MISIÓN CUMPLIDA: GAME OVER
Disclaimer: Death Note no es de mi autoría, pertenece a Tsugumi Ōba y Takeshi Obata. Éste es solo un fanfic.
DATO IMPORTANTE: Este fanfic está basado en un universo alterno, en el que Light Yagami es el único que muere, L sigue vivo al igual que sus sucesores y bueno, digamos que solo Light está muerto. Además de que ya han pasado algunos años desde que esto sucedió. Espero lo disfruten 😊
Categoría: pretendo que sea romance, humor y algo de aventura. Pero ya veremos.
Detalles especiales: Cursiva/Negrita para pensamientos de forma general. Cursiva para resaltar datos o palabras importantes.
Parejas: Lo desarrollaremos poco a poco.
Narración del capítulo: 1ra persona
PROLOGO
Luego de una larga calada de humo suspiré, no había logrado llegar tan lejos como mis amigos de orfanato, pero sabía que la vida en algún momento me recompensaría. Si bien es cierto, el mundo giraba en torno a algo muy distinto para mí que solo la justicia, los detectives, la paz y todas las sartas de estupideces para las que fui entrenado, no quería quedarme detrás de la línea sucesora. Pero se preguntarán ¿a qué va todo esto?
Demos un poco de retroceso.
L, el gran y mejor detective de la historia, nadie sabe quién es realmente; el mundo general lo conoce por medio de su característica L gótica y los pocos, muy pocos, afortunados y virtuosos de saber su identidad real se limitan a quedar sorprendidos por su aspecto físico más que su intelecto. El gran detective había vivido en Wammy House, un orfanato de chicos especiales, no refiriéndonos a algo negativo; sino más bien; a algo muy positivo. Un hogar para niños prodigios.
Dentro de este hogar solo un puñado de jóvenes han sido escogidos para formar parte de la línea que sucederá al gran L: N, M y M2. Near, Mello y bueno, yo, Matt.
Desde muy pequeños fuimos entrenamos para poder lograr alcanzar las expectativas que nuestro futuro puesto desempeñaba: astucia, intelecto, sagacidad, imperturbabilidad, control de sentimientos, control de pensamientos, etc.; pero claro está, cada uno de nosotros posee un temperamento y un carácter muy distinto, no solo entre nosotros sino entre nuestro líder, pero ya conocerán de ellos, cada quien tendrá su parte en esta historia, aunque el principal sea su servidor.
De cada uno de nosotros el orden es tal cual lo mencioné: primero en la línea de sucesión, Near; segundo en la línea de sucesión, Mello y, por último, el tercero, yo y es aquí en donde radica el porqué de mis suspiros y cavilaciones.
— Matt, contesta, ¿te encuentras ya en el punto? — la voz irritada de Mello me sacó de mis pensamientos, parecía que me estaba hablando hace ya un rato.
Tiré la colilla consumida de mi cigarrillo por la ventana del auto.
— En efecto, estoy esperando a que nuestra perseguida salga del edificio— contesté, restándole un poco de importancia.
Como les dije, soy el tercero en la línea sucesora, lo que significa que mi rol siempre es el del campo; es decir; el chico de los mandados.
Estábamos en medio de un caso, necesitábamos acercarnos a una personaje especial, una chica de la CIA que podría ayuda resolver uno de los tantos casos con los que se llenaba la cabeza, esta chica; además de ser una pro en el arte del disfraz, la mentira y la infiltración; se dedicaba en sus tiempos libres a ser abogada y últimamente se había centrado en resolver un caso muy sencillo de extorsión por fotos para nada más y nada menos que Misa Amane, el segundo Kira.
¿Ya ven más o menos por dónde va la situación?
Luego de que Light Yagami, el primer Kira, muriese en manos de L gracias a todo un proyecto en el que no solo participaron los sucesores y L, sino que además todo el cuerpo policial, Misa había sido vigilada por L pero jamás sentenciada como merecía – o al menos como yo creía –, me debatía en pensar que era por el hecho de que el shinigami compañero del segundo Kira había hecho un pacto con L pero no estaba seguro y jamás lo estaría. Había algunas cosas que no solo yo desconocía, sino todos, y que L no pretendía compartir.
Luego de esperar por 30 minutos más, una mujer alta de cabello negro azabache, gafas negras, blanca y delgada salía de las puertas que conformaban el estudio jurídico. La miré detenidamente comparándola con la foto de mis archivos, vaya que realmente era guapa.
― Acabó de salir y está caminando en dirección contraria, la perseguiré a pie― hablé rápidamente a Mello por medio del micrófono incorporado en mi odio y salí del auto sin esperar respuesta.
L necesitaba que ella se una a su equipo por voluntad propia o a la fuerza, era la única forma de estar más cerca de Amane ya que ésta última había firmado un contrato con la seudo-abogada por un año. Sabía que el detective en cuestión parecía tener una especie de obsesión con Misa y no era del todo algo detective – criminal, sino era otra cosa.
Estaba perdiendo de vista a mi perseguida así que tuve que pasar la calle con el semáforo en verde con la esperanza de no ser atropellado; la calle era amplia, pero debía correr el riesgo si pretendía por lo menos alcanzarla, llegué a la acera y el frio del invierno no hacía más que empeorar las cosas, me tocó caminar a paso rápido disimulado alcanzándola antes de que cruzase la calle en la otra esquina y me camuflé entre la multitud. Empecé a admirar a mi perseguida desde atrás, no estaba para nada mal, dentro de lo problemático y estresante que era ser el chico de los mandados había un minúsculo espacio destinado a la diversión, éste era un claro ejemplo.
El semáforo cambio su luz y empecé a seguir la multitud sin perderla de vista, entendía que era mejor acercársele cuando hubiese cerca un callejón que permita halarla y poder conversar, pero no tenía mucho tiempo que digamos.
― Matt, ¿cómo vas? Recuerda que te esperamos en las instalaciones a las 1700 horas. ― Era Mello, jodiéndome el odio con su impaciencia.
Bajé un poco la cabeza para contestar con un leve ok mientras caminaba, pero al alzarla mi perseguida había desaparecido.
¿¡Qué mierda!?
Enseguida empecé a ver hacía ambos lados, ¿dónde demonios se había metido ella?, no dimos más allá qu pasos cruzando la calle y se había esfumado como hoja en el viento. Esto iba de mal en peor. Caminé instintivamente girando hacia la izquierda, se me ocurría que era el único camino que ella podía tomar para desviarse y ni bien caminé 2 pasos sentí como un brazo me halaba de forma un poco brusca hacía un costado al interior de una librería.
Era mi perseguida.
Con las gafas ya lejos de su cara me miraba con unos ojos azules penetrantes mientras cruzaba su brazo por mi cintura en forma de abrazo con una mano ubicando su arma cerca de mis costillas ocultándola fácilmente con su chaqueta, estábamos de pie entre unas estanterías cerca de la entrada de espaldas a la calle, sin decirme nada dio unos pasos más atrás para ocultarnos mejor y me acercó a ella de frente colocando la pistola debajo de mi barbilla, con su otro brazo sacó el micrófono de mi odio lanzándolo lejos de nosotros. Estábamos realmente cerca, cara a cara.
Vaya, era ruda.
― ¿Quién eres?, ¿por qué me persigues?, ¿quién te ha enviado? ― eran muchas preguntas las que hacía y mientras ajustaba el cañón de la pistola a mi mandíbula yo no podía responderlas.
Suspiré, esto sería más problemático de lo que pensaba.
― En primer lugar, señorita Brown, sería mejor que bajase el arma antes de que alguien pueda verla y en segundo lugar no puedo contestar si sigue presionándola contra mi mandíbula. ― Hablé entre dientes lo mejor que pude mostrando mi mejor cara de indiferencia.
La señorita Brown bajó un poco su arma sin quitar los ojos sobre mí.
Analicé su cara un instante, tenía facciones que competían con las mejores modelos del mundo, labios rosas y sin maquillaje extravagante, olía a flores de primavera. Todo un bombón, pero se opacaba con esa mueca de enojo analítico.
― Habla, ahora ― demandó.
― Me gustaría conversarlo en un lugar un poco más privado si es posible. ― No podía, por ningún motivo, dejar que la información que traía se divulgase de esta forma.
La señorita Brown me miró durante unos segundos, ajustó solo un poco el cañón de la pistola a mi mandíbula. ― No pretendo que dejemos este lugar sin que respondas lo antes cuestionado, así sea de forma rápida.
Resoplé, ok, realmente era dura.
― Soy Matt, me han enviado, ¿quién? Pues L.
No podía decir más allá de eso.
Ella me miró incrédula durante unos instantes, sus ojos realmente eran penetrantes. Dejó el arma a un lado e hizo un ademan con su mano para que la siguiese y caminó por el pasillo directo a unas escaleras al fondo de la librería. Me quedé quieto un instante pues no entendía que pasaba, ¿esperaba que siguiésemos la conversación en el piso de arriba?
Ella me miró y suspiró. ― Ésta es una instalación que utilizo como escudo, es una buena forma de distraer a personas como tú de que no soy más que una abogada.
Se dio la vuelta y empezó a subir las escaleras. Fui detrás de ella, siguiéndola y por supuesto, admirando un poco más.
Soy un hombre, ¿qué esperan?, dentro de Wammy House no tuve el chance de realmente relacionarme con mujeres, todos éramos como hermanos, por lo que al salir de allí y venir con L no había tenido una lista muy larga de romances y este trabajo; por si no lo han notado; no es muy favorecedor para el coqueteo. Así que de vez en cuando es bueno disfrutar.
Llegamos a un pequeño pasillo y ella abrió una puerta blanca dándome pase para entrar.
Era una especie de departamento, pequeño pero cómodo. Apenas ingresabas a la izquierda tenías un balcón pequeño que daba hacía la calle de atrás, un sofá y en frente del mismo un televisor pequeño sobre una cómoda, un poco cerca de la puerta se encontraba una mesita redonda pequeña para cuatro personas, una cocina del lado derecho y un pasillo angosto que creía daba al baño y al cuarto.
La señorita Brown ingresó al departamento dejando su saco en una de las sillas de la mesita redonda mientras no despegaba sus manos del arma. Me indicó sentarme en el sofá. Tomé eso como una clara invitación a hablar.
― Como le dije anteriormente, señorita Brown, L me ha enviado aquí para contactarme con usted. ― repuse, mientras tomaba asiento en el sofá. ― Desea de sus servicios en un tema muy particular por lo que me solicitó que sea llevada a sus instalaciones lo más pronto posible y de esta manera comentarle él más a fondo de que se trata este reclutamiento.
Ella me miraba sin inmutarse y sin bajar el arma.
― Muéstrame que eres secuas de L y no un infiltrado. Si lo haces no te mataré, sino date por muerto.
Ok, esto no era bueno, pero por suerte había traído un as bajo la manga, hice ademán de que sacaría algo y ella dio un paso al frente, a la defensiva. ― Tengo la muestra que necesita, pero está en el bolsillo de mi campera ― indiqué mientras alzaba las manos de forma defensiva.
Ella se acercó a mi y metió su mano en el bolsillo; vaya, vaya, este trabajo si puede traer buenos momentos. Definitivamente.
Sacó todo lo que encontró en él, una cajetilla de cigarrillos, un encendedor y un pequeño dispositivo tipo teléfono inteligente.
― Presione el botón del costado y podrá obtener la información que necesita, incluso tengo números telefónicos de personas del departamento de policía, como el jefe Yagami, para que pueda cerciorarse que lo que dice en el archivo es correcto.
Ella presionó el botón como le indique y reviso el artefacto con una mano. Bajó el arma luego de unos segundos.
― ¿Por qué L desea que trabaje para él? ― me preguntó sin alzar la vista del artefacto.
― Eso te lo responderá él, pero no tenemos tiempo. Debemos llegar a las instalaciones para las 1700 y ya hemos perdido mucho tiempo valioso. Le sugiero que termine de realizar tus averiguaciones si gusta, busque una maleta pequeña y nos vayamos de aquí lo más pronto posible.
Recogí mis cosas del suelo y me dispuse a sacar un cigarrillo, ella alzó la mirada y me sentenció con la misma.
― Ni se te ocurra, si quieres fumar que sea en el balcón.
Rodé un poco los ojos, era algo mandona. Eso le quitaba mucho atractivo.
Me levanté como quién no quiere la cosa y salí al balcón mientras encendía mi cigarrillo, miré mi reloj, eran las 1630 horas, debía apresurarme, el micrófono había sido dejado en el piso de abajo y sabía que Mello se pondría de malas si no le daba rápido una señal de vida. Estos trabajos no me gustaban, andar de recadero buscando gente y llevándola a las instalaciones me parecía de lo más estúpido posible, L podía muy bien hablar con ellos mediante un mensaje codificado, pero prefería que sea yo quién realice los reclutamientos, sin contar que muchas veces debía infiltrarme en el campo, buscar información, robarla, etc. Era un trabajo muy peligroso, trabajo que ninguno de mis demás compañeros hacía.
Antes, mucho antes, con Mello éramos quienes nos tomábamos el trabajo de realizar juntos estas demandas, pero desde que decidió realmente convertirse en el rival de Near y no renunciar a su segundo puesto en la línea sucesora me ha tocado a mí hacerme del trabajo sucio. No es que no me gustase estar mejor fuera que encerrado en una recamara llena de pantallas con esos tres, pero me gustaba pensar que podía llegar a ser más o que esperaban que lo sea para así sentir que formaba realmente parte del equipo.
Suspiré, era un llorón.
Saqué mi teléfono en busca de enviar un mensaje a mi amigo mientras escuchaba como la señorita Brown caminaba hacía el pasillo angosto junto a la cocina, me volteé para preguntarle que iría a hacer, pero ella me ganó la partida al decirme que estaba yendo en búsqueda de sus cosas. La había convencido.
No era para más, cualquiera en este mundo sea de la CIA, FBI, policía, abogados, hasta hombres de negocios buscaban sí o sí trabajar para L, el detective se había hecho con un nombre que resaltaba por donde sea que iba, de forma positiva o negativa. Tenía tantos aliados – o fans, como gusten llamarlos, – como enemigos en todo el globo terráqueo.
Mandé un mensaje a Mello con las palabras: Mission Accomplished mientras disfrutaba de mi cigarrillo y del frio de invierno que amenazaba con ponerse peor al caer la noche, ¿será que le llevo un chocolate para que no se ponga de malas al verme llegar rayando el sol?
Mientras pensaba donde conseguir uno que sea chocolate amargo como le gustaba, la señorita en cuestión comentaba a mis espaldas. ―Matt, hora de irnos, apaga eso.
Como dije, menos atractiva.
― ¿Nadie le había dicho qué es demasiado mandona? ― inquirí de forma seca y con falsa cortesía mientras cerraba la puerta del balcón atrás de mí.
― En un mundo rodeada de hombres, ser "mandona" es la salvación y el camino al éxito. Ahora, ¿puedes dejar esa falsa cortesía de lado y solo llamarme por mi nombre? Si vamos a pasar tiempo en el trabajo y justo ahora en el auto sería bueno que te comiences a comportar de forma natural. ― Colocó sus manos en su cintura y me miró alzando una ceja.
Bien, otra personalidad tipo Mello con la que tratar.
― ¿Qué le hace pensar qué se su nombre? ― solté de la forma más sarcástica que pude y me encaminé hacía la puerta para salir, no llegaríamos a las 1700 horas y mucho menos si seguíamos ahí discutiendo mi "falsa cortesía".
― No dudo que un tipo que trabaja para L no sepa el nombre de a quién tiene que llevar ante él. ― Con un leve encogimiento de hombros se acercó para pasar junto a mi y ponerse a mi lado quedando casi frente a frente como al inicio, nuestros ojos se encontraron y ella sin inmutarse alzó la mano para abrir la puerta. ― Pero en el caso que no lo conozcas, me llamo Emma.
Sonrió, de una forma que no esperaba.
No dije nada, realmente me agarró desprevenido, así que solo salí del departamento y caminé hacía las escaleras.
Empezaba la convivencia.
/
Llegamos hasta las instalaciones dónde aparqué el coche y bajé rápidamente para ayudar a mi copiloto, si bien es cierto, su comportamiento mandón me golpeaba las pelotas, la sonrisa que me había mostrado hace unos minutos en su departamento me había dejado pasmado. Ya entendía porque era una de las mejore agentes de la CIA. Podía convencer rápidamente a alguien con sus encantos.
Abrí el maletero para tomar su pequeña maleta tipo 8kg, de esas que te dejan llevar en vuelos que son de bajo presupuesto, y me encaminé hacía la entrada principal; podía haber hecho uso de mi "falsa cortesía", pero caballero es caballero y Watari no me perdonaría si evitaba al menos llevar su maleta conmigo. Ella se había bajado ya del auto y caminaba hasta la puerta principal, a simple vista se veía como cualquier edificio, pero dentro poseía una tecnología de primera, no necesitábamos de esos grandes detectores de metales ya que el establecimiento poseía sensores para los mismos, además de cámaras de seguridad, detectores de movimiento y un sin número de artefactos de última generación capaces de poder saber hasta el color de tu alma.
Nadie nos esperaba en la entrada, lo cual era muy normal.
Nadie debía saber que estábamos instalados en ese edificio, pocas personas lo sabían, había sido el edificio en dónde se llevó a cabo la investigación contra el caso Kira y los únicos que conocían su función tenían su silencio comprado por L. Así funcionaban las cosas. Nuestra casi nueva integrante se detuvo frente a la puerta de acero y se volteó a verme, esperando a que le indique seguir o vaya frente a ella.
― Debe de quitarse todo artefacto peligroso, hay escáneres de todo tipo dentro ― sentencié mientras me paraba frente a ella y abría la puerta principal para darle paso primero.
Ya dentro se veía como cualquier vestíbulo de un edificio, Watari esperaba a que lleguemos con una bandeja en sus manos. El más viejo de todo el equipo, no sabía como podía seguir trabajando para L, Watari había sido quien nos enseñó todo, desde buenos modales hasta ocultar nuestros más profundos sentimientos, se encargaba de todo en el establecimiento: la limpieza, los dulces de todos, recoger el desastre de Near a veces, la comida, los invitados, la lavandería, el té, el café, en fin…de todo; tenía una carga de trabajo muy pesada pero no por es dejaba de estar bien parado y caminar como todo un elegante caballero inglés.
― Emma, le presento a Watari. Por favor, coloque sus pertenecías incluyendo su arma y cualquier objeto capaz de lastimar en esa bandeja. Yo me encargaré de su equipaje.
Ella se acercó al octogenario e hizo exactamente lo que le indiqué sin dirigirme una sola palabra.
―Mucho gusto señor Watari, mi nombre es Emma Brown― dijo mientras empezaba a dejar todo en la bandeja: documentos, armas, unos cuchillos, un revolver más pequeño, sus gafas, dos… ¿inyecciones?, ¿qué?, esta mujer venía armada hasta los dientes.
― Es todo un placer Señorita Brown― se limitó a decir Watari mientras esperaba a que ella termine con todo lo que se sacaba de encima. Parecía una asesina a sueldo mas no una agente.
Watari me miró como apresurándome por revisar su equipaje y eso me destiné a hacer, abrí la maleta y revisé su contenido, esperaba encontrarme con algo de ropa…no sé, algo delatador, pero solo había documentos, más armas y solo un par de mudas de ropa. Definitivamente estaba pensando que no era una simple agente de la CIA.
― L la está esperando, por favor, sígame.
Y esa fue mi carta de despedida.
― Tendré que llevarme su equipaje Emma― le dije antes que se retirase con Watari ― debemos de revisar muy bien su contenido.
Ella me miró y asintió con la cabeza. Los vi marcharse después de ello.
Estaba cansado, había sido un día con algunas sorpresas.
Caminé por el pasillo de al lado hacia los elevadores que se dirigían a los pisos de investigación para dejar la maleta en manos de Mello y Near, yo necesitaba darme un baño. Ya en el ascensor di nuevamente rienda suelta a mis pensamientos, ¿realmente me gustaba hacer esto o prefería quedarme postrado en un escritorio lleno de papeleo, sin dormir por días, a punta de café y cigarrillos? Lo desconocía, pero si algo era seguro es que no me gustaba sentirme relegado y eso era pan nuestro de cada día, o bueno, pan mío de cada día.
Llegué al piso de investigaciones y salí del ascensor, apenas di un pie fuera sentí la enojada mirada de Mello sobre mí.
― Te dije 1700 horas, no 1800 horas. ― demandó mi mejor amigo, el rubio del grupo.
Mello había cambiado con el tiempo, para la época del caso Kira tenía un temperamento de perros, había incluso decidido unirse a la mafia, pero lo logré convencer de unirse al caso con Near para que de esa forma alcance su objetivo. Después del susto que nos pegamos todos pensando que L había muerto era lo menos que podía hacer. En estos momentos, ya algunos años después empezaba a dudar de que mis intenciones hubiesen sido las adecuadas, pero estaba seguro que si lo hubiese dejado ir con la mafia ya estaría muerto.
― Lo lamento mucho, pero fue más difícil de lo que planeé es una mujer ruda, es más, trae un sin número de armas en vez de ropa, como si fuese una asesina a sueldo ― comenté después de un suspiro caminando para sentarme en uno de los escritorios y así relajarme un poco.
― ¿Es por eso que traes contigo esa maleta? ― inquirió mientras se acercaba a mí.
― Yep, la abrí pensando que podría encontrar algo interesante, pero está llena de papeles, armas y solo un par de mudas de ropa, realmente es una mujer extraña.
El blondo tomó la maleta y la colocó en el piso para abrirla el mismo, alzó una ceja cuando vio que su contenido era exactamente como yo lo había descrito. Unos escritorios más allá, se encontraba Near, el chico más extraño que cualquiera pudiese conocer, si no fuese porque crecimos juntos diría que es el más freaky de los tres. De cabellos blancos, llevaba puesta una camisa mucho más grande que su talla y pantalones que parecían pijama, se encontraba jugando con unas cartas mientras armaba unos castillos que sabía después se derrumbarían. Seguía siendo un niño, aunque ya estuviese muy cerca de los 20 años.
― Watari se llevó a la agente de la CIA para que L pudiese interrogarla, debería de llegar en un rato. Mejor ve y toma un baño Matt. Apestas. ― bueno, seguía siendo un niño con una lengua mordaz.
Y nuevamente, otro boleto de salida.
Me levanté y le lancé a Mello la barra de chocolate que le había traído, estaba a punto de salir cuando llegó L, Watari y nuestra posible nueva colega. Eso había sido rápido. ¿Qué acaso nadie quería que descanse un poco?
Sabíamos de primera mano que Emma no conocía a L como tal, pensaba que se llamaba Ryuzaki y que era el subordinado de L, muy ingenioso, ¿no? Siempre era igual, en los interrogatorios o reclutamientos L hablaba con la persona en cuestión por medio de una pantalla colocada en el lugar, en ella solo se mostraba la letra gótica que representaba su identidad ante el mundo y se escuchaba una voz modificada al estilo robot, una vez que se aseguraba que la persona era de confianza – o al menos por el momento – daba por terminada la conversación y se mostraba como Ryuzaki, el subordinado mano derecha de L encargado de llevar todo el lugar en orden.
Generalmente los interrogatorios tomaban hasta dos horas, pero ésta no había sido ni 20 minutos. Menuda sorpresa para todos.
―Bueno, les presento a Emma Brown. Ella formará parte del equipo por ahora y trabajará de la mano con Matt. ― dijo L mientras se sentaba en su silla de la forma peculiar que solía hacerlo, en cuclillas y buscando su taza de café ― Como lo conversó con L, señorita Brown, su maleta deberá de ser revisada debido a su contenido, al igual que todas las armas que dejó en la entrada. Nosotros nos encargaremos de traer su ropa desde Estados Unidos hasta Japón y mientras tanto será capaz de solo llevar la que trajo hasta aquí. Con eso concluimos el día de hoy con usted, mañana la pondremos al tanto de todo.
Emma asentó con la cabeza. ― Es un placer conocerlos a todos.
― Watari, llévala a su recamara, por favor. ― Indicó L.
Mello se acercó y le entregó su ropa a Emma sin dirigirle una palabra, la aludida simplemente se limitó a tomarla y seguir a Watari.
Cuando dejaron el piso L prosiguió.
― Como pudieron notar el interrogatorio fue demasiado rápido, si bien es una mujer que parece más una asesina a sueldo que un agente, es exactamente lo que necesito para el trabajo que investigamos además de que nos dará toda la información del caso que lleva con el segundo Kira, lo cual son los papeles que posees en tus manos Mello. Junto con Near revisen su contenido y detallen un informe lo más pronto posible, deberemos de igual forma ponerla a prueba pronto para constatar su fidelidad al caso, decidió dejar la CIA y ahora trabajará en el campo de la mano de Matt, tú deberás de vigilarla y me notificarás cualquier duda que poseas de ella.
Todos asentimos sin decir palabra alguna, nadie se molestaba en contradecir a L. Pero yo solo tenía una pregunta.
― ¿Cuál es el caso que estamos investigando? Creí que se trataría de reclutarla solo por su conexión con el segundo Kira. ― Como siempre, era el único que no sabía nada.
― Y en efecto es así. Hemos estado recibiendo unas amenazas interesantes en los anteriores días. Con respecto, más certeramente, al caso Kira. Como hemos logrado observar por la vigilancia que aún poseemos sobre Misa Amane, sabemos que no ha sido ella, pero no podemos dejarnos llevar. Ambos casos están vinculados.
Perfecto, el pasado nos perseguía una vez más.
― Listo, ¿puedo retirarme? Necesito un baño. ― Empecé a sentirme cansado anímicamente también.
― Y con urgencia. ― Comentaron Mello y Near al unísono mientras intercambiaban miradas de las que podría jurar saltaban chispas eléctricas de competitividad. Eso me hizo sonreír.
―Adelante. ― indicó L mientras observaba su computador con un muffin de cereza en la mano.
Por fin, era parcialmente libre.
Caminé hacia el ascensor con la esperanza de un buen baño, comida deliciosa y video juegos urgentemente; deseaba despejar mi mente de todo: chico de los mandados, el último en enterarse de todo, esa sensación de estorbo, de sobra y ahora el guardaespaldas.
Como les dije…el último en la línea de sucesión.
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Hola a todos, me encuentro muy contenta por mi regreso al mundo de la escritura y del fanfic. Para los que no me conocen, hace muchos años (unos 8 para ser precisa) inicié mi vida de fanfic, pero hace 5 años lo dejé de lado por cosas involucradas en mi vida: universidad, trabajo, vida en general, ya saben, crecimiento. Pero, luego de estar en un país extraño (no me encuentro de momento en mi país natal) me he reencontrado con los fanfics y el amor que le tengo a escribir.
Pero dejemos de hablar de mi y les comentaré un poco de este capítulo.
Como pudieron notar ya, nuestro principal personaje es Matt, el siempre relegado sucesor de L. No solo porque no está muy interesado en ese tema, sino porque siente que todos lo dejan de lado. Pero la batalla por su aceptación, crecimiento y superación está recién empezando y en esto no hay un replay. Tenemos además personajes que iré incorporando, parece que la muy bella Emma Brown le ha caído parcialmente bien, pero tiene mucho en mente para andar pensando en mujeres.
Ya veremos como todo se empieza a relacionar.
En el dialecto norteamericano, existe una palabra muy particular llamada Review, el cual significa: Revisar, o en su defecto, Criticar. No duden en dejarme comentarios, sugerencias o simplemente un saludo. Los leeré a todos y trataré de contestarlos lo más pronto posible. ¿Me regalan un review?
