Disclaimer: Dragon Ball pertenece a mi adorado Akira Toriyama. Yo sólo soy una fan que adora la serie.


MI MAESTRO


—Oye, Trunks... —lo escuché llamarme con su respeto y dulzura clásicas, de este y otros tiempos—, me he estado preguntando... ¿Cómo era yo en el futuro?

Gohan me formuló aquella pregunta como si la hubiera tenido atragantada desde hacía tiempo. Observé cómo sus ojos curiosos miraban los míos, como queriendo descubrir algo que quizá no era tan misterioso como parecía. Yo lo contemplé en silencio, sumergido en mis pensamientos; estaba asimilando la pregunta. De alguna manera, entendí que esa sería mi última conversación con el que había sido mi maestro. Por supuesto le contesté, lo hice después de un breve silencio provocado por la repentina pregunta.

Faltaban tan sólo unas horas para que me fuera a mi tiempo de nuevo, aquella mañana que le siguió a la derrota del maldito Cell. Por lo tanto, el aire olía, irremediablemente, a despedida.

—Pues... —suspire. ¿Qué podía decir de mi maestro en aquel momento? Era ese niño que tenía en frente, pero a la vez no era él. Cuántas contradicciones—. Era un guerrero excepcional —aseguré sin tartamudear—, como tú, Gohan...

Vi sus ojos una vez más, que me miraban con un leve tinte de tristeza.

—¿Y cómo era como persona? —inquirió enigmáticamente.

—¿Eh? —juro que no pude comprender bien a qué quería llegar con todo eso.
Mucho después lo hice.

—¿Era bueno contigo? —siguió, con aquella inocencia de niño, cara opuesta a ese tono adulto. Ambos se apreciaban magníficamente en él.

—Sí... Era un gran hombre. —Empecé a sentir nostalgia, pues no hablaba muy seguido de mi maestro.

Lo cierto es que me costaba. No porque no quisiera hacerlo, sino por saber que hablaba de alguien que ya no existía en mi mundo. Me daba tanta, pero tanta tristeza saberlo. Demasiada.

—Era importante para ti, ¿verdad? —siguió interrogándome, deseoso de saber más.

—Sí, mucho... —Observé el suelo. Dolió la nostalgia que, pronto, se manifestó en mi pecho.

—Disculpa, ¿te molestan mis preguntas? —Percibí pena en su voz.

—N-no... Es sólo que... —tartamudeé.

—Imagino cómo te sientes, Trunks —dijo repentinamente, adoptando una seriedad que casi asustaba.

No conseguía imaginarme a Gokuh así de serio. Pero Gohan tenía muchísima madurez para ser tan joven, tal vez hasta más madurez que yo.

—¿De qué hablas? —Sentí que mi pregunta fue ruda, pero él entendió a la perfección su sentido.

Me sonrió.

—Recuerdo cuando Nappa mató al señor Piccolo. Al verlo morir, sentí un dolor demasiado grande... No creo que mucha gente lo comprenda.

Vi su mirada nostálgica y, por primera vez, sentí que alguien podía entender lo que yo sentía con respecto a mi maestro.

—No, es difícil de comprender... —respondí tímidamente, con la voz apagada.

—Si —continuó—, porque el señor Piccolo, para mí, fue como un padre. Y eso que yo tuve al mío, pero... tú...—Me miró triste. Yo no podía soportar ese brillo apagado en sus ojos—. Lo siento, creo que pregunté demasiado... —Depositó, finalmente, su mirada en el suelo, apenado.

—¡No, Gohan! —Intenté que levantara su mirada de nuevo, sin éxito—. Está bien... Para mí —expliqué—, Gohan fue como un padre, ¿sabes? A pesar de que no había tanta diferencia de edad.

—¡Imagino cómo se siente! —Recuperó ánimos al mostrarse más sonriente—. ¡El señor Piccolo es así de importante para mí! De hecho, a veces lo siento más padre que a mi propio padre.

Desvié mis ojos hacia cualquier parte, confundido y sin poder adivinar el verdadero significado de sus palabras. Eso sí que había sido inesperado.

—A... ¿A qué te refieres? —pregunté con cautela al ver que una enorme tristeza se apoderaba de él.

—Amo a mi papá, pero... —Pequeñas lágrimas cayeron por su rostro. Gohan había sido superado por la situación—. No puedo soportar que nos haya abandonado, ¡yo quiero seguir teniendo a mi papá! No puedo perdonarlo, Trunks... ¿Acaso mi mamá y yo no valemos tanto como para que él reviva? ¡¿Acaso ser más fuerte cuenta más que nosotros?! —Se enfureció. Esa imagen no quedaba natural en él, no era propia de él—. Mamá me lo dijo ayer... —balbuceó—. Me dijo que...—El llanto lo dominó por completo. Abrazó sus rodillas fuertemente. Sin pensarlo ni cinco segundos, lo abracé lo más fuerte que pude.
¡Cómo me recordó a mí cuando tenía su edad! Cuántas lágrimas derramadas por no tener a mi padre, por ver cómo día a día mi mundo se deterioraba y se hundía más y más en ese asqueroso infierno apocalíptico. No podía ver a Gohan así. No podía verlo así en ese tiempo, en donde las cosas salieron tan bien, por lo menos en parte.

Él me lo hacía ver así.

—Gohan, ¡no llores! ¿Qué sucedió con la señora Chichi? —inquirí con toda la cautela y respeto que me fueron posibles.

Y su rostro… ¡Kami! Su cara mutó por completo.

Nunca jamás en la vida quiero ver esa expresión en su rostro.

—Mi mamá está embarazada... —Y siguió llorando.

Eso fue todo.

No puedo negar lo que sentí ante eso: me quedé congelado en medio de aquel panorama, percibiendo cómo un fuerte escalofrío subía por todo mi cuerpo.

—¿Qué? —dije. Únicamente eso fui capaz de eso.

Gohan aclaró su garganta e hizo un esfuerzo sobrehumano por seguir hablando.

—Mi papá prefirió ir a entrenar al otro mundo antes que ver crecer a mi hermanito...

—Gohan... —Nada de lo que dijera en ese momento aliviaría al pequeño que alguna vez, en otro tiempo, había sido mi maestro. Por este motivo preferí quedarme callado; las palabras no iban a salir aunque quisiera.

—No tengo fuerzas, Trunks... No quiero... Es mucha responsabilidad para mí, ¡sólo tengo 10 años! —Se enfureció. Clavó sus ojos negros en los míos, buscando en mis pupilas una explicación que probablemente no existía—. No puedo cargar con este peso, el tener que cuidar a mi mamá yo solo, el tener que ser un «padre» para mi hermano... Por eso... —Un sorpresivo brillo se apoderó de sus ojos negros—. ¡Por eso quiero saber cómo era mi contraparte del futuro! —Sentí una lágrima rodar por mi mejilla al escucharlo. No podía sentir más orgullo por aquel muchachito—. Quiero ser como él, quiero ser un ejemplo para mi hermano, así como él lo fue para ti... Es que no sé qué hacer... ¡No sé! —Apretó sus párpados por la impotencia.

Ahora sí era mi turno de hablar.

No sabía bien qué decir, por lo tanto preferí improvisar, dejar que mi corazón hablara:

—Gohan perdió al señor Gokuh cuando éste murió por la enfermedad que padecía y no pasó ni un año cuando tuvo que ver con sus propios ojos cómo todos eran asesinados, incluido el señor Piccolo...

Aunque triste por lo que yo le decía, él me vislumbró emocionado. Era como si le estuvieran dando la respuesta que él tanto buscaba pero no pudiera digerirla del todo bien. Finalmente, corté la obligada pausa y seguí hablando:

—Por supuesto tuvo que abandonar sus estudios, invadido por la impotencia y la sed de venganza. Recuerdo cuando me contó cómo su maestro, Piccolo, lo protegió para que Dieciocho no lo matara. Piccolo perdió la vida por ello y Gohan se vio en la necesidad de escapar vergonzosamente, sólo para que la vida de su maestro no se hubiera extinguido en vano. —La nostalgia se apoderó de mí; sin embargo, no permití que ésta me detuviera. Debía seguir hablando—. Recuerdo la tristeza que sus ojos reflejaban. Y puedo decirte que solamente aquella noche lo vi triste.

—¿Cómo que sólo esa noche? —preguntó curioso, como un niño pequeño, el cual era en realidad.

—Sí —afirmé—. Gohan siempre estuvo rodeado por un aura inexplicable. Dejó la venganza y la impotencia de lado y construyó una pared de esperanza alrededor de él. No se permitía estar triste ni sucumbir. Supongo que, porque si lo hacia, la señora Chichi, y yo, sobre todo, nos derrumbaríamos detrás de él. —El pequeño no dejaba de mirarme y yo no dejaba de emocionarme—. Gohan era quien nos daba ánimos a todos a seguir adelante. Era quien me daba ánimos para no darme por vencido, quien me hacía ver que era posible derrotar a los androides. Me entrenó con la esperanza de que si él no podía, yo sí conseguiría acabar con ellos. Quizá, y es muy probable, cuando estaba solo sí se sentía triste, que esa esperanza que siempre nos mostraba se apagaba y daba paso a la impotencia de no poder vengar a su maestro y a sus amigos.

—Pero incluso así nunca se dio por vencido... —Me sonrió levemente, lo cual me hizo sonreír también.

—Exacto. Gohan jamás se dio por vencido... Nunca dejó que la soledad y la impotencia lo derrumbaran, por eso creo que era un guerrero absolutamente admirable. El luchó hasta el final y murió con valía defendiendo a su planeta, a su gente, a sus seres queridos y a mí...

—Seguro que él te quería mucho —me dijo sentidamente.

—Así como yo a él. —¡Cuántas ganas de llorar! Pero no debía derrumbarme aún—. Gohan fue mi maestro porque me enseñó no sólo a pelear; me enseñó a tener esperanza. Por eso escribí Hope! en la maquina del tiempo: simbólicamente, quería llevarme desde mi tiempo algo de esa aura que rodeaba a mi maestro.

Vi que quería acotar algo, mas le hice un gesto para que me dejara continuar.
Tenía algo más para decir.

—Gohan fue mi amigo, a quien le contaba mis problemas y preocupaciones con la más grande de las confianzas; fue mi ídolo, mi modelo a seguir; fue el héroe de los pocos humanos que quedan, no solo el mío; fue respetado y querido por muchísima gente, muchos de los cuales le deben su supervivencia a él; por ultimo... —Ya no lo soporté, lloré—. Gohan fue como mi padre, porque tuvo que crecer a pasos agigantados después de todo lo que pasó y eso lo convirtió en un hombre muy maduro y bueno, en una persona realmente admirable. —Limpié mis lágrimas y dejé que unas nuevas corrieran—. Yo quería mucho a mi maestro, así como tú quieres a Piccolo, porque él fue todo lo que yo no tuve en mi tiempo. El amigo que nunca pude hacer, el mentor que necesitaba y el padre que nunca pude conocer...

Ambos nos quedamos callados, llorando emocionados, Gohan se veía feliz, lo cual me hacia sentir bien, en verdad.

—Mi maestro, aun cuando su mundo estaba casi destruido, pudo salir adelante —Seguí asegurando con orgullo corriendo por mis venas—. Y sé que murió feliz por haber hecho lo que mas quería, que era defender el mundo donde vivía la gente que él amaba. Defenderlo en nombre...

—... De su padre y sus amigos... ¿No? —Al terminar él atinadamente mi frase, le dije «sí» con mi cabeza—. Si él, aun en sus horribles condiciones, pudo...

—Tú también puedes, Gohan. No en vano son la misma persona.

Nos sonreímos el uno al otro, como aclarándonos que nos habíamos entendido a la perfección.

—Aunque mi padre no viva..., yo cuidaré de mi madre, de mi hermanito y de mi mundo.

—Sí... —Sonreí más aún, cosa poco común en mí pero que me salió del alma en ese mágico instante—. Junto con la gente que te rodea, todos cuidarán la paz de este mundo. Sé que lo harán.

—Gracias, Trunks... —Y me abrazó.

Me sentí extraño al ver el cambio de roles. Yo siempre era quien abrazaba a Gohan así, buscando el calor de un padre en los brazos de mi maestro.


Me fui esa misma tarde convencido de que Gohan no se daría por vencido. Pasara lo que pasase, no lo haría.

Cuando llegué a mi tiempo, maté a los androides lo más rápido que pude para ir luego hacia la tumba de mi maestro, la cual cavé yo mismo en medio de las montañas donde solíamos entrenar, a los 14 años, en medio de ese torbellino de dolor que se había apoderado de mí. Mucha agua había pasado bajo el puente, yo ya no era el mismo; tampoco lo era mi mundo. Me sentí más maduro de lo que podría haberme imaginado, sentí que todo el camino recorrido había valido por completo la pena.

Por primera vez sentí dicha en mi mundo.

Me paré frente a la lápida, la contemplé callado, sumergido en la emoción.

—Maestro —susurré hacia el viento—, ya cumplí mi promesa: ya los maté, ya te vengué. Y vengué a toda esa gente que no merecía morir. —Derramé unas lágrimas; las limpié al instante. Debía ser fuerte ante él—. Te prometo... ¡Te prometo que jamás me daré por vencido!

Le sonreí a la tumba sintiendo cómo el viento despeinaba con insistencia mi cabello. Supe que él había pasado por ahí de alguna forma, y supe también que estaba orgulloso de mí así como yo lo estaba del pequeño Gohan, por su valentía.

«Sé que él no se dará por vencido, como yo tampoco lo haré».

—Te lo prometo, maestro...


F I N


Nota final

Me dieron ganas de escribir sobre ellos... Adoro la relación de amistad, respeto y hermandad entre Mirai Trunks y Mirai Gohan, además de que los admiro enormemente a cada uno de ellos.

Espero les guste. Mirai Gohan merecía un fic cargado de todo el respeto que yo siento por él, así como el enorme respeto y admiración que siente Trunks también. n.n

¡Hasta otra!


Nota final 2013

Este fic es uno de mis pequeños orgullitos, lo admito (?). Pasan los años y lo sigo adorando, por lo cual corregirlo era imperativo. ¡Así que acá está! No cambié nada esencial; simplemente mejoré la gramática y ortografía y algunas oraciones. Los gerundios daban asco. XD De todas formas, la versión original anda por FanficEs y por DeviantArt.

¡Gracias a todos los que lo han leído todos estos años!

Sin más, les mando saludos. n.n


Dragon Ball © Akira Toriyama