero éstos implican a su vez responsabilidades, compromisos que me atan a ser una mujer íntegra destinada sólo a convertirse en una insigne regente... mi futuro ya ha sido estipulado y no puedo dar marcha atrás pero por una vez, aunque sea una sola, desearía poder desprenderme de todas esas ataduras y volar, ser libre... entonces sería feliz como le prometí a mi madre -
- Pero milady, aunque sus deseos sean comprensibles usted tiene un gran deber con su reino – replicó Alice entristecida por la situación de su ama.
- ¡Lo sé! Pero mírame, tengo sólo 16 años, aún soy muy joven... quisiera aunque fuera por una vez ser libre y poder salir de aquí – contestó Virginia afligida.
- Su alteza por favor, no me gusta ser yo quien le diga esto pero usted no puede – dijo Alice – Sé que es su deseo pero usted es la Princesa, no puede dejar su trono e irse del palacio, quizás lo podría hacer si fuera una joven común pero no lo es -
Virginia pareció despertar ante esto último y volteó mirando a Alice directo a los ojos.
- ¿Cómo dijiste? – preguntó esperanzada.
- Que no puede dejar su trono e irse del palacio – respondió la criada prontamente aliviada de que su ama hubiera entrado en razón.
- No – negó Virginia con la cabeza mientras reía – dijiste que si fuera una chica común podría hacerlo -
- Oh, bueno su alteza pero... -
- ¿Sabes Alice? – dijo Virginia interrumpiéndola – Eres muy buena dando consejos – completó sonriéndole – Te contaré luego, ahora bajemos al comedor – ordenó más animada dirigiéndose hacia la salida.
- Como usted diga su alteza – obedeció Alice sorprendida y siguió a la princesa fuera de su recámara con la ligera sospecha de que pronto se habría de arrepentir por hablar de más.
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Londres, Inglaterra. Siglo XXI.
La habitación estaba medio iluminada por varias franjas de luz que se escapaban por las cortinas cerradas. En total habían 5 camas, todas vacías a excepción de una. En ésta yacía una hermosa joven de aproximadamente 16 años de edad. Aunque se encontraba un poco encorvada, se podía distinguir que era de estatura media, delgada y con una larga y lacia cabellera rojiza, heredada de su familia, y que se ondulaba un poco en las puntas, lo que le daba un toque juvenil pero a la vez tierno.
Virginia se llamaba, o Ginny como la mayoría le decía. En estos momentos estaba de verdad cansada: había tenido dos semanas de exámenes, los entrenamientos de quidditch eran agotadores siendo una de las cazadoras de su equipo, la mundial de tareas era horrible y no faltaban los compañeros insoportables y a veces el sentimiento de querer tirarse de un puente. No era suicidio, sólo ganas de dormir, descansar y olvidarse de todos sus problemas.
Precisamente hacía poco había conseguido que sus compañeras la dejaran sola en su cuarto y ahora dormía plácidamente. Su cansancio era tanto que no soñaba y así era mejor para ella, por lo menos así fue.
¡Mamá...! ¡Mamá...! un eco se escuchaba a lo lejos repitiendo aquellas palabras... Una pradera y un hermoso árbol de grueso tallo se lograban divisar... su madera era marrón semi-oscura y ostentaba una frondosa copa... algo curioso está grabado en su tronco a un lado derecho poco más debajo de la mitad... es un hermoso tallado de un ciervo y un fénix juntos, abrazados por el cuello...Virginia abrió los ojos algo desconcertada. ¿Qué habían sido esas imágenes? Pensando un momento sacudió su cabeza y se incorporó lentamente mientras bostezaba, había dormido por lo menos 1 hora y media.
Caminó hacia el peinador y miró su reflejo. Sus ojos azules notaron en el espejo con horror que estaba tremendamente despeinada y con mucho frizz. Peinó rápidamente su cabello y se acomodó el uniforme. Miró por última vez el espejo y algo le llamó la atención. Su mirada se enterneció y cogió una foto pegada en el borde del espejo. En ella se encontraban 2 jóvenes y 2 chicas. Uno era pelirrojo, alto y de ojos azules que abrazaba por la espalda a una chica alta, delgada, de cabello castaño claro un poco enmarañado y ojos del mismo color. Les seguían un chico un poco más bajo que el anterior, delgado, de cabello negro azabache, ojos verdes enmarcados con anteojos y una cicatriz en forma de rayo en su frente, que le pasaba el brazo por los hombros a la otra chica, más pequeña, de ojos azules y cabello rojizo ondeado por el viento.
Se habían tomado esa foto hacía ya un año, cuando sus lazos de amistad se unieron fuertemente y se les conoció como el cuarteto. La pelirroja por fin había dejado su timidez atrás e hizo todo lo posible para convertirse en su amiga. Desde ese entonces todo había sido diferente, e incluso muchas de sus compañeras le tenían envidia porque era una de las pocas que se juntaba con alumnos de grado superior. Eso no le importaba, ellos eran los únicos que la comprendían.
Sonrió. Dejó la fotografía donde estaba y se dispuso a salir de su habitación. Bajó a la Sala Común de Gryffindor y la barrió con la vista. Al no encontrar lo que buscaba salió por el retrato de la Dama Gorda y se encaminó por los pasillos.
Recorrió uno tras otro, salón tras salón. ¿Dónde estaban? Qué raro, nadie se puede perder así como así... ¡Pero claro! ¿Cómo no se le había ocurrido antes? ¡En la biblioteca! Y Concluyendo esto se dirigió hacia aquel lugar.
Llegó por fin y vio que el santuario de los libros casi no estaba lleno. Buscó una mesa en especial, una retirada casi no vista por nadie. Al encontrarla, su inicial búsqueda terminó, allí estaban sus amigos, los de la fotografía. Les sonrió de lejos y se acercó.
- ¡Hola! – saludó al trío.
- Hey ¿Qué tal? Veo que por fin decidiste salir de tu habitación ¿Quién te convenció? – habló divertido el chico pelirrojo.
- No me tenían que convencer de nada hermano – reclamó disgustada la joven pelirroja.
- Si, como no, siempre te la pasas encerrada, apuesto a que un día de estos te dará claustrofobia – río Ron con su último comentario.
- Ja ja ja, que gracioso – comentó irónicamente su hermana.
- Ginny, simplemente no le hagas caso a "Ronnie", sabes que a veces le falta un tornillo – refirió riéndose la chica castaña que estaba a su lado dejando de leer un tomo de "lectura ligera".
- Eh, Hermione, se supone que estés de mi parte ¿no? además con esta jovencita no se puede – Ron señaló a Virginia a la vez que negaba con la cabeza en modo de resignación pero con una sonrisa en sus labios.
- Ya déjala Ron, no tienes porqué molestarla – dijo de repente el chico de ojos verdes un poco divertido pero con gesto reprobatorio.
- ¿Y desde cuando la defiendes tanto? – le replicó el pelirrojo.
- Soy su mejor amigo – dijo el chico alzándose de hombros.
- Definitivamente eres el único que me comprende Harry – Virginia se le acercó y le abrazó meciéndolo mientras sonreía.
- A ver, a ver, yo también quiero un abracito, me siento excluida – bromeó Hermione acercándoseles y cogiendo a Harry del cuello.
- Eres todo un galán ¿Lo sabías? – dijo Ron con sorna.
- ¿Y? – Harry le miró despreocupado y alzó de nuevo los hombros.
- Jejeje, Hermione, abracémoslo, abracémoslo, ya y puede que le demos celos a Cho, jajajajaja – comentó Ginny divertida haciéndole chocholeos al chico.
- Si lo pones de esa manera entonces no me lo pierdo – rió la aludida intensificando el abrazo.
Harry se divertía por la escena que estaban haciendo pero con dos chicas aferradas a él le costaba trabajo sostenerse. Por dentro daba gracias de que el rincón donde se encontraban era el más alejado, escondido tras unos estantes, porque o si no Madam Pince les metería severendo regaño por ser tan ocurrentes. Mientras tanto Ron lo fulminaba con la mirada y ellas se reían con más ganas y se balanceaban de un lado a otro.
- Oigan, ¿Y es que a mí no me van a dar ningún abrazo? – se quejó Ron haciéndose notar.
- ¡Noooo! – dijeron las chicas a coro para después hacer todo el esfuerzo posible para dejar escapar pequeñas risillas y no estallar a carcajadas.
Harry sólo miraba a su amigo con cara de "¿Y qué más puedo hacer?".
Un apretón más fuerte y otro balanceo por parte de las jovencitas. Oh oh, estaba perdiendo peso y se iba yendo hacia atrás.
- ¡Aaaaaah! – exclamaron sincronizados para segundos después verse dos chicas encima de un chico bastante "apretado" y a su amigo pelirrojo en pie muerto de la risa.
Posteriormente se irían a arrepentir por causar tanto alboroto. Era obvio que fueran el centro de atención pues al caer arrastraron con los libros de la mesa, con la silla, ésta fue empujada contra un estante, éste tumbó otro estante, el impulso sacó un libro de su sitio en ese estante, el libro voló quebrando una milenaria estatua de cristal que se encontraba en una mesa, las esquirlas volaron también pero sobre los estudiantes cortando a algunos, mientras que el libro siguió su camino y terminó cruzando una de las ventanas siendo arrastrado por el viento para luego perderse en la espesura verde. Toda la biblioteca oyó el estruendo y sus carcajadas iniciales. Madam Pince parecía un demonio de lo iracunda que estaba.
- ¡¡¿Qué creen que están haciendo?!! – gritó furiosa. Irma Pince casi nunca tenía aunque fuera un poco de tolerancia y mucho menos con todo lo que habían provocado.
Ninguno se atrevió a hablar. Ginny y Hermione se levantaron como un rayo sin siquiera preocuparse de Harry. A Ron le tocó tragarse sus risas y ayudar a su amigo a pararse del suelo. Por su parte, el chico de ojos verdes retenía las ganas de quejarse pues su cuerpo estaba íntegro magullado. Después de todo él sirvió de almohada para sus amigas y cayó sobre la silla.
- ¡Miren cómo volvieron los libros! – exclamó señalando el montón de ejemplares desparramados por el suelo con una que otra hoja suelta - ¡Y también la silla! ¡La rompieron! ¡Los estantes derrumbados! ¡Libros tirados por todas partes! ¡Un ejemplar perdido! ¡Alumnos heridos! ¡La estatua de más de 1000 años que pertenecía a Nicolas Flamel destruída! – el rostro de la mujer estaba más que rojo de la ira - ¡Yo sí le dije a Dumbledore! ¡Estos alumnos sí que causan destrozos! ¡Y destrozos es poco para lo que hicieron!
- Madam Pince nosotros lo senti... – comenzó Hermione tratando de tranquilizar a la mujer pero fue interrumpida bruscamente por la misma.
- ¡Nada señorita Granger!, ya son de séptimo grado, bueno, a excepción de la señorita Weasley, pero aún así deben saber comportarse al igual que las consecuencias de sus actos y más aún si es usted una prefecta, debería dar ejemplo – dijo un poco más calmada pero secamente – Los hechos de hoy se merecen un castigo, hablaré con el director y les remitiré la decisión hoy por la noche. Ahora ¡Fuera de mi biblioteca! – sentenció señalando con su dedo índice la puerta.
Los 4 amigos se miraron intranquilos y con gesto unánime salieron rápidamente de la sala. Los otros estudiantes los miraban como diciendo "Esta vez sí la embarraron grande" y los pocos Slytherin que habían les sonreían socarronamente disfrutando un divertido espectáculo.
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- ¡No lo puedo creer! – exclamó Ron exaltado en el pasillo.
- Creo que esta vez se nos pasó la mano chicos – murmuró Ginny un poco apenada.
- Ay, me duele todo – se quejó Harry sobándose la espalda.
- Vamos, no creo que sea tan malo ¿verdad? – comentó esperanzada Hermione para luego junto a sus amigos mirar con desconcierto la puerta de la biblioteca por donde salía Madam Pince gritando palabras ininteligibles llevando a por lo menos 10 estudiantes con cortaduras en brazos, piernas y rostros.
- Eeeh, ¿Decías Hermione? – ironizó contrariado Ron.
La aludida sólo lo miró angustiada para luego balbucear cosas como "La hicimos grande" "Es horrible" "¿Qué me va a pasar?" "¡Mi insignia de prefecta está en peligro!" "¡Me va a dar, me va a dar, me dio!" a la vez que hacía gestos como si se fuera a acabar el mundo.
- Herm, ya, no es para tanto, sólo nos castigarán, cálmate – comenzó Harry con una expresión de "Esta está loca" tratando de tranquilizarla.
- ¡Tú no lo entiendes Harry! ¡Estamos perdidos! ¡Nos van a expulsar! – exclamó histérica mientras sus amigos estaban que no la soportaban.
Hermione nunca había soportado hacer ningún desastre, se ponía paranoica cuando lo hacía y hoy no era la excepción. Por su parte Ron estaba perdiendo la paciencia, y es que nunca había gozado mucha de ella. Su lema en esta ocasión fue "Para casos desesperados: medidas desesperadas". Cogió aire y se acercó decidido a Hermione dispuesto a aceptar las cachetadas que faltaran, le cogió el rostro con las dos manos y sin pensar más unió sus labios con los de ella.
No hace falta decir que la chica castaña se quedó de piedra y calló su retahíla de desgracias. Ron sintió un rubor cubrir sus mejillas y volteó su rostro dedicándoles una mirada asesina a Harry y Ginny advirtiéndoles que no hicieran ningún comentario. Estos presenciaron con la boca abierta el espectáculo y acataron la advertencia pero al mirarse no pudieron evitar sonreírse socarronamente, regocijados por dentro por el radical paso que había hecho su amigo pelirrojo. Ellos sabían que sus dos amigos sentían algo el uno por el otro pero nunca se atrevían a confesárselo, prácticamente este era su primer beso pues tenía un poco de iniciativa, el otro que se habían dado hace un año había sido por accidente. Al recordar esto, finalmente estallaron en carcajadas olvidando por unos instantes la hecatombe que habían hecho en la biblioteca.
- ¡Ya cállense! – gritó exaltado Ron - ¡No se rían! ¡Fue mi única alternativa! ¡Si no la callaba yo no lo hacía nadie! – exclamó en el mismo tono.
Al oír estas palabras Hermione pareció recuperarse y su rostro fue adquiriendo un color rojo para pasar a púrpura de la furia. Fue hacia Ron y le asestó una gran cachetada con todas sus fuerzas.
- ¡Atrevido! – exclamó enojada - ¿Qué te crees?
Ron la miraba intranquilo mientras se sostenía la mejilla ardiente con una mano.
- ¡Hermione, escucha! lo hice por tu bien, no pienses nada malo, si no lo hacía ibas a volcar todo el colegio con tu presencia maniática – trató de explicarse.
- ¡¿Qué dijiste?! – definitivamente Ron debió haber quedado callado.
- No, digo, yo, este, espera, no me vas a golpear, cálmate, ¡Harry, ayúdame! – imploró el pelirrojo.
El chico de ojos verdes miró a su amiga pelirroja que estaba a su lado preguntándole con la mirada, luego volvió su vista y al ver que Hermione iba a acabar con su descarado amigo decidió intervenir en su auxilio, o sino Ron no saldría vivo de esta.
- Hermione, basta, tranquilízate, Ron sólo lo hizo para ayudarte, era cierto que estabas histérica – dijo Harry interponiéndose en el camino de su amiga.
- Pero Harry, ¿Qué dices? ¡Es un descarado! – Hermione estaba lejos de calmarse.
- Bueno, está bien, lo que tú digas, pero ¿Porque no decides acribillarlo otro día?, - propuso mientras el pelirrojo lo miraba con cara irónica de "No me ayudes tanto" - este no es el momento, ¿No crees que deberíamos intentar limpiar los destrozos en la biblioteca?
- Harry tiene razón Mione, es lo más sensato – dijo Ginny expectante con una sonrisa insegura.
La joven de cabello castaño claro los miró dubitativa y por último a Ron, quien se mostraba intranquilo. Después de unos segundos, desistió y con un suspiro de resignación asintió con la cabeza.
- Está bien, aprovechemos que Madam Pince no está -
Ron, Harry y Ginny se sonrieron, y luego se dirigieron junto a Hermione hacia el lugar citado. El sitio en cuestión estaba desolado, todos los alumnos se habían ido. Mejor para ellos 4, así no tendrían muchos problemas para limpiar. Sacaron sus varitas y manos a la obra. Fueron recogiendo poco a poco los estantes, los libros, el polvo, los cristales... tal vez eso ayudaría a aliviar su condena.
Harry estaba acomodando unos cuantos ejemplares en la parte superior de un estante cuando oyó de repente que lo llamaron. Volteó hacia el lugar de donde provenía la voz y su vista se encontró con una hermosa chica parada en la entrada a la biblioteca. Ella portaba el uniforme de la casa Ravenclaw y parecía de aproximadamente de 17 años. Era alta, delgada, de cabellos negros, ojos del mismo color y rasgos orientales. Su semblante expresaba ternura y en esos momentos le estaba regalando una gran sonrisa.
La joven se le acercó y él bajó saltando a su lado.
- Hola Cho – le saludó Potter sonriéndole.
- ¡Hola Harry! – exclamó la aludida alegre dándole un beso rápido en los labios – Veo que aprovecharon muy bien el tiempo – observó divertida refiriéndose al desastre que habían causado en el lugar.
- Pues ya ves, somos muy productivos, tanto que ahora buscamos que nos castiguen – le respondió el joven en tono irónico.
- Ya lo creo, vine en cuanto me enteré, y no sólo Madam Pince está enojada, Madam Pomfrey está histérica en la enfermería – le previno Cho – Oí que las dos quieren ponerles un castigo ejemplar -
- Espero que Dumbledore no piense igual -
- Oye ¿Y vas a tardar mucho aquí? – preguntó Chang cambiando de tema.
- Supongo, como verás aquí parece que pasó un tornado -
- Harry, ¿Podrías ayu... – fue Ginny la que habló interrumpiendo la conversación entre ellos para luego no poder terminar su frase – Oh, lo siento, ¿Interrumpo algo? – preguntó contrariada con un leve tono de desilusión en su voz.
- No, descuida – se apresuró a decir Harry despreocupadamente – Cho, ¿Puedo verte al salir de clases? Realmente ahora estoy muy ocupado -
- Sí, no hay problema cariño – dijo después de besarlo – nos vemos después, adiós Ginny – terminó casi despectivamente.
- Adiós – respondió la aludida con un poco de aversión.
- Nos vemos – se despidió Harry viéndola salir por las grandes puertas.
- Sólo venía a decirte que Ron y Hermione ya terminaron con lo que les tocó, sólo a mí me faltan recoger unas mesas – le dijo Ginny al joven escuetamente y se giró para seguir con su trabajo.
- ¿Sucede algo? – preguntó Harry notándola un poco extraña.
- ¿Por qué habría de suceder algo? – indago a su vez la pelirroja mirándolo y aparentando confusión.
- No lo sé – concluyó Harry luego de mirarla fijamente y se encogió de hombros – supongo que es mi imaginación, mejor deja te ayudo – le sugirió a la joven mientras se acercaba.
- No es necesario – lo paró ella.
- Yo quiero ayudarte – dijo él como solución.
Virginia negó con la cabeza resignada y una sonrisa se le escapó.
– Haz lo que quieras – y siguió avanzando con el joven detrás suyo.
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Nota de la Autora:
¡¡Hola!! ¡Muchas gracias por leer! n_n Vaya, no lo creo ¡Mi tercer fic! O_O Oigan, esperen, es tan sólo una idea que se me acaba de ocurrir y no me pude resistir a escribirla (es que luego se me iba ^^UU) Les pediré POR FAVOR, es muy IMPORTANTE que lean toda esta nota íntegra para que entiendan toda la locura que escribí y luego no me anden criticando injustamente ;_;
Bien, primero que todo es el colmo que ande publicando esto sin haber terminado mi otro fic de CCS O_o No me imagino todavía en la que me estoy metiendo pero espero que no me dé duro ^^UU. La idea del fic ya me venía rondando desde hace mucho, siempre me había gustado escribir algún día sobre reyes, princesas, reinos y todo el cuento, siempre me ha vuelto loca ese tema, y es que soy muy romántica ^^UUU Pero bueno, digamos que nunca se me había dado la inspiración u_u.
¡Pero les pediré que no me maten por tantas incoherencias! Esto es algo como un prólogo, la idea está basada e inspirada en varias películas: "Por Siempre Cenicienta", "Kate & Leopold" y "Aladdin" (Sí, ¡Aladdin! Aunque no lo crean, yo y mi locura ^^UUU) Al principio había pensado sólo en escribir sobre esa época antigua pero luego se me ocurrió un detallito que creo que le da más interés a la historia.
Les aclaro que las dos épocas que mencioné en este capítulo NO están conectadas, lo que pase en una no interferirá en la otra (bueno, sólo en una cosa pero no les digo ^_^)
Esta vez les pediré que no tengan mucho en cuenta por ejemplo lo de "Primera mitad del siglo XVIII" , creo que en ese tiempo en Inglaterra todavía se hablaba de la monarquía (pero no como la de ahora) pero si me equivoco (aunque creo que no) por favor perdónenme :P. También les diré que en este fic, para mí la historia de Harry Potter se desarrolla en nuestra época actual, por eso digo en el "Siglo XXI" y no en el Siglo XX como en realidad sucede según la cronología de Rowling.
Y creo que cambiaré el título, es que el que puse no me convence de a mucho n_nUU jejejeje, y parece que esta vez sí me pasé, eso del Flash Back como que me quedó cursi o ¿qué creen? Pero la verdad es que casi lloro escribiendo cómo se le moría la mamá ;_; espero que no haya descrito esa escena insensiblemente.
¡Una cosa! Para las personas que ya antes han leído lo que escribo, aclararé algo sobre las parejas, en especial la de H/G. Bueno, quizás este no es mi estilo pero esta vez quise intentar con lo del "Amor imposible" pero desde el punto de vista de Ginny. También aclaro que ¡Soy fiel a H/G! Por favor sus partidarios, no me crucifiquen por poner a Harry con Cho O_o (Esa me cae mal pero tenía que poner algo de dificultad a la cosa) ¡Ah, sí! imagínense sólo por esta vez que Cho va en el mismo curso que Harry porque o sino no cuadra como ya notaron ^^UU
Bien, ¿Qué mas digo? Ya creo que hablé mucho :P Mmmm, pues espero todo tipo de comentarios ^_^, lo principal: ¿Continúo o no? ^^UU ¿Les parece interesante la idea? ^o^
Bueno, les agradezco de nuevo por leer, espero les haya gustado este capítulo ^_^ y claro ¡¡Reviews por fis!! No les cuesta nadita, pueden escribirme qué les pareció o criticarme de todo si quieren ^_-
¡No olviden el botoncito morado y Arigato!
Annia"Volará quien le ponga alas a sus sueños..."
