Digimon no me pertenece; ni su historia y personajes.
Luz
De noche
Aquellos días de gloria, fama y diversión quedaron atrás para un joven escritor de veintisiete años de edad. La fama le llego con su primer libro publicado a sus dieciocho años, fue tan vendido y solicitado en las tiendas de libros que se fue a la cima. Con el paso de los años publico otras tres novelas que tuvieron un éxito mayor que su primer obra, todo era felicidad para esta joven promesa. Su maleficio comenzó seis años después de su debut, las ideas e imaginación se bloquearon en su cabeza resultando en un paro de escritor. Aquel estado por la que ninguno en la profesión quisiera pasar jamás, pero, que estaba latente con amenzar la carrera del escritor. Por mala fortuna el famoso Takeru Takaishi empezó a vivir la decaída de su carrera debido a este problema, su representante y editorial lo presionaban logrando que solo de el surgiera frustración en vez de creatividad. Takeru un joven rubio, alto de ojos azules con tez blanca y el típico porte francés no lograba soportar tanta presión, y ya con dos años sin producir nada la depresión le impedía salir de este lapso de falta creativa.
Takeru se pasaba las noches frente a su maquina de escribir, siendo un sujeto del nuevo siglo era extraño que usase una maquina tan antigua y rustica para plasmar sus creaciones, pero, el amaba lo antiguo ó como le llaman ahora los jóvenes, retro; sentía que con las nuevas tecnologías en computación y demás se perdía esa esencia al escribir en una hoja y eso era algo que no quería que se perdiera. Esa noche no siendo la excepción para el escritor se fue ha sentar frente a su maquina ya con el papel en posición y se disponía a plasmar algo que le gustase a su editorial. Las ideas iban y venían en estampida todas revueltas y algunas sin sentido, pero, ninguna era lo suficientemente inspiradora para comenzar a escribir una novela que tuviese una historia de quinientas páginas que era el mínimo que le solicitaba su editorial. Las horas pasaron y la hoja estaba casi en su totalidad en blanco, solo por unas cuantas palabras que escribió en el principio no tenía nada que ofrecer de nuevo esa noche. Frustrado y desesperado Takeru se levanto bruscamente de la silla tumbándola en el proceso, sin dudarlo fue directo al mini bar que tenía en la otra habitación y se sirvió en un vaso con hielos el whisky de su preferencia. De nuevo esa noche seria una como tantas otras, nada de inspiración y mucha bebida.
El día siguiente comenzó para Takeru a las dos de la tarde hora en que se despertó tirado a un lado de su cama. Su hedor era de alcohol y su facha la viva expresión de un hombre desesperado. Con dolor de cabeza y sintiendo rasposa la garganta el rubio se dispuso a darse una ducha para aclarar se mente. Bajo la regadera, como en anteriores ocasiones, se recriminaba el haberse excedido con la bebida siendo consiente que ese no era la actitud que debía tomar, pero, era su única forma de escapar de todo ese embrollo en el que se encontraba sumido. Al salir de la ducha se coloco su bata y escucho el teléfono de la casa sonar con insistencia; el sonido le provocaba en su pecho una fuerte punzada por temor a que fuese su representante para exigirle un avance de alguna nueva novela. Tomando fuerza se dirigió a la mesita de noche ubicada un lado de su cama y agarro el teléfono de su base.
— Diga.
— Hermano, llevo toda la mañana localizándote — La voz ruda y a la vez amigable al otro lado de la llamada hizo que Takeru se relajase. — Has vuelto a beber hasta perderte, ¿cierto?
Takeru dejo escapar un suspiro al recordar lo bien que le conocía su hermano mayor. Intentaría negar la acusación de su hermano aunque sabía no lograría hacer que le creyese.
— No es eso, Matt — Takeru se sentó en la orilla de su suave cama en la que no paso la noche. — Veras, hoy tuve una reunión con Anderson por lo de mi nuevo libro y apenas voy llegando a la casa.
Al otro lado de la llamada solo se pudo escuchar silencio, uno que no duro mucho para dar paso a la voz de un hermano molesto.
— No mientas, Takeru, que he hablado con tu representante y me ha dicho que seguro estabas en casa.
— No me vayas a comenzar a sermonear — Al rubio le comenzaba a molestar las llamada de su hermano; recientemente cada que hablaban terminaba por decirle que estaba mal el camino que su vida estaba tomando al usar la bebida como válvula de escape para eliminar sus frustraciones. — Se bien lo que hago, hermano.
— Pues no lo parece.
— Bien, ¿solo hablaste para esto? — La voz cansina de Takeru hizo que en Matt hubiera un cambio de humor. Le comento que la razón de su llamada se debía a que tanto el como su esposa, Mimi, lo eligieron a el como padrino de bautizo de su pequeña hija. Esa noticia era de las pocas buenas que hubiera recibido Takeru, siendo que en esos meses eran casi nulas. — ¿Ser padrino de la pequeña Roselyn? Claro que acepto, dime que necesitan ó en que pueda ayudar.
— Tranquilo, hermanito — Una risa se escucho en el receptor del teléfono. — Faltan unas semanas para tal evento, te informare en la semana los datos del bautizo.
— Ya quedamos.
La razón de la llamada de su hermano provoco que Takeru se pusiera de un buen humor. Con el pensamiento del bautizo el rubio se fue a su armario y eligió la vestimenta que usaría ese día; ya puesto la ropa y haberse echado loción se dispuso a salir a comer algo en un buen restaurante, aprovechando que era domingo y no tenía planes con nadie.
Manejando su automóvil de varios miles de euros, el rubio rondaba la zona exclusiva de Paris en busca de su restaurante favorito el Le Goút un distinguido lugar donde sus platillos eran una delicia. Takeru era un joven de un muy buen gusto por lo que la calidad del lugar al que llego con intención de degustar sus alimentos era de cinco estrellas. Dejo su automóvil a cargo del ballet parking y se adentro al lujoso lugar siendo recibido en el lobby por un hombre en traje negro quien le saludo muy afectuosamente. El host le condujo hasta la mesa que habitualmente ocupaba cada que iba aquel sitio, aun siendo un lugar caro el restaurante estaba muy lleno, por fortuna su mesa estaba libre. Ocupo una de las sillas y ordeno lo de siempre, el mesero fue a la cocina para dar el pedido del rubio al chef, mientras Takeru se dejo cautivar por el lujoso y bella decoración del establecimiento, siendo este uno muy clásico. Saco uno de sus libros preferidos de su portafolio, el leerlo por vigésima vez no le resultaba fastidioso en absoluto, le resultaba todo lo contrario ya que en esas paginas, en esa portada que marcaba su uso y edad junto con su aroma particular le resultaban reconfortante. Buscaba que ese libro le brindara lo que años atrás, inspiración y motivación.
La tarde paso entre la ida ha comer al restaurante e ir de un lado a otro rondando las calles de la ciudad de las luces. El sol se comenzaba a ocultar y el cielo se tenia de azul claro a un naranja. Takeru se detuvo en un semáforo y frente a el se podía ver lo mas alto de la torre Eiffel, el monumento mas famoso del país y el cual el mundo conocía a la perfección. El ver la majestuosidad de la torre le hizo recordar al escritor como años atrás ese fue su fuente de inspiración para crear una novela donde narraba la vida de un famoso arquitecto de la época renacentista y los problemas que traían consigo su innovación. Aquella idea no le gusto en un principio a su editorial, pero, cuando leyeron el primer borrador quedaron fascinados por lo que publicaron el libro que se convirtió en uno de las mas leídos ese año. El semáforo cambio a verde y el rubio puso en marcha el vehiculo, pasando unas cuadras su celular sonó.
— ¿Diga? — Takeru era de los pocos que por contestar el celular busca un lugar para estacionarse y poder atender la llamada. Esa no fue la excepción por lo que al contestar ya estaba con el vehiculo estacionado en la cerca de una calle poco concurrida.
— ¿Qué tal tu día, Takeru? — La voz de aquella mujer, su representante, hizo que el rubio cerrara los ojos previniendo lo que sucedería.
— Estoy en eso, te dije que yo te contactaría.
— Vaya, ¿Y que te dice que te hablo por negocios? — La voz del otro lado de la llamada sonaba ofendida. — ¿Que no puedo llamar a un buen amigo solo para invitarlo a venir a mi casa mañana?
Takeru se quedo en silencio analizando las palabras de Anderson, era cierto que tenían una amistad antes de que se convirtiera en su representante, pero, por la misma relación de negocios esta no era de la mas usual. Como fuese sabía que esa reunión tenía un sentido de negocio y no podía escaparse tan fácil.
— Bien, ¿A que hora es el evento?
La representante le dijo la hora exacto en la que quería que fuese a su casa, al rubio no le agrado ya que era a las cinco y su casa se encontraba a las afueras de la ciudad por lo que el regreso seria complicado. Como fuese quedo con Anderson de verse el día siguiente. El regreso a casa fue corto para buena fortuna de Takeru, quien decidió ese día poder ir a dormir temprano. Ya con su pijama puesta, la cual solo era un short, paso por la habitación del mini bar dejando en el esa sensación de entrar y tomar un solo trago al fino licor que dentro había. Se quedo parado frente a las puertas de su salón de diversión, no podía resistir la idea de no entrar y tomar un tragó de ese delicioso whisky que tanto le fascinaba. Estaba apunto de tomar la manija de una puerta cuando la voz de la razón le detuvo. Algo molesto se dirigió a su cuarto y se acostó en su cama matrimonial, le gustaba los espacios amplios, se giro hacia la puerta de vidrio que dejaba ver un hermoso paisaje de la ciudad y sus luces. Sobre los edificios se levantaba la parte superior de la torre Eiffel que lucia en todo su esplendor y aun mas arriba el cielo nocturno pintaba todo de negro, los parpados fueron haciéndose más pesados hasta el punto de que las luces de la ciudad se apagaron de repente.
La mañana siguiente pasó de lo más normal para el rubio, desayuno, se baño, cambio y trato de escribir sin conseguir mucho. Cuando dieron las cuatro de la tarde el rubio salio de su casa y abordo su automóvil para emprender el viaje a la casa de su representante. El camino era algo largo ya que se encontraba a cuarenta minutos fuera de la ciudad, sumando unos quince en los que salía de esta la hora en que salio era perfecto para llegar a tiempo. Condujo a velocidad moderada por la carretera, las afueras de la ciudad eran hermosas con sus campos y vegetación por doquier. Era agradable para Takeru poder salir de lo rutinario, a pesar del destino, respirar aire fresco le resulto vigorizante. Cuando el reloj marcó las cinco diez el rubio se encontraba frente a una pared perimetral y unas rejas altas y de metal pesado, se acerco al comunicador y timbro.
— Hogar de la señora Celine Anderson, ¿Quién timbra? — Se escucho la voz de un hombre muy educado y con cierto acento ingles en su hablar.
— Soy Takeru, Fred.
— Oh, señor Takeru, deje le abro las rejas.
Con un ruido estrepitoso en el inicio las rejas se comenzaron abrir dándole paso al rubio. Condujo hasta llegar a las escaleras que daban a las puertas de la casa, ya le esperaba un sequito de sirvientes por lo que el rubio dejo al cuidado de uno de ellos su vehiculo mientras el llamado Fred, jefe de la servidumbre, le condujo por la casa para llevarlo al patio donde se llevaría acabo la reunión. El hombre que conducía a Takeru llevaba toda la pinta de ser un mayordomo, el traje negro con la camisa blanca, los zapatos de vestir bien boleados, su porte rígido y educado, y el cabello solo en la parte trasera y lateral de la cabeza.
— Si gusta pasar, la señora Anderson se encuentra en la mesa principal.
— Gracias — Takeru cruzo el amplio marco de las puertas que lo condujeron al enorme patio de su representante. "Vaya que le va muy bien" pensó el rubio al ver lo lujoso del lugar. Aun cuando ya había ido un par de veces le resultaba asombroso.
— ¡Takeru! — La voz de Anderson se escucho a lado derecho de Takeru quien instintivamente al escuchar su nombre volteo. Una mujer de unos treinta y cinco años caminaba en dirección al rubio, su cabellera larga y negra, su tez morena y ojos que parecían luceros podrían cautivar a cualquier hombre. Takeru no podía negar que su representante era muy linda y debía admitir que algún tiempo le atraía. — Me da un gusto tremendo tenerte aquí, ya creía no vendrías.
— Y como no hacerlo ante tan atenta invitación.
Anderson y Takeru se rieron de lo dicho por este último. La representante pasó un brazo por el de Takeru y lo condujo hacia su mesa donde ya se encontraban varios invitados, uno a uno fue saludando mientras les eran presentados. El rubio entre mas iba viendo de lo que laboraban las personas que le presentaban se empezaba a dar cuenta que esta era otra manera de su representante de tratar levantar su carrera. Todos ó si no la mayoría eran gente importante en el ámbito literario.
— Sabia que esto tenia un fin oculto — Comentó el rubio a su representante ya estando lejos de la mesa.
— Solo quiero que mi escritor preferido vuelva a resurgir.
— Te lo agradezco mucho, Celine — Takeru soltó un suspiro muy profundo al ver como la mujer a su lado hacia su trabajo —, pero ya te dije que entre mas presiones menos rindo.
Anderson quien saludaba a una amiga a lo lejos se giro a su rubio compañero y le dedico una mirada seria. Takeru sabia que esa solo significaba problemas.
— Sabes que te entiendo y he apoyado — La representante tomo del brazo a Takeru y le detuvo su andar —, pero entiende tu mi dilema. La editorial ya esta sobre mi y tu llevas dos años sin presentar algo bueno, dime, ¿crees que no es tiempo de presionar?
El escritor dentro del rubio sintió un fuerte golpe con las palabras de Celine, recordar que su paro de creatividad llevaba dos años ocasiono en Takeru que volviera las ansias y la frustración.
— No quiero crearte mas problemas, pero, si no me tienes algo para dentro de dos meses me temo que la editorial te quitara todo su apoyo.
Eso ultimo era su acabose, la luz ya estaba en rojo intenso y el rubio sentía como su mundo se venia encima. El tiempo se agotaba y el pánico aumentaba.
— Promete que tendrás algo para antes de la fecha que te he dado.
— Lo intentare — Celine dejo escapar un suspiro, Takeru se encontraba sumido en sus pensamientos como para mostrar interés en el show que se estaba montando en el centro del jardín.
Las próximas dos horas que pasaron Takeru se la pasó junto al bar tender, desahogaba su preocupación con el buen licor de la fiesta. Mientras los invitados cantaban, charlaban, ó se deleitaban con la buena música en vivo, el rubio solo se la pasaba bebiendo. Celine en un par de ocasiones fue para tratar de que dejara de beber, a lo que Takeru molesto contestaba que si hasta en eso lo reprimiría. La anfitriona del evento se sintió mal por el estado en que su representado se hallaba que le ordeno al joven que atendía el bar ya no le sirviera ni un vaso mas de licor.
— ¿Y porque ya no me va ha servir? — Reprocho molesto Takeru a su representante.
— Te estas emborrachando y no es saludable.
— Claro que no estoy borracho — Aun cuando la voz de Takeru sonaba normal a simple oído, si se ponía atención ya comenzaba a tener un timbre extraño.
— Si lo estas así que por favor deja de beber.— Celine mando traer a Fred para ordenarle que lo llevase a una habitación donde pudiera pasar la noche. — Y no vayas a renegar de que te vas a querer ir.
— Como sea.
Fred condujo a Takeru al segundo piso de la gran casa que poseía Anderson. Aunque eran las siete y el cielo apenas se pintaba en naranja Takeru cayo rendido en la cama. Cuando despertó ya eran las diez de la noche, su cabeza ya se encontraba mejor y se sentía con más energías. El rubio al levantarse de la cama y despabilarse pudo escuchar como la fiesta aun seguía por lo que decidió mejor marcharse, bajo por las escaleras y se encontró con el joven del ballet parking, tenia que aprovechar el momento para poder irse ya que si Celine o Fred lo vieran tratar irse le detendrían y no tenia ganas de seguir en una fiesta amarga.
— Disculpa, ¿me podrías traer mi auto?
— Claro señor.
Ambos salieron por la puerta principal a la parte frontal de la casa. Al salir Takeru pudo sentir como la noche era calida siendo que aun era verano, mientras esperaba su automóvil pudo ver como a unos pasos se encontraba una pareja charlando muy a gusto y otro hombre fumaba mientras mantenía una llamada en su celular. Al poco tiempo el joven del ballet no tardo en traer el automóvil del rubio y le entrego las llaves. Si dudar abordo su automóvil y arranco, paso por el corto camino que lo conducía a las rejas y estas al estar ya cerca se abrieron dejándolo salir.
Al rubio no temía conducir en la noche por la carretera a pesar de que el peligro de que algún animal se le cruzara en el camino fuera algo usual en esa carretera. Los primeros veinte minutos fueron de lo más tranquilo, y al parecer no era el único temerario en esa ruta ya que en su camino vio pasar dos vehículos yendo en dirección contraria. El camino se tornaba relajante debido a que en esa zona el cielo podía mostrar su esplendor sin ser opacada por la luces de Paris. El manto nocturno no solo era negro, la luna (única representante de lo majestoso del cielo nocturno en la ciudad) era acompañada por cientos de estrellas que juntas brillaban y adornaban el manto nocturno. Takeru bajo la velocidad para poder prestar atención al cielo, algo que siempre lo había maravillado, se comenzó a perder en lo que miraba arriba que no puso atención al frente. El rubio recordó que debía poner atención al camino y lo hizo justo a tiempo para ver como una silueta de una persona repentinamente hacia acto de presencia frente a el. Takeru al ver que ya casi la tenia enfrente a una joven freno de inmediato ya que podía atropellarla, el vehiculo se termino de parar justo en el momento en que quedo a centímetros de la joven que le miraba con ojos perdidos. Su pinta no era de lo mejor, lucia heridas en los brazos y rostro, sin mencionar que su ropa estaba algo desgarrada.
— Ayúdame — Fue lo único que pudo pronuncia la joven antes de caer desmayada en el cofre del automóvil.
¡Bienvenidos a este nuevo y corto proyecto!. Esta es una historia la cual creo no superara los nueve capítulos, pero, cada nuevo que traiga será largo (mas de lo usual en mi). Debido a la extensión de los capitulo tal vez tengan que esperar por cada uno de ellos, tratare de traerle la mejor calidad posible para compensar la espera y ojala le tomen cariño a la historia.
Se que este primer capitulo puede resultar algo aburrido y tedioso, por lo mismo es corto, pero es mi forma de presentar a nuestro personaje principal que como saben casi siempre es Takeru. Excepto por Courage e Hijo de la Luna. Bueno, en todo caso espero le den una oportunidad al fic y me dejen saber su opinión sobre el capitulo.
Sin mas por decir
Au Revoir
