N/A: Oh sí, es hora de otro fic, porque los demás quieren pedientes. Este es de mi juego de horror preferido y no, no es de Slenderman. Se trata de Five Nights at Freddy's, un juego que de seguro conocen porque entonces no sé qué carajos hacen aquí, en un Fandom que no conocen. Nah, sin ofender. Caí enamorada de Freddy y de Foxy, son tan espeluznantemente lindos. Los adoro. Chica me parece algo...su mirada me peturba y el conejito ay, adoro a todos.
Como no hay fics en español -casi-, me doy el lujo de escribir yo también. No hay que dejar este Fandom solo, hay que hacerlo avanzar.
Summary: Fue cuestión de que unos cuantos segundos pasaran para que aquella adolescente se arrepintiera de la peor decisión de su vida. Sus labios temblaron cuando la figura del oso café hizo aparición y ahogó un grito llevåndose ambas manos a la boca. Sin embargo, no sentía miedo, sino sólo indignación.
Disclaimer: Five Nights at Freddy's no me pertenece desarfotunadamente. Si así fuera...haría definitivamente una serie muy larga de ellos.
Pareja Principal: [Foxy, OC, Freddy] No esperen escenas muy acarameladas. Son animales electrónicos sanguinarios y tiernos.
Nota: El nombre de la chica es el mío, Lynda sin embargo, para cubrir el apellido mexicano que no queda en la historia, se apellidará Murtons. Lynda Murtons y tiene aproximadamente 17.
Al prólogo, amigos:
¡Esto es malo!
...
Primer día y sentía que su vida era una total mierda.
Lynda Murtons, una chica de 17 años de edad nunca se imaginó en esa situación; trabajando de guardia de seguridad en una Pizzeria que, le parecía totalmente anticuada y aterradora. Era una total miedosa, pero estaba escasa de dinero y pagaban bien, por lo que se armó de valor y solicitó el empleo. Grave error.
Bebió de aquella taza de café y le hechó un vistazo a las cámaras de seguridad, su rostro intentando verse sereno que temblaba como gelatina segundos después de haber sido tocada con brusquedad. Los animales de allí le daban muy mala espina. Se veían oxidados y maltratados. No entendía la razón de tanta fama aún después de tanto tiempo cantando las mismas canciones, actuando el mismo acto, siendo como siempre eran.
Hacer siempre lo mismo, cada día de su existencia debía ser aburrido. Bah, solo eran máquinas, daba igual. No debía dibagar, tenía que vigilar a esas cosas, de eso trabajaba.
Lynda suspiró y contó el nivel de energía restante y la hora actual. Eran las 4:00 A.M y tenía todavía el 51% de reservas eléctricas. Sabía bien que el primer día siempre era el tranquilo, y lo que el chico del mensaje que había dejado el guardia anterior se lo había dicho. Que el primer día apenas y se movían pero que al día siguiente el verdadero desafío iniciaría. La chica estaba estudiando a los animales electrónicos con la mirada chocolate que poseía, quería prepararse para vivir y contar lo que había ocurrido.
A pesar del miedo que inundaba su mente, también tenía curiosidad.
Chica, la linda polluela tenía rato en la puerta que Lynda tenía cerrada. La humana sabía que la táctica del artefacto era simple: esperar a la falta de energía para atacar. Lástima que Lynda aún tenía bastante energía de reserva. Una deducción menos.
El conejo púrpura -Lynda no tenía conociemiento acerca de su nombre,- tenía una tåctica similar, pero diferente. Solía moverse de habitación seguido para de repente llegar a la cabina en un intento por sorprenderla. Buena táctica, más sin embargo desesperada y obvia si se le era observado, por lo cual, la guardia lo tenía bajo control. Dos menos, mitad hecha.
Foxy, el zorro pirata era un dolor de cabeza. Lynda apenas y se había salvado de él en unas cuantas ocasiones. El zorro de pelaje de un color parecido al rojo o cobre -la oscuridad no le permitía deducirlo-, era de una tåctica indefinida. La chica había oído que su mejor opción era mantenerlo vigilado, más que los demás, ya que en menos de lo que ella se esperaba ya estaba corriendo hacia el pasillo. Deducción menos.
Sin embargo, Lynda esaba dudosa. El oso, Freedy no se movía. Estaba quieto, tranquilo, como si no fuera uno de aquellos locos animales. Según el guardia del mensaje, Freddy se movía pocas veces, en pocos casos. A la adolescente no le gustaba eso, que no supiera deducir cuándo fuera. Había oído que para que él entrara en acción era seguro que fueras a no sobrevivir. Según los rumores, el oso se movía cuando las reservas de energía que la tacaña pizzería se acababan o en otros casos pocos comunes.
La chica tuvo que conformarse con saber sobre tres de cuatro.
Y las seis de la mañana dieron el fin a su turno nocturno. Hora de volver a casa. Notó la luz colarse por aquella cabina sucia y oscura. Estaba a salvo. Salió de aquél cuarto y se permitió soltar un suspiro.
-¡Primer día superado! ¡Chúpame esa, mamá!
La joven dió un pequeño baile de la alegría. Según el guardia anterior, a las seis de la madrugada, los animales volvían por sí mismos al lugar dónde estaban antes de que ella llegara, por lo sólo era cuestióm de irse. Sin embargo, se topó con la pequeña sorpresa de que la figura del oso estaba ahí, enfrente de ella, como si no comprendiera que la Pizzería estaba por abrir y que hasta la chica de cabello castaño ya se había puesto a celebrar.
Los ojos de Freddy se veían llenos de vida, Lynda pensó que sus ojos de plástico indistrial lucían reales, casi humanos. Se tapó la boca con sus manos, indispuesta a soltar un grito y con la mirada más indignadamente asustada que tenía, lo miró, fulminándolo con ella.
-¿Qué haces aquí?- preguntó ella después de unos segundos, apartando ambas manos de su cara para descansarlas en su cintura pequeña. El oso no respondió, ni apartó la mirada.-Ya son las seis, gané.
Se oía asustada, como si temiera por su vida. Freddy no se molestó en contestar, se dedicó a inspeccionar a su nueva guardia.
Baja, muy baja y algo pálida. Su guardia era débil a la vista. Ojos chocolate, muy grandes y lindos con un toque de miel bastante leve. Mejillas sonrosadas de manera natural y con una horrible cicatriz en su frente. Cabello castaño oscuro hasta los hombros, quebradizos y maltratados a la vista. Complexión delgada y de físico bastante inútil.
¿Por qué los dueños aceptarían a esa niña para ese trabajo? En ese mometo estaba temblando de miedo, y la chica debería saber que no podía acomodarla en un traje adecuado para ella -el hecho de meterla a un animál mecánico y matarla en el proceso,- solo se había movido para saber quién era aquella persona que había superado la primera noche.
-Se nota que te gusta hablar, ¿eh?-Lynda murmuró con un poco de pánico.- Lamento decirte esto, pero debo regresarte con tus...eh...amigos.
Freddy ladeó la cabeza en respuesta.
-No quiero que me regañen porque tú no estés atrás del puto Telón.-El oso café se encogió de hombros ante el insulto ignoråndolo.- Así que, aunque esté muerta del miedo, te acompañaré allí y luego me marcho, ¿vale?
Lynda gruñó frustrada al no recibir respuesta.
-Dije, ¿VALE?
Comprendiendo la situación, Freddy asintió de mala gana. La mano humana se posó en la suya, dirigiéndolo a donde se hallaban sus compañeros. Miró los rasgos de aquella muñeca desnuda -a su vista de que no es un animal,- y prometió que, para el quinto día, ella sería uno de ellos. Haría lo posible para que se pudiera mover y no quedara inmóvil -muerta,- después de la transformación.
En menos de lo que un Gallo podía cantar, habían llegado con los otros animáles mecånicos. Estaban inmóviles, haciendo un buen trabajo manteníendo su imagen de cositas lindas y adorables. La chica miró a Freddy y se soltó de él.
-Quizás y no debería decir esto, pero me hicieron pasar la noche más aterradora de mi vida...-los tres seguîan inmóviles, pero sus ojos ahora estaban fijos en ella.- Me divertí un poco huyendo de ustedes, debo admitirlo.
Freddy la miró un poco confuso. Mientras ella se dirigía a la puerta.
-Mañana continúen así. No son tan aburridos y sosos como creí. Al contrario, me dan mucho miedo.
Cuando comenzó a desaparecer oyó una voz. Era robótica y descompuesta, sin embargo, era entendible.
-"¿Nombre?"
-¿Eh?
Curiosa, se regresó al lugar, para revelar a Freddy en su lugar, sonriente.
-"¿Nombre?"
Le descolocó oír a Freddy hablar. Quizás lo que le desarmó fue el que preguntara su nombre. Se asustó pero, intentó verse valiente. Sonrió forzosamente, tragó saliva y parpadeó un par de veces.
-Lynda Murtons...
-"Lyn..da..."
Fue difícil, pero su nombre se oyó melodiosa de la voz robótica del oso. La chica sonrió aún más y se dirigió a la salida, calmando su miedo y las emociones que la traicionaban. Oh no, no admitiría que escuchar su nombre de los... ¿labios?, del oso le había hecho por un momento desear que llegara la noche de nuevo.
-Sólo tengo que sobrevivir cinco noches en Freddy's y estaré bien...creo...
...
N/A: Fin del prólogo. La cabeza me duele, estoy algo rara, enferma mejor dicho. He estado 5 horas para escribir esto apenas. Ojalá y les sea atractivo, me esmeré haciendo este capítulo/prólogo.
ATTE:
Karoru Gengar.
PD: Les deseo buenas noches, días, o tardes.
