Luego de mirarme al espejo por decima vez, aun no me reconozco, no me veo como la chica sencilla y humilde de un pequeño pueblo, en el reflejo del espejo ahora veo una mujer vestida como una sexy escolar, la falda tableada apenas cubre mi ropa interior blanca de encaje, dejando a la vista las medias y el porta liga de color blanco, a la blusa que llevo anudada sobre el ombligo le faltan al menos cinco botones por abrochar dejando ver el borde del brasier que llevo debajo, el suéter gris que llevo encima no es lo suficientemente grande para esconderme de los ojos de los hombres que esperan ansiosos que me quite la ropa. Mi cara luce irreconocible , llevo tanto maquillaje que me hace parecer varios años mayor, la sombra negra hace resaltar el gris de mis ojos y el labial rojo hace que mis labios luzcan aun mas carnosos, Glimmer me ha hecho dos trenzas una a cada lado de mi cabeza, lo que me da un aspecto tierno pero sensual.
Jamás pensé que tendría que llegar a esto, cuando mama quedo sin trabajo y el hombre que dice ser mi padre, pero que apenas conozco dejo de enviar dinero, las cosas en casa se pusieron difíciles. En mi familia nunca nos ha sobrado el dinero pero nos alcanzaba para vivir tranquilas, vivo en un pequeño pueblo llamado "La veta", asistí a la escuela pública para que mama pudiera pagar una escuela privada a mi hermanita menor Prim. Cuando el hospital del pueblo cerro por falta de recursos y mamá perdió su trabajo de enferma, la vida se nos puso cuesta arriba, de un día a otro dejamos de recibir la mensualidad que enviaba el hombre que se hace llamar mi padre, cuando mi madre quiso saber el motivo de esto, el solo dijo que yo ya había cumplido 18 y que ya no era su responsabilidad, por otra parte según él jamas ha tenido la certeza de que Prim sea su hija así que no tiene obligaciones con ella. Apenas termine mi último año de instituto comencé a trabajar, pero el dinero que ganaba de vendedora en una pequeña tienda de ropa no alcanzaba para mucho, mamá y yo tomábamos turnos dobles y ahorrábamos en comida pero gran parte del dinero se nos iba en pagar la escuela de mi hermana, y ella ama esa escuela no es opción sacarla de ahí. Cuando me reencontré con Glimmer la cual había salido de la escuela el mismo año que yo, no podía creer que la chica se viera tan bien, conducía su propio carro y vestía con ropa de marca, cuando le pregunte que hacia me conto que bailaba en un Club para hombres, a su parecer es un lugar increíble para ganar dinero, sin pensarlo dos veces me vine con ella a la ciudad, me alojo en su departamento y me consiguió una cita con su jefe, el Señor Mellark, el hombre es confiable, y le encanto mi apariencia y mi personalidad algo tímida, el único requisito que debía cumplir era el saber bailar…
- Hey Katniss – Glimmer interrumpe el hilo de mis pensamientos – sales al escenario luego de que Enobaria termine su show.
- Glimm – respiro con dificultad – estoy aterrada, no sé si pueda hacerlo.
- Kat el ensayo te salió perfecto…
- Eso fue cuando solo éramos tu, yo y el señor Mellark – me quejo – afuera debe haber al menos 100 tipos dispuestos a poner sus manos sobre mí.
- Amiga no tengas miedo – intenta animarme la rubia de ojos verde que conozco desde que teníamos cinco años – lo harás bien, bailas genial, y esos tipos solo pondrán sus manos en ti para darte los billetes que te mereces por tu trabajo.
- Y si quieren algo más que verme bailar – ese solo pensamiento me paraliza.
- Le avisas a Don Plutarch, el no te obligara a hacer algo que no quieras, confía en el cariño es un buen hombre.
- Katniss preciosa – me abraza mi jefe como si hubiese sido invocado por mis nervios – estoy ansioso por verte deslumbrar sobre ese escenario, además con ese atuendo de niñita inocente cautivaras a mis mejores clientes.
- Señor Mellark – me aferro a su mirada – estoy nerviosa, no sé si pueda hacerlo.
- Kat, Kat, Kat – mueve la cabeza de lado a lado – solo tienes que subir al escenario, bailar, recoger los billetes que te entregue el publico y volver acá, ese es todo tu trabajo.
- Y si los clientes esperan algo más de mi – repito la pregunta que lleva rondando toda la noche en mi cabeza, cuando acepte el trabajo nadie se molesto en decirme que aparte de bailar las chicas se acuestan con los clientes para aumentar sus ingresos, de haberlo sabido me quedo en casa con mamá.
- No obtendrán nada mas de ti – me responde tajante – para esas cosas hay otras chicas dispuestas a hacerlo – tu me pediste trabajo de bailarina y eso es lo que harás, nada más ni nada menos.
- Okey – intento darle una sonrisa – entonces estoy lista.
Debo recordarme una y otra vez que mi jefe es un buen hombre, que jamas me obligara a prostituirme, mi trabajo en "Club M" solo es bailar y encantar a mi público.
Mientras subo las escaleras que dan al escenario, me repito mi realidad, la realidad que me trajo a este lugar.
"Mi nombre es Katniss Everdeen, tengo 20 años, mi padre es un imbécil, mi madre no encuentra un buen trabajo, debo enviar dinero a casa para que a Prim no le falte nada, deseo entrar a la universidad, hoy soy una desnudista, mañana seré una diseñadora"
