HOLA A TODOS: Es la primera vez que me animo a escribir algo. Por favor, si te encuentras con esta historia no sean muy duros en sus reseñas. Tengo algunas ideas de donde quiero ir con esta historia, pero quiero avanzar despacio. También estoy muy dispuesto a escuchar sus opiniones para poder mejorar la historia en todo aspecto (Trama, Forma de escritura, personajes, etc.) Espero realmente puedan disfrutarlo. Jorenz PROLOGO 1: FUEGO EN LA OSCURIDAD
La lluvia caía sobre una gran cantidad de personas que regresaban rápidamente a sus hogares o buscaban refugio en algún lugar sin mirar ni siquiera de reojo a sus costados.
En un callejón oscuro y solitario, donde la lluvia la empapaba totalmente, se encontraba una niña de no más de 5 años, sola metida entre 2 tachos metálicos de basura, donde intentaba encontrar refugio. La niña había vagado durante dos días, tenía frío pero no sabía donde más ir. Ella tenía una hamburguesa que un turista le había regalado hace algunas horas cuando deambulaba cerca a un parque, ella la había guardado para comérsela luego y no pasar otra noche escuchando su estómago rugir de hambre. Mientras abría su hamburguesa y veía la silueta de las personas que corrían desesperadamente para evitar mojarse apareció un vagabundo ebrio, ella no pudo dejar de sentir el olor nauseabundo proveniente de él, la niña comenzó a temblar, tenía miedo, quería levantarse y huir pero estaba muy cansada, sus piernas no respondian. El vagabundo se fue acercando mientras no apartaba su mirada malévola de la niña escondida entre los tachos.
"Oye tú, niñita ¿Qué demonios haces aquí?" preguntó el vagabundo con su aliento nauseabundo.
La niña intentando no vomitar por el desagradable hedor del vagabundo contestó con temor "Estoy perdida y necesitaba un lugar donde esconderme de la lluvia, llevo todo el día caminando". Ella no pudo mirarlo a los ojos, le recordó mucho a uno de los cuidadores del orfanato de donde se había escapado, recordó las muchas veces que el hombre mayor la había golpeado o castigado por no obedecer las reglas o hacer cosas que ella no tenía idea de cómo pasaban, una noche se había acostado tan hambrienta que a la mañana siguiente la caja de Pizza del cuidador había aparecido en su pequeño dormitorio, el hombre la golpeó porque pensó que le había robado. Otro día fue castigada porque mientras tenía una pesadilla y se levantaba gritando había destrozado la puerta y su cómoda, la castigaron encerrandola, ella lloró toda la noche porque no pudo explicar cómo había sucedido eso, el cuidador muchas veces le decía que era un demonio, eso hacía que el resto de niñas no se le acercaran, siempre sola y con miedo, por eso había tomado la decisión de escaparse.
Había tomado su mochila y metido sus dos únicas pertenencias con las que había llegado orfanato, su oso de peluche y un extraño relicario con el símbolo de un cuervo con una estrella. Ella mantenía el relicario oculto desde hace dos años porque Katherine, una niña pecosa de diez años, había intentado tomarlo, gran sorpresa tuvo que cuando se lo quitó, el relicario se calentó y le quemó la mano, los encargados estaban furiosos, todos la culpaban, uno de ellos tomó el relicario mientras seguía quemando y lo arrojó por una tubería, ella lloraba mientras veía una de sus queridas pertenencias desaparecer. Al día siguiente despertó con los ojos hinchados de tantas lágrimas pero se quedó atónita porque el relicario que había visto siendo arrojado apareció intacto sobre su mesita de noche, tenía miedo de tocarlo porque pensó que también la quemaría, pero no pasó nada, estaba tan frío como siempre que estaba en su cuello, ella lo ocultó para que nadie intente quitárselo nuevamente.
El vagabundo interrumpió sus pensamientos y vociferó mientras se acercaba cada vez más "No me importa niñita, lárgate de aquí, este es mi lugar. Además no deberías estar aquí, lárgate si no quieres que te haga daño" todo eso lo decía con una sonrisa que cada vez asustaba más a la niña. El vagabundo se acercó e intentó quitarle la hamburguesa que había dejado en el suelo.
"No por favor, es lo único que tengo, no he comido en todo el día" lloraba la niña
El vagabundo ebrio aún con su oscura sonrisa y su espantoso olor forcejeaba y gritaba "suelta eso si no quieres que te haga daño, todo lo de este callejón me pertenece, así que lárgate de una vez". El hombre mayor jaló con más fuerza y le quitó su hamburguesa para comersela rápidamente mientras reía fuertemente. "Ahora si mocosa, vete, no tienes nada que hacer acá, tal vez algún otro te quiera regalar algo de comida". El vagabundo la agarró fuertemente del brazo y la intentó arrastrar hasta el final del callejón.
La niña lloraba, tenía frío, estaba empapada y aterrorizada, ahora lo único que tenía para alimentarse, había sido arrancado y estaba siendo arrastrada de su refugio para pasar la noche, ella rezaba entre lágrimas que algo o alguien la ayudara pero sabía como cuando estaba en el orfanato que nadie llegaría, eres la "Hija del Demonio" le repetían constantemente, sabía que era mala por eso nadie la rescataría de dormir en la calle con la lluvia encima. Pero de pronto comenzó a sentir que algo vibraba dentro de su cuerpo: el miedo, la rabia, el dolor por todo lo que pasó se acumulaba dentro de ella, pronto se sintió muy caliente, como su relicario cuando había quemado la mano de Katherine. El vagabundo la soltó de inmediato por el dolor de la quemadura. Ella tenía miedo por lo que fuera a pasar, de pronto gritó "vete por favor" al vagabundo
El vagabundo regresó hacia la niña con su mirarla furioso sin saber qué pasaba "¡Qué demonios!" gritó, pero en ese momento su mirada de furia se convirtió en una de terror, vio las llamas salir del cuerpo de la niña, no tuvo tiempo de reaccionar y correr, el fuego lo capturó con su ojos aterrorizados muy abiertos viendo sus últimos momentos de vida, tal vez arrepintiéndose de haber maltratado a la niña, con su boca desdentada probando el sabor de la combustión en el aire, rápidamente su cuerpo se fue consumiendo hasta no quedar más que pequeñas partes irreconocibles.
La lluvia seguía, las calles ya estaban casi vacías, no había nadie mirando el callejón, nadie miraba a la pequeña niña de ojos grises encogida nuevamente sobre los tachos de basura, sus lágrimas se confundía con las gotas de lluvia,no sabía qué hacer, vio cómo las llamas salían de su cuerpo, como carbonizaron su cuerpo, "eres hija del demonio" las palabras volvieron a su mente, tal vez tenían razón por eso pasaría su vida sola, estaba muy débil y agotada pero sabía que no podía quedarse allí, quería correr, dejar el oscuro callejón pero sus piernas seguían sin responder. Unos minutos después se escuchó un sonido como un sutil estallido: ¡Crack! Y luego se escucharon dos estallidos más. La niña trató de esconderse más pero los tres hombres que parecían haber aparecido de la nada se acercaban mientras veían la horrible escena alrededor todavía sin percatarse de ella.
"Smith mira esto ¿Se supone que esto era una persona? No queda casi nada de evidencia" dijo el más alto de los tres individuos al que parecía ser el líder del escuadrón.
"Silencio, Davis" le contestó el líder. "Parece que alguién está escondido allí" dijo señalando a los tachos. "Ve con Edward y traelo, ten cuidado que puede ser peligroso" acotó
Ambos, Edward y Smith, se fueron acercaron a donde había sido señalado, la niña seguía temblando, primero el vagabundo, y ahora tres hombres "acaso nunca podría volver a estar en paz" se dijo a sí misma mientras sentía nuevamente su cuerpo calentar, tal vez como mecanismo de defensa, pensó ella. Temía por lo que les pasara a esos hombres en caso de que otra vez estallara.
Finalmente los hombres la vieron, no sabían cómo reaccionar, es solo una niña, pensaron, acaso ella era la que había prácticamente desaparecido al muggle "Jefe, aquí solo hay una niña" gritó Edward, él parecía el menor de todos, además de tener su cabello largo amarrado en una cola de caballo. "¿Qué hacemos con ella, jefe? " gritó el más alto de los tres, Davis.
Smith se acercó y dijo "tenemos que llevarla, es de aquí de donde se activó la alarma con la gran cantidad de magia" aunque todavía dudaba de que fuera la niña la persona que liberó todo ese poder. Smith miró a los otros dos hombres, en el rostro de todos se observaba confusión ¡Por Dios, es una niña! Pensaban los tres, el silencio permanecía, la lluvia se había detenido, nadie sabía exactamente qué hacer. No era la primera vez que la alarma se activaba por magia accidental, pero nunca había sido por un caso así, de una magia tan poderosa, excepto tal vez hace cuatro años, donde pensaron que era magia accidental pero aparentemente algunos magos antimuggle que todavía quedaban asesinaron a una pareja de esposos y luego incendiaron la casa, lo curioso fue que no se dieron cuenta de la niña de un año de edad que dormía en su habitación, felizmente los bomberos muggles llegaron rápidamente y controlaron la situación, la niña fue rescatada junto con los cuerpos de sus padres, los asesinos aparentemente huyeron y no se supo nada más de ellos. Smith salió de sus cavilaciones "Niña, tenemos que sacarte de aquí y llevarte para hacerte algunas preguntas" dijo finalmente con la voz dudosa aún.
La niña que había esperado que los hombres decidan irse y la dejen sola, dijo con lágrimas lo primero que se le vino a la cabeza "Yo no lo hice, por favor déjenme sola". La niña repetía una y otra vez que se fueran "Váyanse" seguía gritando, cuando uno de los hombres estiró su brazo para poder agarrarla e irse, la niña no lo soportó más, cerró lo ojos y estalló nuevamente, lo último que vio otra vez fue a los hombres retrocediendo con sus miradas de terror, ella les pidió perdón a los hombres por el futuro que les esperaba igual que el vagabundo, pensó en que tal vez iban a dejar niñas solas igual que ella, no quería hacerlo pero no podía controlarlo, la niña abrió los ojos lentamente al no escuchar algún ruido, sorpresivamente vio una barrera que detenía las llamas que salían de ella, los tres hombres estaban aún más lejos de lo que recordaba, aún con sus miradas de terror que luego cambiaron a sorpresa y finalmente a alivio; en su lugar había otro hombre, que ni siquiera había escuchado aparecer, era de estatura promedio, tenía gafas, el pelo negro como la noche aún más desordenado con el viento y brillantes ojos de color verde que le recordaban vagamente algo. Luego el hombre hizo algo que la tranquilizó, le sonrió, una sonrisa honesta que le llenaba el alma, que no sabía por qué pero le daba tranquilidad.
El hombre con una voz serena y profunda que a la vez no dejaba dudas de quién era el jefe, dijo mientras seguía controlando el fuego que aún salía "Es hora de que se vayan, ya cumplieron con lo que deberían hacer acá, yo me encargaré desde ahora, quiero un reporte luego". La niña lo seguía mirando sorprendida por la autoridad y el poder que emitía; "magia" había dicho uno de los hombres, ella podía sentir como bailaba la magia del ojiverde para detener sus llamas.
"Pero señor, la niña es un peligro, vio lo que ella hizo, nos salvamos de milagro gracias a usted" se atrevió a decir el hombre que se llamaba Edward, según recordaba la niña.
El ojiverde regresó a mirarlo con los ojos brillando aún más y dijo con una voz más dura "acaso estas dudando de mi habilidad y poder ¿Estas dudando del Jefe de Aurores, de tu superior? "
Edward se preparaba a responder pero por su bien fue cortado por Smith. Harry podía ser un jefe muy amable y tranquilo, pero cuando no cumplías alguna orden directa y así de dura como la que estaba dando ahora era probable que te vaya muy mal durante la semana o quién sabe durante el mes, Smith era mayor que Harry pero lo conocía muy bien, sabía que nadie dudaba de su capacidad, algunos idiotas lo hicieron antes que sea el Jefe de la Oficina de Aurores, y lo pagaron muy caro con algunos hechizos muy dolorosos. Harry Potter ya no solo era reconocido por ser "El Niño que vivió" ni el "Salvador del mundo mágico" si no que también era uno de los magos más poderosos actualmente, además olía muy bien el peligro, tal vez fue por eso que había llegado en ese momento y los había salvado, él y su familia estarían agradecido toda la vida con Harry. "Bien, es hora de irnos" dijo Smith finalmente. "Señor, mañana te haremos llegar directamente el reporte". Smith se daba la vuelta para aparecerse lejos de ese lugar, pero antes de irse giró y dijo "Harry, ten cuidado y gracias por salvar a mi equipo" Edward y Davis que habían estado en silencio respondieron igual.
Harry sonrió y asintió con la cabeza y se giró nuevamente hacia la niña "pequeña, tranquilizate, todo mundo ya se fue nadie te hará daño, solo quiero hablar contigo. Quiero en primer lugar saber por qué estas sola en medio de la noche" le dijo con una voz suave. Harry sentía que la magia de la niña tenía voluntad propia, ella intentaba pero no podía calmarla. "Si sigues liberando tanta magia, te haras mucho daño, puedes vaciar totalmente tu magia por eso, necesitas calmarte, prometo que solo quiero hablar y que no te pase nada" le explicó pacientemente a la niña que seguía sin decir nada. Luego de unos minutos el fuego lentamente se fue apagando totalmente, Harry vio a la niña caer de rodillas temblando, rápidamente se acercó a sostenerla, se sorprendió que la niña siga empapada y por la lluvia luego de haber lanzado toda esas llamas. Acomodó a la niña en el suelo y se acomodó a su derecha.
¿Por qué todas las personas me quieren hacer daño? Finalmente habló la niña.
Harry se alegró de que al fin dijera algo. "Prometí, no hacerte daño" le respondió suavemente mientras aplicaba un encanto de secado y calefacción a la niña. "Ahora, dime ¿qué hacías aquí? ¿De dónde escapabas? "
"Me escapé de mi orfanato, mis padres murieron cuando tenía un año, desde ese momento vivía allí, pero el encargado decía que era la "hija del demonio" por eso siempre me golpeaba o me castigaba por eso me fuí., no soportaba seguir allí, tal vez ellos están felices de que me fuera por eso nadie vino a buscarme" dijo mientras nuevamente lloraba.
Harry la miró fijamente, mientras por dentro sentía rabia, odio ante las personas que dejaron tan rota a una pobre niña y porque recordó el tiempo que vivió encerrado en su alacena sin comer, castigado cada vez que hacía algo que no entendía. Comenzó a sentir que su magia quería desbordarse, hace mucho no pasaba eso, sabía que tenía que calmarse si no quería asustar a la pequeña. Finalmente dijo "Sabes yo también fui huérfano"
"¿En serio? ¿También viviste en un orfanato? Preguntó inocentemente la niña.
Harry sonrió levemente "no, viví con mis tíos pero ellos no eran muy buenos conmigo, tampoco tenía amigos, pero cuando cumplí once años algo cambió mi vida ¿Quieres saber qué sucedió?" Harry vio de reojo a la niña asentir con la cabeza. "Conocí la magia" dijo.
La niña abrió los ojos como platos, ¿La magia es real? Preguntó con timidez.
Harry no se había percatado de sus pequeños y lindos ojos grises que se le hacían muy familiar. Sonrió recordando la primera vez que Hagrid le había contado sobre eso, al menos ella no reaccionó tan nerviosamente como él. "Expecto Patronum" recitóy un ciervo brillante se les apareció, el Patronus siempre le dio tranquilidad a Harry y vio a la niña llorar, pero él intuía que no era de tristeza. La niña había encontrado dos cosas por primera vez en su vida: Esperanza y Felicidad. El vio esa sonrisa entre las lágrimas que lo hizo decidir que haría todo lo posible por cuidarla y hacerla feliz.
Luego de un rato de silencio mientras el ciervo desaparecía dijo "Bueno es suficiente de charla por hoy, ahora te llevaré a un lugar seguro donde puedas descansar, te presentaré a mi esposa Ginny, ella es muy buena además cocina delicioso, te prepará algo de comer antes de dormir" él quería irse de ese lugar y hacer que ella se olvide rápidamente del muggle calcinado, que hábilmente había dejado escondido en un rincón, al menos por hoy necesitaba dormir tranquila, él la veía hambrienta y agotada. Harry se levantó y cargó a la niña que puso sus brazos alrededor de su cuello y recostó su cabeza en su hombro. Mientras caminaba un poco recordó "por cierto pequeña, me llamo Harry, Harry Potter, nunca me. dijiste el tuyo"
Con los ojos adormilados y sobre su hombro suavemente respondió "Elizabeth, Elizabeth Black*
