SUMMARY: Remus ha descubierto sus sentimientos por Sirius, pero ahora él está saliendo con una chica. ¿Conseguirá decirle lo que siente? (Slash S/R)
DISCLAIMER: Todos los personajes (excepto Violet) son de Rowling. Yo he aprovechado que existen para narrar su historia y ayudar a buscarles un pasado.
ADVERTENCIAS: Esta historia es slash. Contiene relación chico-chico. Si no te agrada el tema no sigas leyendo, ok? Si decides seguir adelante… espero que te guste
Otra cosa: gracias a todos los que habéis dejado comentarios en mi otra historia: La Casa de los Gritos, me alegro de que os gustara. Ahora sí, aquí está la historia:
EL MEJOR REGALO
1.
-Lo siento, Remus, hoy no puedo acompañarte a la biblioteca.
Todo había empezado aquel día, con aquella simple frase que afectó al licánntropo más de lo aconsejable.
-No importa, Sirius.
El joven de ojos dorados trató de disimular su desilusión. Aquella tarde había entrenamiento, y normalmente los días de entrenamiento Sirius se quedaba con él estudiando, mientras James volaba tratando de atrapar la snitch y Peter lo jaleaba desde las gradas. Era uno de los pocos momentos en los que podían estar solos.
-¿Vas a ir a ver a James? –preguntó con curiosidad.
-Pues... no, es que tengo algo que hacer.
Remus alzó una ceja a modo de pregunta, pero Sirius sólo le mostró una sonrisa impenetrable.
-Lo siento, no puedo decirte más.
-Está bien.
-¡Nos vemos para la cena!
Sirius se marchó y Remus se quedó solo, preguntándose qué era lo que tenía que hacer su amigo que era más importante que estar con él.
Aquella fue la primera de una serie de inexplicables ausencias. Al principio Remus no le dio mucha importancia, pero luego empezó a preocuparse. ¿Por qué se marchaba así¿Acaso no quería estar con él¿A dónde iba cuando desaparecía?
No tardó mucho en averiguar la respuesta a esta última pregunta. Aquella tarde estaba en la biblioteca, intentando memorizar sus apuntes sobre Historia de la Magia cuando algo, al otro lado de la ventana, llamó su atención. Miró hacia el soleado paisaje y lo que vio casi le cortó el aliento: Sirius estaba allí, hablando animadamente con Violet Ackerley, aquella chica de Ravenclaw que compartía clases con ellos.
Violet era una muchacha preciosa y muy agradable. Remus y ella se llevaban muy bien. Era una de las pocas personas con las que podía mantener una conversación interesante sobre cualquier cosa no relacionada con la magia y eso a veces era un alivio. Violet era hija de muggles y conocía algunas cosas que sus amigos, debido a su descendencia de familias de magos, no podían comprender.
¿Pero qué hacía Sirius con ella?
El muchacho sintió que de pronto se ponía muy triste. No era sólo el hecho de verse desplazado, sustituido por una chica de bonitos ojos negros y cabello largo y rizado. Ella sólo era una amiga. Pero él... Llevaba tanto tiempo sin salir con nadie, sin alardear de sus conquistas, que Remus había empezado a ilusionarse. Después de todo pasaban mucho tiempo juntos y últimamente parecía más amable con él. Los roces casuales eran más frecuentes y sus miradas se cruzaban a menudo en clase, cuando los demás no les veían. Y sus sonrisas...
Después de unos meses de total confusión Remus había sido capaz de admitir para sí mismo que no era sólo amistad lo que sentía por él. Adoraba los momentos en que se quedaban a solas. Cuando estaba en la ducha, se estremecía sólo de imaginar su cuerpo bajo el agua e incluso había soñado varias veces con él (y no eran sueños precisamente inocentes).
En un primer momento creyó que se trataba de admiración. Cariño hacia una persona que se volcaba en él y parecía darlo todo para que se sintiera tranquilo y protegido. Muchas veces, cuando los demás regresaban a la torre, él permanecía a su lado en la casa de los Gritos, confortándole en silencio, sólo con su presencia.
¿Cómo no iba a enamorarse de él? Sirius le protegía, le cuidaba, le hablaba con una ternura que le aceleraba el corazón.
Pero ahora...
Remus se estremeció cuando su vista volvió a caer sobre la pareja que conversaba animadamente en el jardín. Podía aceptar que Sirius saliera con aquella chica, era sólo que... dolía tanto...
Aquella noche, cuando se vieron, Sirius actuó como si nada hubiese pasado y antes de acostarse aún tuvo ánimos para iniciar contra él una guerra de almohadas.
-¡Sirius, por favor, déjalo ya!
-¿Qué te pasa, Moony? Pareces preocupado -dijo el muchacho sentándose a su lado en la cama, con la almohada abrazada contra su pecho.
-No me pasa nada.
-Vamos... A mí me lo puedes contar -bajó la voz para que James y Peter, que en ese momento se perseguían saltando por la habitación, no pudieran oírlos-. Si quieres podemos ir a otro sitio más tranquilo.
Remus se ruborizó ante la idea de estar en un sitio más tranquilo, contándole a Sirius lo que le preocupaba.
-¡No! Te he dicho ya que no me pasa nada.
Sin darse cuenta había levantado la voz, y James y Peter habían parado en su carrera para mirarlo.
-¿Remus?
-¡Dejadme en paz!
Alterado, salió de la habitación y se dirigió a la sala común, sentándose frente al fuego. De vez en cuando lanzaba miradas hacia las escaleras, por si veía a Sirius bajar. Pero Sirius no apareció. Remus suspiró y subió las piernas al sofá, abrazándose las rodillas.
Se estaba comportando como un idiota. Era imposible que Sirius comprendiera cómo se sentía. Y su amigo tenía todo el derecho del mundo a ser feliz. Con su actitud sólo estaba empeorando las cosas. Sirius podría darse cuenta de todo y entonces...
¿Y entonces qué¿Qué pasaría si se lo dijera? Una sonrisa amarga se dibujó en sus labios.
-¿Estás bien?
Remus se giró para ver a una preciosa chica de grandes ojos verdes y pelo pelirrojo.
-Hola, Lily.
La chica frunció un poco el ceño mirando hacia la escalera que conducía a los dormitorios.
-¿Qué te han hecho esta vez?
-Nada. Es culpa mía, estoy un poco alterado, eso es todo. Me enfadé con ellos, pero fue por una tontería.
-Hmm. Oye¿puedo hacerte una pregunta?
-Claro.
-¿Es verdad que Sirius está saliendo con Ackerley?
Por un momento Remus creyó que el corazón le había dejado de latir.
-¿Por qué dices eso? –preguntó en un susurro.
-Hay rumores... Y un par de amigas mías están interesadas en Black. Ya sabes, es muy popular.
-Sí, claro.
-Están un poco preocupadas y me pidieron que se lo confirmara.
-Pues lo siento, no puedo ayudarte -dijo Remus con una mueca triste-. Sirius no nos ha dicho nada.
-Ya veo... Bueno, les diré que no hay nada seguro, así se calmarán un poco.
Nada seguro... Que se viera continuamente a escondidas con una chica no era precisamente para calmarse.
-¿Me lo dirás si averiguas algo?
-Claro, Lily.
-Gracias -la chica se puso en pie y ya iba a marcharse cuando se giró de nuevo hacia él-. Eh..., Remus.
-¿Sí?
-Será mejor que se lo digas.
-¿Qué?
-Conozco tu expresión. Es la que se adopta cuando uno se enamora. No es tan difícil confesarlo, créeme.
-Tú no lo entiendes -dijo él con expresión pensativa-. No es fácil abrir el corazón y exponerlo ante la persona que más te importa.
Lily sonrió.
-Remus, cualquier chica estaría encantada de que te fijaras en ella. Hay un 2 de posibilidades, como mucho, de que te rechace.
-Gracias -sonrió Remus-. Me lo pensaré.
-Así me gusta. Ahora será mejor que me vaya. ¡Buenas noches!
-Adiós, Lily.
Cuando regresó a la habitación sus amigos estaban ya cada uno en su cama. James y Peter ya habían echado sus cortinas, pero Sirius tenía la luz encendida y parecía concentrado en la lectura de un libro que descansaba sobre sus rodillas.
-¡Por fin! Ya iba a bajar a buscarte.
-...
-¿Y bien?
-¿Bien qué? –contestó en tono seco.
-¿Estás más calmado?
Remus suspiró y después de quitarse la túnica se sentó al borde de su cama.
-Siento haberte hablado así. Estaba preocupado por otra cosa, y la tomé contigo. Ya se me ha pasado.
-Vamos, Moony, no tienes que disculparte. Pero me alegro que estés más tranquilo. Por cierto -Remus se quedó quieto mientras su amigo salía de su cama y se acercaba a él, para susurrarle al oído-: hoy ha llegado el paquete de Peter.
Sirius se refería al regalo que le habían comprado para Navidad.
-Ah, bien -respondió Remus, nervioso de tenerle tan cerca-. Eh... será mejor que... me acueste. Es tarde y mañana hay que levantarse temprano.
-Claro –Sirius parpadeó sorprendido por su rechazo-. Buenas noches.
Remus lo observó mientras se volvía a meter en la cama.
-Buenas noches.
Al día siguiente Remus se encontraba mejor. Sirius se portaba con él como siempre y por un momento trató de olvidar lo que había visto el día anterior, pero por la tarde todo se complicó. En clase de Herbología la profesora les mandó colocarse en grupos de tres. James enseguida se colocó junto a Lily y Peter se les unió alegremente. Él iba a reunirse con Sirius cuando vio que éste ya estaba al lado de Violet. Por un momento se quedó parado, sin saber muy bien qué hacer. Lo que menos le apetecía era pasar aquellas dos horas en mitad de la parejita. Miró alrededor buscando una vía de escape, pero Sirius agitaba la mano para atraer su atención.
-¡Eh, Remus, estamos aquí!
Resignado, el muchacho recogió sus cosas para acercarse a ellos.
-Hola, Lupin -saludó Violet con una sonrisa.
-Hola.
No fue fácil para el pobre Remus. Ni siquiera estando a solas con James y Lily se sentía tan incómodo. Sirius y Violet hablaban animadamente, conversando sobre cualquier cosa y procurando continuamente que él participase en la conversación. Pero Remus no se sentía con ánimos de hablar. Sólo era consciente del nudo que se había formado en su garganta.
-¿Que no has leído nada de Shakespeare¡Pero si es uno de los mejores autores muggles de nuestro país¿Verdad, Remus?
-Eh, sí.
-Al menos habrás oído hablar de Romeo y Julieta.
-Sí, claro. Remus me explicó esa historia. Iba de dos familias enfrentadas cuyos hijos se enamoraban y acababan muriendo por una tonta equivocación.
No por favor, aquel tema no. ¿No podían hablar de plantas o de quidditch?
-¡Tonta equivocación¡Remus, dile algo¡Es una de las historias de amor más fantástica de todos los tiempos!
Sirius rió al verla tan excitada.
-Sí, sí, lo que tú digas.
-Tú sí has leído a Shakespeare¿verdad, Lupin?
-Sí.
-¿Conoces también sus comedias?
-Claro. Mi padre tiene en casa la colección de sus obras completas. Solía leerlas cuando estaba demasiado enfermo para salir a la calle.
Sirius lo observó con los labios apretados.
-Supongo que tendré que leer algún día a ese "Sekspear" si decís que es tan maravilloso. Podrías dejarme alguno de tus libros -dijo mientras ayudaba a Remus con una de las plantas que tenían que replantar. A pesar de llevar guantes, el joven se estremeció con el contacto de aquellas manos.
-Claro, cuando quieras.
Violet frunció el ceño pensativa y Remus, malinterpretando su gesto, apartó sus manos con presteza, provocando una mirada sorprendida en el rostro de su amigo.
La conversación sobre libros continuó el resto de la clase. A Remus le hubiera gustado que hablaran de otra cosa y no pidieran continuamente su opinión. Prefería mantenerse al margen.
Cuando la clase acabó, Remus suspiró aliviado, seguro de que por fin conseguiría un poco de tranquilidad, pero la pregunta de James le hizo volver a la realidad.
-¿Preparados para la clase de Pociones?
Clase doble. Y para colmo, él y Sirius trabajaban juntos en la nueva poción.
Genial. Aquél era el último día de clases del trimestre y se suponía que sería un día agradable y tranquilo... ¡Cómo deseaba que empezaran las vacaciones!
Continuará
Es todo por el momento. Intentaré no tardar en actualizar. Me despido hasta entonces, y ya sabéis, los reviews son bienvenidos.
DAIA BLACK
