Era invierno. La nieve caía a cántaros y, de vez en cuando, llovía, haciendo que la nieve se transforme en capas de hielo sobre la acera. Mi ventana estaba congelada desde el lado de afuera y tuve que darle más de un golpe para abrirla, aunque mi mamá fue más inteligente y echó agua caliente desde afuera para derretir el hielo. Abrí apenas un poco hasta conseguir que entrara un poco de aire puro y me volví hacia atrás para darle un último vistazo a mi cuarto. El segundo piso de mi casa había sido terminado apenas hace unas semanas, y la pintura de los nuevos cuartos había terminado de secar hace unos días. El cuarto que ahora estaba ocupando, pequeño, rosa y cálido iba a ser convertido en un estudio de pintura para mi mamá. Pero, lo importante, tenía nueva habitación. Frente. al. caliente. nerd.
Le había puesto el ojo un par de días atrás, cuando casualmente pasé por el cuarto que daba frente al suyo y vi unos músculos marcados y escondidos bajo una de sus remeras de videojuegos que siempre usa. Creo que su familia no lleva más que un año en el vecindario, y mi mamá había descripto al hijo de los nuevos vecinos como "adorable". Y ese "adorable" lo había sacado automáticamente de mi lista. No es que tenga prejuicios ante un maniático de videojuegos, que use pijamas de Star Wars y se la pase leyendo cómics junto a la ventana de su sala de estar; pero, los prefiero calientes a aniñados. Por supuesto, sabía que él no era un nene de 5 años, pero mejor prevenir que arriesgar.
Simon era en realidad lindo, si lo veías bien. Tiene el cabello de un marrón chocolate brillante y, siempre que estamos en clase y él está distraído leyendo bajo su escritorio, me gusta ver como se le hacen pequeñísimos hoyuelos en las mejillas al sonreír. También he disfrutado de unos pocos momentos de verlo sin gafas, y, a pesar de que sus ojos son marrón oscuro, a mi me siguen pareciendo los más sinceros que vi en todos mis años de vida. Y mentiría si dijera que nunca cruzamos miradas. Y mentiría por dos, si dijera que no se me escapó una sonrisa cuando dijeron en frente de todos que él estaba enamorado de Isabelle Lightwood. Y mentiría mil veces, si dijera que sabía que eso era mentira. Había visto como me miraba de vez en cuando, había sentido su mirada más de varios minutos, pero no se la había de vuelto o de lo contrario, huiría.
Después de hacerle un par de caritas a mi hermano y conseguir que me ayudara a subir algunas cajas de pertenencias al cuarto de arriba, me la pasé acomodando millones de libros en mi estantería de caoba que tanto amaba y ordené las sábanas, frazadas y almohadones de mi cama. Porque definitivamente iba a dormir ahí y esperar al espectáculo de Simon Lewis poniéndose la pijama.
La cena no fue nada emocionante, nunca lo era. Un poco de mi hermano y sus extravagantes promedios universitarios, otro poco de mi hermanito derramando soda sobre la mesa y algo de comida entremedio de todo el farfullo. Me lavé los dientes rápidamente antes de ir a mi habitación y me despedí de mi padres tan rápido como pude, llamé la atención de mi mamá, pero terminé sacando la curiosidad de su rostro cuando le dije que tenía que hablar una urgencia por teléfono con una amiga. Subí las escaleras tranquila y, cuando me aseguré de que ya nadie tenía el ojo puesto en mí, terminé los últimos escalones de dos en dos. Sonreí sola y cerré la puerta de mi cuarto. Persianas abiertas, luces apagadas y binoculares a mano. Que empiece el show.
— ¿Seguimos hablando del mismo Lewis del instituto? —preguntó mi amiga, desde la otra línea del teléfono.
—Ya te he dicho que sí como diez veces, Beca —la dejé unos minutos esperando en silencio y me mordí el labio inferior—. Por dios. Lleva más de diez minutos sin camiseta. Seguro está buscando su pijama.
—Izzy, joder. No estoy viendo nada y entiendo que le tengas una obsesión a los bíceps de Hansel Solitario.
— ¡Han Solo! Por dios, Beca.
—Como sea, Han solo o Darth Vader me da lo mismo. La cosa es que no puedo ver nada y me desespera escuchar cómo te da el orgasmo por verlo.
Solté una carcajada y como al segundo, se me secó la boca.
—No vas a creerlo.
—Sorpréndeme.
—Se quitó los pantalones. BECA. SE QUITÓ LOS PANTALONES. —Mi respiración se aceleró.
— ¿Isabelle? Por favor dime que no te estás tocando ni nada de eso mientras me hablas.
—Joder, no, idiota —reí y me puse en pie para tener una mejor vista, de todas maneras, con las luces apagadas él no podría verme.
—De todas maneras, entiendo que tienes la luz apagada y eso, pero segura que no puede verte, verdad?
—Claro que estoy segura, y si me viera, ¿cuál es el fin del mundo? El chico está colado por mí y no es ningún bocón que busque atraer a la multitud. Lo peor que podría pasar sería meterme en su cama, lo cual no tiene nada de malo.
Beca rió del otro lado y yo sonreí, aunque me mantuve concentrada en "Lewis en calzones frente a mi ventana". Escuché como mi amiga me murmuraba un par de cosas, aunque yo no le presté la más mínima atención. Me pegué un poco más al vidrio, con mi frente tocando el frío cristal y mis ojos recorriendo el fornido cuerpo de Simon. Fue entonces cuando vi como él se acercaba a la ventana y miraba en mi dirección, no me moví de mi lugar, sabía que no podía verme por la forma en que divagaba sus ojos como si pudiera ver toda mi habitación desde ahí; y como si estuviera predicho que esta noche no tendría buena suerte, escuché el motor del auto de mi padre entrar al garaje, justo debajo de mi ventana, y las luces automáticas se prendieron iluminando todo el lado derecho de la casa, iluminando hacia mí. Di un paso hacia atrás alarmada pero el ya estaba entrecerrando los ojos entorno a mi dirección, y no a mi cuarto, como recién que estaba buscándome en la oscuridad; sino a mí, sus ojos estaban puestos en mí aunque yo estaba hundida en la oscuridad. Cerré las persianas y subí el teléfono a mi oído, me dispuse a hablar y entonces escuché los continuos bip del teléfono, Beca había colgado, quién sabe cuánto y qué me había dicho, y yo no había oído nada.
Esta noche me acuesto pensando en tres cosas: Simon Lewis en bóxer, Simon Lewis buscándome en mi cuarto, Simon Lewis mirándome directo a los ojos desde su ventana.
Hola! Pequeñito mensajito, es un fanfiction sizzy que consta de poquitos capítulos por ahora. Pero si gusta, quizá vaya alargando más los capítulos. Espero les guste :)
