Pues voy a por mi tercer fic sobre Sherlock, este un poco más largo que los anteriores. Como no, también se trata de un Sherlolly.

Sherlock vuelve después de dos años y antes de contactar con Lestrade, la Sra. Hudson, incluso con John, a quien primero pide ayuda es a Molly. No es un fic romántico sobre estos dos, si no sobre su amistad. Quizá me he tomado algunas licencias con el personaje de Sherlock y el de verdad no reaccionaría así o no interactuaría así con Molly, de hecho no se como reaccionaria, pero espero estar cerca de la realidad. Pero tratándose de un fic, espero que se permitan algunas diferencias.

Muchas gracias por leer y por dejar comentarios, tanto si os gusta como si no.

Saludos.


¿QUE HACES AQUÍ?

No sabia como, pero la tarde se le había pasado volando, tenía que terminar una autopsia y no se había dado cuenta de la hora hasta que oyó las campanas de la iglesia de St. Barts.

Se quitó los guantes de latex y los tiró al cubo de deshechos, se lavo y luego con el reverso de la mano se frotó los ojos, los cuales le escocían por el cansancio.

Casi siempre se le hacía tarde y era de las últimas en irse a casa, pero al ser viernes, se había quedado trabajando sola. Cuando Andy, un compañero, le había dicho de ir a tomar unas cervezas, ella había declinado la invitación excusándose en que tenía mucho trabajo, pero lo cierto es que no le apetecía salir. Solo tenía ganas de llegar a casa, darse una ducha y luego ponerse su pijama de franela y acurrucarse en el sofá para ver alguna película antigua la cual sabría que no acabaría de ver ya que antes se quedaría dormida.

Con paso cansado se fue hacia los vestuarios, abrió la puerta de su taquilla para colgar la bata y al mirarse en el espejo se quedó petrificada.

En el espejo se reflejaba un rostro conocido y querido por ella, un rostro que hacía dos años que no veía, aunque esperaba verlo a cada momento. Y por fin allí estaba, detrás de ella, mirándola con una sonrisa en sus finos labios.

Molly se quedó quieta durante unos segundos, más que nada porque no podía reaccionar, finalmente sus piernas obedecieron a su cerebro y se giró.

- ¡Oh Dios mio!.- dijo

- Nop.- contestó la delgada y alta figura

- ¡Sherlock!.

- Eso si.- dijo éste con una sonrisa.-

- ¿Que haces aquí?.- fue lo único que se le ocurrió decir.

- Hola Molly, me alegro de verte.- dijo él con su voz grave y bien modulada.- Espero que no te moleste que haya venido sin avisar.- dijo acercándose a la chica, lo que hizo que a ésta le temblaran las piernas.

- No cla..claro que no.- contestó ella titubeante.

Entonces se dio cuenta de que aunque intentaba mantener el porte erguido y elegante que lo caracterizaba, enfundado en su largo abrigo oscuro, su espalda se curvaba levemente hacia adelante, y su rostro estaba más delgado de lo habitual, haciendo que sus pómulos pareciesen más afilados de lo normal, sus ojos claros y profundos estaban enmarcados por ojeras, y en el labio inferior lucía un feo corte.

- ¿Estas bien?.- preguntó Molly dubitativa.- Pareces cansado, y ¿que es eso que tienes en la cara?.- dijo acercando su mano al labio de Sherlock.- ¿Te has peleado?

Sherlock la miró detenidamente, evaluando que contarle y que no.

- ¿Puedo quedarme en tu apartamento?. -fue lo que finalmente le contestó.

Molly se quedó sorprendida.

- ¿No prefieres ir a tu piso?.

- No, aún tengo que atar unos cabos antes de "volver" oficialmente.-le contestó él.-

- ¿Y no prefirieres quedarte con tu hermano?.- aventuró la joven, ya que estaba sorprendida de que Sherlock una vez más la eligiera a ella y a su pequeño piso.

- Oh no por Dios, lo he visto esta tarde y he tenido más que suficiente.. quedarme con él... no...- dijo como si estuviesen hablando de una enfermedad contagiosa.-

- Como quieras.- dijo Molly contenta de poder ayudar una vez más a Sherlock, y resignada a volver a dormir en el sofá.

Molly se puso el abrigo y la larga bufanda de vivos colores y se la enrolló alrededor del cuello, dispuesta a enfrentarse al frío de la noche. Y Sherlock se ajustó el abrigo y siguió a Molly hacia la salida.

Cuando llegaron a su casa Molly empezó a rebuscar en el bolso las llaves del piso, pero Sherlock se le adelantó.

- Aún tengo las llaves que me diste Molly.

- Ah, claro.- contestó ella con una tímida sonrisa.

De forma rutinaria y casi inconsciente, colgó el abrigo y la bufanda de la percha que había en el pasillo y tiró el bolso sobre una banqueta que había bajo el perchero. Sherlock la imitó, y los dos entraron en el pequeño pero acogedor salon-comedor de Molly.

Los dos se quedaron en silencio. Molly miraba a Sherlock como si no fuera real y en cualquier momento se tuviese que desvanecer fruto de su imaginación o de las ganas que tenía de que realmente estuviera allí de nuevo. Sherlock la miraba divertido, de pie ante ella, y con una sonrisa en los labios, encantado con el efecto que había hecho en Molly su repentina aparición.

- Bueno... ¿me vas a ofrecer un te o te vas a quedar toda la noche como un pasmarote mirándome como si fuera una aparición?.- le espetó él, haciendo que por fin la chica reaccionara.

- Si, si claro, perdona.- dijo apresurándose hacia la cocina, sin dejar de mirar a Sherlock.

- Aunque si tuvieras algo de comer tampoco estaría mal.- dijo el

Entonces cayó en la cuenta de que esa noche iba a pasarse por el restaurante chino de la esquina ya que su nevera estaba vacía.

- ¿Te apetece chino?.- preguntó

- Lo que sea.- le contestó él.

Sherlock se había acercado a la barra que separaba la cocina del salon-comedor para coger la hoja que le tendía Molly para que escogiera los platos que quería. Ella no podía evitar mirarle, su mente llena de preguntas, contenta de que hubiese vuelto y que de nuevo estuviese en su casa.

- Molly por favor, déjalo.- dijo el sentándose en un alto taburete al otro lado de la barra de la cocina.

- Pero si aún no he dicho nada.- se quejo ella

- Ni hace falta, oigo como piensas y es agotador.

Molly lo miró, esos comentarios ya no la ofendían, sabía que cuando Sherlock lo considerara oportuno le contaría lo que el creyese relevante. Lo importante era que él estaba allí, de nuevo en su pequeño apartamento, de nuevo confiando en ella .

CONTINUARÁ...