Reto dos. Seis minutos. Disfruten :)


-Severus.- llamó la castaña en tono suplicante, pero con un brillo de diversión en los ojos. Por respuesta recibió un bufido disgustado y un gesto de indiferencia con la mano por parte del aludido.

Ella suspiró.

-Vamos Severus .- haló la mano del pocionista con una sonrisa inocente en los labios. Debía ir con cuidado, bien podría ser su último año en Hogwarts, pero aún estaba en juego el conteo de puntos. Y en verdad, no quería arriesgar en dejar el reloj de Gryffindor en números rojos por un disgusto del profesor de pociones.

Bueno, sinceramente, él siempre estaba disgustado. No era nada nuevo.

-Te he dicho un millón de veces que Ron solo es mi amigo, no hay más.

Snape le mandó una mirada irónica.

-No creo que el acosar sea una prueba de la amistad que presumes con esa Zanahoria inútil.

Hermione se exasperó. Clamó a todas las deidades posibles un poco de paciencia. Porque de reunir fuerzas, lo mataba, por idiota.

Lenta y dolorosamente, lo mataba.

Snape gruñó. Liberó su mano del agarre de la castaña y desplegó frente a él el diario matutino. Ignorándola.

-Está bien, entonces -se rindió ella, ofendida. Caminó hasta la puerta del despacho de él y al quedarse en el marco de la puerta, ladeó la cabeza hacia el hombre .- piensa lo que quieras.

-¿A donde, se supone, que vas? -escuchó la voz susurrante e imponente de Severus.

La castaña sonrió traviesamente.

-Buscaré a Ron.-dijo, y a la hora de querer girar el pomo de la puerta se dio cuenta de que está no cedía. Se cruzo de brazos ante Snape, quien tenía la varita en la mano y se había acercado hacia ella de manera sigilosa.

-No.- antes de que Hermione pudiese replicar, el profesor la tomó del rostro. La besó de manera que ella solo pudo dejarse llevar.

Merecía la pena, el saberlo celoso