Ladybug, era hermosa.

y Plagg estaba aburrido de escuchar sobre la belleza única de la heroína que salvaba a París de la maldad de los akumas.

¿De quien? pues sí, de Adrien.

día, noche, noche y día

dormido, despierto, despierto y dormido.

no había nadie en la tierra que pudiera hacer callar a este niño cuando ladybug se colaba en sus pensamientos, nadie excepto su compañera de clases, una niña bastante torpe y rarita, cada vez que se la pillaba estaba roja como si hubiese corrido una maratón, y balbuceaba cosas sin sentido alguno, pero bueno, no era su asunto los amigos de Adrien, si le gustaba la gente loca, era problema suyo. Lo único destacable de la tal "Marinette" era su capacidad para mantener a Adrien sin hablar de Ladybug, y es que al parecer cada vez que la nombraba frente la chica de mitad oriental y mitad ya no me acuerdo qué, la conversación se tornaba un poco aburrida y Adrien parecia (al fin) comprender de qué no toda las personas admiraban a Ladybug ( o no todas tenían la misma obsesión) y no es que le desagradara la compañera de Chat noir, pero digamos que como comer una dulce de manjar una y otras vez llega el momento en que te empachas y ya no quieres comer más, algo así sucedía con Adrien y con su infinidad de atributos hacia ladybug que no podía mantener para si mismo y por desgracia de Plagg era el único condenando a escuchar tal charla motivacional de como volverse un fans obsesivo por una catarina

en fin, hay ventajas en tener a la amiga de Adrien cerca.

y sobre todo si hay que ir a su casa donde hay una infinidad de comida y queso que podría comer sin que el rubio ni la pelinegra se den cuenta. Simplemente el paraíso, quizás debería decirle a Adrien que haga más trabajos escolares con aquella niña rarita que no le gusta ladybug pero que pareciera que si gusta de Adrien.

Locos los dos.