Ciaooo ~~!
jaja no tengo perdon, ha pasado tanto tiempo desde que publique algo X,DUu aun cuando dije que lo haria... Una gran disculpa, pasaron muchas cosas, y por un tiempo me perdi un poco.
Pero bueno, quitandole el polvo a mi cuenta, aqui traigo esta historia x3 de una pareja que ya conocen, se trata de un two-shot lyss x jade!
Originalmente iba a ser un one-shot, pero escribir cosas cortas nunca a sido lo mio- ni siquiera como two-shot deja de ser corto- decidi dividirlo en dos partes, y bueno aqui esta x3
Este fic lo escribi hace meses, cuando salio el ep 31 del juego, pero por muchas razones no encontraba la ocacion adecuada para subirlo. Pero hoy es cumpleaños de lysandro, asi que es el momento perfecto.
Y bueno no les aburro mas, de por si es un cap largo -34 paginas- espero les guste!
A darle!
Bajo la oscuridad de la noche, en las zonas rusticas de Paris, un taxi se detuvo suavemente, dentro del auto el reloj en la muñeca del pasajero marcaba las ocho de la noche.
Entonces desde el asiento trasero, el pasajero extendió su mano hacia el taxista para pagar el coste del viaje, luego inmediatamente abrió la puerta y bajo del auto.
Una vez que bajo y cerró la puerta, el taxi se alejo por el camino de tierra perdiéndose poco a poco en el oscuro paisaje, entonces aquel hombre miro atentamente con sus ojos bicolores, verde y miel, la granja que había frente a él, era un lugar simple pero realmente bello, la casa de aspecto rustico bañada por la luz de la luna, decorada con varios arcos de piedra, dañados por el tiempo pero decorados con la naturaleza viva de las flores, a su lado una escalera llevaba a la entrada de la casa, también rodeada de flores silvestres, mientras debajo un pequeño arrollo de agua corría cálidamente, regalando una relajante melodía.
-A esta hora ya deben estar en medio de la cena… – susurro nostálgico, imaginándose aquella escena perfectamente.
Aquella noche finalmente regresaba a París, después de tres años de ausencia, tres años lejos de su familia.
¿La razón? Su creciente carrera artística, Lysandro, el chico alto de llamativo cabello blanco con suaves toques de negro en las puntas, era el vocalista de una banda musical de rock con toques sinfónicos, en compañía de sus amigos. ]
Aquello que había comenzado como un pasatiempo desde el instituto, ahora era su vida, y era gracias al talento que juntos compartían y que ahora daba sus frutos, siendo conocidos no solo en Paris si no también alrededor del mundo.
Todo gracias al trabajo duro de él y sus amigos durante aquellos tres años, en los que habían sacado su primer álbum y hecho su gira promocional.
Su fama crecía como espuma y el futuro era brillante, pero Lysandro no era codicioso, tenía prioridades y al concluir aquella primera etapa de su carrera, decidió, junto a sus amigos, que era momento de tomarse un receso, tiempo que aprovecharía para estar con su familia.
Con una amplia sonrisa tomo su maleta, la única que llevaba consigo, y subió las rusticas escaleras, recordando cada sensación, la visión del paisaje, del que fuera su hogar en gran parte de su niñez.
Finalmente los escalones terminaron y se encontró frente a la puerta de madera, suspiro hondo y se dispuso a levantar su mano libre para tocar la puerta, no les había avisado, así que estaba seguro de que se sorprenderían al verle.
La sola idea le entusiasmaba, pero justo cuando estuvo a punto de llamar escucho una voz. Rápidamente la reconoció, esa era la voz de su hermano mayor, Leigh.
-Hace tres años que nos conocimos, y un año después empezamos nuestra relación y todo ha sido maravilloso…- hablaba aquella voz al otro lado de la puerta- hemos pasado tantos momentos juntos, buenos y malos… Y no soy bueno expresándome, pero lo que siento… me ha hecho darme cuenta de que no quiero esperar más…
Lysandro proceso aquellas palabras, eran tan comunes como importantes y además inusuales en su hermano, porque en efecto era cierto, no era expresivo, no cuando se trataba de hablar de sentimientos. Y aunque no era algo propio en él, Lysandro sintió gran curiosidad e intriga, las exclamaciones de asombro luego de las palabras de su hermano lo motivaron finalmente y entonces tomo la manija de la puerta.
Y abriendo el telón hacia el escenario de una extraña comedia, contemplo la escena, siendo él quien se llevaba la sorpresa.
La ambientación de una amena cena era visible, tal como lo había imaginado, sus padres también estaban ahí, mostrándose sonrientes, hasta ahí todo era como recordaba, pero al mirar mejor noto que también en la escena se encontraba una desconocida chica de cabello largo y blanco, la cual sonreía aparentemente hacia un punto especifico de la habitación, pudo cuestionarse quien era pero Lysandro no tuvo tiempo de analizarlo pues fue más impactante ver a su hermano, quien yacía de pie frente a un chico, al cual le extendía una cajita de color rojo que yacía en la palma de su mano.
-Jade, ¿Quieres casarte conmigo? – Formulo la pregunta, a la par que la cajita se abría, mostrando un anillo, con un brillante diamante de forma rectangular.
-Leigh…- susurro él chico en cuestión, poseía una delicada figura que junto a su cabello ondulado de color verde le hacían resaltar en la habitación, pero lo que más atrajo la atención de Lysandro fueron sus ojos, eran de un color verde suave, muy expresivos, retrataban perfectamente la sorpresa ante la propuesta de su hermano, eso y el rubor rosado adornando sus mejillas de piel bronceada.
Lysandro por un momento creyó posible equivocarse de casa, ya le había pasado antes, pero equivocarse de familia, eso jamás.
Una silenciosa agonía inundo de repente la escena, como si la comedia hubiera terminado, entonces el peliblanco entendió que no estaba alucinando, ni se había equivocado de casa, aquello realmente estaba sucediendo.
-A-acepto…- respondió bajito el de cabello verde, pero aquello fue suficiente para Leigh incluso para Lysandro, cuya expresión de sorpresa cambio a una más seria.
Acompañado de los aplausos de sus padres y de la desconocida chica, Leigh mostró una suave sonrisa y expresando su felicidad tomo la mano de Jade, besándola con devoción y dulzura.
-Gracias Jade, me haces tan feliz- exclamo mirándolo atentamente, notando el sonrojo más pronunciado en este mientras sonreía.
El nerviosismo estaba claro en su rostro y para Leigh aquella sonrisa bastaba, para entender que estaba feliz, sin perder más tiempo, tomo el anillo, luego de guardar la cajita tomo con su mano libre la mano de Jade y con gran alegría coloco el brillante anillo en el dedo anular del peliverde, ahora era su prometido.
Los aplausos seguían pidiendo más de aquella pareja en ese que era su momento, entonces Leigh se aproximo al rostro del otro quien casi adivinándolo, con timidez recibió los labios del pelinegro, correspondiendo a su casto pero cálido beso.
Como las estrellas que caen del cielo, aquello fue fugaz cuando un sonoro golpe al suelo les hizo separarse, aquel golpe había sido tan sorpresivo que logro llamar la atención de todos, los aplausos terminaron y sus miradas se dirigieron a la puerta, la cual recién notaron que estaba abierta y que había alguien al pie de ella.
-¡Lysandro!- exclamo Josiane, la mujer de aspecto mayor, con una cálida y alegre expresión en su rostro, sin perder tiempo se levanto de su lugar, para ir a abrazar a su hijo menor.- ¡Estas de regreso! Ahh jajá, ¡no puedo creerlo! ¿¡Por qué no nos avisaste!?
-¡Que sorpresa hijo!- hablo ahora George, un hombre de aspecto mayor también, con cálida sonrisa.- Dos sorpresas en un día.
-Llegas justo a tiempo hermano – hablo ahora Leigh, mirando al peliblanco que seguía en brazos de su madre- para la formalización de mi compromiso con Jade.
Ante aquellas palabras, algo se retorció en el estomago de Lysandro, aquel chico no era un desconocido para él, recordaba haberlo visto tiempo atrás, cuando él había sido hospitalizado, por motivos que no recordaba. Y desde el momento que lo había visto algo en él lo incomodaba, y justo como años atrás en ese momento la sensación era incomoda pero más intensa que en ese entonces.
Y el sentimiento parecía ser mutuo, pues Jade desvió la mirada de la suya casi al instante, para luego alejarse de Leigh e ir a lado de la chica de cabello largo, escondiéndose tras de esta buscando apaciguar su incomodidad, seguramente a causa de su presencia.
-¿Lysandro, estas escuchando? – la pregunta de su hermano lo volvió a la realidad, apartando su mirada del peliverde.
-Lo estoy – respondió finalmente, mostrando su expresión distante y seria- de verdad los felicito, supongo – respondió sin saber exactamente qué decir, mirando nuevamente al peliverde mientras la otra chica parecía hablarle, como si estuviera viendo el anillo de este, pero noto que en realidad hablaban de él pues cada vez que sus labios se movían, su mirada se posaba sobre su persona, fracasando al tratar de disimularlo.
-¿Supones? – cuestiono Leigh, con expresión seria, ante sus palabras.
-Es verdad, tú no conoces a Jade, ¿verdad hijo? – hablo ahora Josiane, mirándole comprensivo.
-No- respondió certeramente, mientras de reojo, Jade volvía a mirarlo, con cierta incertidumbre- No lo conozco, pero con el tiempo lo conoceré, ahora que va a ser esposo de Leigh.
Aquellas palabras se sintieron afiladas, tanto que el propio Lysandro se sintió herido por alguna razón, del mismo modo que parecía herir a Jade.
-Bueno celebremos, hoy es una gran noche- expreso George desde su lugar- todos a la mesa, la cena espera.
Josiane rápidamente tomo la maleta de Lysandro y la hizo a un lado luego de cerrar la puerta, y entre murmuraciones todos volvieron a tomar asiento alrededor de la mesa, Josiane y George de un lado, y del otro Jade y Leigh, y en el último Lysandro junto a la chica de cabello blanco.
-Me llamo, Rosalya, mucho gusto – se presento educadamente, con una sonrisa.
-Un gusto, Rosalya – se limito a responder el peliblando con su profunda mirada sobre Leigh y jade.
Lysandro no estaba interesado en seguir la charla con aquella chica, y esta lo entendió muy bien y opto por guardar silencio. El resto de la velada paso tranquila pero la incomodidad seguía en el aire.
Cada vez que sus orbes bicolor chocaban ocasionalmente con los suaves ojos verdes de Jade, una extraña molestia le invadía, no sabía porque, pero simplemente ese chico no le agradaba. De hecho desde que lo había visto la primera vez, dos años atrás en el hospital, no le había agradado por la actitud tan confiada con la que se le había acercado, como si conociera todo sobre él.
Al terminar la cena, llego la hora de dormir, y en vista de que era tarde todos se quedaron a dormir ahí, Jade y su amiga Rosalya se fueron a la habitación de las visitas, pues aunque estaba comprometido con Leigh, sus padres no veían correcto que durmieran juntos.
Así Lysandro tuvo que dormir con Leigh, juntos en su antigua habitación, la cual no había cambiado mucho desde que se habían ido de la granja a la ciudad, para estudiar en el instituto.
A las diez en punto las luces se apagaron y uno por uno se fueron durmiendo, excepto Lysandro.
Miraba el techo de la habitación y es que simplemente no tenía ganas de dormir y eso era extraño pues había ansiado volver a casa, tanto que dejo que sus amigos se adelantaran a la ciudad para el quedarse en el campo con sus padres, incluso había hecho de todo para evadir a la prensa y que su estadía fuera lo más discreta posible y ahora que estaba ahí solo quería irse.
No tenía una respuesta clara pero solo podía pensar en el peliverde, ese llamado Jade. No sabía porque, pero era molesto, cada vez que la imagen de este acudía a su mente solo sentía deseos de golpear algo y eso no era buena idea, tomando en cuenta que su hermano dormía plácidamente en la cama contigua.
Aquello era casi desesperante, se tallo los ojos y sin más los cerro, tratando de dejar su mente en blanco, el tiempo pasaba del mismo modo que percibía los sonidos del exterior, los animales que se movían entre la maleza, el ganado que sus padres tenían, el cantar de los grillos al compas del arrullo que emitía el agua al correr por el arrollo. Lentamente Lysandro empezó a sentirse arrullado, aquello estaba funcionando, o eso quería pensar, todo estaba oscuro en su mente, los sonidos fueron desapareciendo hasta que solo escuchaba el agua que corría por el arrollo.
Conforme mas escuchaba el agua, mas cambiaba el sonido de esta, hasta que dejo de sonar como agua que corría, y paso a sonar como agua que caía, como si estuviera lloviendo y entonces sintió un fuerte golpe.
Sus ojos se abrieron con sorpresa, incluso con algo de susto y aun sintiéndose rodeado de oscuridad miro frente a él algo que lo dejo sin aliento, un ramo de rosas rojas junto a un cuaderno negro de notas flotando en el aire, dejando algunos pétalos y hojas llenas de intensas palabras revoloteando en el aire, cayendo lento y suave retando a las gotas de lluvia que poco a poco le dieron una imagen a la oscuridad, encontrándose así Lysandro en un día lluvioso en las calles de París.
Una extraña pausa se hizo presente antes de que reaccionara, estaba tan sumido en su mundo y le costaba salir de este. Pero en determinado momento su mirada se encontró con un paraguas de color amarillo, que resaltaba entre los pétalos y las páginas de la libreta que finalmente caían al pavimento.
-Perdóneme no miraba por donde iba- se apresuro a decir Lysandro al darse cuenta de que había chocado con alguien, aunque aun sintiéndose desubicado, como en otro momento.
-N-no ha sido mi culpa, no estaba poniendo atención – excuso el chico mientras apartaba la sombrilla, dejando ver su cabello color verde algo ondulado ante la humedad de la lluvia.
Los dos se miraron atentamente y de nuevo se quedaron callados.
-Oye, yo te conozco – exclamo el de cabello verde, con una suave sonrisa – Eras ese chico que siempre olvidaba su libreta, Humm…. Lysandro, ¿verdad? – Memorizo mirando al cielo-Si debes ser, tus ojos son lo más bonito que he visto, no podría olvidarlo- confeso rápidamente, ante la mirada sorprendida del más alto, por lo desinhibido del peliverde al decir aquello.
-Sí, ese es mi nombre…- hablo finalmente- y lo de la libreta también es correcto… bueno solo en mis días de instituto – comento analizando todos los detalles – entonces usted debe haber estudiado conmigo en el instituto.
-Bueno, no exactamente, solo iba a cuidar el club de jardinería – corrigió rápidamente.- Me llamo…
-No me lo diga, lo recuerdo…- aseguro, quedándose un momento pensativo, tenía el nombre del peliverde en la punta de la lengua, mas no lograba pronunciarlo. Se tomo su tiempo y en realidad fue lo suficiente para que la expresión del peliverde cambiara a una incrédula, y cuando Lysandro lo noto se puso nervioso - Jade… ¿Verdad? – logro pronunciar a duras penas, dudando si realmente se pronunciaba de aquella forma.
-Vaya, de verdad tu memoria ya no es tan mala – sonrió entretenido – y si, mi nombre es Jade, me alegra que lo recuerdes y por favor no me hables de usted – comento admirando de pies a cabeza al mayor, recordando su ramo de rosas cuando noto los pétalos flotando graciosamente en el agua del pavimento- ¡A-Ahh demonios…!
-Lo recordaba, pero no como pronunciarlo y….– respondió Lysandro rápidamente, viendo al peliverde recoger sus rosas, inclinándose de igual forma a recoger su empapada libreta, pero sin perder de vista al peliverde mientras recogía las rosas- Se maltrataron algunas.
-Sí, pero solo fueron pocas – respondió Jade, sin dejar de sonreír – en cambio tu libreta…
-Está bien – respondió Lysandro mientras guardaba la libreta mojada en el bolsillo de su mojada gabardina- solo es un poco de agua, se arrugaran un poco las paginas, pero no perderé lo que escribí – sentencio con seguridad.
-Eso noto, sobre todo porque caminas sin un paraguas en plena lluvia – comento Jade, mirando cuan empapado se encontraba el de ojos bicolores.
-Estaba… Paseando…- Se limito a responder Lysandro.
-Comprendo eso – respondió Jade mientras tomaba su mano y le colocaba su paraguas en esta – pero no creo que el resfriado sea buena inspiración, cúbrete por favor.
-Pero…- mascullo Lysandro sorprendido al sostener el paraguas – no puedo aceptarlo, usted va a mojarse.
-Deja de hablarme tan formalmente…- pidió Jade con una sonrisa, un poco abochornada.- Y no te preocupes, yo ya he llegado a mi destino. Fue un gusto volver a verte, pero debo irme, adiós – se despidió fugazmente, mientras sin más pasaba de largo al sorprendido peliblanco, quien no pudo evitar seguirlo con la mirada.
-Adiós…- susurro apenas, viendo que el peliverde cruzaba la calle, lo siguió sin perder detalle hasta ver que entraba en uno de los locales, más específicamente en una florería.
El de ojos bicolores se quedo viendo un momento, como si hubiera encontrado algo perdido, mas la lluvia arrecio de golpe y mientras más abundantes fueron las gotas de lluvia, mas se nublaba su campo de visión, el sonido de la lluvia se volvió tan fuerte que sus oídos se ensordecieron y luego simplemente todo se volvió oscuro, combinado con una extraña angustia.
Sus ojos se abrieron de golpe entonces, se encontraba con la respiración agitada y su cabello revuelto y sudoroso, acompañado por la melódica del arrollo y por el cantar de las aves. Desubicado se sentó rápidamente solo para darse cuenta de que el sol ya había salido y que seguía sobre la cama en la que había dormido mientras había vivido con sus padres.
Aun estaba en la granja de sus padres y afuera era un brillante día…
-¿Q-que fue eso?...- balbuceo peinándose los cabellos hacia atrás, tratando de poner su mente en orden- Era… ¿Un sueño?- pensó rápidamente- si, sin duda… ¿pero por que, por que soñé con él?... ¿y toda esa situación?
Estaba confundido, sobre todo porque no tenía sentido. Ese chico solo le provocaba incomodidad y molestia, y además el lo había conocido por primera vez en el hospital, así que sin duda alguna aquello que había vivido, no era más que un sueño.
-Sí, seguramente… - se convenció finalmente- por pensar tanto en ese chico antes de dormir…- agrego, sobándose el puente de la nariz, esa era su respuesta y no había otra para justificar tales imágenes, después de todo la mente era algo que no se podía controlar y Lysandro estaba seguro de que solo por eso aquel sueño había acudido a él.- pensar en que se casara con mi hermano…
Y de nuevo, revivía los acontecimientos de la cena, rápidamente negó, no quería pensar más en eso, al menos no por ahora. Ya despierto se incorporo de la cama, dándose cuenta de que su hermano ya no estaba, incluso su cama ya había sido ordenada.
Entrecerró la mirada y se aventuro a ver la hora en el reloj.
-Medio día…- susurro con una expresión de completo desconcierto, el no solía dormir tanto.
Rápidamente se dispuso a tender su cama y luego de dejarla en orden salió de la habitación, encontrándose cara a cara con su madre.
-¡Lysandro, finalmente despiertas!- exclamo Josiane, mientras sostenía una bandeja con algo de fruta, leche y pan dulce- ya venía a despertarte yo misma, es muy tarde.
-Si, lo sé, disculpa madre – hablo educadamente, viendo a su madre, para luego tomar la bandeja, ayudándole con esta.
-Está bien hijo, debo suponer que el viaje fue cansado para ti – sonrió comprensivamente.
-Sí, lo fue – respondió, considerando también ese detalle- ah y Leigh…
-Oh él se marcho ya cariño- respondió rápidamente- Tu hermano tenia pedidos que terminar y Rosalya le ayuda en la tienda de ropa, y Jade no puede descuidar su florería.
-Ah… ¿él tiene una florería? – pregunto con algo de sorpresa, pues rápidamente recordó su sueño y justo al final, vio a Jade entrando a una florería.
-Si, jeje es muy talentoso y con lo de la boda seguramente el mismo elegirá las flores y las plantara- sonrió Josiane al imaginarlo – Pero después seguimos platicando, anda arréglate, vamos a alcanzarlos- informo sonriente.
-¿Alcanzarlos? ¿Nosotros?- interrogo, notándose sorprendido.
-Sí, cariño, iremos a la ciudad, nos quedaremos haya hasta el día de la boda jeje.
-Pero… yo no escuche que dijeran una fecha…
-Oh, Leigh y Jade dijeron que iban a decidirlo y nos lo harán saber, lo importante es que debemos apoyar a tu hermano, después de todo será el primero en casarse, tu padre y yo estamos tan emocionados- respondió con una mirada soñadora- Así que anda, toma tu desayuno, saldremos en treinta minutos- sentencio y sin darle tiempo al peliblanco de responder, la mujer se alejo, hasta perderse por el pasillo.
Lysandro apenas si procesaba aquello, aun seguía algo contrariado por el sueño que había tenido con el prometido de su hermano, pero ahora estaba despierto y volvía a la realidad y su idea de pasar un descanso en familia acababa de esfumarse, pues aunque no estuviera cómodo con la idea, su madre tenía razón, Leigh era su hermano y debía apoyarlo.
Volvió a la habitación, y pensativo tomo su desayuno, el detalle de la florería le causaba intriga, pero fácil era pensar que se trataba solamente de una coincidencia.
Y tal como su madre lo había dicho, minutos después se encontraba a bordo de un taxi, rumbo a la ciudad y según lo planeado sus padres iban a quedarse en casa de Leigh, y aunque el también fue invitado a quedarse, prefirió irse al departamento que sus amigos habían alquilado, buscando alejarse un poco del asunto de la boda.
-Ahh… - suspiro tras bajar del taxi, encontrándose frente a uno de los muchos edificios de la ciudad- al menos con Leigh mis padres no van a perderse – pensó mientras entraba al edificio- espero no haberme equivocado de dirección – agrego para sí mismo tras subir al ascensor.
Para él era tan normal perderse u olvidar las cosas, pero para sí fortuna en aquella ocasión había acertado, pues al salir del ascensor, la melodía de una guitarra eléctrica llamo su atención.
-Castiel…- sonrió sin dudar que se trataba de este, a paso firme y seguro llego hasta la puerta de donde venia el sonido percibiendo también la voz de otro chico.
-¡Castiel deja de hacer ruido los vecinos se molestaran! – regañaba aquella voz con notable frustración.
Ya no tenía dudas, así que con toda confianza el peliblanco abrió la puerta y entonces miro ahí a sus amigos, Castiel el chico de cabello rojo, aferrado a tocar su guitarra, Nath el chico de cabello rubio que peleaba con Castiel, y finalmente pero no menos importante, Dimitry el joven de cabello largo y castaño, el cual yacía concentrado tocando los acordes de su bajo, demasiado concentrado para prestarle atención a el rubio y el pelirrojo.
-Así que ya se instalaron – exclamo Lysandro tras haber entrado y cerrado la puerta.
-Lysandro!- exclamo Nath con sorpresa, al mirarle ahí.
-¿Qué haces aquí, no ibas a quedarte con tus padres? – cuestiono Castiel mientras se sentaba con pesadez sobre el sofá.
-Mis padres están aquí en la ciudad – les hizo saber mientras dejaba su maleta sobre el piso, cambiando su sonrisa por una expresión seria.
-¿Paso algo? – pregunto inmediatamente Nath, ante el cambio en la expresión en su rostro.
-Hum… es que ha sido algo que me tomo por sorpresa, es todo – respondió mientras se sentaba en otro de los sofás, cruzándose de brazos.
-¿Algo que te sorprendió, a ti? – cuestiono ahora Dimitry desde su lugar, sin dejar de tocar sus acordes- Entonces debe ser importante.
-Por supuesto, Leigh, mi hermano, va a casarse – respondió, para luego suspirar- anoche llegue a casa justo en el momento que hacia la petición.
-¿Tu hermano? – Sonrió Castiel con notable diversión – entiendo la sorpresa ahora jajá.
-Si es sorprendente, pero es normal a todos les llega su momento – comento Nath con notable tranquilidad.
-En efecto, pero lo que me tiene intranquilo es con quien ha decidido casarse…
-¿Acaso es fea? – pregunto Dimitry sin ningún titubeo.
-Jajaja ¿Es muy "poco victoriana"? – rio ahora Castiel.
-No, y no…- respondió Lysandro, mirándolos seriamente- Leigh le pidió matrimonio a Jade.
Dimitry dejo de tocar de golpe, y a la par de Castiel y Nath, miraron con sorpresa al peliblanco, claramente ellos conocían también ese nombre.
-¿¡Es en serio!? – gruño Castiel, con expresión ofendida, algo que confundió a Lysandro.
-Por supuesto, te digo que anoche llegue justo en el momento que se lo pedía. – Respondió Lysandro con naturalidad- al parecer salen desde hace dos años.
-A-ah…- balbuceo Nath, ladeando su rostro con algo de bochorno-vaya… quien iba a decirlo.
-¿Y cómo te sientes al respecto? – pregunto Dimitry con notable interés.
-¿Yo? – Cuestiono Lysandro – Bien, me siento feliz por Leigh aunque… no le tengo confianza a ese chico, me hace sentir incomodo, aunque no se la razón- fue sincero en su respuesta, después de todo no podía mentirle a sus amigos.
-Yo no solo me sentiría incomodo – bufo Castiel, mientras acomodaba la afinación a las cuerdas de su guitarra- pero…- musito mirando de reojo a Lysandro – está bien.
-¿C-cuando se van a casar? – pregunto Nath, aunque parecía que en realidad era otra cosa la que había deseado preguntar.
-No lo sé, Leigh quedo de decirle a mis padres cuando lo decidieran, ellos están tan emocionados que han venido a la ciudad para ayudarles y es mi deber apoyar a mi hermano también, así que espero no les moleste que la estadía aquí se alargue.
-Yo no tengo problemas- respondió Dimitry, aunque a la vez distante.
-Ni yo…- respondió también Nath, mientras se le veía incomodo – Hum, debo ir a la cocina – dijo rápidamente, alejándose del lugar.
-Eh, como sea- respondió Castiel como era típico de él- en tanto no tengamos que tocar en la boda jajá- se rio con algo de diversión.
Lysandro simplemente sonrió ante los comentarios del pelirrojo, luego se incorporo para ir por su maleta.
-¿Entonces, ya se acomodaron? – pregunto, de forma casual.
-Sí, la habitación es grande ahí nos podemos quedar todos- respondió Dimitry desde su lugar.
-Sí, ¡y si los pies de Castiel apestan lo echaremos al corredor!- exclamo Nath desde la cocina.
-¡Maldito rubio ya verás!- se ofusco el pelirrojo y levantándose del sofá, dejo su guitarra para correr furioso a la cocina – ¡te vas a tragar tus palabras!
-¡Sera mejor que oler tus pies!...
-Ahh… - suspiro Lysandro, mientras se sobaba su frente.
-Ya llevaban cinco minutos sin pelear, ya me estaba preocupando – comento Dimitry con algo de ironía, mientras continuaba tocando su bajo.
Con aquella bienvenida, Lysandro se acomodo en el departamento y por el resto de aquel día se dedico a descansar junto a sus amigos, ciertamente seguía cansado por el viaje, y las horas de sueño en la casa de sus padres extrañamente no le habían ayudado en nada.
Esa noche Lysandro se recostó y casi de inmediato callo rendido ante el sueño, a diferencia de cuando había estado en la granja. Al día siguiente se despertó con mas energías y con los suficientes ánimos para salir a la ciudad junto a sus amigos, con la intención de recordar los viejos tiempos.
Increíblemente no pensaba en nada más que en recordar cómo es que había conocido a cada uno de sus amigos, la nostalgia de volver a la ciudad donde había vivido tantas cosas, donde todo había comenzado en su carrera musical.
Cada edificio del centro y algunas de las calles, la gran torre, todos esos lugares tenían algo que contar para él, recuerdos. Y aunque todo ese día fue de risas y bromas, y una que otra pelea por parte de Castiel y Nath, hubo algunos lugares, cafeterías. Calles y parques que le hicieron sentir una intensa nostalgia y molestia, porque sabía que algo había pasado en esos lugares, pero en su mente no había ningún recuerdo, solo la vaga sensación de haber algo.
Al final del día, tras volver al departamento, todos se encontraban de buen humor, pero la calma de Lysandro termino cuando recibió la llamada de su madre, informándole que debía reunirse con ellos al día siguiente en la noche en casa de Leigh, pues al parecer este tenía algo que decirles. Y aunque su madre no le dijo el que, Lysandro estaba seguro que se trataría de la fecha para la boda.
Y solo esa llamada fue suficiente para atraer de golpe su extraño sueño con Jade y hacerle recordar lo incomodo y molesto que se había sentido al ver a su hermano a su lado. Cuando se fue a la cama se recostó cuestionándose así mismo, pero sin ninguna respuesta, claro que afortunadamente tampoco tuvo problemas para dormir esa noche, pese a que estaba preparado para no conciliar el sueño.
Al amanecer se sentó en la cama por largo rato, convencido de que aquel sueño que había tenido con Jade había sido cosa de una vez y que seguramente no se volvería a repetir, lo único que aún le quedaba por resolver era controlar aquel desagrado irracional que sentía por el peliverde.
El día así paso con tranquilidad, hasta el atardecer, momento en el que Lysandro se alisto para ir a casa de Leigh, sus amigos desafortunadamente no podían acompañarlo ya que Castiel iba a verse con sus padres, algo que ya era imposible desde que este iba en el instituto, Nath del mismo modo iba a verse con su madre y hermana y a estas definitivamente no podía cancelarles, porque seguramente las ofendería. Dimitry no tenía una excusa clara, pero Lysandro no la necesitaba, sabía que era un hombre de pocas palabras y tampoco le gustaba meterse en su vida privada, si este les quería compartir algo, lo hacía cuando él lo deseaba, y el respetaba eso.
Así bien, una vez listo y tras despedirse de sus amigos salió de su casa y emprendió camino a casa de Leigh, este vivía cerca de ahí, a unos veinte minutos de camino, según le habían dicho, así que al peliblanco no le molestaba caminar.
Paso varias calles y miro algunas tiendas y también a algunas personas al pedir indicaciones, hasta que finalmente dio con el edificio donde su hermano vivía y con la alegría de no haberse perdido.
Se adentro en el lugar y afortunadamente en la recepción le supieron decir el piso y número donde vivía su hermano, así subió al ascensor y con tranquilidad llego al piso y al departamento indicado, llamando a la puerta.
-Ah…- abrió la puerta su madre, Josiane, quien sonrió inmediatamente al verle – ¡al fin has llegado hijo! Anda entra ya solo te esperábamos a ti – le invito animada.
-Gracias, madre – sonrió el peliplata, adentrándose al departamento, admirando el lugar, era un lugar no tan grande, pero adecuado para su hermano, claramente la decoración y elección de muebles era suya, así que no se sintió fuera de lugar ya que él y Leigh compartían casi los mismos gustos.
Claro que él no era de los que se fijaban tanto en esos detalles, y al final lo que llamo su atención fue el comedor, donde diviso a Jade quien platicaba amenamente con su peculiar amiga, Rosalya.
-Lysandro, que bueno que llegaste– exclamo Leigh con una sonrisa, del mismo modo que el resto se giraron a verle.- ¿tuviste problemas para llegar?
-Algunos, pero nada serio – respondió mientras sentía las miradas sobre su persona, principalmente la de Rosalya, pues al mirar de reojo noto la mirada de esta, mientras que Jade miraba a otro lado, claramente con toda la intención de ignorarlo.
– Me alegra – soltó una suave risa y luego miro a todos - ahora que todos estamos por favor tomen asiento – pidió amablemente.
-Que emoción – exclamo Josiane mientras se dirigía junto a su esposo a la mesa, tomando sus respectivos lugares.
Lysandro no dijo nada, solo siguió a sus padres y sin tener más remedio se sentó a lado de Rosalya, dejando a Jade a la cabeza de la mesa, donde su hermano Leigh pronto se le unió, manteniéndose los dos de pie y juntos.
-Bueno…- empezó a hablar Leigh mientras les miraba –Ahora que Jade acepto casarse conmigo, estuvimos decidiendo la fecha de la boda – explico mientras tomaba con delicadeza una de las manos de Jade- y es un gusto informales que hemos decidido que la ceremonia se celebrara dentro de un mes- finalizo con una amplia sonrisa, ante a sonrisa nerviosa de Jade.
-Ahh, ¿un mes? – Expreso Josiane- pero es muy poco tiempo para preparar todo Leigh.
-¿No creen que se están precipitando? – cuestiono ahora su padre, George.
-Jade y yo ya lo hablamos, y queremos hacerlo lo más pronto posible – hablo de nuevo Leigh, Jade parecía no poder pronunciar palabra, ante la posible emoción del momento.
-Hum pero un mes, apenas nos alcanza el tiempo – respondió Josiane, aun no muy convencida.
-Ya lo tenemos todo planeado, no se preocupen, claro que necesitaremos la ayuda de todos.
-Claro, Leigh, sabes que cuentas con nosotros –hablo Rosalya, mostrando su apoyo.
-Gracias, Rosalya – sonrió a esta cálidamente.
-Bueno, siendo así, solo díganme en que podremos ayudarlos para que todo se lleve a cabo.
-Claro, verán que será posible, jade y yo ya escogimos todo – explico Leigh mientras empezaba a decirle los detalles de la boda.
Lysandro le miraba y le escuchaba hablar, pero realmente no estaba prestando atención, se encontraba más atento en analizar cada una de las expresiones de Jade en aquellos momentos.
Este se veía más nervioso que animado, incluso se podía decir, falso…
Ya con el simple hecho de que su hermano fuera el único que hablaba, era como si el hiciera a Leigh responsable de todo, o eso era lo que llegaba a la mente de Lysandro. Y ahí estaba dándole vueltas al asunto de Jade, ¿Qué tenía aquel chico para hacerle sentirse así?
No lo sabía, del mismo modo que no había puesto atención a los por menores de la boda, cuando parpadeo y salió de su mundo ya todos comentaban entre sí con lo que les había tocado ayudar para la boda.
-Lysandro – le llamaron de improviso, y al girarse a ver noto que era su hermano.
-Ah…- mascullo quedándose en blanco, pensando en que tal vez este le había dicho ya con que iba a ayudar- ¿sí?...- atino a decir siendo aquello lo primero que llego a su mente.
-Puedes acompañarme a la cocina por el vino – le pidió en un tono de voz que Lysandro entendió perfectamente, pues era una forma discreta de pedirle que hablaran en privado.
-Claro – respondió sin titubear, a la par que se levantaba de su asiento, para irse del comedor a la cocina, ante la mirada expectante de Jade.
El de ojos verdes les contemplo hasta que se fueron a la cocina, pero su mirada claramente estaba fija solo en uno de ellos.
-Esos dos se traen algo entre manos – hablo la peliblanca, llegando a lado de Jade.
-Lo sé, aunque sospecho que es más bien Leigh el que se trae algo…- musito mirándolos un poco más para luego mirar a Rosalya, notando una expresión picara en su rostro – ¿Qué?...
-Oh, nada – respondió mientras se acomodaba en la silla- Solo me preguntaba si realmente ya lo has olvidado- susurro, mirándole fijamente, sabiendo perfectamente que entendería de que le hablaba.
-No necesitas preguntarlo, ya sabes la respuesta – Respondió Jade, con notable seriedad en su rostro.
-Tus reacciones frente a él me hacen dudarlo – confeso, siendo completamente sincera- Recuerdas que hace un par de años yo te pregunte qué harías si el volviera, y tu dijiste que estarías preparado.
-Si…- musito Jade, bajando la mirada.
-Bien, pues no hace falta que me mientas, Jade…
Ante aquellas palaras, el peliverde no tuvo más que decir, porque en efecto no podía mentirle a Rosalya, suavemente volvió a mirar hacia donde estaban Leigh y Lysandro.
Podían verse en la cocina, aunque no se podía escuchar lo que decían.
-¿Quieres hacerle un regalo sorpresa? – cuestiono Lysandro, tras escuchar a su hermano, quien metía la botella de vino en hielo para que se enfriara.
-Sí, quiero sorprender a Jade el día de la boda, y es en eso en lo que necesito que me ayudes- respondió Leigh mientras se recargaba en la pared, mirando a los ojos a su hermano.
-¿Pero cómo podría hacer eso? No lo conozco… no se que le gusta – justifico rápidamente.
-No se trata de eso, se trata de darle un detalle único – insistió con una sonrisa – Lysandro, quiero, me gustaría que… escribas una canción para Jade y la cantes en nuestra boda- pidió mientras posaba su mano sobre el hombro de este.
Lysandro se quedo sin palabras, pues aunque ya había escuchado a Castiel bromear sobre aquello, no esperaba que en serio Leigh se lo fuera a pedir.
-Leigh… - susurro, para luego suspirar- No estoy seguro… Insisto, no lo conozco, no creo que consiga inspiración sobre alguien que no conozco, tú lo sabes…
-Lo sé, por eso es que te quiero dar esto – comento mientras abría una de las alacenas de la cocina, Lysandro miro atento, hasta que Leigh finalmente se giro hacia él y le extendió un álbum de fotografías de pasta gruesa- Son todas las fotos que jade y yo nos tomamos desde que empezamos a salir y desde que empezamos nuestra relación, creo que será suficiente inspiración.
Lysandro entonces miro el álbum y por alguna razón la sola idea de tomarlo le hacía sentirse presionado, miro de nuevo a su hermano con duda, el claramente no quería hacer aquello, pero era su hermano e iba a ser un momento especial para él.
-Lysandro, por favor… esto es muy especial no solo para jade– hablo nuevamente Leigh- también para mí, no deseo obligarte, así que si no puedes…
-Puedo…- musito Lysandro, definitivamente no tenía el corazón para negarle algo a su hermano, ese siempre fue un problema para él, el no saber negarse- solo que… no se cual vaya a ser el resultado.
-Con que tu lo hagas, se que será perfecto – sonrió Leigh ampliamente, ofreciéndole nuevamente el álbum- te estaré eternamente agradecido.
-No debes…- respondió Lysandro viendo de nuevo el álbum, suavemente acerco sus manos, pensando por un momento que aquello era por una buena causa, solo así pudo tomar el álbum y tras mirar la portada, prosiguió a guardarlo entre su gabardina.- hare lo mejor que pueda.
-Se que lo harás, este será nuestro secreto, hasta el día de la boda… - respondió Leigh, dedicándole una cálida sonrisa.
-Sera un secreto entonces… - susurro Lysandro.
Ya estaba hecho, y no había forma de retractarse, solo quedaba brindar con una buena copa de vino y degustar de la cena para celebrar, la boda de Leigh y jade ya tenía fecha, y por cuenta de Lysandro el era el encargado de sorprender al que sería el esposo de su hermano, a ese chico que le provocaba tantos sentimientos negativos.
El resto de la velada solo fue hablar de preparativos, de ropa, de lugares, Lysandro nunca se había sentido más fuera de lugar, sobre todo porque el resto de la noche Jade se la había pasado evadiéndole la mirada, no parecía un detalle importante, pero le causaba inquietud.
La cena termino y aunque todos seguían platicando y dando sus ideas, Lysandro opto por despedirse, principalmente porque él no tenía ideas que aportar, además de que el pedido de Leigh pesaba sobre él. Tras una corta despedida se marcho, sin mirar atrás, de cualquier modo estaba seguro que jade no iba a mirarle así que él iba a corresponderle del mismo modo.
Decidió caminar nuevamente a casa, sintiendo el peso del álbum que Leigh le había dado dentro de su gabardina, ni siquiera podía pensar en que diría la canción que su hermano le había pedido, no era lo mismo escribir sobre el amor de forma universal a concentrarse en una sola y hacer que transmitiera todo el supuesto amor que esa pareja se tenía.
Y tenía un mes para dejar impreso el amor de una relación de dos años, era un verdadero reto.
Con todos esos pensamientos e incertidumbre llego al departamento que compartía con sus amigos, trato de no hacer mucho ruido en su recorrido por el lugar hasta la habitación, evadiendo hábilmente el desorden de Castiel y cuidando de no importunar el sueño de un tranquilo Nath, Dimitry era el único que no se encontraba, su cama seguía tal cual la había dejado luego de despertar aquella mañana.
-Tal vez… salió con alguien – susurro para sí mismo, mientras llegaba a su cama, sentándose con cuidado a la orilla de esta- Ahh... esto debe ser una broma – suspiro mientras rebuscaba entre su gabardina, sacando con pesar el álbum.
Miro de nuevo la pasta, posando una de sus manos sobre esta para abrirlo y mirar que clase de fotos había en el, de verdad quería hacerlo, pero su mano por alguna razón no fue capaz de abrirlo, como si una parte de su inconsciente le dijera que no era el momento.
-Ahhh….- suspiro hondamente, dejándose caer sobre su cama con pesadez, sosteniendo el álbum con sus manos sobre su pecho.
Había tenido suficiente del tema por ese día, y considerándolo era mejor idea pensar en aquella canción con su mente mas despejada y tranquila. Entonces habiendo decidido dejar aquello para el siguiente día, cerró sus ojos suavemente, siendo la imagen de jade lo primero que ocupo su mente.
No le extraño pues en la cena este se la había pasado ignorándolo, como si con eso hiciera que el desapareciera, y ante esa idea empezó a cuestionarse que pasaría si el cantaba el día de la boda, incluso empezó a preguntarse si a Jade al menos le gustaba la música.
Con aquella pregunta flotando en su mente, Lysandro fue arrullado poco a poco hasta caer dormido. Pronto en la oscuridad el ruido lejano de los autos y de la ciudad pusieron en alerta sus sentidos, entonces esos ruidos urbanos se convirtieron en un eufórico coro de voces, tanto femeninas como masculinas.
Lysandro entonces abrió sus ojos y se vio así mismo sobre el escenario, a su lado estaba Castiel, quien sonreía algo ególatra con su guitarra, al lado contrario estaba Dimitry con su expresión seria de siempre, con su bajo y detrás de él se encontraba Nath, con las baquetas de su batería listas en sus manos.
Lo proceso poco a poco, dándose cuenta de que estaba en el escenario del reconocido Bataclan, de parís, una gran multitud de gente yacía frente a él, reunidos con el furor coreando al unisonó por una canción más.
Entonces como si escucharan sus peticiones, Nath toco sus baquetas, dando la señal de inicio, Castiel rápidamente no quiso quedarse atrás y empezó a tocar su guitarra, seguido por Dimitry quien le dio el ritmo final que deleitaba a la audiencia, solo faltaba algo mas, la voz de Lysandro.
Y reconociendo la tonada supo que canción era y sintiendo esa gran emoción que lo inspiraba, tomo firmemente el micrófono y empezó a cantar. La estridente melodía hizo que las voces del público encaramaran con júbilo, mientras cantaban junto a él aquella canción.
Las luces iban y venían del escenario y aquel talentoso grupo regalaba aquellos acordes para los oídos de sus fans, cada integrante resaltaba por sí solo, el inconfundible pelirrojo, Castiel, que tocaba la guitarra eléctrica, era efusivo y rudo, pero entregado en cada acorde. Luego estaba Dimitry, realmente se concentraba mucho y también sentía lo que hacía, y no menos importante, Nath, era quien complementaba el ritmo de cada nota.
Lysandro estaba concentrado, hasta que su voz se fusiono naturalmente con la música y entonces miro al público, donde una cabellera verde llamo su atención, apenas si pudo creerlo cuando vio la primera fila, donde Jade les observaba con emoción, y por un momento, toda la gente de aquella sala desapareció, del mismo modo que Castiel, Dimitry y Nath desaparecieron del escenario.
Solo se encontraban Jade y Lysandro en esa hermosa sala de conciertos como si Jade fuera el único espectador y como si Lysandro solo cantara para él. Y sin poder dejar de cantar Lysandro miro aquellos hermosos ojos verdes y recitando las palabras finales de su canción se miraron fijamente, como si hubiera algo más entre ellos, algo así o más apasionado que su canción y entonces cuando Lysandro sintió que la respuesta estaba cerca, término de cantar y las luces se apagaron.
-¡Ahh…!- grito ahogadamente al momento que sus ojos se abrían de golpe.
Era ya de día, pero las respiraciones profundas de sus amigos le hicieron darse cuenta de que no estaba solo y que estos aun dormían. Con pesadez se sentó sobre la cama, dándose cuenta de que apretaba entre sus manos algo, fue entonces que noto que se trataba del álbum que Leigh le había dado.
-Otra vez… -Suspiro pesadamente, y abriendo un cajón a lado de su cama, lanzo el álbum dentro y rápidamente lo cerro, no quería, no estaba de humor para canciones de amor, no por el momento, no con esos sueños tan extraños que tenia con Jade, ¿Por qué él?
Fuera cual fuese la razón, no tenía la respuesta y esa incertidumbre, ese sueño le causo tal remordimiento que por el resto de ese día fue incapaz de levantarse de la cama, incluso incapaz de pensar en música, sus amigos se vieron preocupados, pero Lysandro no les dijo nada, pensando que si descansaba se pasaría y que al día siguiente estaría listo para escribir algo.
Ese día paso, y al día siguiente, pese a estar más tranquilo y con energías, su inspiración era nula y aunque sabía que el álbum era su única fuente de inspiración, se negaba a verlo, esa era la razón, porque estaba seguro que lo que vería no le iba a gustar, como si no quisiera ver lo que había pasado en esos años de ausencia. ¿Pero por qué?
Tantas preguntas sobre sus propias dudas y sentimientos lo llevaron a sentirse perdido, como si no supiera quién era él, y aquello era absurdo.
Los días siguieron pasando hasta completarse dos semanas y en todo ese tiempo Lysandro no volvió a experimentar ningún tipo de sueño e incluso sus noches eran tranquilas, pero al salir el sol todos los días la realidad era que no tenía inspiración y la canción que Leigh le había pedido seguía presionándolo.
Sutilmente se aparto de todo, de sus padres, los cuales estaban demasiado ocupados con el asunto de la boda, luego estaban sus amigos que notaban su distanciamiento, sin embargo Lysandro se negó a hablar del tema con ellos, tanto así que ni siquiera les había comentado el asunto de la canción.
Por un momento quiso esforzarse en buscar inspiración en Dimitry quien finalmente se había dignado a contarles a donde se iba todas las noches y es que al parecer este acababa de empezar una relación con un chico muy peculiar, un chico que era todo lo contrario a Dimitry.
Sin embargo cuando finalmente pudo verlos, Lysandro se dio cuenta de que la historia de cada pareja y la forma en la que se demostraban su amor era diferente, no era solo besos y caricias, ni palabras bonitas, el amor era la forma en la que ambos convivían, en cómo sus personalidades encajaban aun siendo imperfectos al estar juntos, eso hacía que su relación fuera única y eso no era algo que pudiera copiarse, porque cada pareja lo sentía diferente, incluso individualmente.
Aquello le hizo darse por vencido y es que era demasiado, ya no tenía alternativa, y siéndole imposible abrir el álbum y con solo un par de semanas antes de la boda Lysandro decidió que era momento de ir hablar con su hermano y contarle lo que pasaba.
Ese día sintiendo la presión encima, salió del departamento y se encamino a la tienda de ropa de su hermano, la reconoció perfectamente al llegar a la calle, pues esta resaltaba entre las típicas tiendas de moda parisina. Se detuvo frente a esta y antes de entrar aspiro hondo, luego abrió la puerta con cuidado y entro.
Al entrar admiro las prendas que se exhibían, la tienda era de buen tamaño, pero no veía nada más que ropa, incluso la caja y el mostrador estaba vacios. Aquello intrigo a Lysandro, pero pronto se dio cuenta de que no estaba solo, al percibir ruido detrás del mostrador.
Se acerco lentamente hasta el lugar, topándose con una cortina de terciopelo negro, y era detrás de esta de donde provenía el sonido, eran como pisadas y murmuraciones difíciles de entender, pero eran la prueba de que había alguien, entonces Lysandro hizo la cortina a un lado comprobando que en efecto aquella tienda era grande.
Al cruzar noto que aquella era el área de los probadores sin embargo el corredor seguía aun más al fondo, y guiado por su instinto continúo el camino, esperando encontrar a su hermano trabajando. Sin embargo nada lo había preparado para lo que se encontraría.
Al final de ese corredor había una habitación circular, había varios adornos florales, aunque claramente todos eran artificiales, había también cristales y un gran espejo de tres caras, el que se suponía debía ser el centro de atención de dicha habitación, sin embargo el verdadero centro de atención era el joven que yacía frente al espejo.
El peliverde miraba al frente, viéndose en el espejo, estaba concentrado en su reflejo, en lo que llevaba puesto, lucía un traje de un pulcro color blanco, de satén con algunos bordados plateados al frente, el saco era de cola larga y su camisa tenia detalles de encaje blanco en las mangas, dándole el toque formal y victoriano.
Jade estaba tan concentrado mirándose al espejo, que no se daba cuenta de que detrás de él estaba Lysandro, mirándolo profundamente.
Para Lysandro aquella imagen era cautivadora y al mismo tiempo se sentía triste, como si aquel pulcro color en la ropa de jade fuera una carta de despedida.
-Mmm… Leigh- mascullo Jade, con una expresión dudosa- no crees que… ¿es demasiado, blanco? – cuestiono.
-Sí, lo es- respondió Leigh, el cual se hizo presente en la habitación, al llegar a lado del peliverde, llevando en sus manos lo que parecía ser un largo velo junto a un par de cajas de tamaño mediano.- Pero con esto lucirá mejor, déjame mostrarte- agrego con seguridad, mientras ponía manos a la obra.
Con delicadeza, coloco el hermoso velo sobre la cabeza de Jade, ajustándolo con una cintilla delgada con decoraciones de plata y cristales, con flores de lirio. Luego abrió las cajas, sacando un par de mancuernillas con la forma de la misma flor, en plateado, y finalmente coloco un broche de cristales al costado de su pecho, cerca de su corazón.
Los dos estaban tan sumidos en su momento, que no notaban a Lysandro, el mismo que seguía perdido en aquella escena, como hipnotizado, aunque solo con la imagen de Jade, era el único que abarcaba su campo de visión.
-Listo…- susurro admirando sonriente su obra- ¿Qué te parece? – pregunto mientras se apartaba, dejando que Jade mirara su obra.
El de ojos verdes volvió a mirarse al espejo, y contrario a lo que Leigh esperaba, la expresión en su rostro no cambio.
-Leigh… - musito el peliverde, pensando seriamente sus palabras – Se ven muy lindos…- hizo una pausa mientras sonreía con calidez- pero… los lirios no son mis favoritos.- soltó tratando de sonar lo más sutil posible.
-¿No? – Cuestiono Leigh, con una expresión seria en su rostro.- creí que te gustaban todas las flores y plantas por igual… si no es así, ¿entonces cuál es tu favorita? – pregunto.
-Rosas rojas…- respondió una voz, pero no la de Jade, en ese momento Leigh y el de ojos verdes se giraron al unisonó, divisando en la entrada a Lysandro- a él le gustan, las rosas rojas. – agrego con seguridad.
El rostro de Jade se ruborizo de golpe a la par que un brillo iluminaba su mirada, del mismo modo Leigh se mostro sorprendido, una expresión que pocas veces mostraba.
Cuando Lysandro vio sus rostros reacciono, dándose cuenta de que en efecto el había dicho eso y simplemente había salido de sus labios por sí solo, sin pensarlo. El momento se torno extraño y entonces Lysandro sintió que acababa de decir algo prohibido.
-Yo… ¿supongo?- mascullo, como tratando de justificar el que hubiera interrumpido el momento de aquella pareja- lamento interrumpir...- agrego rápidamente, tratando de cambiar de tema y volver a lo que realmente había ido.
-No te preocupes, Lysandro – respondió Leigh, mientras su rostro volvía a su expresión habitual, aproximándose hasta el peliblanco- ¿necesitas algo? – pregunto atento, mientras detrás de él, jade se apartaba del frente del espejo, aleándose en silencio detrás de este, para apartarse de la vista de estos.
Pero sus movimientos no pasaban desapercibidos, no para Lysandro, que parecía haber vuelto a su trance al ver que Jade se perdía de vista, aun con aquel hermoso velo sobre su cabeza.
-¿Lysandro? – Llamo Leigh, al notar que este parecía ido.- ¿necesitas algo?
-Ah… - mascullo Lysandro, volviendo su atención sobre su hermano- Hum... no nada, solo quería hablar contigo en privado contigo, pero estas ocupado ahora así que, dejémoslo para después. – Sentencio al momento que se daba la vuelta- yo te llamo – agrego mientras se alejaba, hasta perderse de vista.
-Claro, esperare tu llamada…- respondió Leigh aunque muy apenas, ya que Lysandro se había ido del mismo modo que había llegado.
Entonces el pelinegro suspiro y por un momento cerro sus ojos, mostrando una expresión de resignación, luego negó y volvió a abrir sus ojos, mostrando ahora un rostro serio, lleno de determinación.
Aquel día pronto termino y el manto oscuro de la noche cubrió la ciudad y dentro del departamento, Lysandro padecía presa del insomnio.
Hacia algunas horas que había regresado de ver a su hermano y en todo ese tiempo no dejaba de pensar en lo que había dicho, era una respuesta común, ya que a muchas personas les gustan las rosas, pero por las expresiones de su hermano y Jade, dedujo que había acertado.
-Ahh… - aquello era su límite, no podría dormir si seguía dándole vueltas al asunto, se incorporo de la cama en silencio, para no despertar a sus amigos, luego salió de la habitación yendo hasta la sala del departamento, donde se sentó con pesadez, posando ambas manos sobre su rostro – ya basta de esto… no tiene sentido – exclamo con notable frustración, empezaba a odiar no entenderse así mismo, el no sentirse el mismo, tristemente aquello lo atormentaba desde hacía algunos años atrás. Ese sentimiento que lo acompaño desde que había abandonado parís, era como si estuviera incompleto, durante los años que estuvo lejos de su familia, esa sensación lo lleno de melancolía y tristeza, sentimientos sin explicación que reprimió en cada una de sus canciones.
Era esa la verdadera razón por la que había tenido tantas ansias de volver a parís, creía que eso ahuyentaría esas emociones tan pesadas y negativas, y el día que vio la granja de sus padres por un momento sintió que abandonaban su pecho y luego simplemente de repente esos sentimientos regresaron y ahora con el pasar de los días, conforme se acercaba la boda de su hermano, se volvían mas y mas intensos.
-¿Hey, no puedes dormir, amigo? – llamo Castiel de improviso, sentándose a su lado en el sofá.
-¿Ah Castiel, te desperté? – cuestiono, posando su atención en el pelirrojo, estaba tan agobiado que ni siquiera se había dado cuenta cuanto hacia que el pelirrojo estaba ahí.
-No, la verdad es que voy al baño – respondió, para luego dar un perezoso bostezo- pero cuando me levante vi que no estabas en tu cama, ¿Que es lo que pasa? Y no vayas a decirme que nada, hace días que todos nos damos cuenta de que hay algo que te molesta, pero ahora, te ves… triste. – determino, seriamente.
-Hum, no es tristeza… bueno, no sé explicarlo – respondió mientras desviaba su mirada hacia el frente- es que, hace varios días, cuando fui a casa de Leigh para lo de la fecha de su boda.
-Ah sí, eso – escupió Castiel, con cierto enfado en su voz. – ¿Que paso, te dijo algo?- pregunto interesado.
-Sí, bueno, más bien me pidió algo- respondió Lysandro mientras miraba sus manos – el me pidió que le escribiera una canción…- musito, mirando al pelirrojo – una canción para su boda con jade, y desde ese día es que me he sentido algo…
-¡Espera!...- grito eufórico el pelirrojo – J-jajá debe ser un maldito chiste… Leigh te pidió que le escribas una canción, ¿¡y también quiere que la cantes!?
-Ah, pues si…
-¡Ah, está bien es suficiente!- bufo notablemente enojado, incorporándose del sofá, empezando a caminar de un lado a otro, como un león enjaulado.- ¡A-Ahh!
-¿C-Castiel, que te pasa? – pregunto realmente sorprendido por la reacción de este – Ah, si no les dije antes es porque primero quería escribir algo… pero…
-N-no no es por eso Lysandro!- bufo mirándolo – ah… solo puedo decir, que maldito sin vergüenza, que hijo de… bueno no, ¡ah que cabron aprovechado! ¡Ojala pudiera!...- mascullo mientras abandonaba la habitación a paso firme, solo escuchándose como la puerta del baño era azotada, este realmente estaba furioso.
-¿Que fue eso…?- mascullo para sí mismo Lysandro, procesando lo que acababa de pasar- ¿ojala pudiera?...
Castiel era de los que se alteraba fácilmente, pero en esa ocasión había algo más, lo conocía lo suficiente para entender que no solo estaba haciendo una rabieta común, aquella rabieta la hacía porque, se estaba conteniendo de decir algo.
No quería considerarlo, pero la forma en la que sus amigos actuaban, sobre todo la reacción de todos cuando él les dijo lo de la boda de su hermano y Jade, le hacía pensar que ellos sabían algo y le estaban ocultando ese algo por alguna razón.
Pensar en tantas intrigas y dudas hacia que su cabeza girara, solo atino a recostarse en el sofá, cubriéndose el rostro con el dorso de su mano.
-Ojala todo fuera un sueño…- susurro para sí mismo, con los ojos cerrados, sin pensar en nada y al mismo tiempo solo deseando encontrar la salida a todo.
Tal vez sus conflictos eran demasiados, tanto que buscaba cualquier tipo de alivio.
Y entonces, como si alguien escuchara sus plegarias de depende un aroma inundo sus sentidos, llamando su atención, ese aroma único y distintivo, rosas.
-Hola, Lysandro – saludo una cálida voz, que Lysandro conocía perfectamente.
Lentamente el peliblanco aparto su mano de su rostro y con sorpresa se dio cuenta de que no estaba en la sala del departamento, ahora se veía así mismo dentro de una florería y siguiendo el camino de ardernos florales su mirada llego hasta el mostrador, donde diviso a cierto chico de ojos verdes, que termino llamando su completa atención.
-Hola… - mascullo, en un hilo suave de voz, casi de forma forzosa al dudar como dirigirse a este- Jade… yo em…
-No lo digas, se lo que quieres – sonrió entretenido – un ramo de rosas rojas, ahora mismo – agrego saliendo del mostrador, eligiendo las rosas rojas más grandes y bonitas que tenia.
-¿Ah?- ladeo el rostro un momento, ante lo animado que lucía Jade, casi parecía alguien diferente al chico que estaba acostumbrado a ver a lado de su hermano-¿Gracias?...
-Sabes Lysandro, tengo curiosidad- comento mientras terminaba de elegir las rosas, una docena exacta, prosiguiendo a llevarlas al mostrador, donde saco los listones y demás detalles para adornar el ramo.
-¿Curiosidad, sobre qué? – pregunto Lysandro, con interés.
-Es que ya son varias semanas en las que vienes y siempre compras un ramo así – hablo mientras adornaba hábilmente aquel ramo, el cual tomaba forma de a poco- de seguro deben ser para alguien muy afortunado.- agrego mientras elevaba el ramo, perfectamente terminado, procediendo a ofrecérselo a Lysandro- ¿O me equivoco?
Ante aquella afirmación, Lysandro se quedo en silencio, e incluso un tono carmín adorno sus mejillas, pero sin darse cuenta, claro que Jade si lo notaba y su expresión de sorpresa inundo su rostro pues si no estaba alucinando el peliblanco se había puesto nervioso con sus palabras.
Lysandro, por su lado prosiguió a tomar el ramo de sus manos, y volviendo en si miro al peliverde.
-En realidad… No las he entregado a nadie- Confeso Lysandro ante la expresión sorprendida de Jade.
-¿Entonces? – se aventuro a preguntar-Son demasiadas rosas, tomando en cuenta que vienes diariamente a comprarlas…
-Es que no me he animado a entregárselas a esa persona… Hasta ahora – sentencio mientras posaba su mirada sobre Jade.
Y entonces fue Jade quien se ruborizo, cuando Lysandro le extendió el ramo de rosas rojas, ofreciéndoselas gentilmente.
-Lysandro… ¿tu?...- balbuceo Jade, notablemente sorprendido por aquel gesto, negándose a pensar que todas esas rosas que Lysandro compro eran para él.
-Nunca he sido bueno pidiendo citas…- respondió el peliblanco – Por eso pensaba que las rosas hablarían por mi… Pero es mejor si yo te lo pregunto. ¿Quisieras salir conmigo?
Jade se quedo estático por un momento, pues aquello lo había tomado por sorpresa, aquellas rosas, todos esos ramos habían sido para él todo el tiempo.
-Claro, me encantaría salir contigo – respondió con una cálida sonrisa a la par que tomaba las rosas que Lysandro le ofrecía.
Lysandro se mostro igual sorprendido, por un momento, luego sonrió.
-Entonces… el fin de semana ¿Te parece bien?
-Claro, está bien – respondió Jade sin dejar de sonreír.
-Bien… yo paso por ti como, a esta hora…- comento pensativo.
-Claro, solo no lo vayas a olvidar – soltó algo bromista, Jade.
-No podría olvidarlo…
Aquellas palabras finales hicieron eco, solo en su mente, entonces sus ojos bicolores parpadearon y de nuevo estaba ahí en la sala, sentado completamente solo.
-¿Otro sueño?...- se cuestiono pensativo – No… no fue un sueño, no se siente como un sueño – musito seguro de eso, de hecho se sentía tranquilo, como si hubiera presenciado algo importante- Un Recuerdo… - susurro mientras sus orbes parecían encontrar la respuesta.
Rápidamente se incorporo del sofá, sintiendo una extraña ansiedad que le motivo a ir a la habitación y abrir el cajón donde yacía el álbum que Leigh le había dado semanas atrás. Cuando el álbum estuvo entre sus manos, por alguna razón no sintió más dudas ni miedos y tan fácil como era, abrió este y sus ojos vieron lo que había dentro.
El álbum estaba llena de fotografías, todas de su hermano Leigh a lado del peliverde, cada imagen era diferente y se veía que ambos estaban en lugares distintos, ya fuera abrazados o dándose castos besos, acompañados por Rosalya o sus padres, o simplemente solos.
Lysandro admiro cada imagen, como si cada una de estas contara cronológicamente la historia de aquella pareja, o al menos esa era la intensión, pues Lysandro noto algo tras revisar cada fotografía una tras otra.
-En todas…- musito Lysandro volviendo a la primera pagina, analizando profundamente el rostro de Jade- su rostro tiene la misma expresión en todas…
Determino ante la expresión sonriente en la imagen al igual que en las otras, pero todas esas sonrisas, eran falsas pues bastaba ver aquellas orbes verdes para darse cuenta de que era falso, ahí no había ni alegría ni ternura, mucho menos amor. Lo único que Lysandro veía era nerviosismo, incomodidad y falsedad, solo sonreía por que por qué era lo que le pedían, nada más.
Entonces creyó entenderlo, esa debía ser la respuesta a todo, del porque estaba tan intranquilo desde el momento del anuncio de la boda.
Cerro el álbum y levanto la mirada, los rayos del sol ya se filtraban por la ventana, ya había amanecido y el no había dormido nada, pero no sentía sueño y estaba seguro de que no dormiría hasta aclarar lo que estaba sucediendo.
Se incorporo de su cama y con el álbum en sus manos salió de la habitación sin importunar el sueño de sus amigos, salió del departamento y luego del edificio, era un día brillante y recién algunos locales abrían para ofrecer sus servicios.
Lysandro entonces le dio una mirada a la calle y luego sin más empezó a caminar sin rumbo aparente, varias veces dio vuelta en la misma calle, ante las miradas curiosas de los dueños de los locales, quienes dedujeron rápidamente que este estaba perdido. Pero la realidad era que Lysandro simplemente estaba más concentrado que nunca, guiándose solamente por sus sueños, buscando vagas pistas y lugares que creía haber visto pero que no sabía cuando ni por qué.
Su vago camino tomo varios minutos, incluso horas por no decirlo, pero finalmente al detenerse en una esquina antes de cruzar la calle, sintió haber encontrado lo que buscaba, pues frente a él yacía una florería. Decidido y seguro, cruzo la calle y al estar ante la florería cruzo la puerta aun cuando el letrero decía claramente que aun no abrían.
La campanilla de la tienda anuncio su entrada y entonces al entrar se sintió en una especie de Dejavú, como si ya hubiera vivido ese momento cuando su mirada diviso a jade frente el mostrador, quien sostenía un florero repleto de flores de color rosado, recién estaba acomodando todo para abrir la tienda, y ante su expresión de sorpresa, Lysandro se dio cuenta que nunca se espero verlo ahí ¿Qué estaba pasando?
-Lysandro…- mascullo Jade apenas audible, colocando con cuidado el florero sobre el mostrador- En… ¿Puedo ayudarte en algo?- pregunto, tratando de sonar como si solo atendiera a uno más de sus clientes.
-Tú…- susurro Lysandro, con seriedad, aproximándose hasta el mostrador, incluso pasando de este hasta llegar frente a Jade, encarándolo con su intensa mirada - ¿Tú amas a mi hermano realmente?
-¿Q-que?...- Jade balbuceo sorprendido, como sin creer lo que acababa de escuchar- ¿P-porque me preguntas eso?- pregunto en un hilo de voz, para luego tratar de sonreír.
-Deseo estar seguro… - se limito a responder el peliblanco, con notable ansia de una respuesta.
-C-claro que lo amo…- respondió desviando la mirada un momento, para luego mirar al otro – si no… entonces no estaría por casarme con el…- justifico.
-No todas las personas se casan por que están enamoradas…- soltó Lysandro, de forma afilada y certera, dejando claro su punto- a veces solo lo hacen para no quedarse solos…
-¿Q-que estás diciendo? …- balbuceo jade, mientras su rostro dibujaba una expresión completamente ofendido tras escuchar tales afirmaciones- ¡Te aseguro que no es el caso!- se defendió fieramente.
-¿Entonces puedes explicarme esto? – Interrogo mientras extendía el álbum que hacía en sus manos – ¿Puedes explicarme porque sonríes falsamente en todas estas fotos? – exigió, elevando su tono de voz, mostrándole la primera pagina del álbum.
Ante la intensidad de las palabras, jade se mostro atónito, como si nunca hubiera esperando aquello de Lysandro, luego miro el álbum y lentamente lo tomo, admirando aquellas fotografías y como si en un espejo se mirara, los ojos verdes de Jade empezaron a llenarse de lagrimas, como si admirara algo lo suficientemente lamentable para causarle dolor.
Y para sorpresa de Lysandro, al ver aquellos ojos cristalinos, ante la notable amenaza de llanto, sintió malestar, uno muy profundo, algo dentro de él le hizo sentir enojo, pero consigo mismo.
En ese momento sintió que él era el monstruo, ¿Y si era él quien estaba equivocado?
-Lysandro? – llamo aquella voz, y como un acto reflejo el peliblanco se giro, encontrándose con su hermano, el cual había entrado a la florería.
Ambos se miraron y hubo un incomodo silencio, pues al sentir la mirada de su hermano mayor sobre él, se sentía como si, no deseara verlo ahí, en ese momento, cerca de jade.
-Bueno, que afortunado…- hablo de nuevo Leigh, relajando su expresión, como si mágicamente alguien le hubiera susurrado algo gracioso a su oído- Pensaba ir a tu casa más tarde pero, ya que estas aquí, te aviso que Jade y yo hemos decidido adelantar la boda.
-¿Adelantar?...- susurro Lysandro, sintiendo que aquellas palabras hacían un eco molesto en sus oídos.- ¿de qué hablas?
-De que hemos decidido casarnos este fin de semana- revelo con una sonrisa- encontramos espacio y todo ya está listo, y nuestros padres están ansiosos, así que la boda será pasado mañana.
Ante aquella revelación Lysandro se quedo en shock, como si aquella fuera una mala noticia aun cuando el asunto de la canción había quedado olvidado para él.
Luego de la sorpresa su mirada se entrecerró y poso su atención sobre Leigh.
-Comprendo- musito mientras caminaba hacia este, hasta legar a su lado – ya te deje el álbum con Jade…-susurro mirando de reojo al peliverde, quien miraba el álbum entre sus manos- ya no lo necesito…- sentencio para volver su mirada al frente y sin más salió de la florería.
-Claro…- alcanzo a susurrar apenas, antes de que su hermano cruzara la puerta y se fuera.
-Leigh…- hablo de improviso Jade, su tono de voz era suave pero se notaba el disgusto en él, y eso hizo que Leigh volviera su atención sobre este- ¿Tienes algo que explicarme? …-pregunto al momento que alzaba el álbum de fotografías que había en sus manos.
El momento era tenso, pero no más que el enojo que Lysandro sentía. Camino por la calle completamente molesto, tras creer que Jade tenía la respuesta y darse cuenta de que no era así.
Necesitaba algo, saber que pasaba, por que tenia esas imágenes de él y jade juntos en su mente, porque su hermano se comportaba de aquella forma tan altanera respecto a su boda, ¿Por qué le enojaba que este hubiera decidido adelantar la boda?
No era el asunto de la canción ni tampoco que jade fuera una mala persona, aunque estaba seguro de que algo ocultaba también, tantas cosas y su frustración solo crecía más y más, en cualquier momento todo eso iba a estallar y probablemente se llevaría a muchos en el proceso.
Justo así, por caminar sin mirar, Lysandro termino chocando fuertemente contra otro de los transeúntes.
-Ah… disculpe!- exclamo rápidamente ayudando a la persona en cuestión a mantenerse en pie, sorprendiéndose al tomar sus manos y ver que era Rosalya, la amiga de jade, que trabajaba para su hermano en la tienda de ropa.
-Cretino…- bufo, mas al reconocer al peliblanco se relajo – oh, Lysandro, jajá no te preocupes, siempre has sido distraído – comento sonriente mientras se incorporaba con ayuda del peliblanco, notando entonces la expresión que había en su rostro – ¿vaya, te vez molesto, paso algo?
-No creo que puedas entenderlo…- musito, tras ayudarla, soltando sus manos para peinar su cabello – pero es solo que… siento que todos me ocultan algo, mis amigos, incluso mi hermano…
-¿Sí? – Cuestiono con notable interés- y si te dijera, que estas en lo correcto.
-Tú… ¿sabes algo? – pregunto tras escucharle decir aquello, sintiendo un extraño cosquilleo en su pecho.
-Si… - sonrió, aunque rápidamente cambio su expresión a una seria- es complicado… pero también injusto, sobre todo para ti.
-Lo que sea, necesito saberlo… por favor – pidió, necesitaba eso, la desesperación de sentir que el tiempo se terminaba era insoportable.
-Ah…- suspiro la peliblanca, mirándole comprensivo – está bien… te diré un poco, porque esto es muy complicado…- susurro y luego de hacer una pausa volvió a mirarlo – ¿recuerdas por que fuiste hospitalizado hace tres años?
-No… - respondió rápidamente- se que estuve hospitalizado pero, los recuerdos de esos días son vagos… Solo recuerdo algunas cosas, pero nada que me diga algo.
-Sí, es entendible – sonrió un poco nostálgica- lo que te paso fue que tuviste un accidente y a causa de te diste un fuerte golpe en la cabeza, afortunadamente te salvaste pero, quedaron algunas secuelas…
-¿Secuelas? – balbuceo Lysandro, concentrándose solo en aquello importándole poco el saber detalles del accidente.
-Sí, tu memoria temporal se vio afectada… debe ser por eso que no recuerdas bien esos días… y además de eso también te olvidaste de…
-¿De qué? – pregunto sintiendo un hueco en el estomago.
-… De…- balbuceo, titubeando, de golpe su determinación disminuyo- ah… lo siento Lysandro, no puedo decirte eso, no me corresponde…- murmuro, derrotada – en si yo no estuve ahí, a mí solo me lo contaron… aunque – le miro fijamente – tus amigos si pueden decírtelo, ellos estuvieron contigo casi desde el primer momento… - musito cerrando los ojos – y después de que lo sepas todo… por favor piensa bien lo que vayas a hacer, porque una cosa es que sepas lo que paso y otra que puedas recuperar lo que perdiste…
Las palabras de Rosalya le hicieron sentir aun más intriga, sin embargo ya tenía parte de la ecuación y la forma de resolver lo que faltaba, era suficiente, por el momento.
-Gracias…- agradeció suavemente- y comprenderé tus palabras cuando recuerde lo que aparentemente olvide.
-Lysandro tienes poco tiempo, ve…
-Entiendo, nos vemos – se despidió empezando a caminar, deteniéndose un momento – y gracias de nuevo – agrego mirándola de reojo, para luego seguir su camino a paso firme, con notable ansia por llegar a casa.
Entonces Rosalya le vio marchar, sonriéndose un poco pero al mismo tiempo con algo de incertidumbre en su mirada.
-Lamento esto… pero ya ni te reconozco, Leigh… - susurro con un aire melancólico, mientras Lysandro desaparecía de su campo de visión.
Mientras el peliblanco apretaba el paso, sin mirar atrás, sentía que si lo hacía algo aparecería y lo detendría, como si el mismo diablo lo siguiera para evitarle llegar.
Fue un gran alivio ver el edificio donde estaba el departamento que compartía con sus amigos. Al entrar fue directamente al ascensor y tras bajar de este se dirigió hasta la puerta, la cual abrió de par en par, notando que todos sus amigos estaban ahí reunidos, al parecer tenían poco de haber tomado el desayuno.
-Lysandro!- exclamo Nath con sorpresa- Por fin llegas, anda toma tu desayuno o Castiel se lo comerá, como el animal mal educado que es.
-Cállate rubia escandalosa, jamás le haría eso a Lysandro!- bufo mirando amenazante al rubio.-ni a ti, aunque si le pondría laxantes a tu comida, eso sí sería divertido.
-¡Eres tan…!- bufo el rubio listo para alargar aquella pelea.
-Está bien Nath, no tengo hambre – hablo Lysandro, interrumpiendo la infantil pelea. – aunque si tengo un par de cosas que decirles.
-Eh?...- exclamaron Castiel y Nath al unisonó, mirando atentamente al peliblanco, notando que algo pasaba.
-Cuando te pones así de serio, me causas escalofríos – susurro Dimitry, apartando la atención de su libro para mirarlo atentamente.
-No es para tanto… - musito con una suave sonrisa y una mirada nostálgica- lo primero es que… Leigh adelanto su boda.- revelo ante la sorpresa de todos.
-¿Q-que? – Balbuceo Nath, atónito-¿P-para cuando?
-Para este fin de semana…
-Tsk- bufo Castiel, con notable enojo en su mirada- ¿Tiene mucha prisa no?…
-Si…
-Bueno… - mascullo Dimitry, mientras apoyaba su rostro sobre el dorso de su mano – ¿y qué es lo segundo que nos quieres decir?
-Quiero saber…- continuo Lysandro- Sobre el accidente que tuve hace tres años... pero más especifico, ¿Qué fue eso tan importante, que olvide?...
Tanto Castiel como Dimitry y Nath contuvieron el aliento, apenas pudiendo creer lo que estaban escuchando, ya habían notado que algo andaba mal con Lysandro varios días atrás, pero jamás esperaron que este volviera a tocar ese tema que creyeron cerrado.
Tantos años tras haber jurado no tocar el tema, por el bien de Lysandro, tantas veces conteniéndose de decirle todo cuando se enteraron de la boda de Leigh y Jade, y pese a contenerse al final era Lysandro quien finalmente les daba la libertad de hablar, de liberar ese secreto.
Y dadas las circunstancias y lo injusto que era todo para ellos, no tuvieron ni que pensarlo para decidirse por hablar.
-No es bueno atraer el pasado, pero…- suspiro Dimitry – te la han jugado a causa de eso así que…- agrego mirando a Nath y Castiel, diciéndoles de forma silenciosa que era el momento de hablar.
Castiel y Nath lo entendieron perfectamente y luego de mirarse entre sí, asintieron.
-Todo paso, hace tres años- musito Nath mientras miraba por la ventana.
-Era un día asquerosamente lluvioso…- hablo ahora Castiel, mientras elevaba su mirada al techo.
-Estábamos esperándote para celebrar… cuando de repente el teléfono sonó… - susurro Dimitry mirándolo fijamente- dándonos la mala noticia…
Lysandro miro a los tres atentamente y con solo ver las expresiones de sus rostros, su cuerpo se estremeció.
¿Tan grande era ese secreto?
-Continuara-
Ese fue el primer cap, espero les guste, jaja y no se preocupen, no planeo hacerlas llorar, como con el otro - aunque no lo crean aun me hace llorar- comentarios quejas y sugerencias constructivas son bien recividas, y perdonen si se me escapo alguna falta de ortigrafia.
Como ven algo apegado al capitulo del juego cofcof, pero solo es al inicio, espero subir el proximo dentro de 15 días, hasta entonces cuidense y disfrutenlo, gracias por su tiempo y por leer.
Arrivederci~
