Animal versus humanidad.

Siempre pensamos en una Bella, humana, normal... Pero, ¿Y si fuera hematófoga? ¿Y si se alimentara de... sangre? ¿Y si sólo pudiera confiar su secreto a su famlia y a... su doctor, el doctor Carlisle Cullen. "El amor supera todas las barreras, incluso las que pensabas que nunca serían ciertas. Incluso cuando amas a tu potencial asesino, a la raza que odias."

Bueno, esta es la primera vez que subo una historia en fanfiction. Y tengo varias historias subidas por Internet, y pensé subir esta aqui

Porque me encantó:)

Espero que os guste. Review me, quisiera saber vuestra opinión:)

Ojala les guste. Es una mirada muy muy DISTINTA a crepúsculo, aunque bueno, nose si opinarán lo mismo. Ni siquiera pasa lo mismo.

Los personajes son de Sthephenie M. Tan solo me atribuyo la historia, es totalmente DISTINTA a Twilight (creo)

Espero que os guste. :)


Vamos, Bella… ¿no hablarás en serio?

— Vamos, Bella, ¿no creerás de veras, esa pantomima? — volvió a decirme Jessica.

¡Ay, Jessica! Si tú supieras…

— No, claro que no…— le atajé, poniendo los ojos en blanco. Me gustaría haberle contado esta historia:

"Sí, Jessica, yo creo eso de que si te pica una araña radiactiva, te conviertes en spider-man, o simplemente adoptas sus… cualidades". Ella contestaría: "Claro, ahora me vas a decir, que conoces a alguna o alguno con esos poderes". Y a ello yo respondería: "claro, yo soy un ejemplo, pero lo que me… mordió fue un murciélago, y ahora lo que necesito es beber sangre, 1aaah! Pero tranquila, solo de animales… ya que los murciélagos vampiros, no 'chupan' la sangre a humanos."

Y entonces, le relataría las características del murciélago vampiro, ya que me lo sabía de memoria, de tantas veces buscarlo en la Wikipedia.

Se alimenta de sangre (es hematófago) de mamíferos de gran tamaño como equinos y bovinos. Rara vez ataca al hombre. Su dentadura comprende 24 piezas, con dos incisivos muy grandes, que le sirven para abrir superficialmente la piel de su fuente de alimento. El vampiro se limita a lamer la pequeña herida, que hizo con sus dientes, para extraer la sangre que no deja de manar, debido a que su saliva posee un anticoagulante. La sangre consumida por el vampiro rara vez daña al animal afectado, pues suelen tomar unos 25 mL en media hora, aunque suelen acudir cada noche a alimentarse de la misma víctima, pues si pasan 48 horas sin comer mueren de inanición; curiosamente es un animal que comparte habitualmente el alimento con otros compañeros incapaces de conseguir alimento, mediante la regurgitación de sangre. Como la cantidad de sangre que extrae el vampiro es pequeña, el mayor peligro inmediato se encuentra en la posibilidad de que transmita los gérmenes de la rabia. También puede generar enfermedades como la fiebre murina, la enfermedad de Chagas entre otras, que producen, a veces, graves daños al ganado.

El mayor peligro para la ganadería es sin embargo el Desmodus rotundus, ya que con ataques persistentes puede llevar a la muerte al ganado. Pasan el día escondidos en troncos huecos o en cuevas, y como todos los murciélagos, son nocturnos. Existen tres especies de vampiros que habita en las regiones tropicales de América. Las otras dos son el vampiro de patas velludas (Diphylla ecaudata), y el vampiro de alas blancas, Diaemus youngí, que sangran a las gallinas y otras aves y causan graves perjuicios a la avicultura. El último también ataca a mamíferos como las cabras y cerdos.

Los vampiros abarcan una amplia área donde habitan, que va desde Chile hasta el sur de Estados Unidos, en el norte.

Uno de los primeros en relatar su experiencia con un vampiro de este tipo fue Gonzalo Fernández de Oviedo en su Sumario de la Natural Historia de las Indias (1526), ya que fue mordido por ellos y tuvo que usar el método de los indígenas para curar sus heridas.

Y entonces, luego, le contaría mi versión. " Sí que muerden, al menos, cuando los chinchas. E incluso, eso que le llaman la rabia, la fiebre murina o la enfermedad de Changas entre otras, son otros casos. Como a Gonzalo Fernández de Oviedo, que le mordió uno. Claro, que a él, sabía el remedio, el método de los indígenas, y estuvo a tiempo. Yo no, yo fui tonta y lo único que se me ocurrió fue matar aquel animal que se defendía con su única arma que tenia, y desmayarme. Y cuando desperté, tenía…'sed', 'sed' de algún animal. Bueno, eso es lo que me gusta decir, ya que lo que busco son mamíferos, y te sorprenderías si t e dijera que tu y… bueno que tu y las demás personas sois mamíferos…"

— Ey, vuelve a la Tierra, que no estas volando…— dijo Ángela, mi gran amiga.

— Ya, ya…

Mi Ángela, mi gran amiga Ángela. Ella supo lo que me pasó, al menos, una parte de la historia. Por eso ella no dijo nada sobre que si creía o no. Pero cuando le dije que me encontraba mal, y que por eso no comía a la hora del almuerzo durante una semana, empezó a desconfiar, pero seguía siendo tan cálida igualmente. — Resumiendo, le dije:" Ángela, me mordió un vampiro, bueno un murciélago vampiro, pero tranquila, ya me curé".

No soy mala, pero ¿qué harías si una amiga bebe sangre para alimentarse, y lo que más les gusta, son mamíferos? ¡Ja, Ja, qué gracia!

— Y bueno, qué, ¿sigues con tu dieta…especial? — preguntó Ángela. Ya sabía que ella acabaría enterándose, y esas preguntas, que ya llevaba meses soltando desde que hacía un año y pico, le conté aquello. — Me refiero a esa de no comer fuera de casa, hasta acabar el instituto. O hasta que tu madre te… de permiso.

— ¡Ay, sí, chica! — Ya podía mentir sobre eso con tanta naturalidad, ¡qué flipaba conmigo y todo! — Pero, la buena noticia, es que mi madre me da permiso para salir con vosotras y comprarme algo de comer. Todavía teme que me ponga mala de nuevo.

— ¡Cuanto me alegra eso! Este fin de semana podríamos salir…— empezó a planificar Jessica, mirando a Mike Newton, que cuando le miré, el agachó la cabeza, y se sonrojó. Ay… si supieras lo que soy, ya veríamos si tu amor seguía o no…

— Se lo preguntaré — le corté, antes de que Jessica me preguntara.

— Oye, Bella, El profesor de Biología te estaba buscando, me dijo que te acompañara.

— Vale, Ángela. No cal que metas al profesor de Biología de por medio, si quieres declararte emocionalmente a mí— le dije, sacando luego la lengua. — anda vamos, ¡tonta!

Le cogí del brazo, y me la llevé de ahí. Poco a poco, nos fuimos hasta la puerta de la siguiente clase.

— A ver, ¿qué quieres saber?

Me fulminó con la mirada.

— No te hagas la loca— me dijo con furia, pero luego se dulcificó y me asustó con esa sonrisa tan profunda. — Por favor, soy tu amiga, eres mi mejor amiga, no me engañes a mi también… — ¿ehh? ¿qué dice ésta ahora? — Dime que pasó realmente cuando te picó ese murciélago.

— Vaya… sabía que este momento iba a llegar, vah, mira… cuando me picó, como tu dices… espera, siéntate— le dije, amarrándola de la mano y llevándola a su mesa de la clase de física.

— Va, venga, sigue.

— Bueno, resumiendo…

— No, quiero toda la versión— dijo teatralmente, para quitarle tensión, al menos por su parte, al asunto, cruzando los brazos en su pecho y poniendo pucheros.

— Bueno… pues como sabes, el año pasado me fui de vacaciones a América, — ella asintió. Sabía que dijera lo que dijera, ella seguiría a mi lado, ya que cuando le conté la media verdad, me prometió que siempre seguiría a mi lado— yo, como siempre, estaba jugando en el bosque, cerca de la casita de mi yaya (abuela, chicas), y siempre me encantó la fauna y la flora…

— No te andes por las ramas.

— Vale, es que si no lo entenderás— dije, dándome por aludida. Sabía que lo estaba haciendo.

— Pues que empecé a molestar a un murciélago nocturno.

— Como todos. — dijo achicando los ojos. Yo, enrojecí. ¡Ésta no se daba por vencida, eh!

— Pues que me mordió para defenderse, de mí y de mi palo, pero como yo soy así de… especial, me desmayé del susto, y bueno… después de que me pasara meses en casa y el resto, nos dimos cuenta de que… veamos… como decirte esto…— dije, ahora sentándome a su lado, y tocándome la barbilla mientras miraba el techo, buscando la forma de hacerlo.

— ¿Te acuerdas de super-man y de Jessica hoy?

— Sí.

— Pues bueno, yo bebo sangre, igual que el bicho ese, sobre todo de mamíferos. Aunque me decanto por los animales— dije en tono sarcástico— y, bueno, a parte de cambiar mí… hábito de comer, también cogí la habilidad de poder escuchar mucho mejor que una simple persona, igual que un murciélago. A veces he practicado a cerrar los ojos y hablar o chillar, incluso cantando, y ha dado efecto, las ondas han venido hacía mí, y al revotar, veía los objetos bastante bien definidos. Todo negro y luego cuando las ondas venían se definían, así hasta que dejara de emitir ruidos. Casi siempre cantando no sé por qué. — pero su mirada me atajó, cortándome la carrerilla que había emprendido explicándole mi… acontecimiento hace más de un año. Se quedó petrificada, como esperaba y luego, empezó a reír a lo bestia.

— ¿Qué?, ¿cómo te quedas? — le pregunté.

— Pues, bueno, me lo pensaré si creérmelo o no— dijo entre carcajada y carcajada.

— Gracias, es mucho para mí.

— Pero de veras, que sólo de animales.

— Sí— y puse cara de asco— aunque me repugna al principio, pero luego cuando la pruebo, pues… me la…" bebo". ¡Soy murciélago-man!

— No, hombre, ¡murciélago-women!

— Es verdad… ¿has visto mis dientes?, me encantan, son blancos, perfectos, y mis colmillitos sobresalen un poco.

— Pero… ¿Lo dices de verdad? — dijo más pálida de lo normal.

— Sí…— dije, suspirando teatralmente. — aunque le dí un poco de humor al asunto.

— Es decir que tengo una amiga que traga sangre cuando tiene hambre o sed o lo que sea, que a veces, cuando se lo propone, puede ver en la obscuridad

— Si cierro los ojos— le interrumpí.

— Pues eso, y que lo lleva tan bien.

— Exacto— dije con mi mejor sonrisa. Ella se estremeció ante mis dientes.

— Me prometiste que seguirías siendo mi amiga…— me entristecí.

— Lo sé, Bella. Pero compréndeme, es demasiada información…

— Entonces, no te metas en Google y busques murciélago vampiro y le des a la Wikipedia.

— Vale, lo haré para informarme.

— Bueno, haz lo que quieras— rodé mis ojos— pero, luego, prométeme que me hablaras de ello. ¡Ah! No soy tan peligrosa, y eso que ellos no son peligrosos.

Tendría que haberme cayado.

— Vale, te lo diré. — Me abrazó y ella miró para el frente, el timbre ya había sonado- que fuerte que yo no lo escuchara- y la gente empezaba a entrar, igual que la profesora.

Me senté detrás de ella, y Mike vino ya, a atosigarme.

— ¡Ay, Mike! qué no quiero salir contigo. — grité teatralmente.

— Si todavía no he dicho nada— dijo sorprendido y desconcertado.

— ¿todavía? ¿Esa palabra no te parecía ya bastante confirmativa de mi teoría?

— Mierda. — musitó entre dientes, mientras se daba un golpe en la frente.

— Y otro para que las neuronas vuelvan a su lugar, que ahora, como me quemes o algo, entonces si que me lo tomaré ya, mal. — dije, dándole una colleja.

— ¡Au!

— Silencio, chicos. Sacad la libreta, y escribid la primera fórmula. Hoy empezaremos con las prácticas. — ordenó la profesora, ya con la bata puesta y las gafas protectoras en la cabeza. Llamó la atención de Jessica, y como consecuencia, le pidió que repartiera nuestras batas y gafas. Guantes…etc.…

— ¡Venga, empecemos ya! — dije, haciendo chocar las cinco con Mike, y con Ángela, que se giró para ser la espectadora de nuestra conversación sobre neuronas, y para dirigirme una cálida mirada. No calía ser lector de mentes ni descifrador de miradas para averiguar lo que decía: Te quiero, Bella. Eres y serás, siempre mi amiga.